Sunday, March 25, 2012

La montaña, siempre la montaña...



No sé que tiene la montaña que te trae esa paz espiritual que es tan difícil de encontrar en la ciudad.
Muchos elementos se confabulan.
Son los paisajes infinitos que se abren por todas partes.
Es el silencio que te cubre con su emotiva carga de pensamientos.
La compañía que llevas, insustituible…
Es la gente de la montaña, que a pesar de ser callada es cálida como ninguna otra cuando le sabes llegar.
Son las flores que encuentran en ella su mejor ambiente para crecer y mostrarse a plenitud.
Es el viento frío que acaricia tu cara con su carga leve de humedad.
Es el abrazo sincero.
Es la mano que se mece en el aire, diciendo adiós y pidiendo que vuelvas pronto porque necesita verte.
Es tu sonrisa y una lágrima que aflora, y que a todas luces grita que volverás.



Wednesday, March 21, 2012

La suerte


En japonés se lee "fuku". Es un ideograma procedente de China y a pesar del carácter caligráfico y no tipográfico en que lo he visto la mayoría de las veces, he aprendido a identificarlo.


Se encuentra fácilmente en restaurantes y tiendas de artesanía chinas o japonesas. Cuando lo veo le tomo una fotografía para luego compararlo con otras que ya he tomado en otros lugares. Curiosamente siempre coincide.


Lo encontré en un libro de arte asiático, de una forma más tipográfica y lo memoricé para buscarlo en mi diccionario de japonés.


Aparentemente es un símbolo muy apreciado entre la comunidad asiática, por las veces que lo he conseguido colgado en sitios muy visibles.


En Japón lo modifican ligeramente, pero es el mismo símbolo que encuentro muchas veces en los restaurantes chinos.


Finalmente una amiga china me sacó de la duda. Me dijo: "significa la suerte, la fortuna. Eso es muy bueno para usted". "Aaaaah -pensé- qué bueno que lo he buscado e identificado siempre, aparte de traérmelo como souvenir fotográfico." 


Mi diccionario de japonés me lo ha confirmado. Significa suerte, fortuna, bendición, prosperidad. Bienvenido sea éste símbolo y todo lo que trae consigo.

Saturday, March 17, 2012

Rompiendo el hielo...



Los tres limpian la oficina donde trabajo. Son muy particulares, cada uno a su manera.

Una de ellas, sin conocerme bien, se ha atrevido y me saluda con un beso todos los días.

Yendo más allá de lo simple, yo pienso que le traigo una alegría diaria a su mundo complicado. De todo lo que le toca vivir, ella ve su momento de sosiego y de satisfacción cuando me da ese beso. Algunos colegas me critican por aceptarle el exceso de confianza, pero yo insisto en negarme a quitarle el que quizás es el único momento bonito que tiene todos los días. No sería capaz de hacerlo.

El hombre del grupo es un tipo muy extraño de proceder. Limpia empecinadamente, al punto de asustar a la gente cuando pasa barriendo, pues da la impresión de que se va a llevar los pies de uno pegados en la escoba. Es alto, muy alto y su cara de circunspección y de pocos amigos intimida a muchos, pero no a mí. Lo saludo y le pregunto cómo está, a lo cual responde como una letanía: “Gracias a mi Dios bien”. Ya es famoso en la oficina por eso, y algunos empleados ya comienzan a responder el saludo de la misma manera. Se puso de moda ese “Gracias a mi Dios bien”.

La tercera en discordia es una joven de carácter adusto. De muy poco hablar y mirada triste. He tratado de romper el hielo con ella sin mucho éxito, a diferencia de la otra, cuyo beso tengo garantizado día a día.

“Gracias a mi Dios bien” fue transferido la semana pasada a otra oficina y en su lugar llegó otro hombre. Un gordito bastante callado y taciturno. 

Cuando veo a la que no me da el beso la saludo y cuando me responde su escueto “Bien, ¿y usted?” aprovecho de soltarle el famoso “Gracias a mi Dios bien”. Ella se ríe de la gracia mía, y son las primeras risas que logro conquistar de ella. Un avance. Ayer, por primera vez me habló un poco más, para decirme que no había dormido nada en la noche anterior, pues estaba atendiendo a su hermana mayor, quien sufre de un cáncer en estado de metástasis. Quedé de piedra. Me dijo que era muy joven, 40 años, pero el cáncer fue diagnosticado tarde y ahora muy poco se puede hacer por ella. Esa era la causa de su carácter adusto, de su mirada triste y el poco hablar que la caracteriza. La procesión, como siempre, iba por dentro.

Cuando logras romper el hielo y tratar a las personas con un poco más de profundidad, logras llegar a su mundo interior, y en este estado te explicas muchas de las cosas que ya habías notado cuando no existía ese trato. A veces duele enterarse de algunas, como la de la joven de la limpieza y su hermana con metástasis. Es una dura lucha la que libra, es bastante el dolor que soportan tanto ella como su familia mientras que el mundo sigue girando como si nada estuviese sucediendo.

Pienso que el juglar Ruben Blades es quien mejor ha descrito la escena, en su canción “Amor y control”:

“Saliendo del hospital,
después de ver a mi mamá
luchando contra un cáncer que no se puede curar,
vi pasar a una familia;
al frente iba un señor de edad,
una doña, dos muchachas,
y varias personas más...
de la mano del señor,
un hombre joven caminaba,
cabizbajo
y diciendo arrepentido:
que él era la causa de una discusión familiar,
de la que nos enteramos
al oir al señor gritar:
aunque tu seas un ladrón
y aunque no tienes razón,
yo tengo la obligación de socorrerte,
y por más drogas que uses
y por más que nos abuses,
la familia y yo tenemos que atenderte.
oooh, oooh”.

Saturday, March 10, 2012

Estado del tiempo



Tres días de lluvia pertinaz que han cesado esta mañana. En el trópico se hace difícil predecir el estado del tiempo. Ráfagas de viento frío del norte que entran en contacto con los vapores calientes procedentes del Mar Caribe pueden producir grandes chubascos que permanecen hasta una semana. Y de repente sale el sol de nuevo. Cielo azul. Calor. Cinco días de intenso calor diurno y nocturno, para dar el paso a una nueva oleada de frío, que quizá se sienta normal en enero y febrero, pero nunca en marzo o abril, tradicionalmente calurosos.
Los meteorólogos sufren para dar un parte que, por esos avatares tropicales, pueda verse pulverizado horas más tarde.
No sucede lo mismo fuera de la franja de los trópicos, donde sí es posible dar un riguroso pronóstico de lo que sucederá con el tiempo por espacio de una semana. Lunes nublado. Martes, ligeras lloviznas en horas de la mañana para aclarar hacia el final de la tarde. Miércoles, ráfagas de viento de hasta 100 kilómetros por hora azotarán la zona central de Ciudad Gótica, con aguaceros en la tarde y noche. Jueves nublado. Excelente el fin de semana para ir a la playa, pues contarán con días soleados desde el viernes hasta el domingo.
Cuando dice lluvia, todo el mundo sale con paraguas en mano, y es lluvia, como pueden comprobarlo. Y el fin de semana los hoteles estarán abarrotados de turistas porque el día, de seguro, será soleado y apropiado para pasarlo en la arena.
Por alguna razón que, a pesar de las explicaciones recibidas, aún desconozco, estamos condenados a levantarnos y mirar al cielo, tras lo cual adivinamos si en la tarde lloverá o hará calor, y de acuerdo a nuestro arte adivinatorio decidimos si sacamos o no el paraguas, o si nos llevamos el abrigo o la camiseta o el vestido vaporoso, o los zapatos de tacón alto.
Hay quienes han afinado este arte adivinatorio al punto de percibir la lluvia de la tarde por el picor que le producen los rayos del sol en la mañana. Y quien dice, con absoluta certeza: "tranquila, esas nubes son pasajeras, aquí no va a llover, ni hoy ni mañana". Y lo que es más, te dicen con desparpajo, sin inmutarse en lo más mínimo: “huele a lluvia” en medio de un calor infernal y con un cielo despejado.
Uno se queda mirando al cielo azul, buscando algún rastro de gotas de agua entre las nubes blancas, y recordando esa franja que traen los periódicos extra-tropicales en primera plana, en la cual se leen los días de la semana y un cuadro con nubes o un solecito hermoso que nos indica cual será nuestro destino climático de la semana. “Como vaya viniendo, vamos viendo” dijo un filósofo tropical hace unos años. La frase mantiene vigencia…

Sunday, March 04, 2012

Bon soir Paris!!!



La Ciudad Luz. Así se conoce a Paris, una de las ciudades favoritas de los enamorados del mundo. La he visto aparecer recientemente, de la mano de Muriel Barbery en sus novelas “Rapsodia Gourmet” y “La elegancia del erizo”, ambas ambientadas en el número 7 de la Rue Grenelle.
Hace poco, mientras movía cajas con pertenencias reubicadas en mi nuevo contexto espacial, apareció una cajita con un curso actualizado de francés de Larousse. No volví a guardarlo, lo dejé allí, sobre una mesita, con la intención de revisarlo posteriormente.
Entonces vino lo que faltaba. De Woody Allen, “Medianoche en París”. La fotografía de la película es hermosísima, y me permitió ver a la Ciudad Luz en todo su esplendor: Les Champs Élysées, Las Tullerías, El Palacio de Versalles, los paseos en barco por el río Sena, La Tour de Eiffel, la Librería “Shakespeare and Company”. ¡Aaaah! ¡Qué belleza de librería!
Fue entonces cuando me di cuenta que no es casualidad, que es verdad, que la Ciudad Luz me llama a visitarla.
Y me ha estado llamando desde hace un tiempo, como cuando en el año 1995 compré el curso de francés de Larousse en un momento de mi vida en el cual mi gusto por los idiomas se centraba absolutamente en el italiano y el portugués, y en nada más, y así fue por mucho tiempo hasta que el japonés irrumpió en 1998 y estuvo gobernando mi vida hasta el 2004.
Luisanna fue a París en 2007 y me trajo, entre otras cosas, dos libros. Uno dedicado a mi pintor favorito, Vincent Van Gogh y el otro al Museo de Orsay, en Paris. Son dos de mis libros más preciados. Especialmente el del Museo D´Orsay, que muestra las pinturas de los impresionistas como Monet allí exhibidas.
Nestor, un enamorado de Paris como ningún otro, que todas las semanas me repite: “Tú tienes que ir  a Paris. No te perderás. Yo te hago la agenda según los días que vayas a pasar. Es lo mejor que te puede pasar en la vida.”
Leo ahora un libro de desarrollo personal, "No me iré sin decirte adónde voy", de Laurent Gounelle (Planeta, 2011), y la historia se desarrolla, ¿adivinen dónde? En Paris...
Woody Allen logró revivir al monstruo, y allí estoy yo, con ganas de ir a Paris a disfrutar de su belleza y sus paisajes románticos. De gritar, mientras camino por sus cafés tan románticos, como Supertramp en su famoso concierto: “Bon soir Paris!!”. Quizá tome algún tiempo, pero ya está en la lista de pendientes y estamos trabajando para ello…