Sunday, August 20, 2006

El placer de leer en papel...

Dice la BBC en su “Espacio del Lector” que “toda la cascada de textos digitales que se produce a diario no sustituye, al parecer, uno de nuestros más viejos placeres: tomar un libro (de papel) y escoger un sitio (físico) para disfrutarlo”.

Nada más cierto. No escatimo oportunidad alguna para sentarme en mi sofá a degustar las páginas de algún autor favorito, de algún libro recomendado por un amigo o amiga de gustos similares a los míos, o algún libro que por curiosidad haya caído en mis manos.

Hay algunos que acaba costando un poco el terminarlos de leer porque no calan profundo dentro de uno, hay otros que, en cambio, te atrapan y no puedes parar de leerlos hasta el final, llegando en algunos casos a volver hacia ellos y releerlos interminablemente, cada vez encontrándole otros ángulos y aristas, o quizás la pista para llegar a una conclusión que venía entretejiéndose en tu mente.
Se de algunos libros que lees por partes, es decir, los abres por la mitad y lees uno o varios capítulos a partir de los cuales te preguntas qué habrá sucedido antes en la trama para que pudiese estar ocurriendo la situación de los capítulos leídos. Entonces puedes decidir entre leer hasta el final y reconstruir la trama de los primeros capítulos o volver al inicio a ver si coincide con lo que has estado pensando.
Hay tantas formas de leerlos. Lo que si es cierto es que para mi, y para mucha gente, los libros de papel, los no digitales, siguen siendo insustituibles y producen un gran placer al tenerlos en nuestras manos.

¿Los últimos que he leído o releído por enésima vez?

¿Los que están por leer en la cola?

“El mundo en un balón. Cómo entender la globalización a través del futbol” de Franklin Foer (en proceso).

“La casa de las bellas durmientes” de Yasunari Kawabata (por leer).

“Imago Mundi. Crónicas de Viajes” de Rafael Arráiz Lucca (por leer).

“Lo que dura, dura” de Daniel Chavarría (en proceso).

“Nada Sagrado. Textos Zen” compilado por Carsten Todtmann (devorado y releído muchas veces).

“El libro tibetano de la vida y de la muerte” de Sogyal Rimpoché (difícil de digerir para un occidental, pero estoy en proceso).

“El libro del amor. Poesía amorosa universal” compilado por Rafael Arráiz Lucca (leído, y releído por siempre).

“Cartas de amor del profeta” de Khalil Gibrán (será releído siempre).

“Primera Nieve en el monte Fuji” de Yasunari Kawabata (leído).

“Cuentos de La India” compilado por Alejandro Gorojovsky (de lectura regular, cada mes).

“Jazzofilia” de Federico Pacanins (interesante lectura).

“En idioma de Jazz. Memorias provisorias de Jacques Braunstein” de Jacqueline Goldberg (interesante lectura para los amantes del género).

“Kamikaze. Los pilotos suicidas japoneses en la segunda guerra mundial” de Albert Axell e Hideaki Kase (excelente lectura).

“Jazz. A history of America´s music” de Geoffrey Ward y Ken Burns (siempre releído, sobre todo al escuchar un buen CD de jazz).

“Tokio Blues. Norwegian Wood” de Haruki Murakami (leído).

Hay una larga lista de leídos y también de releídos y por leer. Ojalá el día tuviese más horas para dedicárselas. La lectura es algo verdaderamente fascinante.

Tuesday, August 15, 2006

Sin palabras


Últimamente me he quedado como que sin palabras. Ha habido mucha agitación en mi mente. Los pensamientos me consumen. Veo cosas que me gustan y otras que no tanto. Quizás antes ocurría de igual manera pero en este momento hay ciertas cosas que ocupan mis pensamientos por bastante tiempo. Me imagino que todos pasamos por etapas como esta. No soy una isla. La musa no quiere ni acercarse. Algo la espanta. Y yo la extraño. Afortunadamente puedo mantener la palabra, puedo escribir lo que siento. Dicen los que me conocen que mi cara transmite mucho sin necesidad de hablar. Estoy recordando al premio Nobel japonés Yasunari Kawabata en su novela “Primera Nieve en el Monte Fuji”, que consiste en una serie de relatos publicados por primera vez en 1958. Uno de ellos se titula “Sin Palabras” y a continuación transcribo un fragmento que, al leerlo, me hace sentir mejor, porque al menos puedo escribir, y hablar cuando llegue el momento…
“Se dice que Omiya Akifusa no volverá a decir una palabra. El novelista, que tiene sesenta años, tampoco volverá a escribir una sola letra. Es decir, que además de que no volverá a escribir novelas, no volverá a escribir ni siquiera una palabra suelta.
Su mano derecha está paralizada, tanto como su lengua. Pero parece que conserva algún movimiento en la izquierda, por lo que creo que, si quisiera, podría escribir. No tiene que ser una frase perfecta. Podría escribir con trazos gigantes de katakana cuando necesite algo. Aunque haya quedado impedido para hablar y hacer gestos podría escribir así sea con un katakana quebrado como medio para comunicar lo que siente. Así, al menos, los malentendidos serían menores.
Por muy confusas que sean las palabras siempre son más fáciles de entender que un gesto torpe. Supongamos que el viejo Akifusa quisiese mostrar, con los labios estirados para sorber, o con el ademán de una mano que se lleva una copa a la boca, que desea beber algo. Le quedaría muy difícil expresar cual de estas cuatro bebidas es la que quiere: agua, té, leche, un remedio. ¿Como distinguiríamos entre el agua y el té? Sería más claro si pudiese escribir agua o té. Aún más, con la simple letra a o t se le entendería.
Resulta extraño, ¿verdad?, que un hombre que pasó más de cuarenta años de su vida usando letras y caracteres para escribir palabras, las haya perdido por completo. Todavía conoce la fortaleza y precisión de su extraordinario poder pero se encuentra prisionero de ellas. Las simples letras a o t serían mas elocuentes que todas las palabras que estuvo escribiendo como un caudal torrencial a lo largo de su vida. Creo que poseen mas fuerza”
*katakana es un sistema silábico simple de escritura del idioma japonés.
**el simbolo en la fotografía del post significa taciturno, reticente, sumido en el silencio.

Sunday, August 06, 2006

Heeey, pssssst! ¿Usted me reconoce? ¡Soy Thomas Parr!


Sii, yo soy ese viejecito que usted mira de reojo en la botella oscura cuando está en una fiesta o agasajo.


Si, si, el mismo que usted ve cuando le da vueltas a la misma buscando un sello que diga "12 años" o cuando esta verificando que no tenga la franja roja que delata que entró al país por el puerto libre (duty free), a lo que usted tanto le teme, quien sabe por que razones.


Me llamo Thomas, o Tom para los mas allegados, aunque la mayoría me conoce como "el viejo Parr" (Old Parr). Por cierto, en su país ahora les ha dado por decirme "el viejo Parra", lo cual me disgusta, sin ánimos de ofender.


Nací en 1483 o al menos eso es lo que dice mi partida de nacimiento, en el pueblito de Shrewsbury, Inglaterra.
Tuve una infancia tranquila de muchacho de pueblo, sin muchos tropiezos.
Nunca pensé que iba a vivir tanto. Imagínese, ¡152 años!
¿No me cree? Hay datos que lo comprueban y, por lo menos en mi tierra y en Escocia, nadie lo pone en duda.


Me casé por primera vez a los 80 años, relación en la cual tuve dos hijos, para que usted vea. Fueron treinta años de vida tranquila y feliz.
Cuando me preguntaban por mi longevidad yo respondía que se lo debía a mi dieta rigurosa de vegetales, a mi conducta moral y a la ingesta moderada de malta escocesa mas que todo.


Lo de la moral me jugó una mala pasada cuando eché una canita al aire y mi amante me dió un hijo que jamás pude negar de tan parecido que salió a mi, je, je, je. Todo el mundo se enteró. Tenía 105 años en ese entonces. ¡No diga que no era mio!, ¡si éramos dos gotas de agua!


Mi primera esposa murió en 1605 cuando yo apenas tenía 122 añitos. No soporté la soledad y me volví a casar ese mismo año.

Mi nueva esposa y yo tuvimos una vida relativamente tranquila hasta que en 1635 se apareció de visita por mis tierras mi tocayo Thomas Howard, Conde de Arundel.
Resulta que el hombre conoció mi historia y se emocionó tanto que se ofreció para llevarme ante la corte del Rey Carlos I, cosa que me fue dificil rechazar y fui a parar a Londres con mi tocayo el Conde de Arundel, ¡no del Guácharo chico, que broma contigo!, allá en Londres no hay pájaros de ese tipo ni parecidos.


Allá me hice famoso rapidito contándole a todo el mundo mi vida y mis anécdotas. Rubens y Van Dyck, famosos pintores de la época, me retrataron con bonitos cuadros, ¿que te parece? Yo no lo podía creer...siii, yo se que tu tampoco pero averígualo, ¡tienes tarea!
Iba de fiesta en fiesta y mi fama con las mujeres crecía y crecía.
¡Que vida me estaba dando chico! después de haber pasado toda mi vida en la austeridad del campo.
El cambio, chico, fue tan brusco que dejé este mundo en 1635, como dice la botella. Ya tenía 152 años que pudieron haber sido mas si no le hago caso a mi tocayo, pero asi es la vida.

Me encontró el mismísimo Conde (el de Arundel chico, ¡que broma contigo!) tirado en la cama, tiesito.


Tan bien que me iba chico, fíjate que el poeta John Taylor me escribió una oda titulada "El viejo, viejo hombre o la edad y larga vida de Thomas Parr", ¿que tal?


Un último datico estimado Oswaldo, ¿sabes donde me fueron a enterrar? Pues en la mismísima Abadía de Westminster, al ladito de un tal William Shakespeare, como dicen ustedes: ¡chúupate esa mandarina pues!

La autopsia me la hizo el famoso doctor William Harvey, el propio, el que descubrió la circulación de la sangre e hizo el primer tratado sobre ese tema. ¿Sabes cómo me encontró? Pues en el informe escribió que mis organos estaban todos en perfecto estado, debido en gran parte al hecho de que acostumbraba a ingerir mi whiskicito a diario, claro, moderadamente. ¿Que te parece?


Y otra cosa amigo Oswaldo, a mi nadie me ha olvidado. Mi nombre anda de boca en boca, o de paladar en paladar, a través de los tiempos. Fíjate que en tu país, a pesar de la crisis económica y política, la gente me sigue pidiendo y hay un gentío que mira mi foto en la botella y se pregunta ¿y quien será este viejito? ¡Cuéntales!

Thursday, August 03, 2006

Los colores de mi hijo


Este relato le pertenece a Indira Páez, escritora venezolana, esposa de uno de mis cantantes favoritos, Frank Quintero. Lo reproduzco porque me tocó en lo mas profundo de mi corazón. Se llama "Los colores de mi hijo":

"Yo nací en una casa de lo más multicolor. Y no, no me refiero a las paredes. Esas eran blancas, como las de cualquier casa de Puerto Cabello en los setenta. Mi casa era multicolor por dentro. Y es que mi mamá es de piel tan clara, que sus hermanos la bautizaron "rana platanera". Y mi papá era de un trigueño agresivo, con bigote de charro, sonrisa de Gardel y cabello ensortijado, estirado a juro con brillantina. La vejez lo ha desteñido, a mi papá. Como si la melanina se acabara con el tiempo. Como si los años fueran de lejía.

De esa mezcla emulsionada salimos nosotros, cinco hermanos de lo más variopintos. Mi hermano mayor, vaya usted a saber por qué, parece árabe. Ojos penetrantes, nariz aguileña, frente amplia y cabello rizado (cuando existía, pues ahora ostenta una calvicie de lo más atractiva). Le sigue una hermana preciosa, nariz perfilada, pecas, ojos inmensos, sonrisa como mandada a hacer. Castaña clara y de cabello cenizo. Se ayuda con Kolestone, vamos a estar claros. Pero le queda de un bien que parece que hubiera nacido así. Al tercero, extrañamente, le decían "el catire". Nunca entendí por qué, con ese cabello de pinchos rebeldes que crece hacia arriba. Eso sí, tan rana platanera como la madre. Yo soy trigueña como mi padre, y mi nariz delata algún ancestro africano por ahí. Y mi hermana menor es pecosa y achinada, como si en algún momento los genes se hubieran vuelto locos y por generación espontánea hubieran creado una sucursal asiática en la casa.

Así, los almuerzos en mi casa parecían más una convención de las naciones unidas que otra cosa. Claro que yo jamás me di cuenta de eso. Para mí eran almuerzos, punto. Con el olor inenarrable de las caraotas negras de mi mamá y las tajadas de plátano frito que se hacían por kilos.

De chiquita nunca entendí por qué en el colegio de monjas un día una niñita me preguntó si mi papá era el chofer. Tampoco supe por qué no lo habían dejado entrar a cierto local nocturno muy de moda en los ochenta. Yo jamás me fijé en los colores de mi familia. Mi papá, mi mamá y mis hermanos, siempre fueron exactamente eso: mi papá, mi mamá y mis hermanos.
Cuando yo era chiquita pensaba que los colores los tenían las cosas, no la gente. No entendía por qué a algunos les decían negros si yo los veía marrones, y a otros les decían blancos si yo los veía como anaranjado claro tirando a rosa pálido. Y menos aún entendía por qué aparentemente y para muchos adultos, era mejor ser "blanco" que "negro". Una vez mi papá se comió un semáforo y alguien le gritó: "¡negro tenías que ser!". Yo me quedé estupefacta al descubrir que los "blancos" jamás se comían los semáforos.

Así las cosas, comenzó en mi adolescencia una suerte de fascinación por aquello de los colores de la gente, las etnias, las razas y esos asuntos que parecían importar tanto a la humanidad. Tanto, que hasta guerras entre países generaba. Tanto, que se mataba la gente por asuntos de piel. De genes. De células. De melanina.

Yo buscando vivencias reales, y con lo enamorada que soy, tuve novios marrones, rosados, amarillos y uno hasta medio verdoso. Me casé con un italiano y tuve una hija que parece una actriz de Zeffirelli. Y finalmente me enamoré hasta los huesos y me casé otra vez. Con un marrón. Un marrón de esos que la gente llama "negro".

Una tía abuela me dijo cuando me casé: "ni se te ocurra tener hijos con ese hombre, porque te van a salir negritos". A mí no me cabía en la cabeza que a estas alturas de la historia universal, alguien pudiera hacer un comentario como ese. Pero mi tía tiene 84 años, y uno, a la gente de 84 años, le perdona todo. Hasta el racismo.

Como soy bien terca salí embarazada de mi esposo marrón. El embarazo fue una montaña rusa total, así que cuando nació mi hijo, sano, con diez deditos en las manos y diez en los pies, un par de ojos, orejas, boca, nariz y gritos, yo estallaba de felicidad. Y cuando uno estalla de felicidad, no escucha nada.

Pero resulta que han pasado cinco meses, y aunque sigo felicísima, se me ha ido pasando la sordera. Y como soy tan bruta, no termino de entender cómo es que tanta gente, que no solo mi tía la de 84, me pregunta "¿y de qué color es el niño?". Sí, sí, así mismo. "¿De qué color es?". Les importa muchísimo ese detalle a algunos. Tal vez a demasiados. Una amiga de España. Una antigua vecina. Una ex compañera de colegio. Una gente cualquiera que no tiene 84 años. Una gente que, que yo sepa, no pertenece al partido Neo Nazi, ni milita en el Ku Klux Klan, ni es aria, ni tiene esvásticas en la ropa. Una gente que se ofende si uno les dice racista. Llegan así, llaman, escriben. Y lo primero que preguntan, antes de esas típicas preguntas de viejita ("¿Cuánto pesó?" "¿Cuánto midió?" "¿Lloró mucho?"), es "¿y de qué color es?".
Y la verdad, lo confieso, a riesgo de quedar como una madre desnaturalizada, es que yo no me había fijado de qué color era mi hijo. Porque cuando nació mi hija la italianita nadie me preguntó eso. Entonces no pensé que era tan importante saberse el color del hijo. Yo me sabía la fecha de su primera sonrisa. Me sabía cuándo se le puso la triple, cuándo comió papilla por primera vez. Sabía que tenía tres tipos de llanto (uno de hambre, uno de sueño y uno de ñonguera). Sabía que por las noches le gustaba quedarse dormida en mi pecho. Cosas, pues, intrascendentes. Igual con mi bebé. Ya me sé sus ojos de memoria, por ejemplo. A veces están a media asta y es que tiene sueño, pero lucha porque no quiere perderse nada. Me sé sus saltos cuando quiere que lo cargue. La temperatura de su piel, el olor de su nuca.
Pero el domingo pasado me encontré a una ex compañera de trabajo que no veía desde mi preñez, y ¡zuás!, me lanzó la pregunta. "¿Ya nació tu hijo? ¿Y de qué color es?". Me agarró desprevenida, y no supe qué responderle, pero me prometí a mí misma averiguarlo, ya que a tanta gente parece importarle el asunto. Debe ser que es algo vital, y yo de mala madre no he prestado atención a la epidermis de mis críos.

Así que ante tanta curiosidad de la gente, me he puesto a detallar los colores de mi hijo. Y resulta que mi bebé es un camaleón. Sí, de verdad. Cambia de colores. A las cinco y media de la mañana, cuando se despierta pidiendo comida, es como rojo. Un rojo furioso y candelero. Después se pone como rosadito, y se ríe anaranjado. A veces pasa el día verde manzana, y me provoca darle mordiscos por todos lados. Cuando lo baño, y chapotea con el agua, se vuelve como plateado, una cosa increíble. Cuando se le cierran los ojitos del sueño, es amarillo pollito y provoca acunarlo y meterlo bajo las dos alas acurrucadito. Finalmente se duerme y, lo juro por Dios, se pone azul. Y brilla en la oscuridad.

Ese es mi hijo, multicolor. Sé que va a ser un poco difícil llenarle la planilla del pasaporte, o contestarles a las ex compañeras de colegio cuando pregunten de qué color es mi hijo. Pero eso es lo que hay. Lo juro. Mi hijo es color arcoiris... "

Saturday, July 29, 2006

Menos tu vientre...


Menos tu vientre
todo es confuso.

Menos tu vientre
todo es futuro
fugaz, pasado
baldío, turbio.

Menos tu vientre
todo es oculto,
menos tu vientre
todo inseguro
todo postrero
polvo sin mundo.

Menos tu vientre
todo es oscuro,
menos tu vientre
claro y profundo

Miguel Hernández, poeta español

Monday, July 24, 2006

Nanga Parbat ¿por que?
















A José Antonio Delgado, notable escalador venezolano (1965-2006)

Para la gente del Tibet, en las faldas de la cordillera del Himalaya, los picos son considerados como algo sagrado. Los respetan. Le temen a su furia.

Me gusta mucho el montañismo y respeto mucho a quienes lo practican. Eso de encontrarse en las alturas contemplando hermosos parajes en soledad es algo extraordinario.

Subir montañas es algo que siempre me ha corrido por las venas. Por diversas circunstancias no lo hice a una edad apropiada.

José Antonio hizo su primera gran cumbre a los 17 años, el pico Humboldt (4.880m) en los Andes venezolanos.
La primera vez que yo subí, a los 32 años, lo hice al topo Goering (2.460m), luego al pico Oriental (2.640m) y al pico Naiguatá (2.765m).

Son cosas simples, juego de niños, cuando las pongo frente a los cinco picos de más de 8.000 metros de altura (“ocho miles”) que conquistó José Antonio.

En el último ascenso, al Nanga Parbat, hizo cumbre el 11 de julio de este año, luego tuvo problemas en el descenso con el desenlace de todos conocido, falleciendo por hipotermia.

Un individuo que se atreve a soñar en grande, y más aún, a hacer realidad sus más caros anhelos, asumiendo los mayores riesgos, es digno de los mas grandes elogios.

Era Tauro, y como tal, perseverante hasta la pared del frente. Murió haciendo lo que mas deseaba y estoy seguro de que luchó hasta el final para tratar de lograr el retorno.

Pero ¿quién es ese “Nanga Parbat”, que decidió quedárselo en sus entrañas?

Es la novena montaña en altitud (8.125m), por debajo del Everest (8.850m). Sin embargo es considerado por los escaladores como uno de los más peligrosos.

Su nombre proviene del sánscrito “Nanga Parbata” que significa montaña desnuda.

Los primeros en intentar escalarlo fueron los grandes alpinistas austríacos y alemanes que lo intentaron desde 1865. Muchos de ellos murieron en el intento (31) hasta que el 3 de julio de 1953 un austríaco llamado Herman Buhl logró hacer cumbre formando parte de una expedición austro-alemana.

Hubo un momento en el año 2003 en que se contabilizaron 186 cumbres realizadas en las cuales 61 escaladores murieron, una estadística tres veces mayor que la del Everest.

El pico tiene tres caras: la Rakot, la Diamir y la Rupal. La última de ellas es considerada el precipicio más grande del mundo, con una pared de 4.600m en vertical desde la base.

El mexicano Carlos Carsolio fue el primer latinoamericano en escalarlo en 1985, siendo el primer latino en escalar un “ocho mil”. Era parte de la expedición eslovena guiada por Jerzy Kukucza.

La segunda expedición en lograr la cumbre fue la de los alemanes Kinshofer, Low y Mannhardt en 1962, quienes ascendieron por la cara Diamir. La ruta seguida, convertida posteriormente en la ruta standard, fue la misma utilizada por José Antonio Delgado.

Reinhold Messner, montanista italiano considerado uno de los mejores del mundo, lo intentó escalar en 1970 por la cara Rupal, la más difícil de todas. Lo hizo junto a su hermano Gunther e hicieron cumbre (terceros en lograrlo). No pudieron hacer el descenso por la misma ruta del ascenso y al intentarlo por otra parte se vieron envueltos en una avalancha donde Gunther desapareció para siempre.

Reinhold hizo cumbre nuevamente en 1978, esta vez de manera solitaria.

Fuentes: BBC News, http://www.everestnews.com/nangaparbat.htm, http://www.k2climb.net/

Wednesday, July 19, 2006

¿Qué tan seguro estas de lo que eres?


El Chuang Tzu es un libro taoísta muy antiguo escrito por el filósofo chino Chuang Chou (tambien llamado Chuang Tzu o Chuang Tse), que vivió por los años 300 antes de Cristo.

Al leerlo se percibe como un tratado de milenaria sabiduría oriental.

En uno de sus capítulos, titulado “La identidad de los seres”, Chou cuenta un sueño que tuvo, el cual, por su profundidad les reproduzco a continuación con la intención de que dediquen algunos minutos a pensar en si, en realidad, lo que vemos es lo que realmente ocurre, o somos mas bien parte de un sueño…

“Una vez, yo, Chuang Chou, soñé que era una mariposa que coqueteaba alegremente entre damas mariposas que se deleitaban con mi agradable compañía. Sólo estaba consciente de mi felicidad como mariposa, ignorando que antes era Chuang Chou. De pronto me desperté y allí estaba, inequívocamente, yo de nuevo. Ahora no se si yo era un hombre soñando que era una mariposa o si, en cambio, soy una mariposa soñando que soy un hombre. Entre un hombre y una mariposa hay necesariamente una distinción. La transición es llamada la transformación de las cosas materiales”

Los invito a reflexionar sobre el particular…

Wednesday, July 12, 2006

Morir de amor




Esta es una historia que escribí el 8 de junio de 2001, sentado en un escritorio, en una oficina de trabajo en Yokohama, Japón. Eran dias terribles pues éramos pocos en el equipo de trabajo y los objetivos eran muchos en un tiempo muy corto, lo que significaba que debíamos trabajar alrededor de doce horas diarias para lograrlo.

Ese dia, a las 2 de la tarde, decidí tomarme un descanso, respiré profundo lo mas que pude, traté de sacar de mi mente el concreto, el acero, las normas de construcción y todo ese asunto que ocupaba mi mente y me tenía super agotado.

Me concentré, pensé en una playa, en alguien, en algo bonito, y de repente llegó mi musa. Ella no tiene que pagar boletos aéreos costosos, pasar por aduanas ni nada de esas cosas. Apareció de repente, y comencé a escribir.

La historia fue publicada en abril de este año por mi amiga Paulina Martínez, de Santiago de Chile, en su blog (Gracias Pau, TQM). La ilustración la escogió ella misma. Dado que decidió salir por un tiempo de la blogósfera, pensé en publicarla hoy en mi propio blog. Alli les va...espero que les guste...significa mucho para mi...se llama "Morir de Amor":

"Hoy he vuelto a tu ventana. Pasé antes pero estabas despierta, dando vueltas en la cama, como pensando cosas. Mirabas el techo y soñabas despierta.
Mirabas alrededor y yo tenia que esconderme porque el susto iba a despertar a alguien más. Hasta que te fuiste quedando dormida, quizas por el cansancio mas que todo, porque soñando estabas desde hace rato, despierta, claro.
Finalmente entré, por tu adorada ventana cerrada. ¿Porque no la dejas abierta? Aaaah, te entiendo, sacrificios que hay que hacer...pero entré de todas formas porque realmente no quiero perderme detalle de ti.
Te ves tan linda, tan preciosa...yo examino palmo a palmo tu cuerpo...milimetro a milimetro...a veces detengo mas tiempo la mirada en algunas partes...wooow...me acerco...woooow...me acerco más hasta sentir tu transpiración...tus vellos...tu piel....pierdo ya el sentido de la realidad...me transformo...no soy yo...recorro otros caminos y vuelvo siempre a los mismos lugares...de donde no quisiera salir jamas...hueles riquisimo...una mezcla de tus olores naturales y las cremas...suspiro larga y profundamente.....y aspiro, quizas todo el aire que sobra en la habitación...me acerco lentamente a tu boca...que boca...me quiero morir en este momento...comienzo a besarla pues se que el tiempo está en mi contra...tu tambien me besas...me asusto y miro tus ojos pero noto que pareces dormida...miro tu boca de nuevo y parece que sonríes...pero no quiero ni siquiera dejarte sonreir...te beso larga y apasionadamente...siento el calor que emana de mi cuerpo...y del tuyo...tu sudor...por todas partes...decido dar un nuevo paseo alrededor...me transportan mis besos por toda tu geografía...que paisajes tan bellos...que olores...que sabores....he perdido el dominio de mi mismo y te muerdo...y te beso...y de nuevo te muerdo...sin hacerte daño pero firmemente, te muerdo...a todo lo que da mi boca, te muerdo...y te beso...me gusta morderte...por todas partes...siento lo inimaginable...me gustas tanto...te muerdo de nuevo...creo que voy a desfallecer...te siento estremecer y te muerdo con mas pasión...con toda la pasión que llevo dentro...hace muchisimo calor...pero es un calor agradable...sudo muchísimo...tu tambien...me cuesta creer que estes dormida....quizas estes muerta de miedo...sabes que no estamos solos...pero yo no tengo bien puestos los sentidos...estoy entregado...y muerdo hasta morir...morir de amor..."

Sunday, July 09, 2006

Todo es relativo


"Put your hand on a hot stove for a minute, and it seems like an hour. Sit with a pretty girl for an hour, and it seems like a minute. That's relativity" (Pon tus manos en una estufa caliente por un minuto y parece que fuera una hora. Siéntate con una chica bonita por una hora y parece que fuera un minuto. Eso es relatividad). Albert Einstein

Hojeo un libro titulado "Nada Sagrado. Textos Zen" y releo un pequeño pero no menos profundo relato acerca de lo relativo de las cosas.

Se llama "Enseñanza de lo Esencial", aqui lo dejo:

"Antiguamente en el Japón se usaban linternas de bambú y papel, con una vela dentro.

Un ciego, que visitaba a un amigo una noche, recibió una oferta de una linterna para llevarse a casa.

-No la necesito-, dijo -La oscuridad y la luz son la misma cosa para mi-.

-Se que no necesitas una linterna para ver el camino- replicó su amigo, -pero si no llevas una, alguien puede tropezarse contigo. De modo que llévate una-.

El ciego se marchó con la linterna y antes de que hubiera andado mucho alguien se tropezó con él.

-¡Fíjese por donde va!-, exclamó el ciego al extraño. -¿No puede ver esta linterna?-.

-Su linterna se ha apagado hermano- replicó el extraño".

Thursday, July 06, 2006

¿Y donde estan las llaves?

Esta mañana le di una hojeada a los principales periódicos de Caracas y hubo dos imágenes que se llevaron mi atención principal.

En una aparece una muchacha francesa con una sonrisa que no le cabe en la cara. Razones le sobran. Van de nuevo a la final de la Copa del Mundo cuando en un inicio muy pocos daban por descontado su presencia en esta instancia.

En la otra gráfica aparece una niña vestida con la camiseta de Portugal, llorando desconsoladamente. Se me llenaron los ojos de lágrimas al ver a esta niña llorar de esa manera.

Tengo grandes amigos portugueses en los cuales pensé en ese momento. De todas maneras pienso que han hecho un excelente papel en la Copa. Tienen jugadores de altos kilates. Pero se entiende la tristeza. El día de mañana nadie se acordará quien quedó en tercer o cuarto lugar en la Copa Alemania 2006.

Como siempre, y como dice el título de una bonita canción del grupo sueco Abba: “El Ganador se lo lleva todo”.

“Tristeza nao tem fim, felicidade sim” reza una canción de mi querído Antonio Carlos Jobim y Vinicius de Moraes.

Ayer, luego de haber visto el partido, con la tristeza por dentro al pensar en mis amigos, fui a refugiarme en la biblioteca y un libro vino a mis manos.

Se trata de “Cuentos de la India”, una recopilación realizada por el escritor argentino Alejandro Gorojovsky, de cuentos milenarios de sabiduría india. Leí uno de ellos, muy apropiado para la ocasión y me voy a permitir reproducírselos a continuación.

Se llama “La llave de la Felicidad”:

“Sólo encontrará la suprema felicidad el hombre que la busque dentro de si mismo”

El Divino se sentía solo. Para mitigar su soledad creó unos seres que pudieran hacerle compañía. Lo logró hasta que, cierto día, estos seres encontraron la llave de la felicidad, siguieron el camino hacia El Divino y se reabsorbieron en El.

Dios se quedó triste, nuevamente sólo. Reflexionó. Llegó a la conclusión de que había llegado el momento de crear al hombre, pero temió que también pudiera descubrir la llave de la felicidad y encontrar el camino hacia El.

Si eso ocurriera volvería a quedarse sólo. Siguió cavilando. La solución era encontrar un lugar suficientemente recóndito donde ocultar la llave de la felicidad para que el hombre no la hallara. La elección de ese lugar debía ser sumamente cuidadosa.

Primero pensó en ocultarla en las profundidades del océano. Luego, en una caverna de los montes Himalayas. Después, en un remoto confín del espacio sideral. Sin embargo, ninguno de estos lugares le satisfizo por completo: todos le parecían poco seguros. Pasó la noche en vela mientras trataba de resolver cual sería el lugar indicado para ocultar la llave de la felicidad.

El hombre, guiado por su curiosidad y sed de conocimientos, terminaría descendiendo hasta lo más abismal de las profundidades del mar: allí la llave no estaría segura. Tampoco lo estaría en una solitaria gruta de los Himalayas. Antes o después algún espíritu aventurero exploraría esas inhóspitas alturas. Ni siquiera estaría bien oculta en los vastos espacios siderales, porque llegaría finalmente el día en que el hombre pudiera surcar todo el Universo.

Las horas pasaron. El sol, que comenzaba a disipar la bruma matutina, encontró al Divino preguntándose aún dónde ocultarla.

Súbitamente halló la solución: descubrió el único lugar en el que –no tenía dudas- el hombre no buscaría la llave de la felicidad: dentro de sí mismo.

Fue así como creó al ser humano y en su interior colocó la llave de la felicidad.


Wednesday, June 28, 2006

El amor, una vez mas el amor...


El amor es paciente,
el amor es amable...
Siempre protege,
siempre confía, siempre espera,
siempre persevera.
El amor nunca falla.
1 Corintios 13:4

Sunday, June 25, 2006

IMAX en Caracas: ¿Alguien se atreve?


















Llevo tiempo soñando con que Caracas, mi querida ciudad, tenga, como otras capitales, su teatro IMAX.

Buenos Aires, en Argentina, estrenó su teatro IMAX el pasado mes de mayo y Guayaquil, en Ecuador, lo tiene desde el año 2000 aproximadamente. Son los dos únicos teatros de ese tipo en Latinoamérica.

Mi padre me contó que Caracas estrenó la tecnología Cinerama en los años 50 en el famoso Teatro del Este y en los años 60 la Supercinerama en el teatro Canaima. Si en aquellos años hubo quien se atreviera, ahora, ¿algun empresario se atreverá?

La tecnología IMAX (viene de Image MAXimum) es un sistema de proyección de películas en formato de 70 milímetros creado por la Corporación IMAX, el cual produce imagenes de mucho mas alta resolución y tamaño que los sistemas convencionales aunado a un sofisticado sistema de audio envolvente de seis canales con altavoces que distribuyen hasta 14.ooo vatios de sonido con alta calidad digital.

Fue inventado por los canadienses Graeme Ferguson, Roman Kroitor y Robert Kerr en 1967 aunque se exhibió por primera vez en el año de 1970 en Osaka, Japón.

Actualmente hay tres sistemas de exhibición llamados IMAX, OMNIMAX o IMAX Dome y el IMAX 3D. En este último se utilizan los lentes que permiten la visión tridimensional. Para una demostración gráfica se puede entrar a este link y hacer click donde dice "tecnología imax".

La construcción de un teatro IMAX es diferente a la de los teatros convencionales. Las filas estan bastante pegadas entre si y la inclinación es mayor. Cuando te sientas practicamente no ves la fila inferior (porque está muy abajo por la inclinación) sino la propia pantalla con lo cual la imagen ultranítida se apropia de ti. Debido a la alta resolución los asientos estan muy cerca de la pantalla. Esto aunado al sonido digital super real te hace sentir en el propio sitio de los acontecimientos y mas.

Es sentir la aventura directamente y cuando miras en diferentes direcciones sigues viendo la imagen y nunca las paredes del teatro, lo cual acaba envolviendote en la acción.

La pantalla donde se proyecta tiene 22 metros de altura (equivalente a un edificio de 7 pisos) y 16 metros de ancho, casi 400 metros cuadrados de superficie.

Tuve la oportunidad de conocer el IMAX Theater de San Antonio, Texas y otro que queda en el Museo de Historia Bob Bullock de Austin, también en Texas, el año pasado. Vi películas IMAX sobre la historia del estado de Texas, la batalla de El Alamo y las que más me impresionó: "Pilotos de Combate. Operación Red Flag" que trata sobre un joven que quiere seguir los pasos de su padre, ex-piloto de la Segunda Guerra Mundial y se enrola en la Fuerza Aérea de USA. Es escogido para ser piloto de F-15, avión caza. La experiencia de volar un F-15 ¡la vives! Se filmaron dentro de la cabina del avión los vuelos de entrenamiento y lo ves totalmente real. Había gente que hasta se tapaba la cara para no sentir el vuelo, con total sonido. ¡Wow! Contarlo es una cosa y vivirlo es otra.

Yo espero que alguien siga la experiencia de Guayaquil y Buenos Aires y se atreva en el futuro cercano, para beneplácito de los que vivimos en esta ciudad.

Thursday, June 22, 2006

¿Que clase de personas toman cerveza?


¿Se imaginan ustedes cuantos litros de cerveza se estan consumiendo durante la Copa Mundial en Alemania?

¡Cuantas burbujas habrán subido Dios santo!

La bebida por excelencia en aquellos lares. Y también en estos.

Ya los egipcios la conocían 3000 años antes de Cristo.

Era la bebida favorita de los Celtas.

Y el gusto se extiende hasta nuestros dias.

He tenido la suerte de probar cervezas de distintas naciones y todas me han resultado gratas al paladar: mexicanas, colombianas, venezolanas, estadounidenses, brasileñas, alemanas, holandesas, hasta japonesas. Aaaaah, ¡que sabrosa es!

Recuerdo que en 1989 una prestigiosa cervecería norteamericana, con sede en Saint Louis, Missouri, publicó un comercial en una revista, el cual versaba sobre la clase de gente que toma cerveza, y me pareció tan bueno que aun lo conservo conmigo. Lo comparto con ustedes:

"¿Que clase de persona toma cerveza?
Es dificil decirlo, porque alrededor de 80 millones de norteamericanos eligen beber cerveza al menos ocasionalmente.
En una multitud de ese tamaño probablemente usted encontrará cualquier clase de personas.
Usted puede, sin embargo, decir algunas cosas sobre la mayoría de ellas.
La mayoría de los bebedores de cerveza son adultos responsables, gente trabajadora, gente de familia.
La mayoría de ellos ve a la cerveza como uno de los pequeños placeres de la vida, como una pequeña recompensa despues de un árduo dia de trabajo, algo bueno para compartir con los amigos.
Y la mayoría de ellos, por mucho, la disfrutan como se pensó que debía ser disfrutada, responsablemente.
En general, un buen grupo del cual formar parte.
Y cuando usted tiene en cuenta que la cerveza es servida en cerca dos tercios de los hogares de éste país, entonces la mayoría de nosotros somos parte de ese grupo, bebamos o no cerveza. Entonces, ¿que clase de personas toman cerveza?
Gente que la disfruta y la ve simplemente como una parte buena de sus buenas vidas".

Excelente, ¿no? Por mi parte, al salir de la oficina y antes de regresar a casa, diariamente, me siento y ordeno una, a óptima temperatura. Hoy pensé en ustedes cuando levante mi copa y dije: ¡Salud!

Saturday, June 17, 2006

Desnuda



Esta semana, entre compromiso y compromiso, he estado leyendo una recopilación de poemas de amor realizada por el poeta venezolano Rafael Arráiz Lucca. Se titula "El Libro del Amor" y es un trabajo muy acertado. Entre tanta poesía bonita me voy a permitir reproducirles una del salvadoreño Roque Dalton, titulada "Desnuda":

Amo tu desnudez
porque desnuda me bebes con los poros,
como hace el agua cuando entre sus paredes me sumerjo.
Tu desnudez derriba con su calor los límites,
me abre todas las puertas para que te adivine,
me toma de la mano como a un niño perdido
que en ti dejara quietas su edad y sus preguntas.
Tu piel dulce y salobre que respiro y que sorbo
pasa a ser mi universo, el credo que se nutre;
la aromática lámpara que alzo estando ciego
cuando junto a las sombras los deseos me ladran.
Cuando te me desnudas con los ojos cerrados
cabes en una copa vecina de mi lengua,
cabes entre mis manos como el pan necesario,
cabes bajo mi cuerpo más cabal que su sombra.
El dia que te mueras te enterraré desnuda
para que limpio sea tu reparto en la tierra,
para poder besarte la piel en los caminos,
trenzarte en cada río los cabellos despiertos.
El dia en que te mueras te enterraré desnuda,
como cuando naciste de nuevo entre mis piernas.

Wednesday, June 14, 2006

Huellas en la arena


Cierto día se acercó hasta mi escritorio mi amigo el arquitecto Eduardo Rojas Artunduaga y me mostró una carta de una tía que vivía en Nueva York.
En ella había un poema muy bonito, en inglés, con el nombre de este post.
Como el no hablaba el idioma, me lo trajo para que le tradujera. Luego de leerlo le pedí una copia, a lo que accedió.
Eduardo murió varios años después en un accidente de tránsito y yo aún mantengo la copia conmigo.
A continuación comparto con ustedes el poema, de autor desconocido:

One night a man had a dream. He dreamed he was walking along the beach with the Lord.

Una noche un hombre tuvo un sueño. Soñó que estaba caminando a lo largo de la playa con Dios.

Across the dark sky flashed scenes from his life. For each scene, he noticed two sets of footprints in the sand, one belonging to him and the other to the Lord.

En el cielo oscuro se desplegaron escenas de su vida. En cada escena notó dos juegos de huellas en la arena, uno perteneciente a él y el otro a Dios.

When the last scene of his life flashed before him, he looked back at the footprints in the sand. He noticed that many times along the path of his life there was only one set of footprints. He also noticed that it happened at the very lowest and saddest times in his life. This bothered him and he questioned the Lord about it.

Cuando la última escena de su vida se desplegó ante él, miró hacia atrás las huellas en la arena. Notó que muchas veces, durante el transcurso de su vida, había solamente un juego de huellas. También notó que eso ocurría en los peores y más tristes momentos de su vida. Eso lo molestó y le preguntó a Dios sobre eso.

"Lord, you said that once I decided to follow you, you'd walk with me all the way. But I have noticed that during the most troublesome times in my life there is only one set of footprints. I don't understand why when I needed you most you would leave me."

"Dios, usted dijo que una vez que yo decidiera seguirlo, caminaría conmigo todo el camino, pero he notado que durante los tiempos mas problemáticos de mi vida hay un solo juego de huellas. No entiendo por qué cuando mas lo necesité usted me pudo haber dejado".

The Lord replied: "My precious, precious child, I love you and would never leave you. During your times of trial and suffering, when you see only one set of footprints in the sand, it was then that I carried you."
Dios respondió: "Mi precioso hijo, yo te amo y nunca te dejaría. Durante tus tiempos de prueba y sufrimiento, cuando solo ves un juego de huellas en la arena, es porque yo te tomé en mis brazos”

Sunday, June 11, 2006

Ronaldinho



Quería escribir sobre el fenómeno Ronaldinho pero estaba en una encrucijada, pensando en si de verdad estaba arando en el mar, o lloviendo sobre mojado ¿para que escribir sobre alguien del que todo el mundo ha escrito hasta lo inimaginable?
Pero mis manos me pican por escribir sobre él. Provoca.
Ronaldinho lo ha ganado todo o casi todo. Campeón de Liga. Campeón de Europa a nivel de clubes. Campeón del Mundo. Mejor Jugador Europeo. Mejor Jugador del Mundo. Calidad Indiscutible.
Yo quiero escribir sobre el Ronaldo de Assis Moreira, su verdadero nombre, el muchacho que se divierte con lo que hace naturalmente. El hombre espectáculo por sí mismo. La persona de quien Carles Puyol, capitán del Barcelona dijo: “el es la alegría total en el clubhouse”.

Aquella pose de niño en una de las mejores ligas del mundo es cautivante. Ríe cuando falla un disparo. Ríe cuando con su efectivísimo regate deja en el camino cualquier cantidad de defensores y dispara a las redes dejando al arquero descolocado. Ríe cuando un enjambre de periodistas acude a él al final del partido queriendo obtener una primicia que ya no lo es tanto. Ríe cuando escucha su adorada samba y también cuando la ejecuta porque es un percusionista consumado. Ríe también cuando la canta, que bonito, y hasta podría dedicarse a la música con éxito.
Donde quiera que voy veo una valla publicitaria con su famosa sonrisa. Son miles, millones en todo el mundo. Millones de dólares también en publicidad. Aún así la sonrisa es la misma de cuando era un niño en su Brasil natal. Es nativo de Porto Alegre, ¿tendrá que ver?

Dicen que el deportista mas conocido del planeta es Pelé. Para mi el ícono de todos los deportes es aún Michael Jordan. El sólo ver la silueta de Jordan en uno de sus acrobáticos saltos al aro ya identifica al famoso número 23 de los Chicago Bulls de la NBA estadounidense. Pero nada me hace sonreír más que ver en cualquier valla publicitaria la famosa sonrisa del crack Ronaldinho, contagiosa por lo demás.
No va a pasar mucho tiempo para que sea la cara mas conocida del planeta en lo que a deporte se refiere. Lo tiene todo, sobre todo humildad y carisma.
Dijo Tostao, el crack brasileño que jugó con Pelé en aquella famosa selección del año 70: “Jugué con Pelé. Pelé siempre ha sido el mas grande. Y creo que Ronaldinho aun está detrás de él, pero...”
Entrena durísimo. Lo he escuchado decir que “la gente piensa que yo tengo esta velocidad y este movimiento de cintura de una manera innata pero la verdad es que entreno muy fuerte, mas de lo que la gente se imagina”.
Pero no es su fuerza física y velocidad lo que más impresiona. Es también su humildad, vuelvo y repito, su gran carisma y su velocidad mental, la misma que le permite driblar jugadores que se interponen en la ruta cuando se encamina a alta velocidad hacia el arco, la que lo hace cambiar súbitamente de ritmo, realizar el pase preciso hacia el jugador mejor ubicado, con un sentido tal que le permite ponerle el balón aéreo si el jugador cabecea bien o delante de sus piernas si es mejor pateando.
“El balón es mi corazón” suele decir. Cuando un periodista una vez le preguntó sobre qué era para mejor para él, si ganar o jugar bonito respondió: “ganar es lo que cuenta en el fútbol. Pero si algo bonito ocurre como resultado, eso, por supuesto, es lo ideal”.
Tiene un hijo de un año de edad, con una presentadora de la TV brasileña. Se llama Joao y vive con su madre en Brasil. Dice que no va a arreglar su dentadura deformada. El sabe que esa es su marca de fábrica. Algo que lo identifica. Conoce de mercadeo.
Sus negocios se manejan familiarmente. Su hermano es su agente y el resto del equipo lo conforman su hermana y su madre.
Sus compañeros del Barcelona Football Club cuentan que es un experto en juegos de video. Que cuando no está en el campo está jugando Playstation con habilidad pasmosa. Su juego preferido es el de la versión virtual de si mismo.
Donde quiera que va a jugar un enjambre de chicas lo siguen. Quizás no sea el mas guapo de los jugadores cediendo preferencias a Beckham, Totti y otros pero el enjambre igual lo sigue a todas partes y le grita cosas como “¡¡Ronaldinho, quiero tener un hijo tuyo!!”, “¡¡Ronaldinho bésame!!. “¡¡Guapoo!!”. Los periodistas que cubren el fútbol son testigos.
Cada vez que marca un gol, Ronaldinho mira al cielo y apunta con su dedo índice. Lo dedica a su finado padre, quien murió trágicamente, ahogado, tras sufrir un infarto cuando se encontraba en la piscina de la casa que su hermano, que también es futbolista, había comprado en Porto Alegre. Ronaldinho tenía en ese entonces ocho años de edad.
Ante la pregunta de un periodista: -¿Qué es lo que mas y lo que menos le gusta del fútbol? Responde sin titubeos: “Del fútbol me gusta todo, me gusta todo, me gusta todo...y lo que menos me gusta es cuando no juego (ríe). ¡Si pudiera jugar siempre sería perfecto!”
“Estoy viviendo un sueño” se le ha escuchado decir muchas veces con su característica humildad. Y nosotros también.

Thursday, June 08, 2006

¡Llegó el Mundial!



A partir de hoy y durante un mes no se hablará de otra cosa. Nada ni nadie podrá evitar contagiarse. Es increíble la fiebre que causa el fútbol en época de Copa Mundial.
Sales a la calle y te topas con camisetas de todos los países participantes en niños, hombres, mujeres. Son calcomanías (pegatinas), afiches (posters), caras pintadas, televisores, aaaahhh, televisores, de todos los tamaños en todos los sitios, restaurantes, centros comerciales, oficinas, escuelas.
En la Universidad, los auditorios se convierten provisionalmente en parte de los estadios, con barras de los equipos, música típica de los países participantes, quinielas (apuestas a los resultados de los partidos), etcétera.
Hay personas malencaradas durante todo el año que ahora muestran orgullosos toda su dentadura y son mas simpáticos que nadie. Increíble.
En las casas la sempiterna pelea por el dominio de la TV, porque aunque los juegos sean durante el día, los afiebrados fanáticos quieren ver las repeticiones de los juegos, las mejores jugadas y aquella pléyade de comentaristas crucificando o alabando a éste o aquel jugador, árbitro, barra brava, y un largo etcétera.
Mi país no fue al Mundial porque fue eliminado en su grupo, por lo demás difícil ya que en él se encontraban Brasil y Argentina, entre otros países de Sudamérica que tienen mucha tradición futbolística. Sin embargo la selección mejoró bastante con respecto a otros años. Ahora tenemos jugadores que destacan en el exterior y no pierdo la esperanza de ver a Venezuela en la Copa.
Como no tenemos representación, los fanáticos se pliegan a diversos equipos, como Brasil, que es el que alberga la mayor cantidad de fanáticos, seguido de Argentina, España, Italia, Alemania y los equipos de los países africanos, los cuales como siempre llegan en condición de “Cenicientas” y terminan haciendo un excelente papel en el campo, por lo que se pliegan a ellos bastantes fanáticos.
Yo este año no he tenido mucha fiebre, no se si es porque soy un fanático del béisbol o porque era tanta mi esperanza con la Vinotinto (selección de Venezuela) que al quedar eliminada quedé como congelado en el tiempo. Sin embargo no me niego a enfermarme de fútbol y se que al final gritaré como el que mas frente al televisor por un deporte que une a la gente, trae muchísima alegría y, como dice Luis Omar Tapia, de ESPN, es el deporte mas hermoso del mundo.
Auf Wiedersehen! (¡Hasta la vista!) ¡Viva el fútbol!

Sunday, June 04, 2006

Y...¿que es el amor?



Esta mañana en la radio escuche un bolero muy bonito, cantado por Tito Rodríguez, legendario cantante puertorriqueño. Se titula “Tiemblas” y la letra es la siguiente:

Tiemblas,
cada vez que me ves yo sé que tiemblas
no hay misterio de ti que yo no entienda
porque tratas de ocultar que yo soy parte de ti.
Vives,
esperando un amor que no recibes
sin que llegue la dicha que persigues
y es cosa muy natural que tú te acuerdes de mí.
Hubo un adiós que no derrotó al corazón
igual que una raíz mi presencia quedó
sé que en tu vida algún día mandó la razón
pero no se escapó del ayer, tu corazón.
Y por eso tiemblas
cada vez que me vez yo sé que tiemblas
no hay misterio de ti que yo no entienda
porque tratas de ocultar que yo soy parte de ti.
Por supuesto que terminé dándole vueltas en mi cabeza a ese fenómeno que es el amor entre dos personas.

Y pensar que hay gente que vive y muere sin conocer el amor.

El amor es una palabra donde caben muchas cosas. Muchas manifestaciones que pueden confundirse. Nos pasamos la vida buscándolo. Soñando con el. Es algo que no podemos planificar. Cuando aparece lo sentimos. Algo internamente nos dice que ha llegado. Invariablemente sabemos que es el, aunque no podamos expresarlo con palabras.

A veces es mutuo.
Triste cuando no es así, porque se sufre mucho.

Aun así, no podemos evitar que suceda de esta última forma.
Nos enamoramos, tenemos fantasías con esa persona, pero en su mente ella (el) piensa otra cosa. Y los deseos no hacen causa común.

“No tiene horario ni fecha en el calendario” como dice la canción "Caballo Viejo" de Simón Díaz. Llega y ya. Y te sacude. Entonces te acuestas y no duermes. Solo piensas, sueñas despierto. Nada te altera, salvo la cercanía de la persona amada. Mariposas en el estómago cuando la ves.
Tristeza profunda cuando no eres correspondido.
Felicidad absoluta cuando si lo eres.
Darías tu vida por esa persona, en cualquier momento y situación.

Celos. Si, celos. ¿vienen incluidos en el paquete? Unos dicen que si y otros dicen que no, pero siempre, y a través de los tiempos, se han relacionado celos y amor.
Miguel de Cervantes y Saavedra escribió:
“...celos a fe, si pudiera,
qué yo hiciera por mejor,
que fueran celos amor,
y que el amor celos fuera...”
La psicóloga clínica Laura García Agustín, explica que los celos “son emociones intensas que surgen cuando se experimenta un deseo exagerado de poseer de forma exclusiva a la persona amada, a un amigo o a los hijos”.

Khalil Gibrán en “El Profeta” escribió que: “El amor no posee, y no quiere ser poseído. Porque al amor le basta con el amor”

Estoy leyendo de nuevo la recopilación hecha por Paulo Coelho de las cartas que Khalil Gibrán escribió al amor de su vida, Mary Haskell.

El libro se llama “Cartas de amor del profeta”. Transcribo a continuación algunos párrafos que me marcan:

“Hay momentos en que se que no existe la distancia entre aquellos que se aman”

“El amor es consciente de si mismo. Es un impulso creativo; no tiene otro propósito mas que bastarse a si mismo. El ser humano es perfecto en sus imperfecciones. Debo aceptar que, cuando alguien se mueve muy lentamente en determinada dirección, se debe a que es la única manera que tiene de recorrer ese camino. Lo mismo ocurre con el amor”

“La finalidad de la existencia siempre se manifiesta a través del lado femenino; es la única manera que tiene el hombre de comprender su misión”

“Que el hombre y la mujer sean capaces de llenar cada uno la copa del otro, pero que no beban de la misma copa. ¿Qué quiero decir? Que una pareja no puede vivir la misma vida. Cuando se empieza a hacer esto por amor, se termina descubriendo que este camino conduce al odio”

“Siempre que dos amantes se encuentran, en realidad son cuatro voces que conversan. Los dos seres visibles tienen una relación muy diferente de los dos seres invisibles. Ellos pueden discutir violentamente en el plano físico, pero sus almas están en paz, y quieren aproximarse mas una a la otra”

Como habrán podido notar, es muy sabroso divagar sobre el amor, la fuerza que mueve nuestras vidas.
 
*Imagen: Asgardshura en http://www.flickr.com/

Monday, May 29, 2006

La tenue y muchas veces difusa frontera entre cuerpo y alma (Parte 2 y final)


(Continuación) Quería demostrarle que deseaba ser su amigo, a pesar de las circunstancias.

Traté infructuosamente de ir mas allá de el “hola” y el “adiós” pero mis intentos terminaban estrellados contra la misma muralla infranqueable.

De tanto insistir, un buen día accedió a ir más allá de un simple saludo.

Nos citamos para hablar. Convinimos en un restaurante. Ordené una cerveza y ella un vino. Dejé que tomara la iniciativa o pudo ser que ese era su plan. Me preguntó insistentemente sobre el interés mostrado por mi para conocerla a ella y a su hija, y sobre cómo había logrado saber la ubicación de su sitio de trabajo.

No impliqué a mi amigo. Mentí al decirle que la seguí un día en que me encontraba en los alrededores y la avisté desde lejos.
Le pedí que no se sintiera avergonzada por ese hecho, que mi amistad, la que le estaba ofreciendo, iba mucho más allá de ello. Sonrió. Y poco a poco se fue abriendo a contarme la historia de su vida. Era como si tuviese la imperiosa necesidad de hablar con alguien familiar o querido, en un mundo que le era extraño y adverso hasta ese momento.
Me contó muchas cosas, muchísimas.
Yo escuchaba atento mientras sorbía mi cerveza. Tenía muchas cosas que preguntar pero no quería arruinar el contacto que tan difícil había sido de lograr así que me dediqué a escucharla, y a contarle también algunos aspectos de mi vida, lo cual nos permitió conocernos mutuamente.

Después de ese encuentro todo cambió. Volvimos varias veces al restaurante y algunos días accedí a acompañarla con Annie al parque de diversiones. Annie veía en mi a ese padre ausente que luego supe que también salió de su país a hacer un postgrado en Estados Unidos, donde finalmente fijó su residencia.

La niña y yo hicimos muy buena relación. Mucho mejor que la que hubo entre Eddy y yo.
Fuimos a la playa varias veces y yo atendía a esa niña como si fuese mía.

Con Eddy la relación fue diferente. A pesar del cariño que nos tomamos quedaban muchas dudas por resolver. Algo dentro de mi desaprobaba su conducta pero al mismo tiempo pensaba en los difíciles momentos que siguieron a la quiebra del taller de costura, a la situación de indefensión en que quedaron ambas en un país desconocido. También pensaba en el amor que Eddy en todo momento transmitía a su hija, la protección que le daba y el énfasis que hacía en su educación.

Y a pesar de no entender algunas cosas le abrí mi corazón. Nos hicimos muy buenos amigos y mantuve su secreto.

Apenas me gradué en la universidad, comencé a trabajar y la compañía que me contrató me ordenaba trasladarme a lugares de trabajo en el interior del país, lo cual trajo como consecuencia que nuestro contacto se hiciera cada vez mas distanciado.

A veces dejábamos de vernos por meses. Manteníamos contacto esporádico por teléfono, pero aun así se puede decir que siempre sabíamos el uno del otro.

Planeábamos encuentros cuando yo regresaba a Caracas. Salíamos a comer y platicábamos mucho.

Un día me confesó que dejaría la prostitución, cosa que finalmente pudo lograr y de nuevo se abocó a formar un nuevo taller de costura. Alquiló un nuevo local, compró las máquinas. Contrató nuevas costureras. Las telas.

Solo había un conveniente: el dinero que ganaba era muchísimo menos del que obtenía en el comercio sexual. Y ella se debatía entre volver y no volver. Conversé mucho con ella sobre el particular, motivándola a no regresar, mas que todo por el amor que le tenía a Annie. Yo temía siempre que cuando creciera lo descubriese todo.

Pero mi trabajo se desenvolvía principalmente en el interior del país y no podía por ello estar atento. Eddy aún vivía en un apartamento en alquiler y últimamente la propietaria manifestaba inconformidad con el monto del arrendamiento. Eddy resolvió por si misma ir a tribunales para dilucidar el asunto e intentar obtener un precio justo para el alquiler.

Regresé de uno de mis viajes al interior, y teniendo mas de tres meses sin saber de ellas, decidí visitarlas.
La conserje del edificio se encargó de darme la triste noticia. La propietaria ganó el juicio y recuperó su apartamento, desalojando a Eddy y Annie intempestivamente de lo que hasta ese momento fue su hogar.

Nunca más volví a saber de ellas. Me pesó mucho no haber ido a visitarla al taller de costura, cuya dirección exacta también desconocía. Por aquello de las ocupaciones era siempre pospuesta la fecha de la visita.

Así, de la misma forma como las conocí, perdí la pista de mis dos queridas amigas. Ni rastro de ellas, ni llamadas, nada.

Annie tendría hoy 20 años.

Me pregunto si Annie se habrá ido a vivir con su padre en Estados Unidos, tal como Eddy me había confiado varias veces que estaba entre sus planes. Y ella. ¿Habrá logrado salir definitivamente de ese mundo como era su eterno sueño?

Su nombre no está en la guía telefónica. Y al sol de hoy no he podido reconocer a Annie en los ojos de cada niña de 20 años con la que me he topado en Caracas. Ojalá les vaya bien donde quiera que estén.

Puedo decir que Eddy siempre fue una buena madre que lo dió todo por el bienestar de su hija. Estoy convencido de que todo lo que ha hecho ha sido pensando en ella y la prostitución fue producto de la desesperación de encontrarse sola en un mundo inhóspito, con una niña para la que siempre quiso lo mejor.

¿Que me quedó de esa relación? Muchos recuerdos hermosos de los momentos compartidos entre los tres.

Uno tiende a estigmatizar a las prostitutas pero ellas son seres humanos iguales a cualquier otro, empujados por las circunstancias hacia senderos dificiles de transitar para algunos. Me di cuenta que de verdad hay en esas mujeres una delicada, sutil, tenue frontera entre lo que es su intimidad, su privacidad y lo que es su cuerpo.

Nosotros, los seres “normales” quizás nunca alcanzamos a comprenderlo pero es algo que realmente existe, y rompe paradigmas

Thursday, May 25, 2006

La tenue y muchas veces difusa frontera entre cuerpo y alma (Parte 1)


“Era un jueves gris, llovía.
Pídeme un remís decía,
en el lobby de un hotel barato,
viene de rentar su piel un rato,
con la algarabía del deber cumplido”
Ricardo Arjona: Iluso
Pienso mucho en “Once Minutos” de Paulo Coelho. La leí hace tres años buscando en ella la fórmula mágica que me descifrara la tenue frontera que existe para ellas entre lo íntimo y lo público.

María, la protagonista de la novela antes citada, escribió un día en su diario algo que me pareció clave: “…veo que aquellos que tocaron mi alma no consiguieron despertar mi cuerpo y quienes tocaron mi cuerpo no consiguieron llegar a mi alma”.

Difícil de interpretar pero allí está escrita la clave de todo.
Quiero entonces contar la historia de Eddy (nombre ficticio, por supuesto). Llegó a Caracas buscando un mejor futuro a partir de un cambio en su vida que había comenzado en su país de orígen.
Allá estaba felizmente casada con un eminente médico, con el cual procreó una hermosa criatura llamada Annie (también ficticio).
Todo era alegría en el hogar. Los hechos se desencadenaron muy rápido. Ella comenzó a notar cambios, inicialmente leves, después mas profundos, en su actitud. Ya no era el mismo hombre amoroso que había sido hasta entonces. Al indagar recibía como excusa los avatares de la profesión, las guardias, los pacientes urgidos, la dura vida de un médico. Pronto acabaría descubriendo lo que poco a poco habían ido anunciando las fragancias femeninas impregnadas en su ropa, las manchas de lápiz labial.
Al saberse descubierto decidió, sin más, marcharse. Ella no hizo nada por evitarlo.
Se sintió sola en el mundo. Nadie, en principio, quería acercársele. Son asuntos personales entre marido y mujer, alegaban.
No pudo soportar la presión social. Un día decidió dejar en el camino a amigos, familia y todo lo que había sido su vida en todos esos años. Con sus ahorros compró un par de boletos sin retorno a Venezuela.
El cambio fue radical. Total. No conocía a nadie en absoluto. Nadie a quien pedir ayuda.
Logró alquilar un apartamento adonde se mudó con su pequeña hija. Le estaba costando mucho rehacer su vida en un país extraño donde lo único que le era familiar era el idioma.
Pero tenía una hija convertida en el motivo por la cual debía salir adelante. Invirtió todos sus ahorros en un taller de costura. Compró las máquinas, los hilos, las telas, contrató las costureras.
El taller no fue exitoso debido en gran parte a que no podía estar siempre al frente de éste por el tiempo que dedicaba a su hija, acompañándola a la escuela, motivándola a estudiar y a adaptarse al nuevo escenario.

No pudo así evitar que la empresa del taller fracasara. “El ojo del amo engorda el ganado” dicen aquí en Venezuela. Al no poder atender el negocio, este anduvo a la deriva hasta que tuvo que cerrarlo, quedándose esta vez sin sus ahorros y con una hija que mantener.
Justo en esos días la conocí. Era alta, de piel cobriza, ojos grandes y mirada profunda. No accedía a intercambiar mas que monosílabos al principio, y luego no iba mas allá de un “hola” y un “adiós”.
Yo asistía en ese entonces a la universidad y a veces pasaba mucho tiempo antes de verla de nuevo. Llegué muchas veces a pensar que se había mudado. Entonces volvía a verla. Pero nada de avance.
Su hija en cambio era todo sonrisas para conmigo. Ella trataba de evitar que la niña me mirara. Hacía esfuerzos por distraerla. Pero la niña nunca dejó de sonreírme, mirarme y, finalmente, correr hasta mi y abrazarme cuando me veía.
Ella, a pesar de todo, permanecía firme en sus propósitos de aislarme, fría, indiferente. Sabía que no podía evitar mi contacto con su hija, pero hasta allí. Apenas un “hola” y un “adiós” eran mi mayor conquista.
Una noche nos encontramos en el estacionamiento, de manera fortuita. Estaba radiante. Maquillaje perfecto. Perfume afrodisíaco. Su carro fallaba y no encontraba la forma de encenderlo. Me ofrecí para ayudar. Como pude logré ponerlo en funcionamiento. Ese día obtuve un “gracias, es usted muy amable, hasta luego”. Era mi trofeo en el momento. Había ido más allá.
La siguiente vez que nos vimos volvió a campear la indiferencia. No podía entenderlo. De nada valieron mis intentos por avanzar. No encontraba las razones de semejante actitud.
Un amigo me trajo la dura respuesta un buen día. Me dijo: -ven conmigo este sábado y voy a mostrarte el lugar donde trabaja.
No dude un momento en ir hasta allá. La planta principal del negocio era un bar. Había muchísima gente bebiendo, conversando y fumando. Nos desplazamos a través de la densa capa de humo hasta unas escaleras situadas al fondo del local. Subimos y en la parte superior era otro el ambiente. Habían mujeres, muchas mujeres, ligeras de ropas. Era un prostíbulo. Y allí estaba Eddy.
Al principio no me distinguió entre la oscuridad y se acercó hasta donde estábamos mi amigo y yo. Cuando por fin pudo reconocerme, se quedó estupefacta, mirándome. Luego de unos segundos que parecieron minutos, se dio media vuelta y desapareció tras unas cortinas. No volvió a salir de allí.
Nos fuimos.
La verdad es que no supe que hacer, ni cómo reaccionar, ni cómo manejarlo, me fui muy triste a casa ese día. Nada que decir.
Guardé el secreto y le pedí encarecidamente a mi amigo que no lo divulgara.
Pasó bastante tiempo antes de que nos volviésemos a encontrar. Esta vez no levantó la mirada del piso. Su hija estuvo cariñosa como siempre. Ella, silente, como ausente, y no era para menos. Había descubierto su lado oculto.
Pero la historia no termina aquí...

Monday, May 22, 2006

Las bromelias de mi jardín

¡Hola a todos! Les presento a las Bromelias que coexisten en mi jardín, esperando que les gusten tanto como a mi. Un abrazo y se les quiere mucho:









Friday, May 19, 2006

Miyuki Sensei


*Traducción de la gráfica: "Profesora: gracias por ser una bendición y por tomarse el tiempo de cuidarnos. En mi boleta usted es una A+ querída profesora. Nadie puede compararse. Enseñar es tocar una vida para siempre".

Miyuki es mi profesora de japonés en Caracas.

Es diminuta, delicada en todos sus detalles.

Nació en Tokio y, según me cuenta, vivió en Paris. Algo le debe haber quedado de su estancia en la ciudad luz. Porque destila clase por los poros de su piel.

Es estricta en su clase. Tiene muchísima pedagogía porque las cosas mas difíciles las hace fáciles. Yo he estudiado mucho el idioma pero una cosa fue antes de Miyuki y otra muy diferente fue después.

Es rápida. No le gusta detenerse mucho. Lo de ella es el avance, la velocidad, la inteligencia.

Y la delicadeza.

No me canso de observarla. Sus blusas resaltan la sencillez y al mismo tiempo la clase que la caracteriza. Sus zapatos, aunque sean deportivos, destilan un brillo inusual, no se si es que va con el tamaño de sus pies, con su forma de caminar, pero verlos, o mejor dicho contemplarlos en un poema.

Ella se concentra tanto en su clase que no nota que la estoy observando a lo lejos. O quizás si lo nota pero no hace gesto alguno que la descubra.

Pregunta, corrige, explica, canta. Siii, canta en clase. Y cuando canta…que forma tan agradable de entonar su voz, tan melódica y delicada al mismo tiempo.

Miyuki canta, recita poemas, exalta a la naturaleza. Y todos extasiados. Las canciones japonesas salidas de su garganta son hermosísimas. Y uno se pregunta en ese momento si son las canciones que son bonitas o es Miyuki quien le da ese toque de dulzura y fina melodía. Probablemente sea lo último.

A veces me mira, después de terminar una canción y sonríe apenas. Yo estoy en las nebulosas. Floto después de aquel espectáculo privado.

Siempre llego cansado a clases. Salgo de mi trabajo y vuelo hasta el salón de clases. Al entrar, si llego tarde, tengo que pedir disculpas a la clase por interrumpir. Son las reglas de Miyuki. Todos las aceptan sin chistar.

Al comenzar la clase damos gracias al cielo por permitirnos estar allí. Si alguien se siente mal en clase, Miyuki aprovecha mientras hacemos los ejercicios y prácticas y lo llama hacia la parte posterior del salón. Lo sienta y le pregunta sobre lo que siente. Le impone sus delicadas manos.

Miyuki conoce muy bien el reiki, una antiquísima técnica de traspaso de energía para lograr el equilibrio entre mente, cuerpo y espíritu. Tiene su don, porque todos nos sentimos mejor al final de la imposición de sus manos. Al final de clase, damos de nuevo gracias por lo armoniosa de la reunión. Y nos vamos felices, cada quien a su manera.

Yo me voy extasiado porque siento que he estado cerca de un ángel. Dios te bendiga Miyuki sensei.

Monday, May 15, 2006

El antes y el despues en la vida de Kim Phuc



Corría el año de 1972. El mundo era sacudido por protestas en contra y a favor de la guerra de Viet Nam. Sentimientos encontrados. “Hagamos la paz y no la guerra” gritaban unos. “Hay que detener el avance del comunismo” decían otros.

Nueve años antes, en la aldea de Trang Bang, localizada a unas 30 millas al norte de Saigón,en la parte central de Viet Nam, nacía una niña cuyos padres la nombraron Phan Thi Kim Phuc. Sus padres eran campesinos agricultores a los que no les iba mal, hasta tenían una pequeña tienda en el pueblo.

Cuando la guerra comenzó, en 1965, alejados como estaban de la gran ciudad, no se imaginaban la pesadilla que estaban por vivir. Tarde o temprano las cosas iban a cambiar para ellos y se verían involucrados directamente en el conflicto.

El día 8 de junio de 1972, la guerra estaba en plena esfervescencia y las fuerzas del norte comenzaban a ganar terreno hacia el sur. La aldea de Trang Bang estaba siendo sitiada por las fuerzas pro-comunistas del Norte. Kim Phuc vive un infierno junto a su familia de agricultores. Al lugar acude el ejército de Viet Nam del Sur con el propósito de retomar el control. La situación se pone cada vez más difícil y se decide pedir ayuda a la fuerza aérea.

Horror. La aldea es bombardeada con Napalm, una especie de gasolina gelatinosa extremadamente agresiva, que al caer se adhiere a cualquier superficie incendiándola inmediatamente.

Según testimonios posteriores de uno de los pilotos que lanzó las bombas, a él le había sido informado que la aldea había sido evacuada previamente de civiles. No fue así, como se confirmó posteriormente. Los pilotos que bombardeaban la aldea vieron desde el aire a una columna armada que avanzaba por la carretera entre Trang Bang y Saigón, hacia las posiciones del ejército de Viet Nam del Sur, lo cual supusieron una amenaza y deciden bombardearla.

Kim Phuc huía del fuego que consumía su aldea por la fatídica carretera junto a su familia y algunos soldados del ejército de Viet Nam del Sur. Dos de los seis hermanitos de Kim Phuc, de nueve meses y tres años respectivamente y dos primos mueren instantáneamente al caer las bombas de Napalm. El resto de los niños corren desesperados hacia el fotógrafo de Associated Press Nick Ut, quien se encontraba en el propio sitio de los acontecimientos.

Nick Ut, instintivamente dispara su cámara y toma la fotografía que mas influyó en la opinión pública mundial que apoyaba el cese de hostilidades y el fin de la guerra, hecho que finalmente ocurrió siete meses más tarde. La foto conmovió al planeta entero (anexa al post, en blanco y negro), capta el horror del momento. Se hizo acreedora del premio Pulitzer. Una foto que aún hoy, 34 años después sigue tan impactante.

En ella se ve a Kim Phuc, corriendo desnuda en la carretera. Sus ropas se consumieron por el calor y más de la mitad de su cuerpo estaba quemado por acción del Napalm. Dijo Nick Ut que la niña gritaba mientras corría: -¡Muy caliente! ¡Muy caliente! El niño que se observa a su mano derecha, corriendo también y llorando es su hermano.

Kim Phuc rememoró el momento: -Yo vi las bombas. Vi el fuego. Había un calor terrible. Me arranqué las ropas quemadas, pero el dolor de las quemaduras no cesaba. La gente me echaba agua de sus cantimploras sobre el cuerpo para aliviar mi dolor, que era insoportable...

Nick Ut la tomó en sus brazos y la niña no dejaba de llorar producto de los intensos dolores que le producían sus quemaduras. La subió a la camioneta de la prensa y la trasladó a un hospital de Saigón junto a algunos miembros de su familia.

Cuando llegaron al hospital, los médicos, al ver su estado, no dieron esperanzas de que sobreviviera. Tenía quemaduras de tercer grado en más del 50% de su cuerpo. El dolor era insoportable.

¡Pero Kim Phuc sobrevivió! Luego de 14 meses en el hospital y 17 intervenciones quirúrgicas, finalmente pudo salir del hospital rumbo a su casa.

Kim Phuc se prometió a si misma que sería médico como los hombres que la salvaron. Comenzó a estudiar medicina en Saigón (que para ese momento ya había sido rebautizada como Ciudad Ho Chi Minh). El gobierno comunista pensó que ella debía servir como instrumento de propaganda del nuevo gobierno y la conminó a retirarse de la Un¡versidad. La ubicó en un sitio donde era vigilada las 24 horas del día y fue designada involuntariamente “Símbolo Nacional de la Guerra”.

En 1986 el gobierno le permitió continuar sus estudios (bajo supervisión) en La Habana, Cuba. Allí conoció al que posteriormente sería su esposo. Se casaron en 1992. Logró conseguir permiso para pasar la luna de miel en Moscú, Rusia. Durante el vuelo de regreso a La Habana, hubo una parada de reabastecimiento de combustible en Terranova, Canadá.

Kim y su esposo escaparon del avión y pidieron asilo en ese país. Actualmente es ciudadana canadiense y vive en Toronto junto a sus dos niños.

La foto en colores del post (de Jim McNally, del equipo de la revista Life) la muestra 23 años después, en 1995, con su primer hijo en brazos.

En 1997 fue nombrada por la UNESCO Embajadora de Buena Voluntad.

Una cita final de Kim Phuc: “Fue el fuego de las bombas el que quemó mi piel. Fue la destreza de los médicos lo que me salvó. Pero realmente fue el poder de Dios lo que sanó mi corazón”.

Saturday, May 13, 2006

¿Cual debe ser nuestra actitud?


Somos seres humanos. Tenemos sangre en las venas. Muchas veces no podemos dominar nuestros propios sentimientos. Y es allí donde debe encenderse la luz de alerta. Todos tenemos ataques de mal humor. Pero no todos podemos controlarlo de la misma manera. A veces la situación nos domina y las cosas se nos van de las manos.

¿La clave?

Mantener la ecuanimidad. Cosa difícil a veces, lo reconozco. Tengo en mis manos un libro del escritor argentino Alejandro Gorojovsky titulado “Cuentos de la India”. Como su nombre lo indica son recopilaciones de cuentos ancestrales transmitidos oralmente durante generaciones en la India. Hay uno que viene a colación con lo que hablamos.

Se llama “Un hombre ecuánime”, a continuación:

“En un pueblo del interior de la India vivía un hombre al que todos respetaban por su rectitud y bondad. Había enviudado tempranamente y tenía un hijo.

Entre sus pocas posesiones, contaba con un caballo.

Una mañana, cuando como de costumbre fue al establo para dar de comer al animal, se sorprendió al no encontrarlo allí. Resignadamente, aceptó que se había escapado.

Como suele suceder en los pueblos pequeños, la novedad se difundió rápidamente. Comenzaron a llegar los vecinos y, con ellos, los comentarios, habitualmente de este tenor:

-En verdad, la fortuna ha sido ingrata contigo. Sólo poseías un caballo y se ha marchado.

-Así es –dijo el hombre.

Pocos días habían pasado desde la huída del caballo. Una soleada mañana, cuando el hombre salía de su casa, se sorprendió al ver en la puerta a su caballo, que había regresado. Mayor aún fue su sorpresa al comprobar que había traído a otro con él.

Los vecinos volvieron para verlo. Dijeron esta vez:

-¡Qué buena suerte la tuya! No sólo recuperas tu caballo, sino que ahora tienes dos.

-Si, así es –dijo el hombre.

Ahora, como disponía de dos caballos, podía salir a montar con su hijo. Iban a cabalgar juntos con frecuencia, hasta que un día, mientras galopaban, el hijo se cayó del caballo y se fracturó una pierna.

Cuando los vecinos lo supieron, fueron a ver al hombre y opinaron:

-¡Lo tuyo si es verdadera mala suerte! Si tu caballo no hubiera traído un compañero consigo, tu hijo no se habría accidentado.

-Si, así es –dijo el hombre sin perder la tranquilidad.

Algunas semanas después, se declaró la guerra y todos los jóvenes del pueblo fueron convocados para la batalla. Todos, con excepción del muchacho que tenía la pierna fracturada. Los vecinos fueron a visitar al hombre y exclamaron:

-¡Qué buena suerte la tuya! Por no poder andar, tu hijo se ha librado de la guerra.

-Si, así es –convino una vez mas, sin inmutarse, el hombre ecuánime”.

Wednesday, May 10, 2006

Las dificiles relaciones humanas


Lo más difícil del mundo es lidiar con algunos seres humanos. A veces he tenido que discutir con personas a las que quiero. Uno se siente mal. Hay días así. Otros en los cuales uno se levanta al revés. O a veces, tal vez, otro se levanta al revés y se lo encuentra a uno. No hay nada más difícil de manejar que las relaciones humanas en esos casos.

Un caso: fui a un banco porque necesitaba dinero en efectivo. Era 24 de diciembre y la cajera del banco estaba trabajando a disgusto porque eran precisamente días festivos. Víspera de Navidad y le tocó trabajar. Y a mi me tocó presentarme a su taquilla. Fui a ese banco caminando porque quería hacer ejercicio y tenía que volver caminando. Pues a la joven no se le ha ocurrido otra cosa que entregarme el dinero en billetes de baja denominación, lo cual se traduce en mayor cantidad de billetes que tenía que traerme a casa. Un paquete pues. Si me lo hubiese dado en alta denominación no se notaba en mi bolsillo. Pues no. Ella estaba de mal humor y me dijo: -¡eso es lo que tengo! Le explique que tenía que volver a pie y podía ser peligroso. Nada. -¡Por favor, habla con el cajero vecino para cambiar! Nada. Y mal encarada la jovencita. Pagué los platos rotos de haber caído en la taquilla equivocada el día menos indicado. Gracias a Dios pude llegar con bien a casa.

Otro caso: Aeropuerto George Bush de Houston, Texas. Voy a la aduana. Funcionario de Inmigración de mal semblante. Me pregunta: -¿Que vienes a hacer a Estados Unidos? Contesto: -negocios… Responde: -Ummmm, ne-go-cios. ¿Dónde vas a quedarte? Respondo: Hotel Marriot at the Park. Responde: Ummmmm… Pregunta: ¿Has venido recientemente a los Estados Unidos? Respondo: -Si, ciertamente estuve en abril de 2005. Respuesta: -Ummmmmm. Pregunta: -¿Y porqué tienes este pasaporte tan viejo? (El mío data del 1994 pero en Venezuela nos dan dos extensiones por lo que está vigente hasta mediados de 2007) Respondo: -Aún está vigente, ha sido prorrogado y tiene validez…El funcionario me mira a los ojos como buscando a Osama Bin Laden en mis pupilas y me dice, reteniendo mi pasaporte y después de tomar mis huellas digitales: -Camina por ese pasillo, al final vas a encontrar un cuartito, alli te van a llamar para hacerte unas preguntitas… Cuando fui hasta el sitio indicado habían mas de 50 personas de todas las nacionalidades, especialmente de países africanos y asiáticos esperando ser llamados, lo cual a veces tomaba, como fue mi caso, 4 horas. Vine con un colega que no tuvo contratiempos, aparte de las preguntas de rigor, al pasar por otra taquilla. Otras veces hasta hemos compartido comentarios sobre Venezuela con los funcionarios, de buen humor por cierto. Pero esa vez caí con el equivocado.

La gente que trabaja directamente con el público, como los vendedores de las tiendas, los empleados de las taquillas de pago de servicios, los policías de tránsito y los choferes de autobuses públicos tienen que lidiar a diario con cualquier cantidad de gruñones, malencarados y aguafiestas que, finalmente aprenden a lidiar con ellos porque si no el mundo se convertiría en un infierno para ellos. Digo, cuando no son ellos los que se levantaron de mal humor y es entonces a uno al que le toca lidiar.

Es así en nuestro caos urbano de todos los días. La vida sigue de todos modos…

Saturday, May 06, 2006

Disney: el hombre detras del Imperio


Hoy estuve viendo en formato VHS la película de Blancanieves y los siete enanitos.

¿Qué me pasó? ¿Un tipo de 43 años viendo a Blancanieves? Pues si. Y hasta mi lagrimita dejé por alli, no lo niego.

He estado pensando en las últimas dos semanas en el hombre que en algún momento tuvo en su mente todo este vasto imperio que es ahora Disney.

Un imperio que maneja canales privados de TV, películas de gran éxito con actores reales y/o animados, cinco resorts vacacionales, once parques temáticos, dos parques acuáticos, 39 hoteles, entre otros. Son billones de dólares anuales.

Walter Elias Disney. Nacido en Chicago el 5 de diciembre de 1901 y fallecido 65 años y 10 dias después en California, el 15 de diciembre de 1966.

Cuando en 1934 Disney pensó en producir una cinta de dibujos animados a partir de un cuento de los hermanos Grimm, Blancanieves, muchos pensaron que estaba loco. Le vaticinaban que ese proyecto iba a acabar con los Estudios Disney. Su esposa y su hermano Roy, su eje financiero, trataron de persuadirlo de dejar el proyecto. Pero Walt veía algo que los demas no veían. Contrató a un renombrado profesor para darle clases de animación real a sus dibujantes, creó efectos especiales, estrenó tecnología de cámaras. Estaba decidido.

La producción comenzó en 1935. Para mediados de 1937 los Estudios Disney se quedaron sin dinero. Walt tuvo que convencer a los ejecutivos del Bank of America para que lo apoyaran financieramente a terminar el proyecto. Lo logró y la cinta se estrenó en el teatro Carthay Circle de Los Angeles el 21 de diciembre de 1937. Contó el propio Walt que para cuando se encendieron las luces del teatro, habiendo terminado la cinta, hubo una ovación de pie por parte de toda la concurrencia. Pudo ver lágrimas en los ojos de los niños y ¡adultos! asistentes. Había logrado el ansiado éxito.

La cinta se convirtió en la mas taquillera de 1938 logrando recaudar 8 millones de dólares de la época (unos 98 millones de dólares de hoy dia) ese año, siendo mayor el éxito cuando se sabe que los niños solo pagaron 10 centavos de dólar por entrada.

Esa era la mentalidad del hombre tras el imperio. Un hombre que fue capaz de viajar de Kansas City a Los Angeles, California con sólo 40 dólares en el bolsillo buscando un sueño dorado, convertirse en la referencia en cuanto a dibujos animados se refiere. Y vaya que lo logró.

En vida obtuvo mas de 950 condecoraciones y reconocimientos de muchísimas naciones alrededor de mundo, entre ellas la Legión de Honor del gobierno francés, doctorado Honoris Causa de Yale y Harvard, 48 premios Oscar y siete Emmys en vida y mas.

El creador, junto a Ub Iwerks, del ratón mas famoso del mundo en 1928, originalmente llamado Mortimer pero gracias a su esposa Lillian, el nombre fue cambiado a Mickey. Muchos dicen que era su otro yo. De hecho prestó su voz para las grabaciones originales hasta 1947. Dentro de dos años cumplirá 80 años.

Luego de Blancanieves, Disney continuó con muchas otras producciones famosas, como Pinocho, Fantasia, Dumbo, Bambi, series de TV como El Zorro.

Creó en 1955 el parque temático Disneylandia en Anaheim, California, contra viento y marea pues nadie mas que el tuvo la visión exitosa del parque, cuya inversión alcanzaba para la época los 17 millones de dólares que luego se vieron recompensados con mas de 5 millones de visitantes por año, aun hoy en dia.

Una anécdota final: Walt poseía un oído finamente dotado para dar voces a los animales. Una vez tuvo que darle voz a un buho llamado Arquímedes. Cientos de actores pasaron por el casting y fueron rechazados. Walt quería que Arquímedes hablara como un buho si un buho pudiera hablar. El decía oir en su interior la voz del buho. Alguien le comentó que un actor llamado Junius Matthews había representado a una patata en una función de radio. Walt dijo: -¡tráiganlo! Si habla como una patata también puede hablar como un buho. Dicho y hecho. Llegó Matthews, hizo la prueba y fue inmediatamente contratado.

Ese es el genio detrás del Imperio Disney.

Friday, May 05, 2006

Entregarse a Dios en el último momento...


La foto del post fue galardonada con el prestigioso premio Pulitzer en el año de 1962.

Es patética. Un símbolo contra la violencia en todas sus expresiones.
Siempre me ha impactado.
Pronto se van a cumplir 44 años de ocurrido el hecho.
Fue en la mañana del 3 de junio de 1962. La foto fue tomada por el venezolano Héctor Rondón y a través de las agencias de noticias le dió la vuelta al mundo.
En ella se observa al sacerdote católico Luis María Padilla, para ese entonces Capellán de la Armada, cuando en medio del tiroteo le da refugio al Cabo Segundo de Infantería de Marina Sequera. Minutos después murió en sus manos. Sus últimas palabras: "¡Ayúdeme Padre! No me deje morir aqui"
Fueron cruentos enfrentamientos armados que marcaron una sublevación militar contra el gobierno del entonces presidente de Venezuela, Rómulo Betancourt, y que quedaron registrados en la historia de Venezuela como "El Porteñazo".
La acción comenzó el 2 de junio de ese año en la ciudad de Puerto Cabello, mas concretamente en la toma de la Base Naval por los insurgentes.
Apenas enterado, el gobierno envió refuerzos de aviación y del ejército a aplastar la rebelión, lo cual se logró dos dias después con un saldo trágico de 400 muertos y 700 heridos al momento de retomar el control de la ciudad.
Tristes dias de los cuales hoy sólo queda el recuerdo...