Thursday, December 27, 2012

Mis lecturas del 2012



Escribo este post para contarles sobre los libros que he logrado leer durante este año. Son libros que escogí al azar, o me recomendaron, o tenía pendiente de otros años y no había logrado culminar.

Cada libro en sí encierra una magia a través de las palabras del autor. Descubres escenarios y personajes que se perfilan en tu mente y que corresponden a un universo que solo está en tu mente o en tu imaginación. Algunos personajes te llevan consigo, otros te absorben y se hacen parte de ti.

Mi deseo principal para el año que viene es el mismo del año pasado: lean, lean mucho, porque leer mucho los hace diferentes. Así que lean lo que se les antoje, disfruten esas líneas que otros han escrito para nosotros. La lectura nos deja mucho, así que busquen, indaguen, prueben autores, que en algún momento se encontrarán enganchados con un libro, y después otro, y otro más, es algo maravilloso.

Este año pude leer 35 libros, 10 más que en el 2011. Leí de todo, crónica, ficción, motivación. Mucha buena literatura en mis manos.

¿Cuál fue el que más me gustó? En la escogencia, difícil como siempre, solo incluyo los de crónica y ficción. Lo que considero buena literatura, aquella que me hace reír, llorar, entristecerme, reflexionar, al tiempo que no puedo parar de leer. Ha ganado “En la carretera” (El rollo mecanografiado original) de Jack Kerouac (Anagrama, 2009). Un libro tan interesante que me hizo viajar imaginariamente por el corazón de Estados Unidos, de Nueva York a California, con paradas en Denver y un millón de lugares, a la vez que seguía el trayecto de Kerouac con ayuda de un Atlas de carreteras de Estados Unidos de Rand McNally. Un libro que viví y disfruté al máximo. Una delicia de prosa. El mejor.

Menciones para: “La estepa infinita” de Esther Hautzig, maravillosa aventura autobiográfica cargada de sentimiento y sacrificio. “Sólo quiero que amanezca” de Oscar Marcano, crudos relatos excelentemente narrados, provenientes de la vida misma. “El astillero” de Juan Carlos Onetti, una vez más el Maestro Onetti recreándonos con episodios ocurridos en un Astillero que se niega a morir.
                                       
¿La lista (de los que terminé de leer)?

“La Nube”. Menena Cottin. Cyngular Asesoría 357, 2011.

“El aplauso va por dentro (y otras que van por fuera)”. Mónica Montañés, Ediciones B, 2010.

“Los buenos deseos”. Yiyun Li. RandomHouse Mondadori, 2010.

“Víctor Davalillo”. Asdrubal Fuenmayor Pérez. De Bolsillo-Radio Deporte, 2006.

“No me iré sin decirte adónde voy”. Laurent Gounelle. Planeta, 2011.

“Recuerdos de un callejón sin salida”. Banana Yoshimoto. Tusquets, 2011.

“Vivir”. Yu Hua. Seix Barral, 2010.

“Contra el viento del norte”. Daniel Glattauer. Alfaguara, 2010.

“Fábulas de carne y huesos”. Manuel Felipe Sierra. Ficción Breve Libros, 2011.

“El tiempo que querría”. Fabio Volo. RandomHouse Mondadori, 2011.

“Rumble”. Maitena Burundarena. Lumen, 2011.

“La huella del bisonte”. Héctor Torres. Editorial Norma, 2008.

“En la carretera”. Jack Kerouac. Anagrama, 2009.

“Sólo quiero que amanezca”. Oscar Marcano. Punto Cero, 2012.

“No es cuestión de leche. Es cuestión de actitud”. Carlos Saúl Rodriguez. Todo Actitud, 2012.

“La maestría del amor”. Miguel Ruiz. Urano, 2001.

“El pozo”. Juan Carlos Onetti. Santillana, 2007.

“Los desterrados”. Eduardo Sánchez Rugeles. Ediciones B, 2011.

“Con el corazón en la mano”. Chris Cleave. Maeva, 2011.

“El Astillero”. Juan Carlos Onetti. Santillana, 2007.

“El anclaje del subdesarrollo”. Carolina Jaimes Branger. Fundación Andrés Mata-El Universal, 2002.

“La estepa infinita”. Esther Hautzig. Salamandra, 2009.

“La vida privada de los árboles”. Alejandro Zambra. Anagrama, 2007.

“Bonsái”. Alejandro Zambra. Anagrama, 2006.

“El cuaderno rojo”. Paul Auster. Seix Barral, 2012.

“Diario de Invierno”. Paul Auster. Anagrama, 2012.

“La invención de la soledad”. Paul Auster. Anagrama, 2012.

“Historia secreta de una novela”. Mario Vargas Llosa. Tusquets, 2008.

“La alegría triste de emigrar”. Carlos Subero. Editorial Melvin, 2012.

“Antología del cuento triste”. Augusto Monterroso y Bárbara Jacobs. Suma de Letras, 2004.

“Tombuctú”. Paul Auster. Seix Barral, 2012.

“Miniaturas Salvajes”. Salvador Fleján. PuntoCero, 2012.

“Intriga en el Car Wash”. Salvador Fleján. Random House Mondadori, 2006.

“Esta gente”. Francisco Suniaga. Random House Mondadori, 2012.

“Underground. The Tokyo Gas Attack and the Japanese Psyche”. Haruki Murakami. Vintage Books, 2001.


Como pueden notar, son muchos libros buenos los que leí (crónicas, ficciones, de motivación), y me costó escoger el ganador y las menciones.

Ojalá que hayan podido disfrutar de la lectura, tanto como yo lo hice en el 2012.

* Anexo links a las escogencias de 2011, 2010 y 2009.

Saturday, December 22, 2012

Las palabras...



“La vida no tiene destino en el vivir. Desde la muerte venimos cuando nacimos. Hacia la muerte vamos cuando morimos. En el camino estamos cuando vivimos. Poco tiempo, en general, según cada destino.”
Oswaldo Vigas. Pintor venezolano.

Sabias palabras de alguien que ha recorrido un largo camino de vivencias.

Esta mañana salí a hacer mis cosas cotidianas y por cosas del destino fui a parar a una Galería de Arte. En una de las paredes estaban escritas estas palabras. Más que las obras que se exponían me impactaron las palabras. Y la causalidad de salir una mañana de sábado a encontrarme con ellas. Las sabias. Las necesarias.

Las leí varias veces. Y agradecía al mismo tiempo que alguien las hubiese puesto en mi camino. Siempre hay alguien que escribe cosas que son tan necesarias para comprender que estamos aquí de paso y que el tiempo de estadía no es infinito.

Al salir subí por una calle hermosa y tranquila esa mañana. Llegué hasta la esquina y de un local comercial, mejor dicho, de un enorme altavoz salía una melodía bien ingrata. Más que melodía era un ruido que parecía querer taladrar mi cerebro. Ni siquiera miré de qué iba el local. 

Crucé la calle y caminé alrededor de la plaza. Había poca gente en ella. Estaba adornada de Navidad, con un nacimiento enorme.
Pude haberme quedado leyendo en un banco. Pero no quise entrar.

Busqué una tienda para comprar un portarretratos donde colocar la fotografía de mis dos hijos. Un parroquiano me indicó dónde hacerlo. Entré y vi mucha artesanía. Figuras, tapices. Pregunté a una empleada por los portarretratos y me dijo que subiera un piso. Allí encontré varios, de madera y de metal. Me costó decidirme por uno de madera.

Ahora está allí, en casa, con la fotografía de mis hijos. Me gusta cómo se ve. Sobre un mueble y bajo un cuadro de calas blancas. Al lado de un bambucito chino. Los hijos están sonrientes. Con la certeza, en su juventud, de que vienen mejores tiempos.

C'est la vie…

Saturday, December 08, 2012

Caracas sufre...



Ya llegamos a diciembre de 2012 y quiero resaltar un fenómeno que nos está sucediendo y que no sabemos por qué razón sigue en aumento a niveles alarmantes.

Vamos camino de batir el récord de 19.000 homicidios en Venezuela para el año 2011. ¿A alguien le importa? A nadie, a juzgar por las cifras de asesinatos que no bajan. No hay alarmas. Pareciera que como es una acción repetida, generalizada, se hace algo común, sin importancia, se banaliza.

Según cifras de la ONG mexicana “Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal”, Caracas fue en el año 2011 la sexta ciudad más violenta del mundo, con un total de 3164 homicidios registrados, para un promedio de 98,71 asesinatos por cada 100 mil habitantes.

Las cifras son alarmantes y dan idea de lo peligroso que es estar en las calles caraqueñas, sobre todo en las noches y fines de semana, que es cuando se registra la mayor cantidad de casos.

Las políticas gubernamentales para reducir este flagelo simplemente no están dando los resultados esperados.

Creo que sería muy útil que algún organismo, público o privado, explicara a los ciudadanos las razones por las cuales no se han logrado, al menos, contener estas cifras.

*Imagen: Foro Penal Venezolano, ONG.

Sunday, December 02, 2012

Black Coffee



I'm feeling mighty lonesome

Haven't slept a wink


I walk the floor and watch the door


And in between I drink



Caminando por el parque con las manos en los bolsillos, a veces mirando las puntas de los zapatos, otras veces mirando al frente sin ver a nada ni nadie en particular.


Y de repente unos ojos, que llevados en dirección contraria, te someten, te poseen por instantes, antes de salir de tu campo visual.


Te niegas a voltear. Esos ojos son parte del pasado. Son historia. Aunque en el fondo sabes que te han matado.



Black coffee


Love's a hand me down brew


I'll never know a Sunday


In this weekday room



Miras la hilera de palmeras que se yerguen en el horizonte, jugando con la luz y el viento, tratando de opacar el majestuoso cerro que se oculta en vano al fondo. Las palmeras son hermosas y están ubicadas en un punto preciso en el espacio. Desde allí son protagonistas de todas las miradas. Desde allí lo observan todo.



I'm talking to the shadows


1 o'clock to 4


And Lord, how slow the moments go


When all I do is pour



Al continuar, inmerso en tus pensamientos, con la vista puesta en el horizonte, vas cerrando el ángulo visual al mismo tiempo que aparecen esos ojos que ya dejaste atrás. Se repite el fenómeno, vuelves a quedar en vilo. No sabes que hacer con esa mirada que te remueve el espíritu. Sales del inconsciente y entras en el consciente buscando la causa del desmadre de sentimientos. Son esos ojos que viste antes y que ahora son parte de tus pensamientos, de una mente que los ha logrado revivir para ti.



Black coffee


Since the blues caught my eye


I'm hanging out on Monday


My Sunday dream's too dry



Ya no están las palmeras en el horizonte. Ya el cerro es dueño del paisaje. Buscas inspiración entre los tonos del verde. Juegas con ellos. Creas formas. Concatenas. Buscas la nube que contrasta la luz y crea el tono preciso. Y caminas. No paras.


Now a man is born to go a lovin'


A woman's born to weep and fret


To stay at home and tend her oven


And drown her past regrets


In coffee and cigarettes



Una ráfaga de aire fresco acaricia tu cara. Olor a tierra mojada producto de una lluvia reciente. Ruidos de voces a lo lejos, que no alcanzas a entender. Un ligero silbido que haces al romper la trayectoria del aire que viene de frente hacia ti. Un ave ruidosa que se posa en los árboles cercanos y canta de felicidad, agradeciendo la vida que trae la lluvia. Y tú sigues. Nadie te espera. A nadie esperas.



I'm moody all the morning


Mourning all the night


And in between it's nicotine


And not much hard to fight



Aligeras el paso al entrar en la bajada. Te sientes más cómodo así. Continúas cortando el aire que se empeña en llevarte la contraria. En el horizonte aparecen unas casas. No sabes si hay alguien en ellas. No hay ruido. Nadie se asoma. Una antena maltrecha se yergue en un techo, y sobre la antena un zamuro que te observa, impertérrito, en silencio, parece parte de la estructura. Pero no es de metal. Es un plumaje negro y brilloso. Un corazón late dentro, con pulsaciones que ni se sienten.



Black coffee


Feelin' low as the ground


It's driving me crazy just waiting for my baby


To maybe come around



Dejas la antigua y horrorosa escena. Y en tu continuo andar percibes a lo lejos una figura femenina. Puede que sea la portadora de esos ojos que te han hecho daño. Lo intuyes. Mientras caminas aguzas la visión. Desde el espacio se observan dos figures que se acercan. Un hombre y una mujer. El hombre eres tú. Se te ve algo ansioso.


La mujer es desconocida. Es alta. Espigada. Atlética. Su cabello parece danzar con el viento que esta vez te viene de atrás. Desde el aire, las dos figuras a punto de converger. Cuando la tienes a tiro de piedra, la detallas y tropiezas con esos ojos. La sacudida no se hace esperar.



My nerves have gone to pieces

My hair is turning gray


All I do is drink black coffee


Since my man's gone away



Esta vez volteas a verla. Qué magnetismo el de esos ojazos. Quieres más, mucho más. La joven no ha dejado de mirarte. No te lo crees. Pero es lo que está ocurriendo ahora mismo. Pupilas que se encuentran. Corrientes que sacuden. En tu Ipod ha sonado Ella Fitzgerald en “Black Coffee”. Tú ya no eres el mismo.