Saturday, January 27, 2007

Sobre libros y libreros



Ya antes escribí sobre mi pasión por la lectura. Siempre encuentro el momento indicado para arrellanarme en mi sofá y a leer se ha dicho. Es una pasión incontrolable. Nadie se imagina lo feliz que soy cuando entro a una librería. El simple olor me tranquiliza y me alegra el espíritu. Lo primero que hago es mirar alrededor, las estanterías, los libros que desde lejos se ven multicolores por doquier. Luego me dirijo a mis secciones favoritas (idiomas, viajes y literatura), a ver qué hay de nuevo.

Voy a dos tipos de librería, la grande, una inmensa, de dos pisos, donde entro generalmente los fines de semana y salgo dos, tres o cuatro horas después, en las nubes de tanto ver, y muchas veces con algún ejemplar debajo del brazo.

También voy a otras donde existe la figura del librero, ese amigo que, aunque no te des cuenta, conoce tus hábitos de lectura y te recomienda las novedades, ese que te escucha los cuentos y te ayuda a liberar el estrés, ese que sabe cuándo vienes a comprar y cuándo a conversar sobre cierto y determinado libro, ese mismo que ha leído tanto sobre tantas cosas, que conoce tanto sobre libros y editoriales, entre otras cosas.

Ya tengo varios amigos libreros. Los más allegados son Eduardo Castillo (Librería Centro Plaza) y Alexis Romero, que también es poeta y escritor (Librería Templo Interno). Aunque no somos amigos, conozco al señor Andrés Boersner, de la Librería Noctua, donde generalmente reina un silencio tan bonito, tan relajante, que no me he atrevido nunca a interrumpirlo para presentarme sino para preguntar algo, que él responde con mucha dedicación. Hace poco tuve la dicha de conocer al señor Roger Michelena, gran librero, padre de mi amiga Samadhi, compañera de clases de mi hija.

A Eduardo lo conozco desde mi adolescencia y nuestras conversaciones son bastante gratificantes, qué decir de las mantenidas con Alexis, quien últimamente me ha recomendado grandes libros.

Entre ellos, el último que leí, de Milan Kundera, “La insoportable levedad del ser” (me lo prestó Alexis ya que no se consigue actualmente en Caracas). Gran libro, me trajo a la mente personajes y hechos que se repiten en la historia de nuestro país actualmente. Es un libro fascinante donde a través de la historia y vivencias de cuatro personajes principales, Kundera nos desliza los entretelones de la invasión rusa a Checoeslovaquia, por allá por el año 1968 (¿otro déjà vu?).

Actualmente estoy terminando “Cotidiano. Manual de Instrucciones” del Arquitecto Alberto Sato, un libro extremadamente interesante, conteniente de una serie de ensayos realizados en torno a los objetos. No se puede leer con rapidez, es necesario leer y sedimentar. Para mí, Sato es un genio describiendo la razón y ser de las formas y los objetos.

El siguiente en la fila es “El Abanico de Seda”, de Lisa Lee, sobre la vida de unas mujeres en la China del siglo XIX. El tema me atrae sobremanera, tanto como el de las Geishas, de las cuales he escrito anteriormente.

Como pueden haber notado, la lectura es mi hábito favorito. Con los libros he viajado, reído, llorado y reflexionado muchísimo. ¡Larga vida a los libros!

Sunday, January 21, 2007

Pensando con el corazón...


...así lo escribió mi amiga Sarsillo, en Sevilla, España. Y es que algunos piensan las cosas más cerebralmente mientras que otros lo hacen directamente con lo que dicta el corazón. Yo tengo más inclinación hacia los últimos. Lo ideal sería el equilibrio de las cosas, pero creo que genéticamente venimos así. Estamos siempre pegados hacia uno de los extremos y como tal nos comportamos.
No tiene nada que ver con la bondad de las personas porque conozco algunos que son muy buenos samaritanos y su forma de pensar es sumamente racional. Todo tiene un porqué y un razonamiento adecuado. Con el corazón no todo tiene razón de ser...

Hay un viejo cuento tibetano, titulado las tres calaveras, y dice que allá arriba en el Himalaya había un peregrino que, en su caminar, se topó con tres calaveras. Alarmado, hizo saber del hallazgo al monarca del reino de Tibet. El monarca envió a por ellos y los hizo traer hasta su médico de cabecera, un anciano muy sabio. Le pidió que, dada su sapiencia, le indicara cuál de los tres cráneos pertenecía a la persona más bondadosa. Después de mucho investigar, y al pasar de los días, el médico fue ante el soberano, diciéndole que ya tenía la respuesta, señalando a uno de los cráneos. El rey pidió mas explicaciones, a lo que el galeno respondió: “al primer cráneo le pasé un cable por un oído y le salió directamente por el otro. Esta era una persona que le decían algo por un oído y le salía por el otro, como si nada. Al segundo cráneo, le pasé el cable por el mismo oído, y le salió por la boca. Persona indiscreta que no podía escuchar nada porque de inmediato iba a contarlo. Al tercer cráneo, le metí el mismo cable y éste fue a parar directo a la parte inferior del cráneo, en dirección del corazón. Las cosas que escuchaba las enviaba directo al corazón, para su análisis. Esta era, sin duda, la persona mas sabia, y posiblemente la más bondadosa”.
Gracias Sarsillo por hacerme reflexionar sobre ello...

Saturday, January 13, 2007

Los momentos en la cumbre


A Tenzing Norgay (1914-1986)


Finalmente Tenzing Norgay posó sus pies en la cima del monte Everest, el Chomolungma de sus pensamientos.

Bajo esos pies cansados estaba el objetivo más anhelado por los escaladores del mundo, y para muchos de ellos, completamente irrealizable.

Seis intentos, con voluntad de acero, como buen guerrero de la luz.
A continuación una entrevista realizada en mis sueños, pero no por ello menos real...

OA: Señor Norgay, mis saludos, yooo…

TN: ¡Tenzing!, solo Tenzing Oswaldo, llámame Tenzing…

OA: Está bien. Quería decirle que escribí un post sobre usted en una bitácora. Lo hice porque usted está en mi mente desde que tenía 14 años, cuando vi por primera vez su fotografía en la cumbre del Everest, en mi libro de Geografía.

TN: No pudiste ver mi cara, je, je, je, me cubría con la máscara de oxigeno, tu sabes cómo son las cosas por esos lares, je, je, je…la tomó el propio Hillary, y, ¿sabes? Por la emoción del momento olvidamos tomar una de él… bueno...tampoco yo era bueno operando la cámara. No son como esa que tienes tu. Estamos hablando de 1953...

OA: Querido Tenzing, ¿podrías narrarnos esos instantes?

TN: ¡Claro! Cómo olvidarlos. Están nítidos en mi mente.

OA: Sir Edmund Hillary y tu, allí, mirando alrededor, todas las cumbres brillando con los rayos del sol (eran las 11:30am), las cumbres mas altas del mundo, el sueño de todos los alpinistas, pronto el mundo se enteraría y…

TN: Déjame que te cuente, lo estoy viviendo de nuevo (mira al infinito y vuelve a sonreír) ...

TN: Cuando al fin nos paramos en el techo del mundo, Hillary y yo nos abrazamos. Lo mejor que pudimos porque el equipo nos estorbaba un poco. Recuerdo cuando exclamé: “¡lo hicimos!”. El no entendió lo que dije, sabes, porque llevábamos puestas las máscaras de oxigeno. Pero eso ahora no importaba. Ese viernes en la mañanita, cuando nos despertamos, yo había pensado: “hoy tenemos que hacer cumbre, es ahora o nunca”.

OA: Y lo hicieron, horas mas tarde, sabías que al escalar esa pared encontrarías la cumbre, o…

TN: Nunca se tiene la certeza absoluta de que allí está, lo imaginas pero muchas veces, cuando escalas la pared, consigues otra pared, tan difícil de escalar como la que ya superaste, así que solo lo descubres cuando miras alrededor y compruebas que no hay más nada que ascender.

OA: Y ¿entonces?

TN: Bueno, es una emoción muy grande, imposible de describir con palabras. Creo que estuve cerca de lo que en mi religión llaman iluminación. Sabíamos que el regreso era difícil, un camino que estaba aun por recorrerse, pero mis primeros pensamientos fueron hacia el cielo. Sentí profunda gratitud con el Universo porque, a pesar de mis seis intentos fallidos, aun así había llevado a cabo mi deseo, lo que tanto había anhelado.

OA: ¿Y que hiciste, físicamente?

TN: Bueno, cavé un hueco en la nieve y coloqué allí algunas ofrendas, tu sabes, cosas simbólicas que había traído conmigo, llevado por nuestras creencias. Mi esposa y yo somos budistas, ¿sabes?

OA: Si, si, también leí sobre eso.

TN: Hubiese preferido ofrendar allí mis ropas y mi equipo de ascenso, pero si fuese así, ¿cómo bajaría?

OA: ¿Qué dejaste entonces?

TN: Bueno, unas galletitas, no sabes el valor que tiene una galletita allá arriba, una pluma azul, de esas para escribir. Las tapé con la nieve, me senté y oré.

OA: Me llama la atención lo de la pluma…

TN: Je, je, je, no era gran cosa Oswaldo, mi hija Nima la envió conmigo para ofrendarla en la cima. Ella sabía que yo llegaría esa vez. Era un regalo de mi familia. Nima me pidió encarecidamente que la pusiera allá en la cima. Una simple y ordinaria pluma, pero a su vez uno de los objetos mas preciados por ella. ¿sabes algo? Después que la enterré, le conté lo mismo a Hillary. El sonrió amigablemente y mostró comprensión hacia mi (una lágrima rodó por la mejilla de Tenzing).

OA: (Silencio prolongado) ¿y luego?

TN: ¿Luego? Bueno, saqué cuatro pequeñas banderitas de mi bolsillo, donde las tenía amarradas con una cuerda como de un metro de largo. Amarré la cuerda a mi piolet (bastón de alpinista) y lo levanté hacia el cielo. Fue allí cuando Hillary me tomó la famosa fotografía. Las banderitas volaban a los cuatro vientos. Como tenía que usar de nuevo mi piolet para el descenso, enterré las puntas de la cuerda en la nieve y dejé las banderitas horizontalmente, en la cima, sobre el suelo. Tenía sed y saqué mi botellita de limonada, pero…

OA: Nunca falta un pero…

TN:…nooo, je, je, je, sucede que la tapa se congeló y no la pude abrir, asi que no bebí nada, no pude, me tuve que satisfacer con unas galletas, que también compartí con Hillary.

OA: ¿Alguna otra anécdota?

TN: Miles, Oswaldo, miles. Sabes que un año antes intenté llegar a la cima con mi amigo Raymond (Raymond Lambert, alpinista suizo) pero el clima se puso muy hostil cuando estábamos bien cerca del objetivo (estuvieron a 8600m, lo mas alto escalado por el hombre hasta ese entonces). Tuvimos que pensar en nuestras vidas y regresar. Fue muy triste pero logré un amigo. Raymond es mi amigo. Compartimos tienda durante toda la travesía en las dos expediciones suizas del año anterior. Con Hillary y los ingleses fue diferente. Estuve solo en mi tienda hasta la noche anterior a la cumbre, cuando la compartí con Hillary. Tu sabes Oswaldo, otras gentes, otras costumbres.

OA: Pero tengo entendido que Hillary y tu llegaron a ser grandes amigos, y que muchos ingleses aún hoy en día, saben bastante de ti y de tu vida…

TN: Nada más cierto mi querido Oswaldo, nada mas cierto…

OA: ¿Cuántos idiomas hablas, Tenzing?

TN: Tu y tus cosas, ja, ja, ja. Puedo entenderme y hablar en doce idiomas, incluido el japonés. Se que llevas años intentando aprender japonés, ¡¡Ganbatte!! (no desmayes, insiste).

OA: Me gusta mucho, voy poco a poco, ya no paso hambre, ja, ja, ja…

TN: Claro que no leo ni escribo todos esos idiomas pero los entiendo perfectamente, y la gente que los habla me entiende a mi.

OA: Asombroso. ¿Te quedó algo de Lambert, aparte de su amistad?

TN: (Largo suspiro) Raymond me mostró el poder de la amistad, en toda su intensidad, un caballero en todo el sentido de la palabra. Nos entendimos a la perfección. Después de nuestra última incursión al Everest me regaló una bufanda roja, la misma que vestí durante todo el periplo de 1953, hasta la cima. Siento que Raymond también estuvo allí, con nosotros (silencio largo). De veras lo estuvo.

OA: ¿Cuánto tiempo estuvieron allí en la cima? ¿Te sentiste bien todo el tiempo?

TN: Nos quedamos allí más de un cuarto de hora. Agradecimos mucho que no hubiese mal tiempo que nos impidiese quedarnos. A veces sucede que al llegar, cambia el clima y tienes que bajar rápidamente. Con nosotros no sucedió. El Universo conspiró para que lo disfrutáramos. Allí arriba tenía las ideas claras, me sentí descansado, a pesar de que horas antes de llegar me sentí bastante agotado y sin fuerzas, pero más pudo el deseo y la voluntad, mía y de Hillary. Nos sentimos raros en esos instantes de nuestras vidas. Pero no pudimos pensar mucho en ello. El peligroso descenso nos esperaba, con todos sus riesgos.

OA: Ya sabemos el final, gracias Tenzing, gracias por contarnos. Nosotros, los que amamos las montañas, los que amamos la vida, nunca, pero nunca te olvidaremos. Gracias por tus bendiciones, donde quiera que estés. ¡Venga un abrazo! (lágrimas de ambos).


*Entrevista inspirada en la traducción hecha por Per Jerberyd, www.jerberyd.com , de la historia incluida en el libro "Touching my Father´s Soul", de Jamling Tenzing Norgay, hijo del famoso montañista sherpa.

*Fotografía del post: Tenzing y Hillary en el Everest, tomada de la página web de la Royal Geographical Society (www.rgs.org) (Copyright)

Sunday, January 07, 2007

Tenzing, el guerrero de la luz



El 29 de mayo de 1953, un apicultor neozelandés, Edmund Hillary y el sherpa Tenzing Norgay, cocinero y horticultor, como miembros de la expedición británica comandada por el Coronel John Hunt, hacen cumbre por primera vez en el monte Everest , también llamado Chomolungma o Diosa Madre (8848 metros de altitud).

Dejaron atrás una larga lista de expediciones fallidas que desde 1921 intentaron llegar a la cima. Tenzing participó en seis de ellas, previas a la de Hunt, y un año antes, en 1952, con el suizo Raymond Lambert, estuvo a punto de hacer cumbre, sólo que el clima les jugó una mala pasada y los hizo regresar, cuando estaban a 8.600 metros de altura.

El británico George Leigh Mallory intentó llegar en 1921, 1922 y 1924. Se dice que en ésta última, el y Andrew “Sandy” Irvine lograron hacer cumbre, pero no dejaron evidencias al no sobrevivir para contarlo, desapareciendo en el hielo (Hillary y Tenzing buscaron rastros de ellos en su ascenso y cumbre de 1953 pero no encontraron nada en una cumbre que, tranquilamente puede variar su altura de nieve en mas de un metro, de un año a otro). Se llegó a pensar que nunca más se sabría de Mallory pero sorprendentemente su cuerpo fue hallado en 1999, con su morral (backpack) aún colgado en la espalda, a 8230 metros de altura. ¿Iba aún subiendo o venía de regreso? Nunca se sabrá.

Hoy en día, con los recursos tecnológicos que no contaban en ese entonces, y aún cuando sigue siendo un difícil escollo, muchas expediciones han logrado la hazaña, entre ellas la del proyecto venezolano “Cumbre”, que con Marcus Tobía y el desaparecido montañista José Antonio Delgado, posaron en el techo del mundo el 23 de mayo de 2001.

Llamado Namgyal Wangdi, nació en 1914 en una tienda en Tibet, siendo el número 11 de 13 hermanos, de los cuales 8 murieron por desnutrición. Sus padres vivían en el valle de Khumbu, a apenas un día de viaje del Everest, y eran de religión budista. El pequeño Namgyal fue llevado ante un Lama del monasterio de Rongbuk, quien, al consultar los libros sagrados, proclamó que Namgyal era la reencarnación de un hombre muy rico que había muerto recientemente en el valle de Khumbu. Insistió en que su nombre fuera cambiado a Tenzing Norgay, que significa “rico y afortunado seguidor de la religión”, y predijo grandes cosas para el niño.

Luego de las primeras expediciones al Everest, los sherpas ganaron fama como grandes porteadores y los exploradores pagaban más del dinero que ellos ganarían cuidando el ganado en las llanuras tibetanas. El joven Tenzing se vio entonces atraído por una montaña que el desconocía (como Everest) pero que pronto se dio cuenta que era la misma que su madre denominaba Chomolungma, que en lengua tibetana significa “la montaña tan alta que ningún pájaro puede sobrevolarla”.

Nadie intentó ganar la cumbre con más énfasis que Tenzing, quien formó parte de expediciones siendo desde simple porteador hasta insigne miembro de equipo. Participó como porteador en las expediciones británicas de Eric Shipton en 1935, Hugh Ruttledge en 1936, H.W. Tillman en 1938, en la del canadiense Earl Denman en 1947 y con su gran amigo, el suizo Lambert dos veces en 1952, ya no como porteador sino como miembro pleno de las expediciones suizas.

“Desde muy dentro de mi corazón, yo necesitaba llegar a la cumbre. Es una fuerza mas grande que nada en la Tierra la que me impulsó a lograrlo”.

Ocurrió el 29 de mayo de 1953 a las 11:30am junto a Hillary, escribiendo así la página más grande del alpinismo mundial y una de las proezas más grandes logradas por el hombre.

Paulo Coelho nos dice que “un guerrero de la luz es alguien capaz de escuchar el silencio de su corazón, que vive sus sueños, acepta la incertidumbre, se alza ante el destino, sabe valorar el milagro de la vida, acepta las derrotas sin dejarse abatir por ellas y cuya búsqueda lo lleva a convertirse en quien quiere ser. Con serenidad va hacia su lugar sagrado y se viste con el manto indestructible de la fe. La fe detiene todos los golpes. La fe convierte el veneno en agua cristalina”

El 9 de mayo de 1986 Tenzing dejó este mundo. La procesión de su funeral tenía más de un kilómetro de largo.

*Sherpa: grupo étnico de la región montañosa de Nepal, en el Himalaya. En tibetano "shar" significa este y "pa" significa gente. Los sherpas migraron del este del Tibet a Nepal durante los últimos 500 años.
Fuentes:
Fotografía del post tomada de Images at Royal Geographical Society www.rgs.org (Copyright)

Monday, January 01, 2007

Comenzar el año con Cervantes


¡Feliz año nuevo para todos!

Mi amiga Daimira Bello me envía, directamente de la región del Tirol austríaco este mensaje con fragmentos de la novela mas famosa de todos los tiempos, las aventuras del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes y Saavedra.

Nada mejor para comenzar el año que leer estos fragmentos que no pierden validez en el tiempo.

¡Gracias Daimira por tenerme presente desde tan lejos!


" Hoy es el día más hermoso de nuestra vida, querido Sancho; los obstáculos más grandes, nuestras propias indecisiones; nuestro enemigo más fuerte, el miedo al poderoso y a nosotros mismos; la cosa más fácil, equivocarnos; la más destructiva, la mentira y el egoísmo; la peor derrota, el desaliento; los defectos más peligrosos, la soberbia y el rencor; las sensaciones más gratas, la buena conciencia, el esfuerzo para ser mejores sin ser perfectos, y sobre todo, la disposición para hacer el bien y combatir la injusticia donde quiera que estén.


(...) En esto, le vino al pensamiento cómo le haría, y fue que rasgó una gran tira de las faldas de la camisa, que andaban colgando, y diole once ñudos, el uno más gordo que los demás, y esto le sirvió de rosario el tiempo que allí estuvo, donde rezó un millón de avemarías. Y lo que le fatigaba mucho era no hallar por allí otro ermitaño que le confesase y con quien consolarse; y así, se entretenía paseándose por el pradecillo, escribiendo y grabando por las cortezas de los árboles y por la menuda arena muchos versos, todos acomodados a su tristeza, y algunos en alabanza de Dulcinea.


(...) Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los libros, así de encantamientos como de pendencias, batallas, desafíos, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles; y asentósele de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas sonadas soñadas invenciones que leía, que para él no había otra historia más cierta en el mundo. "