Friday, May 18, 2012

Tizana


En Venezuela se conoce como tizana a una bebida compuesta por frutas tales como manzana, uva, mango, cambur o banana, piña, lechosa o papaya, patilla o sandía, cortadas en trocitos y sumergidas en limonada, jugo de naranja, de piña o la mezcla de los mismos con granadina, que le da un tono rojizo.

He estado haciendo una investigación que ha dado como resultado el hecho de que la palabra es escrita en la mayor parte del país con “z” y no con “s” como la registra el Doctor Armando Scannone, quien la incluyó en su libro “Mi cocina, a la manera de Caracas”.

El Diccionario de la Real Academia Española tiene como acepción para la palabra tizana “el carbón vegetal menudo, también denominado cisco”. Más aún, incluye la palabra tisana, con “s”, para denominar “una bebida medicinal que resulta del cocimiento ligero de una o varias hierbas y otros ingredientes en agua”. Ninguna de esas acepciones coincide con la bebida venezolana.

En Wikipedia encontramos la definición como “La tizana es una bebida típica de Venezuela elaborada con zumo de naranja y granadina, a la cual se le suelen agregar frutas cortadas en trozos; las cuales pueden ser, a saber: piña, sandía (patilla), banana (cambur), melón, papaya (lechosa), etc. También es posible agregar otras frutas tales como uvas, manzanas, peras, naranjas, etc. Constituye una alternativa refrescante en climas cálidos. A diferencia de la sangría, no posee contenido alcohólico, por lo cual puede ser consumida por niños, mujeres embarazadas, conductores de vehículos, etc. En algunas partes de Venezuela se le suele agregar leche condensada”.

Se cita como fuente a la página web www.venezuelatuya.com.

Si alguien conoce la forma de hacerle saber a los académicos que conforman el DRAE este concepto de bebida netamente venezolana para que sea incluido como tal en el diccionario sería un paso importante en la aceptación del significado que manejamos 26 millones de venezolanos además de miles de ciudadanos que han visitado Venezuela y han probado esta extraordinaria bebida.

*Fotografía de http://www.rctv.net/

Monday, May 14, 2012

50


¿Qué representan 50 años en mi vida? Son tantas las cosas que pudiera responder.

Es tener intacto el recuerdo de que existió un primer beso, de la boca de Esperanza, y que nuestro amor fue muy efímero, gracias a la rigidez de mi madre, quien consideró que no estaba preparado para afrontarlo con apenas seis años de edad (¿?).

Es saber que hoy estamos y mañana no sabemos. Que nada pude hacer para impedir que mi novia Marlene falleciera de un mal llamado esclerosis múltiple, sin poderle hacer saber que la cura estaba lejos de llegar, y aún hoy no llega.

Es haber decidido entrar en la Universidad y someterme a muchos sacrificios en vez de seguir la vida fácil de la adolescencia, con sus amaneceres en la calle, los amigos invitando a una fiesta diferente cada día y pretendiendo saber más de la vida que todos los que me rodeaban.

Es haberme quedado mudo y saltar de la alegría cuando por primera vez y a través del espejo pude ver a mi hija recién nacida. La situación se repitió 4 años después con la llegada de mi hijo.

Es haberme visto inmerso en una nueva cultura cuando por primera vez pisé suelo japonés y saber que ello marcaría para siempre mi existencia.

Es conocer de primera mano el valor de la amistad y saber que la misma resiste al paso de los años y te sigue dando alegrías.

Es haber descubierto la lectura, con sus universos paralelos, seguir disfrutándola enormemente, y también la escritura narrativa, y mantener viva la ilusión de escribir una novela.

Es recorrer cada rincón de mi propio país y sentirlo mío, con su gente hermosa y sus paisajes paralizantes de montaña, playa, desiertos, selvas, ríos y el mar. Es haber sentido nostalgia de país cuando he estado fuera, y no poder explicar lo que se siente.

Es haberme visto reflejado totalmente enamorado en los ojos de la mujer que amo, y obtener el premio de su sonrisa y de su amor.

Son las veces que pensé que moriría, una vez en la piscina de la Universidad Central, otra en la silla de un odontólogo por efectos de la anestesia y en un accidente de tránsito ocurrido hace años en una carretera del interior del país, y saber que Dios estaba allí en las manos de alguien para impedir que me fuera y dejarme el mensaje de que aún tenía cosas por vivir.

Es reencontrarme conmigo mismo mientras camino el sendero que va desde la Laguna de Mucubají hasta la Laguna Negra, en Mérida, Venezuela, repetirlo cada vez que pueda, y disfrutar de esa enorme energía contagiante.

Es haber soñado con trabajar en la Ingeniería de una Plataforma Costa Afuera en Estados Unidos, y haber tenido la dicha de vivirlo y de disfrutarlo.

Haberme ilusionado con disfrutar un juego de béisbol en vivo en el Yankee Stadium de Nueva York y haber podido cumplirlo, entre lágrimas de la mayor felicidad mientras le gritaba un saludo desde la grada a mi compatriota Bobby Abreu (Right Fielder de los Yankees ese día). Ese momento no tuvo y nunca tendrá precio.

Es recorrer las calles llenas de tierra seca de Tintorero, en Lara, Venezuela, y saber que en ese pedazo de tierra desértica, lleno de cactus y serpientes, una comunidad hermosa y soñadora produce unos de los mejores tapices y objetos de artesanía de Venezuela.

Es haber entendido que nunca se termina de aprender, ni de madurar porque el crecimiento es una constante.

Es recordar con gracia la música que delata la presencia del heladero, y que la misma puede sonar durante mucho tiempo sin llegar a perturbarme porque está bañada en recuerdos gratos de la infancia.

Es encontrarte con tus amigos de hace muchísimos años y que sin poder evitarlo los ojos se te llenen de lágrimas, y los de él (ella) también.

Es haber presenciado el asombro de los experimentados músicos del “Jazz at Lincoln Center” de Nueva York, liderados por el afamado trompetista Wynton Marsalis ante la impetuosa actuación de la Orquesta Sinfónica Juvenil Simón Bolívar, dirigida por Gustavo Dudamel en el Teatro Teresa Carreño de Caracas.

Es poder disfrutar cada vez que puedo de la puesta del sol en la playa de Juangriego, Isla de Margarita, Venezuela. Algo único que todos merecemos vivir.

Es haber descubierto que es en el disfrute de los placeres más sencillos donde se ven con mayor claridad los vértices de la felicidad.

Mañana 15 de mayo cumplo 50 años…

¿Cómo veo la vida a los 50?

Cuando pido comida china a domicilio, llega junto con ella un pequeño envase con una salsa que sabe entre dulce y cítrico. Se llama “agridulce”. Así veo yo la vida a los 50. Agridulce. Si señor…

Monday, April 30, 2012

El escritor express


Cuando comencé a escribir en la red no fue porque me gustaba hacerlo desde antes, en papel, no. Fue porque alguien me contó que un compañero de curso escribía en la red y tenía muchos seguidores de sus textos. ¿Seguidores? ¿Textos? Palabras nuevas. Indagué un poco más y descubrí que en ésa internet donde estaba cansado de navegar existía el BLOG.

Algunos de mis amigos ya habían escuchado la palabra, yo incluso la había visto entre “google” y “google”, sin prestarle mucha atención. Ahora, y gracias a un compañero de curso, he tecleado la palabra “blog” en google obteniendo más de 16 millardos de resultados. El amigo me orientó en el bosque de resultados: Escribe: “¿Cómo crear un blog?”. Así llegué a “Blogger”, vía “Crea tu propio blog. Date a conocer al mundo”. 

"Just what I needed!" (Justo lo que necesitaba), diría Mario Bros.

Acto seguido me convertí en escritor. Comencé a “generar contenido”, por decirlo con los vocablos de moda. Escribir era mi norte, con o sin errores de ortografía, lo que importa es expresarme. De repente utilizar el corrector. Corrí de nuevo al amigo y él me explicó cómo usarlo. Listo. No más errores. Ahora, el corrector no genera ideas. Como que me toca a mí. Uhmmm.

Meses de escritura, publicando inicialmente de a tres por semana, que poco a poco se fueron reduciendo, en la misma medida que me fui cansando del boom, y fue declinando la voluntad. Luego uno por semana. Después uno al mes. A los seis meses: “Blogcito querido, he venido a revivirte. No creas que te he abandonado. Son los avatares de la vida. A ti te debo mucho. Me has hecho famoso. A ti vuelvo y prometo no abandonarte jamás”.

Luego de un año sin publicar, un día cualquiera, mientras indagaba sobre los MTV Music Awards, por coincidencia apareció una vieja entrada propia. “¡Es mi blog!”. Ya no me acordaba de la clave de acceso. Ni de cómo poder recobrarla. Ya no estaba el amigo al cual preguntarle. Ni otro que se ocupara de nimiedades tales como el acceso a un ¿blog? Bueno, tampoco es que había ganas de escribir, ni tiempo. Como que para ser escritor hacer falta mucho más que amigos cercanos que digan que lo eres. Mucho más que textos vacíos y nimios, que nadie lee.

Ahora pienso que debí confesar que en la escuela, en las clases de Lengua, leía los resúmenes de los libros que me ordenaban leer en internet porque nunca he sido capaz de abordar, mucho menos terminar de leer un libro. Si tuviera la clave de acceso lo escribiría. Un “Yo confieso”. Pero no. Total, ¿quién lo va a leer? ¿Yo escritor?  Nah.

Saturday, April 28, 2012

Jarabedepalo




El público variopinto, entre jovencitas eufóricas y adultos muy contemporáneos, disfrutaba por igual.

La singularidad de un escenario que divide al público en dos salas de asientos sin contacto entre ambas y  con un único escenario, que incomoda al público que se siente ignorado si el artista mira más hacia la otra sala, o al artista, que como bien lo definió ese día: “es como tener una cita con dos novias al mismo tiempo”.

Pero nada de eso pudo alterar la buena vibra que en Caracas contagió Pau Donés (Líder) junto a Carmen Niño (¡que bella!, bajista), Alex Tenas (batería), Jimmy Jenks Jimenez (saxo alto y tenor) y Riki Frouchtman (guitarra). Ellos forman Jarabedepalo, una propuesta de rock fusión que no se parece a otra. Graban lo que les place sin importar si va a gustar o no. Son autores de sus propias letras y música.

¿Por qué me gusta tanto su música? La respuesta puede encontrarse quizás en lo transparente de su propuesta, la hermosura y al mismo tiempo sencillez de sus canciones que se me quedan pegadas por semanas y meses, sin que nadie ni nada pueda hacerme olvidar.

“Depende”, “Mama”, “La Flaca”, “Realidad o sueño”, “Agua”, “De vuelta y vuelta”, “Bonito”, “Ying Yang” y la última en venir a quedarse: “Frío”.

La sencillez de Pau, a quien nunca había visto hasta el pasado miércoles, pero a quien conocía muy bien a través de las letras y la música de sus canciones, bastó para llenarnos durante dos horas las baterías de una buena vibra que nunca olvidaré.

“Llueve afuera
pasó el tiempo
me acuerdo de ti
de esos días increíbles
de tu amor irrepetible.

Llueve afuera y hace frío
nunca supe despedirme
sólo quería decirte
que San Valentín no existe.”
PD: Jimmy Jenks, gracias por los solos de saxo, fantásticos.

Thursday, April 26, 2012

El chip del alma



“En la vida hay amores que nunca pueden olvidarse…”. Es la letra de un viejo bolero en la voz de Tito Rodríguez. ¿Y ustedes en qué piensan cuando escuchan eso?
Cada uno de nosotros guarda dentro de sí un cofrecito de recuerdos de esos amores inolvidables.
Podremos olvidar objetos valiosos, cambiar de casa o de país, pero ese cofrecito no se lo mostramos a nadie y no lo dejamos en ninguna parte. Lo atesoramos. Es como un chip adherido al alma.
No importa lo que pesa el contenido, es la intensidad del momento vivido lo que lo llena.
Un beso (furtivo o no), una caricia, una llamada, una carta recibida o enviada, un souvenir, una sonrisa, una mirada. Son muchas las formas de aderezarlo.
Y cada uno de esos instantes eternos lleva consigo implícita una melodía; bien porque sonaba de fondo en ese momento, bien porque con el tiempo encontramos similitud entre la letra y el instante, o porque la música evoca la mirada, el beso o la chispa que enciende el recuerdo.
Y ese recuerdo está, no cambia con los años, vueltas va y vueltas viene en nuestra mente. Y basta que lo evoquemos para que la sonrisa se nos dibuje a flor de labios…

Saturday, April 21, 2012

La máxima de Iwao


Iwao Komiyama es uno de mis cocineros favoritos. Junto a Narda Lepes y Karlos Arguiñano forman una trilogía de seres privilegiados que, a través del encanto de la preparación de recetas, te van pincelando ante las cámaras un mundo verdaderamente posible, lleno del encanto de la sencillez, la generosidad y la exploración constante de los sentidos.

La cocina, como sabemos, es ese rincón de la casa donde suceden las reuniones más extraordinarias que pueden existir. Donde la gente se abre, tal cual como es, y sucumbe ante los encantos de los olores de la buena comida y de saborear un buen vino.

Y es precisamente allí donde Iwao ha soltado esta máxima aplicada a la cocina, que si a ver vamos, es aplicable a todos los campos de la vida. 

De verdad que no tiene desperdicio, la considero uno de los ingredientes principales de los que se nutre el amor. Se las dejo con todo cariño a continuación para que la apliquen a sus vidas con mucha inspiración:

“La cocina es un sentimiento intenso: primero se aprende a realizar bien una receta. La preparas cientos de veces. Luego aprendes a quererla. Después a sentirla. Y cuando un día te emocionas al ver ese plato, y lo ves diferente a todos los que hiciste antes, ése día te das cuenta de que aprendiste a cocinar con pasión.”

*Fotografía: Colegio Gato Dumas, Argentina

Sunday, April 15, 2012

Los sueños


La melodía de fondo se deja colar suavemente por todos los rincones:

“Deja que te hable de mis sueños, que tras el tiempo se escondieron, pero que contigo han vuelto.”

Nadie hubiese apostado a que se hiciese realidad hace unos años. Pero supiste esperar, y yo también supe esperar. Los sueños se cumplen, dijo alguien alguna vez. Nada más cierto.

Una guitarra se encarga de acompañar y pincelar las notas:

“Deja que te hable de mis sueños, que con el tiempo se perdieron confundidos en el silencio.”

Gracias por escucharme atentamente, por permitir mi desahogo en momentos difíciles. Hablamos de tantas cosas, de tantos temas, exploramos, leímos, estudiamos, poco a poco fuimos dando forma a nuestra realidad.

“Sueño con los ojos abiertos, puede que pienses que estoy loco porque me creo lo que sueño.”

Y sí, tengo cosas de loco, que todos las tenemos, pero han sido esos momentos de locura los que han demostrado que el cielo es el límite, y que haber ido más allá, desafiando y rompiendo esquemas, es la cosa más hermosa de este mundo.

Es “Jarabedepalo” quien copa la escena, con uno de esos temas tan característicos de su propuesta, muy sencillos y a la vez tan bonitos de escuchar.

“Y si tú quieres te los cuento, los escribí en un libro abierto, en el lenguaje de los sueños.”

Para ser honesto, a veces los cuento pero otras tantas los guardo en un rincón, y a punta de deseos y de concentrar mi energía, espero que se cumplan y los recibas como sorpresa.

“Qué hay de malo en perseguir los sueños. Qué hay de malo en soñar despierto. Sueño en color, sueño en verso, en historias con argumento, en canciones que al fin resuelvo.”

Lo onírico es mágico. No es tangible pero es real. Allí todo se puede. No hay mentiras. No hay apariencias. No hay engaños. Y eso es lo más bonito. Es lo que ha hecho que el viejo Chuang Tzu se haya preguntado si era él un hombre soñando estar convertido en mariposa o una mariposa soñando que era un hombre.

“Flotan guitarras en el cielo, veo montañas en el techo, para los sueños no hay secretos.”

La voz inconfundible de Pau Donés envuelve el espacio e insiste en ponernos a reflexionar. Todo es posible cuando se sueña.

“Creo en los sueños infinitos, aquellos que tienen los niños, que se acarician con los dedos.”


Y añade:

“Creo en los sueños verdaderos, que corren sin rumbo ni dueño, y a los que nadie puso un precio.”

Yo también creo, Pau. Especialmente en los sueños donde los límites de la realidad caen como barajas mientras avanzamos hacia lo que en verdad parecía inalcanzable. En los sueños donde vemos con claridad que nuestra existencia tiene un sentido, el mismo que perseguimos a veces sin saber a ciencia cierta, y por el cual vale la pena seguir viviendo.

“¿Son los sueños realidad o sueños? ¿Es la realidad verdad o un sueño? ¿Qué hay de malo en perseguir los sueños? ¿Qué hay de malo en soñar despierto? ¿Son los sueños realidad o sueños? ¿Es la realidad verdad o un sueño?”

*La letra entre comillas y el vídeo son de www.jarabedepalo.com

Monday, April 09, 2012

El árbol del Can-Can


Camino por la playa al tiempo que escucho el ruido que hace el agua mientras acaricia la arena a lo lejos. Más cerca, un río tranquilo recibe las aguas marinas, a contracorriente, y las mezcla con las suyas, en una especie de contorneo sexual. Total fluidez.

"Es la marea que sube", pienso.

Arriba, el cielo pleno de nubes oscuras presagia tormenta.

Abajo yo, pensando. "¿Por qué el río no descarga al mar sus aguas sino que más bien recibe las de él?". "La marea", dice el viento. La respuesta en manos de la Luna. Queda claro. Y estamos de acuerdo, el viento y yo. Así las cosas, prosigo mi andar.

Más adelante tropiezo con unos árboles que parecen palmeras, pero no estoy seguro de que lo sean. Su tronco termina en unas raíces, aéreas parcialmente, verdaderamente particulares. Parecen piernas femeninas en serie, cruzadas en la barra de un bar. O quizá, mucho mejor, un instantáneo cruce de piernas coreográfico, como bailarinas de cancán en el Moulin Rouge. ¿Mejor?

Me pregunto de dónde vienen esos raros árboles. ¿Quién los sembró? ¿Cómo se llaman?

Los miro, como esperando la respuesta, y ellos devuelven la mirada, sorprendidos ante mi ingenuidad, sin pizca de piedad, ¿cómo se me ocurre esperar a que ellos me cuenten sobre su origen?
Aún así, expectante espero, con mirada sostenida.

Hay un vaho en el ambiente, como queriendo dibujar algo. No alcanzo a comprender. Buscando la respuesta, camino en derredor, sin dejar de mirar hacia los árboles, que tampoco dejan de mirarme. Hay un susurro en el aire. No alcanzo a entender.

¿Qué idioma hablan? ¿Por qué no me lo dicen en mi lengua?

Continúo mi andar con un poco de frustración. Hay gente que pasa. Presumo que podrían saber. Resolver mi duda. No les pregunto nada. Y una vez que han quedado atrás me percato que el susurro permanece inalterable en el aire vespertino. ¿Qué dice? ¿Quiénes son? ¿De dónde han venido esos árboles cuyas raíces bailan el Can-Can?


*Fotografía de la casa. Cartel del siglo XIX, extraído de Wikipedia

Monday, April 02, 2012

La transformación de un instante



Es increíble cómo puede transformarse en un instante lo que parecía un día anodino.

Vino la idea:

-Qué se requiere para hacer un risotto negro?
-Pues, calamares, la tinta de éstos, pimentón, ají dulce, aceite de oliva, perejil, zumo de limón, arroz arborio, vino blanco, caldo de pollo o pescado, sal y pimienta.

Calamares no hay en casa, tampoco ají dulce, ni la tinta, que la extraen y la venden en bolsitas selladas y el vino blanco que había fue consumido tiempo atrás.

Tocó salir al supermercado a hacer la compra de los faltantes. Que los había. Bueno, algunos. Como es Semana Santa, el gobierno decretó Ley Seca, y los negocios no pueden vender bebidas alcohólicas durante ese lapso religioso. En casa había una botella casi entera de vino tinto. Pues tinto sería el vino a utilizar. La tinta del calamar tampoco apareció en los anaqueles. Tocó extraer la de los propios calamares, y aunque era poca, le dio ese toque tan necesario al risotto, ayudada un poco por el vino tinto.

La Chef, Anna, en uno de sus mejores días en la cocina, añadió un toque de cebollín y un poquito de mantequilla al arroz.

Desde el primer momento de iniciar la cocción se comenzó a sentir el olor a gloria de lo que pronto sería un sensacional risotto negro.

Dios, que sabroso quedó todo, acompañado con un vino tinto Nieto Senetiner, Malbec D.O.C., cosecha 2009. Insuperable.

Me impresiona saber cómo puede cambiar un instante la presencia de una buena comida y un buen vino. 

Uno se merece esos instantes.

¡Aplausos a la Chef!

*La foto es de la web Recetas Fáciles. Es que quedó tan sabroso que olvidé por completo tomar una imagen para la reseña. Lo siento :)

Sunday, March 25, 2012

La montaña, siempre la montaña...



No sé que tiene la montaña que te trae esa paz espiritual que es tan difícil de encontrar en la ciudad.
Muchos elementos se confabulan.
Son los paisajes infinitos que se abren por todas partes.
Es el silencio que te cubre con su emotiva carga de pensamientos.
La compañía que llevas, insustituible…
Es la gente de la montaña, que a pesar de ser callada es cálida como ninguna otra cuando le sabes llegar.
Son las flores que encuentran en ella su mejor ambiente para crecer y mostrarse a plenitud.
Es el viento frío que acaricia tu cara con su carga leve de humedad.
Es el abrazo sincero.
Es la mano que se mece en el aire, diciendo adiós y pidiendo que vuelvas pronto porque necesita verte.
Es tu sonrisa y una lágrima que aflora, y que a todas luces grita que volverás.



Wednesday, March 21, 2012

La suerte


En japonés se lee "fuku". Es un ideograma procedente de China y a pesar del carácter caligráfico y no tipográfico en que lo he visto la mayoría de las veces, he aprendido a identificarlo.


Se encuentra fácilmente en restaurantes y tiendas de artesanía chinas o japonesas. Cuando lo veo le tomo una fotografía para luego compararlo con otras que ya he tomado en otros lugares. Curiosamente siempre coincide.


Lo encontré en un libro de arte asiático, de una forma más tipográfica y lo memoricé para buscarlo en mi diccionario de japonés.


Aparentemente es un símbolo muy apreciado entre la comunidad asiática, por las veces que lo he conseguido colgado en sitios muy visibles.


En Japón lo modifican ligeramente, pero es el mismo símbolo que encuentro muchas veces en los restaurantes chinos.


Finalmente una amiga china me sacó de la duda. Me dijo: "significa la suerte, la fortuna. Eso es muy bueno para usted". "Aaaaah -pensé- qué bueno que lo he buscado e identificado siempre, aparte de traérmelo como souvenir fotográfico." 


Mi diccionario de japonés me lo ha confirmado. Significa suerte, fortuna, bendición, prosperidad. Bienvenido sea éste símbolo y todo lo que trae consigo.

Saturday, March 17, 2012

Rompiendo el hielo...



Los tres limpian la oficina donde trabajo. Son muy particulares, cada uno a su manera.

Una de ellas, sin conocerme bien, se ha atrevido y me saluda con un beso todos los días.

Yendo más allá de lo simple, yo pienso que le traigo una alegría diaria a su mundo complicado. De todo lo que le toca vivir, ella ve su momento de sosiego y de satisfacción cuando me da ese beso. Algunos colegas me critican por aceptarle el exceso de confianza, pero yo insisto en negarme a quitarle el que quizás es el único momento bonito que tiene todos los días. No sería capaz de hacerlo.

El hombre del grupo es un tipo muy extraño de proceder. Limpia empecinadamente, al punto de asustar a la gente cuando pasa barriendo, pues da la impresión de que se va a llevar los pies de uno pegados en la escoba. Es alto, muy alto y su cara de circunspección y de pocos amigos intimida a muchos, pero no a mí. Lo saludo y le pregunto cómo está, a lo cual responde como una letanía: “Gracias a mi Dios bien”. Ya es famoso en la oficina por eso, y algunos empleados ya comienzan a responder el saludo de la misma manera. Se puso de moda ese “Gracias a mi Dios bien”.

La tercera en discordia es una joven de carácter adusto. De muy poco hablar y mirada triste. He tratado de romper el hielo con ella sin mucho éxito, a diferencia de la otra, cuyo beso tengo garantizado día a día.

“Gracias a mi Dios bien” fue transferido la semana pasada a otra oficina y en su lugar llegó otro hombre. Un gordito bastante callado y taciturno. 

Cuando veo a la que no me da el beso la saludo y cuando me responde su escueto “Bien, ¿y usted?” aprovecho de soltarle el famoso “Gracias a mi Dios bien”. Ella se ríe de la gracia mía, y son las primeras risas que logro conquistar de ella. Un avance. Ayer, por primera vez me habló un poco más, para decirme que no había dormido nada en la noche anterior, pues estaba atendiendo a su hermana mayor, quien sufre de un cáncer en estado de metástasis. Quedé de piedra. Me dijo que era muy joven, 40 años, pero el cáncer fue diagnosticado tarde y ahora muy poco se puede hacer por ella. Esa era la causa de su carácter adusto, de su mirada triste y el poco hablar que la caracteriza. La procesión, como siempre, iba por dentro.

Cuando logras romper el hielo y tratar a las personas con un poco más de profundidad, logras llegar a su mundo interior, y en este estado te explicas muchas de las cosas que ya habías notado cuando no existía ese trato. A veces duele enterarse de algunas, como la de la joven de la limpieza y su hermana con metástasis. Es una dura lucha la que libra, es bastante el dolor que soportan tanto ella como su familia mientras que el mundo sigue girando como si nada estuviese sucediendo.

Pienso que el juglar Ruben Blades es quien mejor ha descrito la escena, en su canción “Amor y control”:

“Saliendo del hospital,
después de ver a mi mamá
luchando contra un cáncer que no se puede curar,
vi pasar a una familia;
al frente iba un señor de edad,
una doña, dos muchachas,
y varias personas más...
de la mano del señor,
un hombre joven caminaba,
cabizbajo
y diciendo arrepentido:
que él era la causa de una discusión familiar,
de la que nos enteramos
al oir al señor gritar:
aunque tu seas un ladrón
y aunque no tienes razón,
yo tengo la obligación de socorrerte,
y por más drogas que uses
y por más que nos abuses,
la familia y yo tenemos que atenderte.
oooh, oooh”.

Saturday, March 10, 2012

Estado del tiempo



Tres días de lluvia pertinaz que han cesado esta mañana. En el trópico se hace difícil predecir el estado del tiempo. Ráfagas de viento frío del norte que entran en contacto con los vapores calientes procedentes del Mar Caribe pueden producir grandes chubascos que permanecen hasta una semana. Y de repente sale el sol de nuevo. Cielo azul. Calor. Cinco días de intenso calor diurno y nocturno, para dar el paso a una nueva oleada de frío, que quizá se sienta normal en enero y febrero, pero nunca en marzo o abril, tradicionalmente calurosos.
Los meteorólogos sufren para dar un parte que, por esos avatares tropicales, pueda verse pulverizado horas más tarde.
No sucede lo mismo fuera de la franja de los trópicos, donde sí es posible dar un riguroso pronóstico de lo que sucederá con el tiempo por espacio de una semana. Lunes nublado. Martes, ligeras lloviznas en horas de la mañana para aclarar hacia el final de la tarde. Miércoles, ráfagas de viento de hasta 100 kilómetros por hora azotarán la zona central de Ciudad Gótica, con aguaceros en la tarde y noche. Jueves nublado. Excelente el fin de semana para ir a la playa, pues contarán con días soleados desde el viernes hasta el domingo.
Cuando dice lluvia, todo el mundo sale con paraguas en mano, y es lluvia, como pueden comprobarlo. Y el fin de semana los hoteles estarán abarrotados de turistas porque el día, de seguro, será soleado y apropiado para pasarlo en la arena.
Por alguna razón que, a pesar de las explicaciones recibidas, aún desconozco, estamos condenados a levantarnos y mirar al cielo, tras lo cual adivinamos si en la tarde lloverá o hará calor, y de acuerdo a nuestro arte adivinatorio decidimos si sacamos o no el paraguas, o si nos llevamos el abrigo o la camiseta o el vestido vaporoso, o los zapatos de tacón alto.
Hay quienes han afinado este arte adivinatorio al punto de percibir la lluvia de la tarde por el picor que le producen los rayos del sol en la mañana. Y quien dice, con absoluta certeza: "tranquila, esas nubes son pasajeras, aquí no va a llover, ni hoy ni mañana". Y lo que es más, te dicen con desparpajo, sin inmutarse en lo más mínimo: “huele a lluvia” en medio de un calor infernal y con un cielo despejado.
Uno se queda mirando al cielo azul, buscando algún rastro de gotas de agua entre las nubes blancas, y recordando esa franja que traen los periódicos extra-tropicales en primera plana, en la cual se leen los días de la semana y un cuadro con nubes o un solecito hermoso que nos indica cual será nuestro destino climático de la semana. “Como vaya viniendo, vamos viendo” dijo un filósofo tropical hace unos años. La frase mantiene vigencia…

Sunday, March 04, 2012

Bon soir Paris!!!



La Ciudad Luz. Así se conoce a Paris, una de las ciudades favoritas de los enamorados del mundo. La he visto aparecer recientemente, de la mano de Muriel Barbery en sus novelas “Rapsodia Gourmet” y “La elegancia del erizo”, ambas ambientadas en el número 7 de la Rue Grenelle.
Hace poco, mientras movía cajas con pertenencias reubicadas en mi nuevo contexto espacial, apareció una cajita con un curso actualizado de francés de Larousse. No volví a guardarlo, lo dejé allí, sobre una mesita, con la intención de revisarlo posteriormente.
Entonces vino lo que faltaba. De Woody Allen, “Medianoche en París”. La fotografía de la película es hermosísima, y me permitió ver a la Ciudad Luz en todo su esplendor: Les Champs Élysées, Las Tullerías, El Palacio de Versalles, los paseos en barco por el río Sena, La Tour de Eiffel, la Librería “Shakespeare and Company”. ¡Aaaah! ¡Qué belleza de librería!
Fue entonces cuando me di cuenta que no es casualidad, que es verdad, que la Ciudad Luz me llama a visitarla.
Y me ha estado llamando desde hace un tiempo, como cuando en el año 1995 compré el curso de francés de Larousse en un momento de mi vida en el cual mi gusto por los idiomas se centraba absolutamente en el italiano y el portugués, y en nada más, y así fue por mucho tiempo hasta que el japonés irrumpió en 1998 y estuvo gobernando mi vida hasta el 2004.
Luisanna fue a París en 2007 y me trajo, entre otras cosas, dos libros. Uno dedicado a mi pintor favorito, Vincent Van Gogh y el otro al Museo de Orsay, en Paris. Son dos de mis libros más preciados. Especialmente el del Museo D´Orsay, que muestra las pinturas de los impresionistas como Monet allí exhibidas.
Nestor, un enamorado de Paris como ningún otro, que todas las semanas me repite: “Tú tienes que ir  a Paris. No te perderás. Yo te hago la agenda según los días que vayas a pasar. Es lo mejor que te puede pasar en la vida.”
Leo ahora un libro de desarrollo personal, "No me iré sin decirte adónde voy", de Laurent Gounelle (Planeta, 2011), y la historia se desarrolla, ¿adivinen dónde? En Paris...
Woody Allen logró revivir al monstruo, y allí estoy yo, con ganas de ir a Paris a disfrutar de su belleza y sus paisajes románticos. De gritar, mientras camino por sus cafés tan románticos, como Supertramp en su famoso concierto: “Bon soir Paris!!”. Quizá tome algún tiempo, pero ya está en la lista de pendientes y estamos trabajando para ello…

Sunday, February 26, 2012

Adiós al amigo Raúl Abzueta


Ayer en la tarde me enteré de la partida definitiva de nuestro amigo, el músico Raúl Abzueta. Lo escuché por primera vez en su Caracas Sincrónica, un grupo que sintetizó una forma particular de interpretar la música venezolana fusionada con ritmos de jazz. Buenos músicos y excelentes interpretaciones.
Difícil encasillar a Raúl en algo. Un tipo virtuoso y a la vez sencillo a más no poder. Cualquier pieza de los Beatles en su guitarra se transformaba en pieza única. Su talento musical nunca tuvo barreras. Y luego de tocar esa pieza, digna de aplauso parado, caminar entre las mesas de Boston Bakery, pasando entre personas que apenas se habían enterado de lo que acababa de ocurrir, inmersas como están en conversaciones tal vez banales, verlo con su eterna sonrisa de adolescente irreverente, saludarte y agradecerte los elogios con espontaneidad y humildad. Sin duda siempre estuvimos ante un gran músico, como otros que aún flotan en la movida underground de una urbe como Caracas. Para nombrar alguno, Roberto Jirón, pero son muchos, Victor Cuica, Hana Kobayashi, Roberto Koch, Gerardo Chacón, Nené Quintero, Glenn Tomassi, me cansaría.
Raúl, siempre estarás presente en nosotros cuando escuchemos tus creaciones en Mixtura y Caracas Sincrónica. Recordaremos tu don de gentes, tus saludos sin endiosamiento alguno, con toda tu sencillez, tu guitarra con los Beatles, tu cara eterna de comeflor y tu sonrisa de adolescente. Gracias hermanito por lo que nos dejaste. Te queremos un montón…

Saturday, February 18, 2012

Carpe Diem




Finalmente aparecí…

Hola a todos mis queridos amigos y amigas. Se han dado cuenta que he estado un poco alejado de esta casa, ocupado en otros asuntos, vitales para mí pero con la vena de escribir en completo estado de alerta, queriendo brotar sin tener la oportunidad. Ya estoy aquí de nuevo.

Los días han estado movidos pero todo ha ocurrido muy velozmente y ahora se encuentra, en medio del trajinar, tratando de volver al estado de equilibrio ideal.

El oleaje sigue alto pero ya salió el sol con la promesa de resucitar los mejores días y convertir al ancho mar en un espejo.

Eso me hace mucho bien.

Las cosas se van sucediendo como en un film, cada fotografía es diferente de la anterior y las escenas van cambiando vertiginosamente.

Yo siempre comparo mi vida con un viaje en velero, con sus días buenos y sus días malos, pero pendiente siempre de seguir un rumbo, de mantener una trayectoria hacia el objetivo, que no es otro que permanecer feliz.

Hoy es un día de esos en los que veo al mar con respeto, y él me devuelve la mirada a través de un banco de peces que, colorido, se mueve silenciosamente alrededor del barco, desprendiendo burbujitas a su paso, y añadiendo bonitos y suaves tonos al rugir permanente del oleaje.

Esos pececitos de diferentes colores brillantes me hacen sonreír, cambiar la mirada al horizonte a discernir dónde termina el mar y dónde exactamente comienza el cielo. En eso me hallo cuando una gaviota, con su aletear mañanero, interrumpe con su cantar. Las alas abiertas, ahora quietas, en natural juego con el viento, planeando, oteando el mar a distancia, respetándome mi banco de peces, como sabiendo que nunca será su intención cortarme la sonrisa.

La gaviota pasa y yo me quedo observando su vuelo, sus leves giros, su mirada siempre al horizonte, su aletear. Sus movimientos corporales son quienes delatan su estado de ánimo, su quietud. No sé si está feliz, no sé si pensativa, no sé si sólo busca comida, o pareja, o a su madre. El salto de un pez fuera del agua me saca por momentos de mi cavilación. Luego desaparece en el intenso azul verdoso brillante iluminado danzante del mar.

La vida sigue. Y yo tratando de descifrar su danza, a fuerza de tonos, de embates de brisa, de cantar de aves, de rugidos, de saltos de peces, de otros barcos que aparecen en el horizonte, viniendo de quién sabe dónde, yendo quién sabe a qué lugares, de pensamientos que aterrizan en mi mente, de cosas que se han ido quedando sin hacer, y quién sabe si todavía tiene sentido continuarlas, o emplear ese tiempo en cosas nuevas. La vida no para. Las olas comienzan a reventar contra la costa, y en la orilla un niño camina descalzo, absorto, sin mirarme, recogiendo conchas que ha dejado la marea al retirarse.

El niño no ve el mañana, no ve el ayer, sólo ve sus conchas, que guarda pacientemente en un cubo, bota algunas cuando descubre otras que le gustan más, no mide la distancia que camina, concentrado en su tarea matutina. Ese niño que hoy observo, pero ayer fui yo, sin querer me envía un mensaje: Carpe Díem Oswaldo, aprovecha el día presente…