Sunday, February 24, 2008

Los muñecos japoneses



Esta semana comenzó la celebración de la “Semana Cultural del Japón en Venezuela”, un evento ya tradicional en esta época del año.

Siempre habrá algo que ver cuando se trata de Japón, y no me hice esperar. Hoy estuve en la exposición y me encontré con la sorpresa de que la Fundación Japón trajo una exposición itinerante de muñecos japoneses.

La belleza de estos muñecos (ningyo, en japonés) es indescriptible.

Tal como lo explican en la exposición: “Los muñecos japoneses se caracterizan por sus expresiones faciales serenas. Estas delicadas expresiones se logran esculpiendo cuidadosamente la capa externa de la concha de ostra pulverizada, que cubre los rostros de los muñecos. Otra importante característica son los bellos colores de los muñecos, que muestran la riqueza de los trajes y la pompa antigua”.

Para muestras, un botón, ¡disfrútenlos!
























Saturday, February 16, 2008

Vómero, el Café de Don Giovanni


(Don Giovanni Misciagna, QEPD)

¡Hola a todos! Tengo la suerte de tener unos cuantos amigos que son dueños de negocios a los que voy de compras de vez en cuando. Esos amigos tienen una particularidad, y es la de la permanencia en el negocio, sabiendo que permanencia no significa estancamiento, sino, de vez en cuando, renovación.

Son dueños de negocios que frecuento por mis gustos literarios, musicales, y también por los de víveres, comestibles, ferretería, telas, zapatos, restaurantes, barberías y hasta muebles.

Uno va entretejiendo relaciones con esas personas, y a final de cuentas, se convierten en verdaderos aliados, conocedores de los gustos de uno, del humor, de las temporadas de compra, de los colores.

De vez en cuando me detengo en alguno de esos negocios a platicar, a tomarnos un café en petit comité, a comparar los diversos estilos de los clientes en diferentes épocas, a saber de nuestras vidas, que llevan caminos diferentes, a descubrir que tenemos amigos comunes y que el mundo es un pañuelo.

Esas personas son necesarias para mucha gente. Llegan a hacerse imprescindibles. Uno les comenta situaciones laborales para buscar soluciones desde otra óptica (la de ellos), cosas personales que no están a su alcance pero que una opinión de ellos vale mucho para uno, y así por el estilo.

Algunos de esos negocios se convierten en puntos de encuentro de asiduos a los mismos, entonces las tertulias se extienden a los clientes comunes, y la conversa se enriquece sobremanera.

En Caracas hay varios negocios emblemáticos, cuyos dueños son verdaderas insignias, patrimonios de la ciudad.


(En plena faena en sus últimos años al frente de la cafetera)


(Don Giovanni a mediados de los 60)

Hoy quiero recordar a uno de ellos, que, aunque ya no está con nosotros, sus clientes y amigos lo seguiremos recordando por siempre. Se trata de Don Giovanni Misciagna, creador y artífice del legendario Café Vómero (desde 1959).

Sus paisanos tienen su negocio como punto de encuentro. Cada vez hay menos, pero hoy mismo comprobé que siguen allí, con sus tertulias, su nostalgia y sus recuerdos de infancia. Se ven tan felices como cuando él estaba. Es como si estuviera entre nosotros (¿lo estará?).

Cada vez que voy converjo con algún conocido de años, converso con su hija Anna, observo a su nieto con la misma estampa del viejo, preparando el café, me lleno de nostalgia y recuerdos, converso con los asistentes unas veces, otras me dedico a hurgar entre los recuerdos de fotografías adosadas a las paredes, pienso, saboreo mi cappucino extrañando el de él (único e imitable tan solo por su hijo Gianfranco).

Café Vómero, en Campo Claro, Caracas, un verdadero ícono de la Caracas contemporánea, demostrativo del amor por lo que se hace, del buen trato, de la sencillez, la cordialidad y la amistad. ¡Gracias por siempre Don Giovanni!


(Café Vómero, Campo Claro, Caracas)


(Don Giovanni en sus años mozos)


* Todas las fotografías fueron tomadas por cortesía de Anna Rosa Misciagna.

Sunday, February 10, 2008

Las Sendas de Oku

¡Hola a todos! Esta semana me ha tocado viajar a la ciudad de Cumaná, a dar soporte a una exposición de motivos, ante autoridades ambientales, para la realización de un proyecto de una planta de gas.
Como compañero de viaje, me llevé a “La Perla y Otros Cuentos” de Yukio Mishima. Extraordinarios los cuentos del novelista japonés. Alcancé a leer “Muerte en el Estío” y “Los Siete Puentes”. Había comenzado “El Sacerdote y su Amor”, una interesantísima historia sobre un sacerdote budista que está a punto de alcanzar el Nirvana (en la religión budista el nirvana es el cese del sufrimiento; un estado que resulta de la extinción de los deseos, y que se alcanza mediante la meditación), y conoce a una mujer de la que se enamora, estando a punto de dejarlo todo por ese amor tan repentino.
Entre reuniones y exposiciones no logré terminarlo, lo que dejé para el viaje de retorno. Guardé por equivocación el libro en la valija y cuando fui a buscarlo en el bolso de mano, me di cuenta que no estaba allí. Como no puedo estar sin leer, busqué una librería en el aeropuerto, pero no me identifiqué con ninguno de los libros puestos allí a la venta. Decidí comprar la revista del National Geographic de febrero. En su interior encontré un reportaje de Howard Norman y fotografías de Michael Yamashita sobre las “Sendas de Oku”, una especie de “Camino de Santiago” realizado por el poeta japonés Matsuo Basho, en el cual recorrió mas de 2000 kilómetros en 1689, y los plasmó en un diario de viaje, que combina haikús (poesía corta japonesa) con prosa, combinación conocida como haibun.

El peregrinaje incluyó sitios importantes por su historia literaria, religiosa o militar. Antes de hacer el recorrido, Basho confió a uno de sus amigos su necesidad de hacerlo, pues “sentía la brisa del más allá soplar sobre su rostro”. Caminó durante 5 meses por valles, colinas, aldeas y montañas situadas al norte de Tokio (llamada Edo en ese entonces) y cerca del Mar de Japón. En el diario se habla de paisajes, templos, castillos, curiosidades históricas y naturales, de una forma única, hermosísima.
El Fondo de Cultura Económica lo editó en el año 2005, traducida al castellano por Octavio Paz y Eikichi Hayashiya, e ilustrada por Yosa Buson (las ilustraciones son tan bonitas como lo que está escrito, haciendo del libro una auténtica joya ).
A decir de Octavio Paz, “Su poesía es un verdadero calmante, aunque la suya sea una calma que no se parece ni al letargo de la droga ni a la modorra de la digestión. Calma alerta, que nos aligera: Oku no Hosomichi es un diario de viaje que es, asimismo, una lección de desprendimiento.”
A continuación algunos Haikús extraídos del libro:


Un viejo estanque:
salta una rana ¡zas!
chapaleteo.

Se va la primavera,
quejas de pájaros, lágrimas
en los ojos de los peces.

Bajo un mismo techo
durmieron las cortesanas,
la luna y el trébol.

Saturday, February 02, 2008

El silencio o la pérdida de atención.


En el Zen se dice que el significado real del silencio es la pérdida de atención (es como ratificar la relatividad del fenómeno).

Cuando escucho la composición “El Trancao”, de Luisa Elena Paesano, siento que ella comprende muy bien lo que significan los sonidos del silencio. Siempre hay una nota que suena en la mente de uno pero que en la composición brilla por su ausencia, o quizás haya sido ejecutada a contratiempo, o sincopada como dicen los músicos. Si escuchan la melodía en el vínculo que he dejado, donde un pianista ejecuta la composición de Paesano, entenderán de lo que estoy hablando. Luisa Elena es genial, y junto a su trío “El Trancao” ha recorrido diversos escenarios de Venezuela y el mundo, con muchísimo éxito.

Continuando la exploración de los sonidos del silencio, me he quedado perplejo con el testimonio de mi amiga Nerim, quien nos cuenta (ver comentarios del post anterior) los sonidos que inevitablemente continuará escuchando mientras esté viva, el sonido de la circulación de su sangre a través de su oído derecho, del cual quedó sorda a raíz de un infarto.

John Cage, compositor norteamericano, ganó fama internacional al componer una pieza titulada 4´33” (se lee 4 minutos y 33 segundos), que el mismo calificó como música no-intencional, en cuya partitura se especifica que el, o los intérpretes no ejecutarán sonido alguno durante los 273 segundos que dura la pieza. La obra se convirtió en una de las más controversiales en la historia de la música, teniendo las mas variadas interpretaciones y críticas.

Cage, en su búsqueda del silencio absoluto, visitó en 1951 la cámara acústica de la Universidad de Harvard, para tener una perspectiva. Al encontrarse allí dentro, se dio cuenta que percibía dos sonidos, uno alto y uno bajo. El primero, su sistema nervioso, y el segundo, los latidos de su corazón y la circulación de su sangre. De esta forma llegó a la conclusión de que no había manera de experimentar “el silencio” mientras se estuviera vivo.

Para terminar mi larga divagación sobre este tema, les dejo un poema que encontré en un post denominado, precisamente, “El Silencio”, en el blog español “El Mundo de los Sueños”, espero que lo disfruten, ya saben que se les quiere mucho por estos lares de Dios.


EL SILENCIO


No digas nada,

no preguntes nada.

Cuando quieras hablar,

quédate mudo:

que un silencio sin fin sea tu escudo

y al mismo tiempo tu perfecta espada.


No llames si la puerta está cerrada,

no llores si el dolor es más agudo,

no cantes si el camino es menos rudo,

no interrogues sino con la mirada.


Y en la calma profunda y transparente,

que poco a poco y silenciosamente,

inundará tu pecho de este modo,

sentirás el latido enamorado,

con que tu corazón recuperado,

te irá diciendo todo, todo, todo.

Francisco Luis Bernárdez.
*
*La obra del post se llama "Erased De Kooning Drawing" (1953) de Robert Rauschenberg