Wednesday, October 15, 2008

¿Tienen futuro los blogs?

"En el futuro todos seremos famosos mundialmente durante quince minutos" Andy Warhol


Aunque no es el objetivo de éste post, Mariale, entre otros bloggers, sugirió postear hoy sobre el tema de la pobreza. No es lo que tenía pensado, sin embargo, no quise pasar por alto la idea, el llamado de atención, y aprovechar de dejar en el aire la siguiente frase: “Obras son amores y no buenas razones” (se explica por sí misma).


Y volviendo al titulo de este post, la pregunta me la he hecho muchas veces. Sobre todo cuando últimamente veo bitácoras anteriormente llenas de la energía que le imprimían sus creadores y que actualmente, si no han sido cerradas definitivamente lo que muestran es más bien un poco de desdén y falta de creatividad.


Muchas veces he escrito sobre las múltiples razones por las cuales una persona crea un blog. A veces hasta para hacer público un pensamiento. Como una especie de diario personal (público, porque la red de redes es pública y eso lo sabemos, o al menos deberíamos, todos los que en ella navegamos). Para bromear. Para tratar temas políticos. Para dejar los primeros “pininos” como escritor o poeta, o para hacer llegar su obra a un espectro más amplio de personas que las que se ha logrado alcanzar en el mundo real. Para escribir sobre cosas que uno cree es buena idea compartir, a partir de vivencias personales, de literatura y otros temas y reflexionar sobre ello e ir un poco más allá (éste es mi caso).


He conocido muchas personas a través de la red que hoy no están tras sus bitácoras (y si lo están pues ni ellos mismos se dan cuenta). Las razones de haberlas dejado van mucho más allá del facebook (argumento muchas veces esgrimido a manera de muro de contención). Detrás de ello puede estar el hecho simple de no haber logrado lo que en principio se propusieron con sus bitácoras. ¿Decepción? Tal vez.


Algunos buscaron afanosamente la fama y la popularidad que les fueron esquivas y nunca tocaron a sus puertas. ¿Razones? Muchas. Cada quién pudiera decir algo al respecto. Existen los que sucumbieron al aburrimiento que les causó el hecho de mantener una bitácora a flote, esto es, renovación, creatividad, constancia, atención, feedback con sus lectores. Hay los que creyeron, y aún siguen creyendo haber encontrado (ellos) la piedra filosofal, pregones van y pregones vienen y no acaban de convencerse que lo que están diciendo o escribiendo como suyo, y aunque con otras palabras, ya está dicho y escrito en pergaminos hace miles de años, en libros, en películas, en canciones y hasta en miles de blogs similares al suyo, y que en algún momento se crearon con las mismas u otras intenciones, y hoy yacen, los que no hundidos, flotando a la deriva, con uno que otro náufrago alrededor.


El feedback con los lectores es otro elemento que ha hecho daño en muchos blogs. Los comentarios (hablo de comentarios de verdad, con dedicación y demostración de haber leído y entendido el post, no de aquellos tipo “buen post”), que en principio fueron llegando de a poco, y que luego se fueron multiplicando sin cesar, en los días que corren se pueden contar con los dedos de una mano en muchos casos.


La diferencia está en el efecto causado, que no ha podido ser sopesado con tranquilidad, ni analizado en profundidad, trayendo consecuencias nefastas tales como reclamos a los colegas, cierres abruptos con artículos ácidos previos a la debacle, “visitas” actualmente dudosas sin tan siquiera haber publicado algo en meses, cuando todos sabemos que blog abandonado es blog “muerto” en cuanto a visitas se refiere, con algunas poquísimas excepciones.


Con los blogs ocurre, en mi opinión, como cuando se mezclan agua y arena en un frasco de vidrio, y luego se sacude vertiginosamente. Al colocarse en posición de descanso nuevamente, en principio no se alcanza a ver con claridad el contenido, y hay que esperar un tiempo en el que la arena va decantando por su propio peso o densidad. Finalmente todo ocupará su lugar. Y allí es donde verdaderamente se puede palpar la sustancia de la que está hecho, la originalidad de los textos, su calidad de narrativa, la enseñanza del tema tratado y otras tantas cosas que la gente busca en un blog, y que lo identifica con éste.
A cada quien le va quedando una verdad, su verdad. La experiencia en la creación y el mantenimiento de la bitácora es, en muchos casos, digna de ser leída y hasta estudiada, porque de allí todos aprendemos.

El mundo del blog no es sino una referencia del mundo real, porque somos personas los que habitamos detrás del blog, los que creamos sus letras, y los responsables de su trayectoria, así como también de su muerte, abrupta o por inanición.


Los números de Technorati no mienten, allí se revela el número de bitácoras creadas, su duración, su desatención, ellos están allí para el que los quiera ver.


Para mí, el blog ha sido una de las mejores experiencias que haya tenido en la vida, por todo lo que ello implica, en lo que he creado, lo que he mostrado, lo que he compartido con mis colegas y lectores. Ya no concibo mi vida sin “bloggear”, es algo que me nutre mucho como persona, y que me ha hecho aprender muchísimo de tantas cosas y de tantas personas. Y si (Nany´s dixit), ¡larga vida a los blogs!

Saturday, October 11, 2008

De nuevo con la paz...

Gilberto Gil, cantante brasileño, escribió sobre ella:
La paz.
Invadió mi corazón.
De repente me llenó de paz,
como si el viento, de una ráfaga
arrancase mis pies del suelo
donde ya no me entierro más.





Para los japoneses, la grulla es un ave extraordinaria, de la cual piensan que vive mil años. Es el símbolo de la paz, y el mejor homenaje que le hacen es crearla en origami y darla como regalo.

La tradición nace de la historia de una niña, Sadako Sasaki, que sobrevivió a la explosión de la bomba en Hiroshima en 1945, cuando solo tenía dos años de edad, pero al cabo de pocos años le sobrevino leucemia, como consecuencia de la fuerte radiación recibida.

Los japoneses creen que si una persona enferma logra plegar mil grullas de papel, los dioses le conceden el deseo de sanar. Su mejor amiga se lo hizo saber a Sadako, quien aprendió a plegarlas y había logrado hacer 644 de ellas cuando le sobrevino la muerte, en 1955. Otros niños completaron las que le faltaban como un homenaje póstumo. Y hoy en día existe un monumento dedicado a ella en el Parque de La Paz en Hiroshima, con una inscripción que dice: “Este es nuestro deseo. Este es nuestro llanto. Paz en el mundo."

Desde entonces, todos los años, los niños de Hiroshima se reúnen en el monumento para colgar grullas de papel cada 6 de agosto, Día de La Paz.


Continúa Gilberto Gil:

La paz,
hizo un mar de revolución.
Invadir mi destino, la paz,
como aquella gran explosión,
una bomba sobre Japón
hizo nacer el Japón de la paz.



Las grullas son aves hermosas. Las imagino plantadas en una laguna, como las garzas, observando el panorama. Nada lo describe mejor que este haiku del poeta japonés Yosa Buson (1716-1784):

Las patas de la grulla
se acortan
en la lluvia de verano.
*Créditos: Imágen de grulla, www.txarogutiez.com; Origami: http://www.lifeonmars.com.ar/; otra imágen de la grulla: Astic en http://www.galeriade.com/
La canción de Gilberto Gil la pueden escuchar aquí, es una belleza!

Saturday, October 04, 2008

La cocina es el mejor lugar de la casa.


Leer es un placer que siempre me ha acompañado, donde quiera que me encuentre. Leo muchas cosas, desde literatura y cosas técnicas, pasando por periódicos, revistas, papeles, borradores, propaganda comercial, y un largo etcétera. En cada cosa que se escribe puede haber un mensaje necesario para uno. Así ha sido y será por siempre.

De los libros que leo actualmente me ha llamado mucho la atención la prosa de la escritora japonesa Banana Yoshimoto. La recomendación vino de Andrés Boersner, un amigo librero (Librería Noctua, Centro Plaza, Caracas) al que considero pertinente escuchar siempre. En Caracas es difícil encontrarla, pero buscando siempre se termina ubicando.

En “Kitchen” (editorial Tusquets), uno tiene la sensación de estar compartiendo un sofá con (en este caso) Mikage, una muchacha a la que el mundo se le viene encima al morir su abuela (la última persona de su familia que permanecía viva), y el único lugar de la casa donde encuentra tranquilidad es en la cocina. Hasta allá se dirige a buscar las respuestas que la vida se empeña en negarle, allí consigue la paz interior tantas veces negada. Como ella misma lo describe:
“Creo que la cocina es el lugar del mundo que más me gusta. En la cocina, no importa de quién ni cómo sea, o en cualquier sitio donde se haga comida, no sufro. Si es posible, prefiero que sea funcional y que esté muy usada. Con los trapos secos y limpios, y los azulejos blancos y brillantes. Incluso las cocinas sucísimas me encantan. Aunque haya restos de verduras esparcidos por el suelo y esté tan sucio que la suela de las zapatillas quede ennegrecida, si la cocina es muy grande, me gusta. Si allí se yergue una nevera enorme, llena de comida como para pasar un invierno, me gusta apoyarme en su puerta plateada. Cuando levanto los ojos de la cocina de gas grasienta y del cuchillo oxidado, en la ventana brillan estrellas solitarias.”

Siempre se tiene la sensación de que estás deliciosamente arrellanado en el sofá conversando de madrugada con una muchacha que acaba de conocerte y que tiene muchas cosas que contarte, en las cuales se entremezclan variados sentimientos, como amor, dolor, soledad, esperanza, inquietud y tantos otros, todo rodeado de un invisible pero presente halo de melancolía y dulzura al mismo tiempo.

Un descubrimiento la prosa de Yoshimoto. Curiosamente vino a nuestra conversación (la mía y de Andrés) cuando hablábamos acerca de los autores japoneses y sus principales diferencias con los occidentales. Los relatos de Banana son, como ya dije, dulces y melancólicos al mismo tiempo.

Y en el caso de “Kitchen”, nuestra conversación (la mía y de Mikage) ha transcurrido en la cocina, mi espacio preferido de una casa, donde atesoro tantos buenos recuerdos, regados por un buen vino y una buena comida, no importa lo sencilla que ésta haya sido. Cuantos recuerdos y cuantos amores jurados en el mesón de la cocina, entre copa y copa, y al mismo tiempo entre sabrosos olores de ingredientes naturales, sal, especias, madera y cuchillos. A veces es difícil desligar los amores de los placeres derivados del buen comer y buen beber. Siempre salta a relucir aquella botella de Oporto que nos dejó con ganas de más, o aquel aliño preparado especialmente para la ocasión de un buen pescado al horno que nos quedó divino, por decir lo menos.

Volviendo a la prosa de Banana, ya ha caído en mis manos un segundo libro de su autoría, titulado “Amrita” (también de Tusquets editores). Estoy comenzando pero de nuevo es la misma sensación de melancolía y dulzura de niño, la misma sensación de un segundo encuentro en el sofá, de madrugada, esta vez con Sakumi. Cambia el personaje pero no las sensaciones. Esta vez es deliciosa también. Las recomiendo ampliamente, claro, acompañadas de un buen vinito es mucho mejor.

Sunday, September 28, 2008

Palabra de Samurai...


"No todas las batallas se ganan avanzando. No todas las retiradas son derrotas. Avanzar es una estrategia. Retirarse también es una estrategia.
Una retirada debe realizarse en orden. No siempre debe parecer ordenada. Retirarse es una estrategia. Las apariencias en la retirada también son una estrategia."
Suzume no Kumo, 1600
*Katsushika Hokusai: "Bajo la ola frente a la costa de Kanagawa. Grabado que fascinó a los pintores impresionistas, como Van Gogh y Monet, e incluso a compositores como Claude Debussy, que la colocó en la portada de su sinfonía titulada "El Mar".

Saturday, September 27, 2008

Beatriz, la poetisa...



I

Tu misterio aprovecha el desamparo y me arrastra. La serenidad en tu rostro me invita a salir de éste cuerpo, que al espíritu es prisión, a abandonar este cuerpo de rutina y novedad cansado. Pero siempre está la luna ahí, invitándome a huir y a esconderme tras ella.

II

Te acercas etéreo, pese a ello te desnudo y me desnudas. Asómate a mi ombligo y observa. Estrellas. Muchas estrellas en mi nochedad. En mi cielo por dentro. Ven, entra, puedes hurtar mi destino.


III

Enfocados por una dorada exhalación astral bebemos nuestras miradas a tiempo que el sol engrasa de áureos aceites nuestras pieles inventadas por mágicos pinceles celestiales.


IV

Te encuentro caminando sobre la línea circunvolutoria del sol y me ahoga tu mirada verde de tantos mares. Mientras tu boca me hace desaparecer en cosmos alucinantes, te lleva mi vientre a la cima placentera, te prolonga mi cuerpo borrando hieráticas fronteras. Y por fin caemos desde la cumbre del éxtasis a la calma.


V


Cómo me gustaría tener la cordura del sabio o la ingenuidad del que nada sabe. Podría entonces resistir los embates de tu indomable convexidad o capitular sin sentirme subyugada. Guarecerme al interior de tu poderosa mano en tanto desgarro tu cerebro de tierra fresca para extirpar la raíz de mi propio recuerdo.


VI


Si tu diestra boca seduce mis instintos y el tibio recuerdo tuyo se aloja en cada hendidura de mi mente. Si la miel de tus ojos ha endulzado mi cuerpo y constelaciones me son ofrecidas en tu ardorosa mirada. Cómo negarme a ser una extensión de tu vida. Cómo prohibirme la entrega.


VII


Siento miedo de ti, océano y sin embargo penetro en tus olas. El alma estalla mientras exploras, mar, cada recoveco de piel. Mientras posees, mar, cada vestigio de razón. Cual vorágine, me fuerzas a tomar de tus aguas, siento de mis ríos fluir agua dulce para ti, mar. De pronto arrojada a la franja de arena con algo de vida en el puño cerrado. Con algo de muerte en el puño extendido, exhausto, vencido…


VIII


En divino paroxismo tu longitud atraviesa mi profundidad, obuses perforan corazón. Me haces levitar en nubes saturadas de tu semen. Entonces llueves y yo soy gota vertida en bosques de locura.


IX


Es mucho el ímpetu, demasiada la vehemencia y tanta la necesidad de una raya azul que haga fisura en mi apasionado borrascoso turbulento tránsito por la vida. Una raya azul que pueda dejar un poco de rocío en la fiebre de mi existencia. Un tiempo sereno, de sentimientos calmados. Una simple raya azul. No para siempre, sólo un momento. Cuánta falta me hace…


X


He sido sorprendida como las montañas por el sol cuando empiezan a habituarse a la nocturnidad. Y corro hacia ti como el río atraído por el mar, quiero girar en tu mundo como gira la luna satisfecha cautiva de la tierra, sin que nada se oponga a su dominio.


XI


Una luz recorre las paredes del instinto y las puertas de la razón a lo imposible cierran el paso. Inconforme el sueño se recuesta a la fantasía. Sé que entonces zarpas en barco de incertidumbres resueltas en cada futuro. Y yo me quedo aquí, pensando…


XII

Obcecado no hace más que girar el molino sin que se trame artilugio en los laberintos de esta masa informe que a algunos les da por llamar cerebro. Sigue molino girando, que ya vuelve a elevarse la vida como reflejo del amor que una vez reposó inerte dentro de mí.


XIII


Ahí está la luna. Es mi aliada, mi refugio. Contemplo el infinito. Tal vez vuelvas o devengas en mito, en dulce no-ser, en utopía, en hostia ciega e impalpable como existe Dios. Da lo mismo. Me quedaré mirando hacia el infinito hasta que la mirada se consuma y escuche en la memoria tu voz que me calma.
Textos de Beatriz Aiffil, publicados en el libro "Tierra Común. Poesía de Venezuela y Colombia", colección "Sin límites", ediciones "La Mancha", 2008

Sunday, September 21, 2008

Bye bye Yankee Stadium!









Never, we will never forget you!
Nunca, nunca te olvidaremos!

Saturday, September 20, 2008

El autobús negro

Recuerdo que cuando apenas tenía cinco años, murió una vecina en la cuadra contigua del vecindario. El velatorio se realizó en la propia residencia de la misma y mi madre no quería dejarnos solos, así que en el último momento nos llevó a dar el último adiós a la finada.

Cuando llegamos, justo al frente de la casa estaba la carroza fúnebre. Era grande, de color negro, con una especie de parrilla plateada en la parte posterior, donde se colocaba la urna.

La imagen me impactó, al punto de que 41 años después permanece nítida en mi memoria. Desarrollé una especie de fobia a los vehículos fúnebres. Recuerdo haber ido en mi adolescencia a ver una película de terror llamada “La mansión tenebrosa” y luego tuve pesadillas durante varios días, asociadas a la imagen del protagonista, quien precisamente se paseaba en una carroza fúnebre.

Ni siquiera hoy en día he perdido el temor a esos automóviles funerarios, que ahora los hay grises y de otros colores que, en mi opinión, buscan minimizar el impacto visual.

Hace unos siete meses me encontraba en la librería del amigo Andrés Boersner y me puse a leer un poemario de un autor polaco. Lo abrí, como suelo hacer, en una página cualquiera, y justo allí encontré una poesía relacionada con el tema de este post. Estuve a punto de cerrar el libro, por las razones antes expuestas, pero en cambio quedé maravillado del tratamiento que el poeta le dio al asunto. Lo comenté con Andrés. Me pareció fascinante, a pesar de mi fobia.
Hoy volví a la librería, y le pregunté por el libro, cuyo autor no venía a memoria, pero él no recordaba bien el episodio. El caso es que fui directamente a donde estaba expuesto aquella vez y me encontré, en el mismo punto, con un libro parecido, también de autor polaco, vaya coincidencia. Al revisarlo minuciosamente volví a encontrarme con el poema, que había permanecido todo ese tiempo en mi memoria. Y me traje el poemario. Es hermoso. Se llama “Siempre fragmentos. Poemas selectos”. El poeta es Tadeusz Rózewicz (Selección, traducción y nota de Gerardo Beltrán y Abel Murcia. Bid & Co. editor). Altamente recomendable.


El autobús negro

Este autobús negro
es distinto de ese rebaño de color rojo
que hierve como un cazo
al fuego.

En su interior un solo pasajero
paciente y alargado
con su abrigo de madera
vestido a la última
bajará en la última parada.

Nadie se apresura a coger ese autobús
caiga quien caiga
más bien al contrario.

Pintemos todos los autobuses
de negro con una raya blanca.
Su aspecto melancólico
hará que las personas
sean más amables
al subir
y al bajar.

Tadeusz Rózewics
Poeta polaco.
UPDATE: "Descubrí que a la gente de hoy se le enseña a negar la muerte, y se les enseña que no significa otra cosa que aniquilación y pérdida. Eso quiere decir que la mayor parte del mundo vive, o bien negando la muerte o bien aterrorizado por ella. El mero hecho de hablar sobre la muerte se considera morboso, y muchas personas creen que el solo hecho de mencionarla es correr el riesgo de atraérsela." Sogyal Rimpoché, maestro tibetano de meditación budista.

Friday, September 19, 2008

Maestra vida...de blogger

Hace ya tres años escribí mis primeras letras en esta casa virtual. Y a partir de allí han sucedido muchas cosas, unas reveladas, otras no, pero que verdaderamente han marcado mi vida, y que llevan la tinta indeleble del blogger, para bien o para mal. He cosechado amistades muy hermosas, algunas de las cuales no he visto aún por primera vez pero que se han revelado a través de sus propias letras, he compartido muchas cosas, he reído, he llorado y he escuchado, he hablado, me he molestado y he pedido conversar, he puesto mi hombro. A lo largo de estos tres años, también he dejado muestras de la presencia de las letras del maestro de maestros, el poeta Rubén Blades, en muchos de los escritos. Y es que la vida queda de algún modo reflejada en muchas de sus letras, y es precisamente mi forma de ver la vida lo que principalmente dejo en este lienzo.

Luego de 3 años, las ganas de escribir no cesan, el entusiasmo permanece como el primer día. He notado que, durante estos tres años, ha habido un boom del fenómeno blog, que poco a poco se ha ido extinguiendo, debido, entre otras cosas, al furor que causan otros fenómenos mediáticos, como el facebook, por ejemplo. Eso es una de las causas, aparte de la variedad de razones que la gente tiene en mente a la hora de abrir un blog, y no todo el que lo hace tiene claridad en la idea de la permanencia. Caso aparte es el entendimiento de lo que significa “bloggear” (que me perdonen los puristas de la lengua), el tiempo que hay que dedicarle para que crezca fuerte y sano, como los hijos.

Infinitas gracias a todos los que tienen a bien pasar por estos lares de Dios, esos que han enriquecido mi escritura, a través de un bonito intercambio de energía, de valores, de cariño y amistad. Besos inmensos a todas las mujeres que, con un hermoso corazón por delante, vienen a menudo, a las que dejan sus huellas, y a las que no, a los caballeros que leen mis divagaciones, mis cuentos, mis enseñanzas. Bien lo dijo Toquinho, “el futuro es una acuarela y tu vida un lienzo que coloreas”. En este caso, los colores del lienzo son nuestros, míos, y de ustedes con su buena vibra…

A tu escuela llegué sin entender porque llegaba,
en tus salones encuentro mil caminos y encrucijadas,
y aprendo mucho y no aprendo nada.
Maestra vida camará,
te da, te quita, te quita y te da.
Paso por días de sol, luz y de aguaceros,
paso por noches de tinieblas y de lunas.
Paso afirmando, paso negando, paso con dudas,
entre risas y amarguras,
buscando el porqué y el cuándo.

Maestra vida, de justicias e injusticias,
de bondades y malicias,
aún no alcanzo a comprenderte.

Maestra vida, que ese culpo no perdona,
voy buscando entre tus horas
el espejo de los tiempos para ver tus sentimientos,
y así,­ comprender tus cosas.

Y vi espinas y vi rosas,
vi morir seres queridos, vi bellezas, fui testigo
de maldades y de guerras.

Vi lo bueno de la tierra,
y vi el hambre y la miseria,
y entre el drama y la comedia
avance entre agua y fuego.

En Dios me acuerdo primero
solo en trance de morirme,
o a veces cuando estoy triste,
mas nunca si estoy contento.

No dura agradecimiento
pa´ aquel que nos da la mano,
tan pronto nos sale el clavo
se olvida to´ el sufrimiento.

Y tengo amigos, conocidos y enemigos,
amores que me han querido,
y rostros que niegan verme.

Me encontré frente a la muerte,
y en sus ojos vi el sentido,
y con el miedo conmigo,
así­ yo aprendí­ a quererte.

Y hoy sé que nada es seguro,
ya que todo es pasajero,
la muerte es el mensajero
que con la última hora viene.
Y el tiempo no se detiene,
ni por amor, ni por dinero.
Maestra vida, me voy persiguiendo al tiempo
a ver si encuentro respuestas,
antes de la hora en que yo muera.
Aunque me estoy resignando a esta fatal realidad…

(letra de “Maestra Vida”, de Rubén Blades)

Friday, September 05, 2008

Los besos


Cada quien tiene una idea de lo que significa, su concepto sobre el particular. Besar a alguien a quien amas produce una sensación indescriptible con palabras. El primer beso, ¡ay, el primer beso!, difícil de olvidar el primer beso, hay cosas que pueden olvidarse, pero no esa, aunque otros amores vengan, ahí queda eso, como tinta indeleble. Los primeros besos de otros amores, también permanecen, aunque luego, con el tiempo, haya que echar alguno al saco del olvido. No obstante, si te topas con esa persona, vuelve ese beso a la memoria. Por más que las caras no demuestren, o se empeñen en mentir, ese beso está allí, en el ambiente, como queriendo materializarse.

Y hay también besos que nunca pudieron ser. Por más deseo que hubo no contaron con el momento, el tiempo, la oportunidad, el deseo definitivo, no contaron. Son besos huérfanos de figura, de sensaciones, tan solo imágenes, promesas sin aflorar, son como hojas secas arrastradas por la lluvia, que no volverán al árbol.

¿Y que me dicen de los fortuitos? Aquellos que llegaron cuando menos se esperaban, y no dieron tiempo a nada, surgieron y ya, se disfrutaron, pero ya, no tienen mañana, como tampoco tuvieron ayer, fue química del momento, provocaron risas nerviosas, suspiros, miradas, pero no pudieron continuarse, por muchas razones que no vienen al caso, lo cierto es que en su momento fueron besos, tan buenos como los otros.

Besar es como beber agua salada, mientras lo haces tu sed aumenta dice un proverbio chino.

Besos, besos que van y vienen día a día, besos que iluminan las noches, y los días. Besos de vacaciones y besos de ocupaciones, besos que lo son todo y besos que no quieren ser, y que al final no son besos en medio de su insensibilidad, porque los besos, como tales, son sanadores, curadores, activadores, consoladores, angustiadores, silenciosamente embrujadores, y le pertenecen por siempre a quien los da, y a quien los recibe.
*Fotografía de Zakix en www.deviantart.com

Monday, September 01, 2008

Yo creo


¡Hola a todos! En estos dias hice una parada en lo que a trabajo se refiere, y me di una pasadita por New York, la Gran Manzana, la ciudad que nunca duerme. Entre tantas cosas que ver allá, hay una en particular que decidí plasmar en esta casa virtual. Es una placa ubicada en la placita del Rockefeller Center, con unas sabias palabras del magnate norteamericano John D. Rockefeller Jr., dignas de hacerles eco, por la validez que adquieren en el tiempo. Les dejo aqui mi traducción, que quizás no sea la mejor, pero en ella queda plasmado el espíritu del mensaje:


Yo creo


Yo creo en el supremo valor del individuo y en su derecho a la vida, a la libertad, y a la búsqueda de la felicidad.


Yo creo que cada derecho implica una responsabilidad, cada oportunidad una obligación, cada posesión un deber.


Yo creo que la ley fue hecha para el hombre, y no el hombre para la ley; que el gobierno es el sirviente del pueblo y no su amo.


Yo creo en la dignidad del trabajo, sea éste con la mente o con las manos; que el mundo no le debe a ningún hombre la vida pero sí le debe a cada hombre la oportunidad de tener una forma de subsistencia.


Yo creo que el ahorro es esencial para una vida bien ordenada y que la economía es un requisito principal de una buena estructura financiera, sea ésta en el gobierno, en los negocios o en asuntos personales.


Yo creo que la verdad y la justicia son fundamentales para que un orden social perdure en el tiempo.


Yo creo en el sagrado valor de una promesa, que la palabra de un hombre debería ser tan buena como su credibilidad; que el carácter -y no la riqueza, o el poder, o la posición -es de supremo valor.


Yo creo que la prestación de un servicio útil es el deber común de la humanidad, y que sólo en el fuego purificador del sacrificio se encuentra la escoria del egoísmo consumido y la grandeza del espíritu humano hecho libre.


Yo creo en un Dios todo sabio y todo amoroso, llámese como se llame, y que los más grandes logros del individuo, su mayor felicidad, y su más amplia utilidad las encuentra viviendo en armonía con Su Voluntad.


Yo creo que el amor es la cosa más grande del mundo, y que él en sí mismo puede vencer al odio; que la justicia puede y de hecho triunfará sobre la fuerza.

Friday, August 22, 2008

Felipe, entre el esplendor y el ocaso



Cuento.
De las islas Canarias vino Felipe hace un montón de años, con muchas ganas de trabajar y levantar una familia. Se caso aquí, con una joven muy hermosa, llamada Clarita, tras lo cual procreó la tan anhelada familia. Varón y hembra, para más señas. Con la familia también fueron creciendo los negocios. Con mucho tesón, y la ayuda y compañía de la hermosa Clarita, madre de dos hijos.

Felipe prosperó como comerciante y gracias a su energía y actividad emprendedora el negocio fue creciendo, hasta que decidió invertir en un local más grande en un nuevo vecindario, del cual yo casualmente formaba parte.

Y había de todo como en botica en ese vecindario. Gente buena, gente mala, estudiantes, amas de casa, empleados de gobierno, obreros, abogados, había de todo.

Felipe estaba realmente emocionado, porque tenía ante sí un mercado cautivo. Pero en el fondo Felipe no entendía bien la materia de los negocios. Felipe, más que un comerciante era un amigo, un compadre, un abuelo, un papá, un vecino. Por allí comenzó todo.

“Felipe, quiero comprar varias cosas para la casa, te pago el quince”. Y el hermano Felipe: “¿Cómo no? Pasa y coge lo que necesites, y al final te saco la cuenta y te anoto en esta lista.” Y Felipe comenzó a hacer la gran lista. En ella escribía: “Sr. Fulano, tanto, paga el quince. Sra. Zutana, tanto, paga el viernes. Sr. Florindo, tanto, paga el lunes (cobra los lunes)”, y así la lista se fue extendiendo poco a poco.

Los días fueron pasando plácidamente en el vecindario, con los problemas cotidianos típicos de cuando éramos felices y no lo sabíamos. Pero no todo es felicidad en este mundo tan variado en el que vivimos. La contabilidad le comenzó a fallar a Felipe. Las cifras de la lista superaron con creces a las que entraban a la caja en forma de pagos, muy a pesar de que Felipe, más a manera de costumbre que de aprendizaje, tenía detrás de su puesto en la caja registradora, aquellos famosos retratos en los que aparece el señor flaco y con ojos tristes que vendió a crédito, y a su lado el gordito rozagante que vendió al contado, y el letrero, también popular, que rezaba “Hoy no se fía, mañana si”, claro, todo a manera de costumbre, nada que ver con la dura realidad.

Y llegó el día en que al familiar Felipe le tocó salir a cobrar. Quienes le adeudaban lo veían a lo lejos y cambiaban de acera con rapidez infinita hasta desaparecerse en la multitud.

Un buen día, antes de iniciar una de sus salidas, observó que se acercaba la señora Zutana. La veía venir a lo lejos y sus ojos brillaban mientras pensaba “Voy a cobrar, por fin, qué bueno”. Zutana hacía acto de presencia en un negocio al que hacía tiempo no visitaba, sino que enviaba a sus hijos con los respectivos encargos, eso sí, nada de dinero: “¡Hola Felipe! Los muchachos te mandan la bendición. Voy a entrar a comprar algunas cositas”. Y Felipe, en un principio confundido, pero al final sonriente y esperanzado, musitó: “¿Cómo no? Pase adelante. Usted está en su casa”. Y Zutana pasaba, lo que no había hecho en días, como si nada, y se abastecía de nuevo. Finalmente al llegar a la caja, con voz queda, le dijo: “Felipe, sabes que cobré pero no me alcanzó, tú sabes, el apartamento se lo llevó todo, ¡esa deuda nos va a matar! …pero te pago el último, tú sabes que eso es seguro”. Y el bonachón de Felipe: “Aaaah, tranquila Zutanita, tu sabes que tu eres de la casa, por allí pasaron tus hijos esta mañana y se llevaron unos refrescos, y también han venido de tu parte a llevarse cosas que también te las he anotado en la lista”. Zutana, un tanto indiferente, pero eso sí, muy contenta con el crédito recién obtenido contestaba: “Tranquilo que eso está seguro para el último, también”.

Y así fueron pasando los meses. Felipe, en su afán de diversificar el negocio para de alguna forma revertir las morosidad obtuvo una licencia de expendio de licores. Y comenzó a vender cervezas. Algunas a crédito, claro, se trataba de sus amigos, casi familia. Los viernes, el negocio de Felipe comenzó a presentar una clientela inusitada, caracterizada por unas bolsas de papel en las manos, dentro de las cuales se ocultaba un líquido embotellado, amarillo y espumoso, que minutos antes reposaba a baja temperatura en la poderosa nevera nueva de Felipe, que también la adquirió a crédito (también tenía derecho) a un paisano que confiaba plenamente en él.

Cada uno de esos viernes, al final de la jornada, se escuchaba repetidamente la frase: “Anótame otra caja Felipe”, y cada quién como perro por su casa salía con las cajas del liquido espumante hacia el festejo de turno, o bien a disfrutar en compañía del juego del momento. Y Felipe anotando, y anotando.

Su hija estudiaba conmigo en la escuela del vecindario, y éramos como primos. Porque, como dije antes, Felipe era un padre, un tío, un hermano, un compadre para todos. Y Mariela era mi prima putativa, más que mi amiga.

Como siempre he sido un tío muy observador, comencé a contemplar el rostro de Mariela entristecido, desencajado, no la cara alegre a la que estaba acostumbrado.

“Mariela, ¿Qué te pasa? Te veo como triste”. “No, chico, no es nada, son cosas de mujeres”, y a buen entendedor… Pero sucede que pasaban los días y la cara de Mariela nada que mejoraba. Y nada que me decía, por lo que dejé de preguntar para no pasar por impertinente.

Un día cualquiera, muy soleado, estábamos en el receso de clases, y escuchamos unos gritos e improperios en la calle. Yo miré hacia el lugar de la escena, desde dentro de la escuela, y reconocí rápidamente a los personajes en pugna. Eran Felipe y Zutana, discutiendo acaloradamente. Todos los alumnos de la escuela se percataron del hecho y miraban la escena, con tristeza algunos, con preocupación otros, porque no todos conocían a Felipe y a Zutana, como yo, porque no formaban parte del vecindario.

Zutana insultaba a Felipe con palabras soeces que nunca antes yo había escuchado. No voy a repetir aquí el tenor de los insultos. No viene al caso. Solo puedo agregar que lo único que le escuché a Felipe, entre la lluvia de frases groseras que recibía, era una sola palabra: “¡Págame!”, la cual pronunció repetidas veces entre el vendaval de ofensas.

Cuando terminó el receso, y volvimos al salón de clases, busqué a Mariela, y la encontré en el salón de clases, con los ojos llenos de lágrimas. Me ocultó la mirada por la vergüenza que sentía en el momento. Aprovechamos la breve ausencia de la maestra y los demás alumnos, debido al receso, y conversamos un poco. Me senté a su lado a consolarla. Ella me decía, entre sollozos: “No es posible, luego de todo lo que les ha dado”. Yo le contestaba: “Tranquila Mariela, hay gente así, afortunadamente no todos somos iguales”. Fue cuando me confesó: “Papá no quiere que digamos nada, no se quiere meter en mayores problemas, pero son muchos los casos, y lo van llevando a la quiebra, y es él quien nos mantiene”. Me dolió mucho escuchar eso. Más me dolió saber que la agonía duró muy poco, y al cabo de un tiempo Felipe fue embargado por sus acreedores y perdió todo lo que tenía.

Nunca más vi lo volví a ver, ni a su esposa, mucho menos a los hijos. Su casa de habitación no estaba ubicada en el vecindario, pero prácticamente vivían en él. Luego de ocurridos los hechos Mariela no regresó más a clases. Supe que retiraron sus documentos de la escuela.

Felipe era un hombre bueno, demasiado bueno. Confiado. Y eso fue precisamente lo que determinó su destino como comerciante. Eso y la mala fe de algunos vecinos que hasta hace poco eran sus amigos, hijos, sobrinos, compadres o hermanos, y mios también, pero en falsedad.
Todavía hoy, cuando paso y miro el viejo local que aún existe, pienso en él, en el entusiasmo con que comenzó su negocio, y en mis malos vecinos, que provocaron su quiebra. Felipe, auge y caída. Aún hoy siento pena ajena.

Friday, August 15, 2008

Más divagaciones musicales

“Son sorprendentes las cosas que he hecho para tocar en una banda. He andado de autoestop a lo largo y ancho del país, con una guitarra en mis manos, yendo de aquí para allá para ser escuchado. Recuerdo una noche de Navidad en la calle, en el medio de la nada, cubierto de nieve. Debes amar la música para hacer estas cosas. Alguna gente dice que soy perezoso, pero en aquellos días, John y yo trabajamos duro.” Mark Knopfler

John es John Illsley, bajista de la desaparecida banda Dire Straits, de la cual Knopfler era su guitarrista. El más elegante guitarrista y compositor del rock and roll, como bien lo describen en SunsetStrip, se hace inolvidable su aporte en canciones como “Money for nothing”, ¿quién puede olvidar esa guitarra?

Yo amo la música, mi música, la cual es muy variada pues el rango es amplio y espacioso. Adoro la gente que ama la música, que se siente músico, bien sea ejecutante o simple melómano. Es gente diferente, muy especial, todos con algo en común, algo que sientes que te une a ellos, gente que se entiende sin muchas palabras, a la que no le hace falta más que el propio lenguaje musical para comunicarse.

Parte de esta música son las propias canciones, esas mismas que te quedan para toda la vida, por la melodía, por las letras, o quizás por ambas cosas. Como “El año del Gato” de Al Stewart, “La canción de la prisión” de Graham Nash, o “You´ve got a friend” de Carol King. Quedan guardadas en un rincón recóndito de tu mente, y cuando menos lo esperas surgen de nuevo, con nuevos aires e infinita claridad y precisión, las escuchas, las cantas, como si estuvieras frente a la banda.

Por esa misma afición a la música, el rinconcito mental está repleto, y cada una de ellas está asociada a un momento en especial de mi vida, a una etapa, a un instante en particular, o simplemente llegaron un día y se quedaron, así no mas, sin pedir permiso, sin razón ni medida como dice una letra de José José, como una canción de Ilan Chester llamada “De corazón” (álbum “Solo faltas tú, 1985).

En este momento de la vida me invade la canción “Fallin´” de Alicia Keys. Aún no la asocio a nada en particular, ni siquiera tengo el CD, pero se repite insistentemente en mi mente, clarísima, y hermosísima como ella misma…

“I'm fallin', in and out of love with you, I never loved someone the way that I'm lovin' you.”

Saturday, August 09, 2008

De Aditus, Beny y los amplificadores de los 70 y 80...



Leyendo a mi caro amico Benedetto, me encuentro un hermoso post que refleja su estado de ánimo del momento, aderezado, nada más y nada menos que con Aditus.


Pero, ¿Quién es Aditus? ¿Qué significado tiene?, ¿y un Amplificador?, ¿Con qué se come eso?


Para quienes no lo conocen, Aditus es un grupo venezolano formado en la ciudad de Los Teques en los años 70, que se inició versionando canciones de rock y poco a poco fue adquiriendo naturaleza propia, a través de canciones inolvidables para mi generación, aquella de adolescentes en los 80, como “Victoria”, “Mi amplificador”, “No te vayas ahora”, “Perdiendo altura”, “Aquel amor”, “La vida no me alcanzará” (la que posteó Beny) y otras, y que hoy en día es una referencia en lo que a música de rock hecho en Venezuela se refiere.

Asombraba el hecho de que los integrantes eran todos profesionales: George Henríquez (profesor universitario en el área del desarrollo del pensamiento),teclados y voz líder; Sandro Liberastoscioli (ingeniero químico), bajista y voz; Álvaro Falcón (ingeniero mecánico), guitarra y voz, Valerio González (abogado en lo mercantil), batería y voz, unidos todos por la pasión por la música.

En 1981 Álvaro Falcón sale del grupo y entra Pedro Castillo (ex Témpano, otro famoso grupo de rock de la época) como voz y guitarra, y es quien le dio el sello final de lo que yo entenderé toda la vida como el sonido de Aditus, con sus influencias de grupos como “Saga”, “Yes” e inconfundiblemente “The Police”.

Mi favorita, la que colocaba a todo volumen y producía los reclamos airados de mis vecinos de apartamento de aquella época y posterior reprimenda de mis padres era “Mi Amplificador”, contenida en un disco llamado “Posición adelantada” (1983), el cual pueden escuchar en el blog “Salvavinilos”.

Un amplificador en los años 80 era lo máximo en sonido, en ese tiempo los equipos de sonido dictaban la pauta. ¿Equipos de sonido? No eran más que un rack o gabinete de madera o metálico donde se agrupaban un plato (turntable) o tocadiscos de vinil, un amplificador de sonido (amplifier), un ecualizador (equalizer), y un deck de cassettes (cassette player), alrededor de los cuales se colocaban un par de cornetas (sets de loudspeakers). De todos los componentes, era el amplificador el que definía la verdadera calidad del sonido que salía de las cornetas. Y esa canción de letra simple y música de avanzada era lo máximo para mi (hay un sitio en internet donde José Mujica nos cuenta la historia de los amplificadores en los 70 y 80.


En este post hay una versión en vivo, cantada por Pedro Castillo (en Barquisimeto, 1994), el hombre que, entre tantas cualidades ha demostrado tener la mejor dicción entre los locutores de Venezuela, pronunciando sin equivocarse los nombres de decenas de ciudades de Venezuela en un famoso comercial de televisión. Despues del célebre “solo de boca” de Ruben Blades en “Buscando Guayaba” (álbum Siembra, 1978), aquí nos deja Pedro otro “solo de boca”, que a diferencia del de Rubén, que es de guitarra, éste es de batería, y es genial.


Tuve la alegría de asistir, por allá en los 80, a un concierto de “Aditus” en el famoso “Estudio Mata de Coco”, un recinto íntimo, para muy pocas personas, y donde sentías que la banda tocaba exclusivamente para ti, dada la cercanía. Pedro y el grupo se metían el público en un bolsillo, todos cantábamos a coro todas las canciones del grupo. Hace poco, en marzo de 2007, lo vi como telonero en un concierto en El Poliedro de Caracas. Y a pesar de los años, y del hecho de que la mayoría del público era muy joven, todos terminamos coreando las canciones de Aditus que Pedro cantó en solitario, acompañado de su guitarra.


Para quienes no lo conocen, les dejo en este post un video de Pedro Castillo y “Mi amplificador”, subido a Youtube por Ricardoven, gracias Ricardo.

Gracias Beny por traer esos recuerdos tan buenos a mi mente, tu post me ha inspirado a escribir éste, y me ha tenido todo el día escuchando canciones de “Aditus” preñadas de recuerdos. Gracias también a la gente de Salvavinilos por mantenerlo por allí, a la mano, a José Mujica, por contarnos la historia de los amplificadores. Obtuve información de Aditus en la página web http://artists.letssingit.com/aditus-5xhrb/biography. La fotografía de lo que es un equipo de sonido de los 80 la encontré en el blog "Cuando era chamo", excelente e ilustrativa.

Larga vida a los blogs!

Tuesday, August 05, 2008

Los 7 atributos del liderazgo.


Liderazgo. El líder siempre traza la senda que otros habrán de seguir.


La señora M.B. Herrera, cuyo blog "Life, Money and Development" se ha convertido en uno de mis favoritos, ha publicado una serie de artículos de crecimiento personal que son muy interesantes para todos. Como están escritos en inglés, he pedido su autorización para reproducir algunos, cosa que aceptó gustosamente. El de este post, sencillamente no tiene desperdicio. Disfrútenlo, se les quiere mucho por estos lares de Dios!
Cuando tengo que contratar a alguien para cualquier posición en mi compañía, siempre presto mucha atención a los 7 atributos que se tratan más adelante, porque continuamente lucho por contratar gente con rasgos de liderazgo (aún cuando el cargo no sea una posición gerencial clave). Siempre quiero la mejor gente, no importa el tamaño, complejidad o responsabilidad del trabajo. Yo se que, a medida que pase el tiempo, los grupos de trabajadores con rasgos de liderazgo se desempeñan y coordinan muchísimo mejor que la gente común y corriente, y la que hoy es una nueva asistente pudiera, muy seguramente, convertirse, en pocos años, en una directora muy importante.
Más aún, yo prefiero el estilo de liderazgo democrático (también denominado participativo): en este caso, el líder ofrece su guía al grupo, pero también participa en él, y promueve la retroalimentación con los otros miembros. Nótese que este estilo no es inconsistente con la visión de cada uno en el grupo actuando como un líder. El estilo democrático también es apropiado para los ambientes dinámicos modernos porque permite enfrentarse a circunstancias rápidamente cambiantes. Otros estilos, tales como el liderazgo autoritario o el que se basa en delegar, son muy dañinos y obsoletos.

Concretamente, estos son los 7 atributos que espero que posean mis empleados:
  1. Solidaridad: Un líder respira a través de su grupo. Un verdadero líder sabe cómo trabajar en grupos, y debería tratar de entender los problemas de los otros trabajadores. En grupos buenos, la solidaridad entre los miembros es una relación simétrica. Solidaridad es el primer paso que un líder debería dar para ganar el respeto y la atención de sus compañeros. Los líderes exhiben una fuerte confianza en la habilidad de los otros miembros del grupo para lograr las expectativas del trabajo.

  2. Modestia: Un líder ejerce su liderazgo de manera casi inconsciente, sin dar importancia al concepto de liderazgo integral. Los líderes no se muestran como tales…actúan como tales. Los líderes mantienen el ambiente de participación en el grupo, y siempre hacen su trabajo con la idea de la participación en un proyecto colectivo. Grupo y colectivo son palabras claves para los líderes. La idea de líderes aislados es una odiosa falacia. Cualquier persona designada para una posición gerencial adquiere el poder de comandar y hacerse obedecer por medio de la virtud de la autoridad de su posición. Sin embargo los líderes no se hacen obedecer…se ganan la obediencia. La modestia mantiene al líder lejos de ejercer el falso liderazgo que proviene de la autoridad del cargo. El verdadero liderazgo NO está asociado con cargos de autoridad (pero obviamente lo contrario tiene que ser cierto si la organización quiere tener éxito).

  3. Confianza en sí mismo: Los líderes se conocen a sí mismos, y exhiben un completo dominio de su conducta. Más aún, los líderes saben qué tareas están a su alcance, y no se establecen falsas expectativas. De esta forma, los líderes saben cuales son sus virtudes y sus límites, y no los esconden. La confianza en sí mismos provee la fuerza para ser persistentes en alcanzar la tarea y la visión. Hay que recordar que con más frecuencia de lo que se imagina, el liderazgo implica el desafío del orden establecido, del status quo. Por lo tanto, la confianza en sí mismos es vital para obtener el éxito.

  4. Iniciativa: Los líderes son proactivos, no reactivos. Yo tuve un gerente que sólo esperaba y actuaba luego de recibir órdenes de sus superiores, siguiendo estrictamente los (equivocados con frecuencia) lineamientos del jefe. Esta conducta es, no sólo ineficiente para el negocio, sino que daña el aspecto de los líderes como modelos a seguir. Trabajadores y compañeros de equipo tienden a identificarse con lo que son los valores de su superiores, y ninguna compañía quiere que este tipo de actitud pasiva sea aprendida por sus trabajadores.

  5. Creatividad: Un verdadero líder está siempre buscando maneras de desarrollar su creatividad al máximo. De aquí que la visión del líder es muy importante. Los líderes extraordinarios articulan:
    un engranaje de trabajo congruente con los valores de los otros miembros del grupo.
    eficientes y efectivas maneras de completar la tarea asignada,
    y maneras de compatibilizar las sub-actividades con los intereses y experiencia de los miembros.

  6. Pasión: El líder nunca deja de aprender, y muestra un alto nivel de conciencia. Las acciones de los líderes indican el camino a sus compañeros de equipo. Los líderes toman la responsabilidad por cada una de las escogencias y decisiones sin culpar a otros ni buscar excusas poco convincentes. Los líderes exhiben pasión por su trabajo, y son fieles a sus visiones y creencias. Ellos entablan una conducta excelente y hacen extraordinarios sacrificios propios en interés del grupo, si fuese necesario.
    Resumiendo estos 6 atributos, recurrimos a la obra maestra de Warren Bennis, “Convirtiéndose en un líder”, la cual distingue claramente entre los gerentes (una típica posición de autoridad, pero no necesariamente ocupada por un líder) y los líderes reales:
    Los gerentes administran, los líderes renuevan.
    Los gerentes preguntan cómo y cuándo, los líderes preguntan qué y porqué.
    Los gerentes se enfocan en sistemas, los líderes se enfocan en la gente.
    Los gerentes hacen las cosas bien, los líderes hacen las cosas precisas.
    Los gerentes mantienen, los líderes desarrollan.
    Los gerentes dependen del control, los líderes inspiran confianza.
    Los gerentes tienen perspectivas a corto plazo, los líderes tienen perspectivas a largo plazo.
    Los gerentes aceptan el status quo, los líderes retan el status quo.
    Los gerentes tienen la vista puesta en el resultado final, los líderes tienen la vista puesta en el horizonte.
    Los gerentes imitan, los líderes crean.
    Los gerentes emulan al clásico buen soldado, los líderes asumen su propia personalidad.
    Los gerentes copian, los líderes muestran originalidad.

  7. Simbolismo: Para mí, este es el rasgo más importante, el cual proyecta y resume todos los otros atributos. El líder es un símbolo. Este es el atributo acumulativo de los líderes. Aunque los líderes están orientados hacia su trabajo (y no hacia su autoexaltación), ellos de por sí son un símbolo en el grupo, lo cual puede fácilmente significar que son un símbolo de su compañía. De esta forma, los líderes constituyen una representación externa (¡e interna!) de su negocio. Y, como quiero la mejor representación, y los mejores resultados para mi compañía, me gusta aceptar y trabajar con líderes. Verdaderos líderes.

Sunday, August 03, 2008

Lealtad hasta el final...


Los hechos, para el que ya se ha acostumbrado, son bien simples, comunes en cualquier página roja de diario.
El trabajaba como vigilante nocturno, de esos que desafían los grandes peligros que se ocultan tras las sombras por un poco de dinero con el cual paliar sus necesidades básicas.
En una de esas noches de vigilia apareció un perrito colaborador. El celador, sabiendo que la calle en si no le pertenecía, lo dejó estar, lo cual agradecía el canino ayudándolo, a su modo, en las labores. Ladraba ante la presencia de cualquier desconocido, porque eso sí, rápidamente aprendió a reconocer a los que habitualmente recorrían la misma calle de sus venturas y desventuras.
Juntos lograron hace un tándem, un excelente equipo que recibía en compañía el rocío de la madrugada, espantaban a los rateros de los alrededores, inclusive comían juntos, porque el celador siempre tuvo a bien compartir la comida que le traían, de madrugada, con su fiel acompañante.
Pronto aprendió a quererlo como se quiere a un hermano, a un amigo, y le permitió entrar en su casa, donde le dio cobijo y alimento, aparte del cariño que ya se profesaban ambos, compañeros de infortunios y alegrías fugaces en esas madrugadas plagadas de peligros.
No valieron de nada los intentos de los conocidos y familiares para que echara al can de la casa, no podía entender cómo los demás no notaban que hace tiempo eran una sola persona. Lo bañaba y lo cuidaba como si de un canino de fina raza se tratara. Y él siempre lo acompañaba en tantas y tantas noches de desvelos. Más de una vez fue despertado y alertado por los ladridos de su fiel amigo, y al otear alrededor, veía las sombras que se alejaban corriendo, calle abajo, ante los ladridos implacables de su aventajado amigo.
Pero los peligros de la noche son infinitos, y llegó el día en que un par de malhechores perseguían a otro, con quien tenían rencillas pendientes. Este último corrió hacia la calle custodiada por la pareja de este relato. Ellos lo vieron pasar en su carrera desenfrenada, sin poder atisbar lo que pasaba, sin chance de hacer nada, sólo para, segundos más tarde, escuchar el ruido y ver las luces de un auto que se acercaba a gran velocidad.
Fueron segundos interminables, el perro ladraba nervioso ante los repentinos acontecimientos, y sus ladridos hacían eco en las paredes de las casas, dentro de las cuales sus habitantes dormían plácidamente. Afuera, la escena se tornaba escalofriante a medida que transcurrían los segundos, y el perro no paraba de ladrar, haciendo evidente la presencia de ambos.
Los individuos, al llegar a la calle, hicieron mueca de fracaso ante el enemigo escapado, y miraron hacia el inocente celador, haciéndolo eco de su frustración. Varios disparos de arma de fuego retumbaron en la, minutos antes, tranquila y apacible calle del barrio, seguidas de unos ladridos que se confundieron con el ruido del auto al emprender la huida.
Los ladridos no dejaron de escucharse en la madrugada. A pesar del ruido, nadie salió a ver qué sucedía. Ninguna puerta se abrió, ni cortina se movió. El miedo paraliza, dicen por allí. Como siempre, y como bien lo relata el juglar Rubén Blades, “no hubo curiosos, no hubo preguntas, nadie lloró”.
En la fría mañana, varios vecinos encontraron el cadáver del celador, a quien todos habían tomado cariño, y lo que más les llamó la atención, fue la presencia a su lado de su fiel amigo, quien se rehusaba a dejarlo abandonado.
Llegó la policía. Acordonó la escena del crimen, buscando evidencias, cubrió el cuerpo con una sábana, y él allí, fiel a su gran amigo que yacía inerte en el pavimento.
Cuentan los que vieron la escena que hubo que llevárselo a rastras del sitio, de la calle donde una vez pudo conseguir calor de hogar, cariño, comida, y amistad, una amistad a toda prueba, a la cual fue fiel hasta la muerte…
*La foto es de JC, Noticias24.com

Monday, July 28, 2008

La mejor medicina...

“Palabras de amor
sencillas y tiernas,
que echamos al vuelo por primera vez,
apenas tuvimos tiempo de aprenderlas
recién despertábamos de la niñez.”

Joan Manuel Serrat

Este post va dedicado a aquellas personas que dejaron, de diversas formas, su valioso mensaje de aliento y su buena vibra. Las palabras alivian, curan, tranquilizan, alegran, nos devuelven la sonrisa, nos recuerdan que el amor existe, y no hay distancia que pueda disminuirlo. Puedo dar fe de ello. ¡Muchas gracias!

Saturday, July 26, 2008

Las doñas han vuelto furiosas...


Increíble, ya son seis semanas en suelo estadounidense y aun faltan siete para mi regreso a Venezuela. Seis semanas en las cuales ha pasado de todo. Mis sentimientos han sido exigidos en demasía, sobre todo por la lejanía de los seres queridos, el no sentirlos ni poder tocarlos, con razón las señoras de marras, doña Nostalgia y doña Melancolía, quienes poseen todos mis teléfonos y direcciones sin que yo se los haya facilitado, no han dejado de visitarme.

Las veces que han venido y no me han encontrado es porque me les he escabullido, sin decirles, y me he ido a esconder a Galveston, a Omaha, a Lincoln.

Ha sido una lindísima experiencia el escondérmeles allá, en aquellos lares; no saben cuanto he disfrutado saber que me llaman a todas partes y nada que respondo. Que han tocado mi puerta en la oficina, o en el hotel y nada, ninguna respuesta.

Pero, ¡vaya!, que las señoras tienen una virtud, y es la de la paciencia. Ellas vienen, no estoy o no me encuentran, y se marchan sonrientes esperando la próxima oportunidad, acumulativa, por demás, porque cuando vuelven, regresan con los regalos de la vez anterior, más otros que consiguen en el camino, las muy caritativas doñas.

Llegan, entre ellas deciden si tocar la puerta o no, y cuando me doy cuenta, tengo una a cada lado, con una sonrisa, yo diría que un poco cínica, ya que no estoy sonriéndoles, ni he dicho nada que pudiese parecer gracioso.

Las ignoro, pero no les importa, ¿leyeron bien? no les importa para nada, saben, igual que yo, que su presencia no pasa desapercibida en mis fibras, me cuentan cosas, mientras ríen, me cuentan, me cuentan, ríen y me cuentan…y llega un momento en que no las quiero oír, pero me siguen contando…hasta que llega el momento en que las escucho, no queda más remedio que atenderlas, hacerlas sentir cómodas, como en su casa, aún a sabiendas de que no tuvieron la decencia de llamar a la puerta, ni anunciarse a su llegada, ni avisar, ni nada, con derechos exclusivos, pues.

Les noté esta vez una sensación de venganza en sus semblantes, tan parecidos semblantes, tanto que mucho me he preguntado si estas “madames” no serán gemelas. Claro, ya leyeron el post de Omaha, y me imagino la rabia que les dio no saber que escapé de ellas por algunos instantes, que disfruté de otros encantos, que mis sentidos lo agradecieron, no, aquello fue un agravío, y, como era de esperarse, volvieron con todo.

Presentía su visita, lo sentía, lo intuía. Ahora tengo mejor idea de lo malas que pueden llegar a ser.

Vinieron con un solo cuento, uno solo, que bastó para destruirme.

Lo dijeron a coro, como susurrándome al oído: “tu hija se graduó de Bachiller (High School), fue la oradora de orden del acto, estaba lindísima, radiante, con un halo triste en su mirada, pero radiante al fin; al final de su discurso fue ovacionada de pie por los presentes en su querido Colegio Teresiano…y tu no estuviste…”
*fotografía del portal del istituto italiano di cultura en Córdoba, España

Sunday, July 20, 2008

Hay cosas que inspiran...





Paseaba por las orillas del río Missouri, el río más largo de Estados Unidos, admirando esos paisajes, viendo correr esas aguas que van a desembocar al Mississippi.




En la orilla, vi un café con jazz. Caramelo para este niño. La arquitectura del local me encantó, más aún la música que provenía de él, y decidí acercarme.




Las melodías sonaban a través de los parlantes y mi inspiración aumentaba exponencialmente.




De las muchachas que atendían en el local, las cuales mire de reojo al entrar, vino a atenderme la que, a primera vista me pareció más antipática. Bueno, cosas de la lotería.




La señorita de marras se acercó y tuvo a bien preguntarme si me ofrecía algo de beber. La temperatura de 38 grados centígrados, con muy poca brisa, me dibujó un líquido amarillo, burbujeante, a muy baja temperatura, una cerveza pues, en pocas palabras.




Ordené una, y me cayó de un bien… cual si fuesen las mismísimas cataratas del Niágara en mi garganta en sequía. Suspiré, y agregué otro sorbo, y otro más, hasta hacerlo corriente.




Qué sabrosa cae una cerveza cuando el calor arrecia. Era muy temprano para comer. Tres de la tarde. Sin embargo yo ya estaba inspirado. Y pedí la carta de las ensaladas.




La chica de rigor no se hizo esperar, y, contra mi pronóstico inicial, me hizo una muy buena sugerencia, “la cual acepté”.




Caramba, siento que me hubiese adivinado el pensamiento, pues yo no me fijé demasiado en los ingredientes de la ensalada solicitada.




Incluyo la fotografía. Ya me la estaba comiendo cuando decidí plasmarla para la eternidad. No admite mayores preguntas. Una ensalada tan inspirada como yo, en una tarde calurosa como el verano en los llanos de Venezuela, esta vez a orillas del Missouri. Con mucho celery, como a mi me encanta, y unos camarones de fantasía, hermosos y grandes.




No hubo necesidad alguna de verter algún aderezo. Aquello me supo a gloria. La comí con fruición. Por momentos pensé en un vino blanco, pero el calor arreciaba, y la anfitriona preguntaba si deseaba otra botella con el preciado líquido dorado, a lo cual no podía negarme.




En un momento dado, al caer la tarde, le regalé la mejor de mis sonrisas a la señorita de rigor, corresponsable en algún grado de la delicia que había comido, y ella, contra todo pronóstico, la devolvió con creces. Hay días en que uno está inspirado.

Las casas de Omaha, Nebraska

Los caminos de Dios me han llevado a Omaha, estado de Nebraska, una ciudad hermosísima, con mucho verde y arquitectura espectacular.


Omaha, bonito es hasta pronunciarlo, con un acento en la primera vocal, es un nombre de origen indígena Sioux, y significa “río arriba”.


Es una ciudad importante dentro del estado, la rodean grandes sembradíos de maíz y soya, los cuales se pierden en el horizonte.


Me di un festín visual con la arquitectura de las casas del lugar, como de cuentos de hadas.


Aquí les dejo algunas fotografías, lástima que esta vez fui un desastre en lo que a manejar la luz se refiere y muchas imagenes no quedaron muy bien que digamos. A veces pasa. Disfruten de cualquier manera. Se les quiere mucho por estos, aquellos y los otros lares de Dios…

Sunday, July 13, 2008

Pisando tierra


Domingo en la mañana. Me levanto temprano sin ganas de hacer mucho pero teniendo que hacer bastante. A pesar de ser domingo. Una vez que mi vista deja de ser borrosa, y aún en la cama, echo manos al libro que reposa en la mesa de noche. Se trata de “Trenes hacia Tokio”, de Alberto Olmos (X premio de Arte Joven de Novela de la Comunidad de Madrid, editorial “Lengua de Trapo”). Apenas voy por la cuarta parte pero desde ya digo que me parece maravilloso, el manejo del lenguaje y la ironía, una forma sutil de decir unas cuantas verdades, hermoso libro.

Leo mucha literatura los fines de semana y a veces en las noches. Desde que estoy aquí, hace ya un mes, he terminado dos novelas, “El Rumor del Oleaje” de Yukio Mishima (editorial Alianza Editorial) y “Damas Chinas” de Mario Bellatin. De Mishima no podía esperar menos, es un maestro y ésta, una novela de amor bellísima, como pocas, con un final que uno no se espera, porque con Mishima puede pasar cualquier cosa. La trama amorosa, la descripción de los personajes, los paisajes de Japón, la narración en primera persona (mi favorita porque permite de alguna forma que el protagonista cobre vida en mi), gracias a Waipu Carolina por la recomendación.
La otra, “Damas Chinas”, de Mario Bellatin (editorial Anagrama), es una novela con mucha intriga, narrada de una forma poco común pero a su vez muy atrayente, que no sigue un orden cronológico, uno nunca se ubica en ninguna época sino en los hechos, que se suceden uno tras otro, sin piedad alguna. Enigmática y misteriosa, un ginecólogo narrando aspectos que tienen que ver con su profesión y a su vez otros de carácter atípico, de su sórdida vida paralela, sin juicios, sin un orden específico. Personalmente me gustó mucho y encontré muy interesante el estilo tan particular de hacer la narración.

Cuando uno se encuentra inmerso en estas misiones de trabajo, alejado de su familia, de sus amigos de toda la vida, la nostalgia y la melancolía aparecen de vez en cuando, con intenciones de quedarse contigo mucho tiempo.
En ese entonces uno procura mecanismos de defensa ante el huésped inesperado, y esos mecanismos para mi son la literatura, los libros técnicos, visitar museos y sitios históricos, ir a centros comerciales y visitar ciudades vecinas, fotografiar lugares y momentos.
No eliminan de un todo las constantes visitas de las dos señoras de marras (Doña Nostalgia y Doña Melancolía) pero te dan un poco más de respiro, de ánimo para recibirlas y decirles que no tiene caso quedarse mucho tiempo, pues no eres la victima indicada y además de ello, no son bienvenidas.

Sigo por aquí, pisando tierra, y poco a poco les iré contando mis vivencias por estos lares de Dios...

Tuesday, July 08, 2008

Galveston, Texas








Gracias por sus visitas cargadas de buena vibra a esta página virtual que los recibe de buena gana, gracias por el cariño recibido.

Fotografias del centro histórico de Galveston, Texas. Una imagen vale más que mil palabras. Se les quiere mucho por estos lares de Dios...


Friday, July 04, 2008

Amor por lo que se hace...


El amor por lo que se hace es fundamental en el éxito que pudiera obtenerse en cualquier campo del quehacer humano. Tan solo hay que ver la cantidad de personas que lo atienden a uno en un negocio, y que, a todas luces, se nota que lo último en el mundo que desearían hacer sería estar allí, dando la cara por la tienda, procurándote satisfacción.



En mi caso particular, me produce desagrado tener que lidiar con esas personas y trato, en la medida de lo posible, de no volver a ese lugar.


Me gustan en tanto los que manifiestan su amor por lo que hacen, y que lo sienten como suyo, aunque en realidad no lo sea. Son los verdaderos artífices de unas relaciones que se extienden en el tiempo y en el espacio, duraderas y fortalecidas. Son parte del ejército de gente que uno desea ver, de la gente que uno quiere encontrarse, de la sonrisa que se hace necesaria, del abrazo, del respeto, de la amistad y de la fidelidad.

Son ellos los que reflejan su amor en la comida que elaboran para el restaurant, y cuando deciden irse, sin decir una palabra, sin tan siquiera haberlos visto alguna vez, uno nota que se han ido, porque la comida cambia de sabor, de textura, de estética, en fin de cuentas, la comida pierde la pasión y el amor con que estaba hecha.

He visto una muestra de esos personajes en el encargado de cuidar las focas del Zoo de Houston. Cuanto entendimiento entre él y el animal, cuanto amor, cuanto respeto, cuanto cariño, cuanta pasión. Una muestra de lo que podemos aprender en las relaciones entre los seres humanos…

PD. Fuera de contexto, manifiesto mi satisfacción por la liberación de Ingrid Betancourt, un símbolo entre las tantas personas privadas de su libertad ilegítimamente en el mundo. Ingrid, te escribí una carta y te incluí en mis petitorios al niño Jesús. Estoy feliz y agradecido de haber sido escuchado, y sigo pidiendo por la liberación de todos los secuestrados, donde quiera que se encuentren, porque hay gente que los espera, y desesperan en la espera, porque son seres queridos, padres, hijos, hermanos, sobrinos. Pido también por ellos, los que no tienen esperanza y los que si la tienen…