Monday, April 30, 2012

El escritor express


Cuando comencé a escribir en la red no fue porque me gustaba hacerlo desde antes, en papel, no. Fue porque alguien me contó que un compañero de curso escribía en la red y tenía muchos seguidores de sus textos. ¿Seguidores? ¿Textos? Palabras nuevas. Indagué un poco más y descubrí que en ésa internet donde estaba cansado de navegar existía el BLOG.

Algunos de mis amigos ya habían escuchado la palabra, yo incluso la había visto entre “google” y “google”, sin prestarle mucha atención. Ahora, y gracias a un compañero de curso, he tecleado la palabra “blog” en google obteniendo más de 16 millardos de resultados. El amigo me orientó en el bosque de resultados: Escribe: “¿Cómo crear un blog?”. Así llegué a “Blogger”, vía “Crea tu propio blog. Date a conocer al mundo”. 

"Just what I needed!" (Justo lo que necesitaba), diría Mario Bros.

Acto seguido me convertí en escritor. Comencé a “generar contenido”, por decirlo con los vocablos de moda. Escribir era mi norte, con o sin errores de ortografía, lo que importa es expresarme. De repente utilizar el corrector. Corrí de nuevo al amigo y él me explicó cómo usarlo. Listo. No más errores. Ahora, el corrector no genera ideas. Como que me toca a mí. Uhmmm.

Meses de escritura, publicando inicialmente de a tres por semana, que poco a poco se fueron reduciendo, en la misma medida que me fui cansando del boom, y fue declinando la voluntad. Luego uno por semana. Después uno al mes. A los seis meses: “Blogcito querido, he venido a revivirte. No creas que te he abandonado. Son los avatares de la vida. A ti te debo mucho. Me has hecho famoso. A ti vuelvo y prometo no abandonarte jamás”.

Luego de un año sin publicar, un día cualquiera, mientras indagaba sobre los MTV Music Awards, por coincidencia apareció una vieja entrada propia. “¡Es mi blog!”. Ya no me acordaba de la clave de acceso. Ni de cómo poder recobrarla. Ya no estaba el amigo al cual preguntarle. Ni otro que se ocupara de nimiedades tales como el acceso a un ¿blog? Bueno, tampoco es que había ganas de escribir, ni tiempo. Como que para ser escritor hacer falta mucho más que amigos cercanos que digan que lo eres. Mucho más que textos vacíos y nimios, que nadie lee.

Ahora pienso que debí confesar que en la escuela, en las clases de Lengua, leía los resúmenes de los libros que me ordenaban leer en internet porque nunca he sido capaz de abordar, mucho menos terminar de leer un libro. Si tuviera la clave de acceso lo escribiría. Un “Yo confieso”. Pero no. Total, ¿quién lo va a leer? ¿Yo escritor?  Nah.

Saturday, April 28, 2012

Jarabedepalo




El público variopinto, entre jovencitas eufóricas y adultos muy contemporáneos, disfrutaba por igual.

La singularidad de un escenario que divide al público en dos salas de asientos sin contacto entre ambas y  con un único escenario, que incomoda al público que se siente ignorado si el artista mira más hacia la otra sala, o al artista, que como bien lo definió ese día: “es como tener una cita con dos novias al mismo tiempo”.

Pero nada de eso pudo alterar la buena vibra que en Caracas contagió Pau Donés (Líder) junto a Carmen Niño (¡que bella!, bajista), Alex Tenas (batería), Jimmy Jenks Jimenez (saxo alto y tenor) y Riki Frouchtman (guitarra). Ellos forman Jarabedepalo, una propuesta de rock fusión que no se parece a otra. Graban lo que les place sin importar si va a gustar o no. Son autores de sus propias letras y música.

¿Por qué me gusta tanto su música? La respuesta puede encontrarse quizás en lo transparente de su propuesta, la hermosura y al mismo tiempo sencillez de sus canciones que se me quedan pegadas por semanas y meses, sin que nadie ni nada pueda hacerme olvidar.

“Depende”, “Mama”, “La Flaca”, “Realidad o sueño”, “Agua”, “De vuelta y vuelta”, “Bonito”, “Ying Yang” y la última en venir a quedarse: “Frío”.

La sencillez de Pau, a quien nunca había visto hasta el pasado miércoles, pero a quien conocía muy bien a través de las letras y la música de sus canciones, bastó para llenarnos durante dos horas las baterías de una buena vibra que nunca olvidaré.

“Llueve afuera
pasó el tiempo
me acuerdo de ti
de esos días increíbles
de tu amor irrepetible.

Llueve afuera y hace frío
nunca supe despedirme
sólo quería decirte
que San Valentín no existe.”
PD: Jimmy Jenks, gracias por los solos de saxo, fantásticos.

Thursday, April 26, 2012

El chip del alma



“En la vida hay amores que nunca pueden olvidarse…”. Es la letra de un viejo bolero en la voz de Tito Rodríguez. ¿Y ustedes en qué piensan cuando escuchan eso?
Cada uno de nosotros guarda dentro de sí un cofrecito de recuerdos de esos amores inolvidables.
Podremos olvidar objetos valiosos, cambiar de casa o de país, pero ese cofrecito no se lo mostramos a nadie y no lo dejamos en ninguna parte. Lo atesoramos. Es como un chip adherido al alma.
No importa lo que pesa el contenido, es la intensidad del momento vivido lo que lo llena.
Un beso (furtivo o no), una caricia, una llamada, una carta recibida o enviada, un souvenir, una sonrisa, una mirada. Son muchas las formas de aderezarlo.
Y cada uno de esos instantes eternos lleva consigo implícita una melodía; bien porque sonaba de fondo en ese momento, bien porque con el tiempo encontramos similitud entre la letra y el instante, o porque la música evoca la mirada, el beso o la chispa que enciende el recuerdo.
Y ese recuerdo está, no cambia con los años, vueltas va y vueltas viene en nuestra mente. Y basta que lo evoquemos para que la sonrisa se nos dibuje a flor de labios…

Saturday, April 21, 2012

La máxima de Iwao


Iwao Komiyama es uno de mis cocineros favoritos. Junto a Narda Lepes y Karlos Arguiñano forman una trilogía de seres privilegiados que, a través del encanto de la preparación de recetas, te van pincelando ante las cámaras un mundo verdaderamente posible, lleno del encanto de la sencillez, la generosidad y la exploración constante de los sentidos.

La cocina, como sabemos, es ese rincón de la casa donde suceden las reuniones más extraordinarias que pueden existir. Donde la gente se abre, tal cual como es, y sucumbe ante los encantos de los olores de la buena comida y de saborear un buen vino.

Y es precisamente allí donde Iwao ha soltado esta máxima aplicada a la cocina, que si a ver vamos, es aplicable a todos los campos de la vida. 

De verdad que no tiene desperdicio, la considero uno de los ingredientes principales de los que se nutre el amor. Se las dejo con todo cariño a continuación para que la apliquen a sus vidas con mucha inspiración:

“La cocina es un sentimiento intenso: primero se aprende a realizar bien una receta. La preparas cientos de veces. Luego aprendes a quererla. Después a sentirla. Y cuando un día te emocionas al ver ese plato, y lo ves diferente a todos los que hiciste antes, ése día te das cuenta de que aprendiste a cocinar con pasión.”

*Fotografía: Colegio Gato Dumas, Argentina

Sunday, April 15, 2012

Los sueños


La melodía de fondo se deja colar suavemente por todos los rincones:

“Deja que te hable de mis sueños, que tras el tiempo se escondieron, pero que contigo han vuelto.”

Nadie hubiese apostado a que se hiciese realidad hace unos años. Pero supiste esperar, y yo también supe esperar. Los sueños se cumplen, dijo alguien alguna vez. Nada más cierto.

Una guitarra se encarga de acompañar y pincelar las notas:

“Deja que te hable de mis sueños, que con el tiempo se perdieron confundidos en el silencio.”

Gracias por escucharme atentamente, por permitir mi desahogo en momentos difíciles. Hablamos de tantas cosas, de tantos temas, exploramos, leímos, estudiamos, poco a poco fuimos dando forma a nuestra realidad.

“Sueño con los ojos abiertos, puede que pienses que estoy loco porque me creo lo que sueño.”

Y sí, tengo cosas de loco, que todos las tenemos, pero han sido esos momentos de locura los que han demostrado que el cielo es el límite, y que haber ido más allá, desafiando y rompiendo esquemas, es la cosa más hermosa de este mundo.

Es “Jarabedepalo” quien copa la escena, con uno de esos temas tan característicos de su propuesta, muy sencillos y a la vez tan bonitos de escuchar.

“Y si tú quieres te los cuento, los escribí en un libro abierto, en el lenguaje de los sueños.”

Para ser honesto, a veces los cuento pero otras tantas los guardo en un rincón, y a punta de deseos y de concentrar mi energía, espero que se cumplan y los recibas como sorpresa.

“Qué hay de malo en perseguir los sueños. Qué hay de malo en soñar despierto. Sueño en color, sueño en verso, en historias con argumento, en canciones que al fin resuelvo.”

Lo onírico es mágico. No es tangible pero es real. Allí todo se puede. No hay mentiras. No hay apariencias. No hay engaños. Y eso es lo más bonito. Es lo que ha hecho que el viejo Chuang Tzu se haya preguntado si era él un hombre soñando estar convertido en mariposa o una mariposa soñando que era un hombre.

“Flotan guitarras en el cielo, veo montañas en el techo, para los sueños no hay secretos.”

La voz inconfundible de Pau Donés envuelve el espacio e insiste en ponernos a reflexionar. Todo es posible cuando se sueña.

“Creo en los sueños infinitos, aquellos que tienen los niños, que se acarician con los dedos.”


Y añade:

“Creo en los sueños verdaderos, que corren sin rumbo ni dueño, y a los que nadie puso un precio.”

Yo también creo, Pau. Especialmente en los sueños donde los límites de la realidad caen como barajas mientras avanzamos hacia lo que en verdad parecía inalcanzable. En los sueños donde vemos con claridad que nuestra existencia tiene un sentido, el mismo que perseguimos a veces sin saber a ciencia cierta, y por el cual vale la pena seguir viviendo.

“¿Son los sueños realidad o sueños? ¿Es la realidad verdad o un sueño? ¿Qué hay de malo en perseguir los sueños? ¿Qué hay de malo en soñar despierto? ¿Son los sueños realidad o sueños? ¿Es la realidad verdad o un sueño?”

*La letra entre comillas y el vídeo son de www.jarabedepalo.com

Monday, April 09, 2012

El árbol del Can-Can


Camino por la playa al tiempo que escucho el ruido que hace el agua mientras acaricia la arena a lo lejos. Más cerca, un río tranquilo recibe las aguas marinas, a contracorriente, y las mezcla con las suyas, en una especie de contorneo sexual. Total fluidez.

"Es la marea que sube", pienso.

Arriba, el cielo pleno de nubes oscuras presagia tormenta.

Abajo yo, pensando. "¿Por qué el río no descarga al mar sus aguas sino que más bien recibe las de él?". "La marea", dice el viento. La respuesta en manos de la Luna. Queda claro. Y estamos de acuerdo, el viento y yo. Así las cosas, prosigo mi andar.

Más adelante tropiezo con unos árboles que parecen palmeras, pero no estoy seguro de que lo sean. Su tronco termina en unas raíces, aéreas parcialmente, verdaderamente particulares. Parecen piernas femeninas en serie, cruzadas en la barra de un bar. O quizá, mucho mejor, un instantáneo cruce de piernas coreográfico, como bailarinas de cancán en el Moulin Rouge. ¿Mejor?

Me pregunto de dónde vienen esos raros árboles. ¿Quién los sembró? ¿Cómo se llaman?

Los miro, como esperando la respuesta, y ellos devuelven la mirada, sorprendidos ante mi ingenuidad, sin pizca de piedad, ¿cómo se me ocurre esperar a que ellos me cuenten sobre su origen?
Aún así, expectante espero, con mirada sostenida.

Hay un vaho en el ambiente, como queriendo dibujar algo. No alcanzo a comprender. Buscando la respuesta, camino en derredor, sin dejar de mirar hacia los árboles, que tampoco dejan de mirarme. Hay un susurro en el aire. No alcanzo a entender.

¿Qué idioma hablan? ¿Por qué no me lo dicen en mi lengua?

Continúo mi andar con un poco de frustración. Hay gente que pasa. Presumo que podrían saber. Resolver mi duda. No les pregunto nada. Y una vez que han quedado atrás me percato que el susurro permanece inalterable en el aire vespertino. ¿Qué dice? ¿Quiénes son? ¿De dónde han venido esos árboles cuyas raíces bailan el Can-Can?


*Fotografía de la casa. Cartel del siglo XIX, extraído de Wikipedia

Monday, April 02, 2012

La transformación de un instante



Es increíble cómo puede transformarse en un instante lo que parecía un día anodino.

Vino la idea:

-Qué se requiere para hacer un risotto negro?
-Pues, calamares, la tinta de éstos, pimentón, ají dulce, aceite de oliva, perejil, zumo de limón, arroz arborio, vino blanco, caldo de pollo o pescado, sal y pimienta.

Calamares no hay en casa, tampoco ají dulce, ni la tinta, que la extraen y la venden en bolsitas selladas y el vino blanco que había fue consumido tiempo atrás.

Tocó salir al supermercado a hacer la compra de los faltantes. Que los había. Bueno, algunos. Como es Semana Santa, el gobierno decretó Ley Seca, y los negocios no pueden vender bebidas alcohólicas durante ese lapso religioso. En casa había una botella casi entera de vino tinto. Pues tinto sería el vino a utilizar. La tinta del calamar tampoco apareció en los anaqueles. Tocó extraer la de los propios calamares, y aunque era poca, le dio ese toque tan necesario al risotto, ayudada un poco por el vino tinto.

La Chef, Anna, en uno de sus mejores días en la cocina, añadió un toque de cebollín y un poquito de mantequilla al arroz.

Desde el primer momento de iniciar la cocción se comenzó a sentir el olor a gloria de lo que pronto sería un sensacional risotto negro.

Dios, que sabroso quedó todo, acompañado con un vino tinto Nieto Senetiner, Malbec D.O.C., cosecha 2009. Insuperable.

Me impresiona saber cómo puede cambiar un instante la presencia de una buena comida y un buen vino. 

Uno se merece esos instantes.

¡Aplausos a la Chef!

*La foto es de la web Recetas Fáciles. Es que quedó tan sabroso que olvidé por completo tomar una imagen para la reseña. Lo siento :)