Monday, July 28, 2008

La mejor medicina...

“Palabras de amor
sencillas y tiernas,
que echamos al vuelo por primera vez,
apenas tuvimos tiempo de aprenderlas
recién despertábamos de la niñez.”

Joan Manuel Serrat

Este post va dedicado a aquellas personas que dejaron, de diversas formas, su valioso mensaje de aliento y su buena vibra. Las palabras alivian, curan, tranquilizan, alegran, nos devuelven la sonrisa, nos recuerdan que el amor existe, y no hay distancia que pueda disminuirlo. Puedo dar fe de ello. ¡Muchas gracias!

Saturday, July 26, 2008

Las doñas han vuelto furiosas...


Increíble, ya son seis semanas en suelo estadounidense y aun faltan siete para mi regreso a Venezuela. Seis semanas en las cuales ha pasado de todo. Mis sentimientos han sido exigidos en demasía, sobre todo por la lejanía de los seres queridos, el no sentirlos ni poder tocarlos, con razón las señoras de marras, doña Nostalgia y doña Melancolía, quienes poseen todos mis teléfonos y direcciones sin que yo se los haya facilitado, no han dejado de visitarme.

Las veces que han venido y no me han encontrado es porque me les he escabullido, sin decirles, y me he ido a esconder a Galveston, a Omaha, a Lincoln.

Ha sido una lindísima experiencia el escondérmeles allá, en aquellos lares; no saben cuanto he disfrutado saber que me llaman a todas partes y nada que respondo. Que han tocado mi puerta en la oficina, o en el hotel y nada, ninguna respuesta.

Pero, ¡vaya!, que las señoras tienen una virtud, y es la de la paciencia. Ellas vienen, no estoy o no me encuentran, y se marchan sonrientes esperando la próxima oportunidad, acumulativa, por demás, porque cuando vuelven, regresan con los regalos de la vez anterior, más otros que consiguen en el camino, las muy caritativas doñas.

Llegan, entre ellas deciden si tocar la puerta o no, y cuando me doy cuenta, tengo una a cada lado, con una sonrisa, yo diría que un poco cínica, ya que no estoy sonriéndoles, ni he dicho nada que pudiese parecer gracioso.

Las ignoro, pero no les importa, ¿leyeron bien? no les importa para nada, saben, igual que yo, que su presencia no pasa desapercibida en mis fibras, me cuentan cosas, mientras ríen, me cuentan, me cuentan, ríen y me cuentan…y llega un momento en que no las quiero oír, pero me siguen contando…hasta que llega el momento en que las escucho, no queda más remedio que atenderlas, hacerlas sentir cómodas, como en su casa, aún a sabiendas de que no tuvieron la decencia de llamar a la puerta, ni anunciarse a su llegada, ni avisar, ni nada, con derechos exclusivos, pues.

Les noté esta vez una sensación de venganza en sus semblantes, tan parecidos semblantes, tanto que mucho me he preguntado si estas “madames” no serán gemelas. Claro, ya leyeron el post de Omaha, y me imagino la rabia que les dio no saber que escapé de ellas por algunos instantes, que disfruté de otros encantos, que mis sentidos lo agradecieron, no, aquello fue un agravío, y, como era de esperarse, volvieron con todo.

Presentía su visita, lo sentía, lo intuía. Ahora tengo mejor idea de lo malas que pueden llegar a ser.

Vinieron con un solo cuento, uno solo, que bastó para destruirme.

Lo dijeron a coro, como susurrándome al oído: “tu hija se graduó de Bachiller (High School), fue la oradora de orden del acto, estaba lindísima, radiante, con un halo triste en su mirada, pero radiante al fin; al final de su discurso fue ovacionada de pie por los presentes en su querido Colegio Teresiano…y tu no estuviste…”
*fotografía del portal del istituto italiano di cultura en Córdoba, España

Sunday, July 20, 2008

Hay cosas que inspiran...





Paseaba por las orillas del río Missouri, el río más largo de Estados Unidos, admirando esos paisajes, viendo correr esas aguas que van a desembocar al Mississippi.




En la orilla, vi un café con jazz. Caramelo para este niño. La arquitectura del local me encantó, más aún la música que provenía de él, y decidí acercarme.




Las melodías sonaban a través de los parlantes y mi inspiración aumentaba exponencialmente.




De las muchachas que atendían en el local, las cuales mire de reojo al entrar, vino a atenderme la que, a primera vista me pareció más antipática. Bueno, cosas de la lotería.




La señorita de marras se acercó y tuvo a bien preguntarme si me ofrecía algo de beber. La temperatura de 38 grados centígrados, con muy poca brisa, me dibujó un líquido amarillo, burbujeante, a muy baja temperatura, una cerveza pues, en pocas palabras.




Ordené una, y me cayó de un bien… cual si fuesen las mismísimas cataratas del Niágara en mi garganta en sequía. Suspiré, y agregué otro sorbo, y otro más, hasta hacerlo corriente.




Qué sabrosa cae una cerveza cuando el calor arrecia. Era muy temprano para comer. Tres de la tarde. Sin embargo yo ya estaba inspirado. Y pedí la carta de las ensaladas.




La chica de rigor no se hizo esperar, y, contra mi pronóstico inicial, me hizo una muy buena sugerencia, “la cual acepté”.




Caramba, siento que me hubiese adivinado el pensamiento, pues yo no me fijé demasiado en los ingredientes de la ensalada solicitada.




Incluyo la fotografía. Ya me la estaba comiendo cuando decidí plasmarla para la eternidad. No admite mayores preguntas. Una ensalada tan inspirada como yo, en una tarde calurosa como el verano en los llanos de Venezuela, esta vez a orillas del Missouri. Con mucho celery, como a mi me encanta, y unos camarones de fantasía, hermosos y grandes.




No hubo necesidad alguna de verter algún aderezo. Aquello me supo a gloria. La comí con fruición. Por momentos pensé en un vino blanco, pero el calor arreciaba, y la anfitriona preguntaba si deseaba otra botella con el preciado líquido dorado, a lo cual no podía negarme.




En un momento dado, al caer la tarde, le regalé la mejor de mis sonrisas a la señorita de rigor, corresponsable en algún grado de la delicia que había comido, y ella, contra todo pronóstico, la devolvió con creces. Hay días en que uno está inspirado.

Las casas de Omaha, Nebraska

Los caminos de Dios me han llevado a Omaha, estado de Nebraska, una ciudad hermosísima, con mucho verde y arquitectura espectacular.


Omaha, bonito es hasta pronunciarlo, con un acento en la primera vocal, es un nombre de origen indígena Sioux, y significa “río arriba”.


Es una ciudad importante dentro del estado, la rodean grandes sembradíos de maíz y soya, los cuales se pierden en el horizonte.


Me di un festín visual con la arquitectura de las casas del lugar, como de cuentos de hadas.


Aquí les dejo algunas fotografías, lástima que esta vez fui un desastre en lo que a manejar la luz se refiere y muchas imagenes no quedaron muy bien que digamos. A veces pasa. Disfruten de cualquier manera. Se les quiere mucho por estos, aquellos y los otros lares de Dios…

Sunday, July 13, 2008

Pisando tierra


Domingo en la mañana. Me levanto temprano sin ganas de hacer mucho pero teniendo que hacer bastante. A pesar de ser domingo. Una vez que mi vista deja de ser borrosa, y aún en la cama, echo manos al libro que reposa en la mesa de noche. Se trata de “Trenes hacia Tokio”, de Alberto Olmos (X premio de Arte Joven de Novela de la Comunidad de Madrid, editorial “Lengua de Trapo”). Apenas voy por la cuarta parte pero desde ya digo que me parece maravilloso, el manejo del lenguaje y la ironía, una forma sutil de decir unas cuantas verdades, hermoso libro.

Leo mucha literatura los fines de semana y a veces en las noches. Desde que estoy aquí, hace ya un mes, he terminado dos novelas, “El Rumor del Oleaje” de Yukio Mishima (editorial Alianza Editorial) y “Damas Chinas” de Mario Bellatin. De Mishima no podía esperar menos, es un maestro y ésta, una novela de amor bellísima, como pocas, con un final que uno no se espera, porque con Mishima puede pasar cualquier cosa. La trama amorosa, la descripción de los personajes, los paisajes de Japón, la narración en primera persona (mi favorita porque permite de alguna forma que el protagonista cobre vida en mi), gracias a Waipu Carolina por la recomendación.
La otra, “Damas Chinas”, de Mario Bellatin (editorial Anagrama), es una novela con mucha intriga, narrada de una forma poco común pero a su vez muy atrayente, que no sigue un orden cronológico, uno nunca se ubica en ninguna época sino en los hechos, que se suceden uno tras otro, sin piedad alguna. Enigmática y misteriosa, un ginecólogo narrando aspectos que tienen que ver con su profesión y a su vez otros de carácter atípico, de su sórdida vida paralela, sin juicios, sin un orden específico. Personalmente me gustó mucho y encontré muy interesante el estilo tan particular de hacer la narración.

Cuando uno se encuentra inmerso en estas misiones de trabajo, alejado de su familia, de sus amigos de toda la vida, la nostalgia y la melancolía aparecen de vez en cuando, con intenciones de quedarse contigo mucho tiempo.
En ese entonces uno procura mecanismos de defensa ante el huésped inesperado, y esos mecanismos para mi son la literatura, los libros técnicos, visitar museos y sitios históricos, ir a centros comerciales y visitar ciudades vecinas, fotografiar lugares y momentos.
No eliminan de un todo las constantes visitas de las dos señoras de marras (Doña Nostalgia y Doña Melancolía) pero te dan un poco más de respiro, de ánimo para recibirlas y decirles que no tiene caso quedarse mucho tiempo, pues no eres la victima indicada y además de ello, no son bienvenidas.

Sigo por aquí, pisando tierra, y poco a poco les iré contando mis vivencias por estos lares de Dios...

Tuesday, July 08, 2008

Galveston, Texas








Gracias por sus visitas cargadas de buena vibra a esta página virtual que los recibe de buena gana, gracias por el cariño recibido.

Fotografias del centro histórico de Galveston, Texas. Una imagen vale más que mil palabras. Se les quiere mucho por estos lares de Dios...


Friday, July 04, 2008

Amor por lo que se hace...


El amor por lo que se hace es fundamental en el éxito que pudiera obtenerse en cualquier campo del quehacer humano. Tan solo hay que ver la cantidad de personas que lo atienden a uno en un negocio, y que, a todas luces, se nota que lo último en el mundo que desearían hacer sería estar allí, dando la cara por la tienda, procurándote satisfacción.



En mi caso particular, me produce desagrado tener que lidiar con esas personas y trato, en la medida de lo posible, de no volver a ese lugar.


Me gustan en tanto los que manifiestan su amor por lo que hacen, y que lo sienten como suyo, aunque en realidad no lo sea. Son los verdaderos artífices de unas relaciones que se extienden en el tiempo y en el espacio, duraderas y fortalecidas. Son parte del ejército de gente que uno desea ver, de la gente que uno quiere encontrarse, de la sonrisa que se hace necesaria, del abrazo, del respeto, de la amistad y de la fidelidad.

Son ellos los que reflejan su amor en la comida que elaboran para el restaurant, y cuando deciden irse, sin decir una palabra, sin tan siquiera haberlos visto alguna vez, uno nota que se han ido, porque la comida cambia de sabor, de textura, de estética, en fin de cuentas, la comida pierde la pasión y el amor con que estaba hecha.

He visto una muestra de esos personajes en el encargado de cuidar las focas del Zoo de Houston. Cuanto entendimiento entre él y el animal, cuanto amor, cuanto respeto, cuanto cariño, cuanta pasión. Una muestra de lo que podemos aprender en las relaciones entre los seres humanos…

PD. Fuera de contexto, manifiesto mi satisfacción por la liberación de Ingrid Betancourt, un símbolo entre las tantas personas privadas de su libertad ilegítimamente en el mundo. Ingrid, te escribí una carta y te incluí en mis petitorios al niño Jesús. Estoy feliz y agradecido de haber sido escuchado, y sigo pidiendo por la liberación de todos los secuestrados, donde quiera que se encuentren, porque hay gente que los espera, y desesperan en la espera, porque son seres queridos, padres, hijos, hermanos, sobrinos. Pido también por ellos, los que no tienen esperanza y los que si la tienen…