Friday, February 27, 2009

Cibelle...belleza!


Se llama Cibelle. Es una cantante brasileña, estupenda, bellísima voz y mucho sentimiento. Me deslumbran su sencillez y su desenfado. ¿La canción? “Esplendor”, compuesta por Moraes Moreira y Ari Moraes. La letra, igual que la cantante, me mata, se las dejo en español:


Caía una lluvia fina
en forma de confesión,
y yo, soledad.
Soy como una hoja de otoño
que, sin dueño,
navegando llega aquí


Para decirte que el abandono
va llegando a su fin,
y yo, soledad.
Solo falta ahora tu sonrisa,
un aviso
de que la luz del sol está por venir.


Y si me vieras vagando
sin razón,
no vayas a pensar que el desengaño
vive en mi corazón.
Hace mucho tiempo que se fue,
y la estación que viene después
muestra todo su esplendor

Saturday, February 21, 2009

En estos días...


Estos días me descubren con bastante ocupación profesional, plenos de estudio, de mucha dedicación. El tiempo se hace corto para todo. Pero se trata de hacer lo mejor que se pueda dentro del tiempo disponible. Me gusta un poco la situación porque me distrae de tantos acontecimientos que ocurren allá afuera. No siempre todo sale como uno desearía. Sin embargo hay algo que nunca olvido, y es que nunca es más oscuro que cuando va a amanecer.

Estoy haciendo mucho ejercicio, después de casi dos años sin hacerlo como rutina, luego de lesionarme un ligamento durante un ascenso al pico Oriental en Caracas. Mi rutina consiste en andar unos 20 km semanales. Al principio me sentí algo agotado luego de las sesiones pero ya todo va tomando su ritmo y me estoy sintiendo cada vez mejor. La actividad física mejora el estado de ánimo, y tiene efectos orgánicos muy buenos. No tengo planes cercanos de entrar en competencias atléticas este año, pero si el de mantener la rutina aeróbica. Luego, ya veremos.

Como novedad musical les cuento que me siento fascinado de haber estado presente en los conciertos de una estrella naciente llamada Hana Kobayashi, quien canta el bossa nova y el jazz de manera impecable. Hana es una linda persona a quien tengo el privilegio de conocer y ver actuar muy de cerca en el Boston Bakery. Ojalá tengan la oportunidad de verla en algún momento, lo van a disfrutar muchísimo.

En lo que a lectura respecta, me encuentro embebido en “La maravillosa vida breve de Oscar Wao” (Editorial Mondadori, 2008), libro ganador del Premio Pulitzer 2008, cuyo autor es el escritor dominicano Junot Diaz. La novela, que relata la vida de un adolescente dominicano que emigra a New Jersey, junto a su madre y hermana me pasea, al mismo tiempo que me relata la vida azarosa de Oscar, por la historia política reciente de la RD, especialmente en el período dictatorial de Rafael Leónidas Trujillo (1930-1961). La trama refleja la cruda realidad de la vida de un inmigrante latinoamericano pobre en Estados Unidos, con una buena dosis de humor caribeño. Es una buena recomendación que me permito hacerles. Ya en Houston la había visto y me sentí atraído a leerla, pero fue en Caracas cuando por fin la compré, y ha valido la pena. Divertidísimo y muy ameno relato.

Gracias a todos los que a bien tienen acercarse a esta casa virtual, que también es de ustedes. Se les agradece enormemente su buena vibra y sepan que son siempre bienvenidos por estos lares de Dios.

Saturday, February 14, 2009

Y así van las cosas...




Hoy es el día de San Valentín. No ha sido el mejor día. Nada que ver con el amor. Se trata de cosas que tienen que ver con la permanencia, o mejor dicho, con la impermanencia. Esta tarde, cuando regresaba a casa, escuchaba esta canción. Apropiadísima para el momento, por el dejo de tristeza que tiene, y también por el día, porque se trata del amor. Les dejo la letra traducida, y el video. Vendrán días mejores…



Y así van las cosas

En cada corazón hay una habitación,
un santuario seguro y fuerte
para curar las heridas de pasados amores,
hasta que venga uno nuevo.
Te hablé de forma prudente,
me respondiste sin ostentación.
Y todavía siento que dije demasiado.
Mi silencio es mi autodefensa.
Y cada vez que cogía una rosa
parece que sólo sentía las espinas.
Y así van las cosas, así van las cosas
Y supongo que pronto también te irás así.
Si mi silencio te hizo ir
ese sería mi peor error.
Así que compartiré esta habitación contigo,
y puedes romper este corazón.
Y esta es la razón de que mis ojos estén tan cerrados.
Es también por todo lo que he visto.
Y así van las cosas, así van las cosas,
y eres la única que lo sabe.
Así que yo elegiría estar contigo,
Si fuese yo quien tuviese que elegir.
Pero tú también puedes tomar decisiones.
Y puedes romper éste corazón.
Y así van las cosas. así van las cosas,
y tú eres la única que lo sabe.


Post data: la palabra impermanencia no aparece en el Diccionario de la Real Academia, sin embargo tiene mucho uso en temas espirituales. Tiene que ver con la temporalidad de nuestro paso por la vida. Se explica muy bien en el capítulo 2 del “Libro Tibetano de la Vida y de la Muerte” de Sogyal Rimpoché, editorial Urano.
Video: “And so it goes” de Billy Joel, en www.metacafe.com
Billy Joel - And So It Goes (Official Music Video) - Watch the top videos of the week here

Thursday, February 05, 2009

Gente de la selva

Dice Juan Luis Guerra que en los campos de República Dominicana el arcoíris bebe agua en el río y los campesinos ordeñan la noche. Es verdad. Esa gente que no sabe de preocupaciones de la vida moderna, que convive de cerca con la naturaleza y se nutre directamente de ella. Es esa gente que en las noches se acerca a la bodega del pueblo a mirar un aparato de televisión, el único en la aldea. Yo estoy allí. Los miro mientras ellos dirigen sus miradas a la TV. La ven como hipnotizados. Se ríen de casi todo lo que ven. Les causa una gracia inocente que yo, acostumbrado a verla en mi ciudad, no encuentro por ninguna parte.

Lo que ellos ven en la TV es como si no perteneciera a este mundo. Es una caja de fantasía, de cosas que no ocurren en su entorno, o que ellos no han visto nunca. Algunos se atreven a preguntarme si en realidad esas cosas ocurren en la gran ciudad, o si es sólo en la TV. Cuando les digo que si ocurren se ríen incrédulos. Algunos, porque también hay miradas que me dicen que quisieran ir conmigo a ver esas cosas que, por el momento, están limitadas a la TV.

Cuando yo hablo, todos se dan cuenta, si es que no lo habían hecho ya, que soy un forastero. No son sus palabras, aunque pensamos que hablamos el mismo idioma. No son sus gestos, no es su modulación, no es su acento. Unos niños me miran y se preguntan quién soy. Los que saben de dónde vengo aclaran la duda en voz baja. Yo escucho el cuchicheo, pero no los miro para evitar perturbarlos.

Las mujeres del pueblo son lindas, de hermosa mirada y mejor sonrisa. Espléndidas con el visitante, no escatiman en ofrecer un buen café. El café sabe distinto, tiene amor como ingrediente, ni muy dulce ni muy soso. Un poco fuerte, tinto, muy caliente, eso sí. Comparto los sorbos con las sonrisas de agradecimiento. Ellas las corresponden con otras muy bonitas que guardo para siempre en mis recuerdos.

En las tardes, cuando el calor arrecia, me invitan a caminar hasta el río, donde todos se zambullen en sus aguas. Nadie usa traje de baño pero todos se internan en las frescas aguas. Yo también lo hago. El calor obliga a hacerlo. Observo el río hacia el horizonte. El paisaje de la selva me deja mudo. Ese verde tan profundo. El cantar de múltiples aves que no logro identificar. La selva es imponente, sin lugar a dudas. El olor del río es también especial. No puedo describirlo bien, sin comparación posible.

Al final de la tarde regresamos con la ropa húmeda. El olor del rio permanece. Al llegar a la casa ya la ropa está completamente seca. El río tiene una magia que hace que todos volvamos más felices. A esperar la noche. Y a los mosquitos implacables. A ellos, los lugareños, parecen no molestarles cuando llegan en oleadas a picar al forastero. Sangre nueva. Gracias a Dios he traído repelente. No me gusta usarlo pero no tengo remedio. Se enciende una fogata. El humo los espanta por momentos. La brisa se muestra poco colaboradora. Aún así me encanta estar aquí, escuchando los cuentos de los viejos de la aldea, cuentos de fantasmas, de hombres que se han perdido en la selva y nunca fueron encontrados, de jaguares escuchados mas nunca vistos, de anacondas, de amores y de los que ya no están, pero que no han sido olvidados. Miro al cielo, las estrellas todas, respiro profundo el aire denso y puro de la selva en la oscura noche…
*Imagen: www.venezuelatuya.com

Saturday, January 31, 2009

El Chop Suey agradecido


Hace poco escribí acerca del menú y la ortografía. Hoy estuve en otro restaurant de la ciudad, y al mirar la carta quedé sorprendido. ¿Será que no es tan importante llamar a las comidas por su nombre de creación?

Para muestras un botón: el chop suey, aquel famoso plato de origen chino, famoso ya en todo el mundo. Cuenta la leyenda que un cocinero chino, al verse acosado por unos mineros con mucha hambre y poco tiempo, y no teniendo muchos ingredientes para preparar, lo que hizo fue mezclar sobras, dando origen al plato de marras, cuyo significado en chino es “trozos mezclados”.
En la dichosa carta, el chop suey fue impactado inmisericordemente por un misil y quedó registrado de forma terrible como “chosue”…

No conforme con este gazapo, la persona que realizó el extraordinario menú nos da de antemano las “grasias”, que no las morisquetas, por la visita.

Lo que hemos visto y lo que hay que ver...

Saturday, January 24, 2009

Un post a cuatro manos

La idea del post a cuatro manos surgió de la nada, potenciada por la empatía entre nosotros. Sucede que nos encontramos una tarde de enero, y nos sentamos a conversar, cervezas de por medio, de todos los temas.
El tiempo era corto, cada uno tenía compromisos posteriores, pero con poco también se disfruta de una buena conversación. Y decidimos darle rienda suelta.
A Beny le gusta la de botella verde, a mí la azul. Antes nos detuvimos unos instantes a divagar sobre la luz en un cuadro de Armando Villalón, pintor venezolano. “Parece que está a punto de llover”, añadió Beny mirando extasiado el cuadro de marras. Es un Avila hermosísimo, con tonalidades de grises, y un ocre en primer plano. Villalón pinta cuadros extraordinarios, como el de la imagen. Y estuvimos detenidos frente a uno de ellos un buen rato, olvidando por momentos que el tiempo es corto y nunca se detiene. El arte produce esas manifestaciones en el ser humano.
Pasado el efecto Villalón decidimos sentarnos a platicar, de todo, de blogs, de mujeres hermosas, de lo que hemos escrito o pensamos escribir. Y he aquí, que ha surgido una idea, de escribir un post entre ambos.
Algo bueno debe salir de allí, de ese “melting pot” nuestro. A Beny lo mueve el tema de la aviación. Todos sus mensajes tienen “el ingrediente aéreo” incluido. Ya es común para mí el “Con los buenos días, aquí el capitán del AV079” para saludar cualquier mañana.
Siendo así, entonces no podía faltar en nuestra conversa el tema de aviación, y nuestro gusto común por el Jumbo Jet 747 de la Boeing. De eso versará el post. Vamos a madurarlo entre los dos, lo conversaremos y le iremos dando cuerpo. Creo que va a salir algo bueno de allí. Ustedes serán los jueces. Nosotros estamos animadísimos con eso.
Gracias por sus visitas a esta casa virtual que también es de ustedes. Ya saben que se les quiere mucho por estos lares de Dios!

Saturday, January 17, 2009

El menú y la ortografía

Sucede muy a menudo. En cartas de diversos restaurantes observas como se escríbe erróneamente el nombre de algunas recetas o formas de preparación de las mismas, platos, postres o bebidas. Y no necesariamente ocurre en restaurantes de baja categoría, revisen, y encontrarán sorpresas.

La carta o menú es un elemento de importancia relativa con respecto a lo que se va a comer. Allí uno encuentra detallados los platos disponibles, así como las bebidas y postres en existencia, al mismo tiempo que los precios de los diversos ítems expuestos en la misma. La carta tiene variadas presentaciones, desde aquella que apenas provoca tocarla ya que se trata de una verdadera obra de arte, exquisitamente confeccionada, hasta las que son forradas en plástico para prolongar su duración, y de tanto tocarlas se guardan para sí las huellas de todos los comensales de la semana.

Lo más importante de dichas cartas es precisamente, no los precios como pudiera alguno pensar, sino la ortografía de la comida que se sirve en el restaurant. Un menú se viene al piso cuando lees “graifrú” para denominar al grape fruit, también conocido como toronja o pomelo, jugo de lechoZa en vez de lechosa (papaya), "extrogonó" de lomito, que injustamente denomina al strogonoff (de origen ruso), ni que decir de las variaciones del cordon bleu (origen francés) tales como coldon blu, gordon blue, gordon blus; el roast beef, aceptado en el diccionario de la Real Academia como rosbif, muchas veces visto como “rostbis” y otras que no vienen a la mente en este instante.

Y uno no sabe a qué atenerse cuando, una vez sentado y examinada la carta, se acerca el mesero a tomar el pedido.

Las dudas nos asaltan en cuanto a la preparación del platillo en cuestión. Y pasan tantas cosas. Como que algunos platos, a pesar de estar muy mal escritos, los cocinan muy sabrosos. Y es que no hay relación alguna entre la sazón y la denominación correcta, lo sé. Lo que hay es predisposición del comensal. Y desconocimiento de la persona que elabora el menú.

Cuando hablamos de spaghetti, palabra de origen italiano, cuyo término en español, según la Real Academia, es espagueti, lo vemos morir asesinado como “espaguete”, o lo que es peor, “espaguetes”. Como anécdota curiosa, en un conocido café de Caracas pedí una ensalada caprese, llamada en algunas cartas "capresse" o "capressa", y mi mayor sorpresa fue que la sirvieron sin albahaca. Pregunté al mesero la razón del hecho y el ciudadano me respondió, sin ápice de dudas y con completo dominio de la escena, que la ensalada caprese no lleva albahaca en su preparación. ¡Oh sorpresa! Lo peor del caso es que yo les había dicho a los amigos que me acompañaban que la caprese del lugar era la mejor de Caracas, y en efecto lo fue durante mucho tiempo.

¿Y qué hay de las bebidas? Allí están los famosos “frescos” por refresco o gaseosa. Ni siquiera la coctelería escapa a la aplanadora que cambia nombres, con resultados tan risibles como el pousse café, de origen francés, terriblemente denominado en muchos sitios “plús café”.

¡Saludos cordiales y buen provecho!

Sunday, January 11, 2009

Violinista en el subterráneo


En todas las actividades de la vida cotidiana se nota, cada vez más, la superficialidad con que muchos se toman las cosas.
Esta semana recibí un e-mail que les reproduzco a continuación y que retrata muy bien este aspecto, y quizás nos sirva de reflexión cuando lo apliquemos a muchos casos de nuestra cotidianeidad.

“Un hombre se sentó en una estación del metro (tren subterráneo) en Washington y comenzó a tocar el violín, en una fría mañana de enero. Durante los siguientes 45 minutos, interpretó seis obras de Bach. Durante el mismo tiempo, se calcula que pasaron por esa estación algo más de mil personas, casi todas camino a sus trabajos.

Transcurrieron tres minutos hasta que alguien se detuvo ante el músico. Un hombre de mediana edad alteró por un segundo su paso y advirtió que había una persona tocando música.

Un minuto más tarde, el violinista recibió su primera donación: una mujer arrojó un dólar en la lata y continuó su marcha.

Algunos minutos más tarde, alguien se apoyó contra la pared a escuchar, pero enseguida miró su reloj y retomó su camino.

Quien más atención prestó fue un niño de 3 años. Su madre tiraba del brazo, apurada, pero el niño se plantó ante el músico. Cuando su madre logró arrancarlo del lugar, el niño continuó volteando su cabeza para mirar al artista. Esto se repitió con otros niños. Todos los padres, sin excepción, los forzaron a seguir la marcha.

En los tres cuartos de hora que el músico tocó, sólo siete personas se detuvieron y otras veinte dieron dinero, sin interrumpir su camino. El violinista recaudó 32 dólares. Cuando terminó de tocar y se hizo silencio, nadie pareció advertirlo. No hubo aplausos, ni reconocimientos.

Nadie lo sabía, pero ese violinista era Joshua Bell, uno de los mejores músicos del mundo, tocando las obras más complejas que se escribieron alguna vez, en un violín tasado en 3.5 millones de dólares. Dos días antes de su actuación en el metro, Bell colmó un teatro en Boston, con localidades que promediaban los 100 dólares.

Esta es una historia real. La actuación de Joshua Bell de incógnito en el metro fue organizada por el diario “The Washington Post” como parte de un experimento social sobre la percepción, el gusto y las prioridades de las personas. La consigna era: en un ambiente banal y a una hora inconveniente, ¿percibimos la belleza? ¿Nos detenemos a apreciarla? ¿Reconocemos el talento en un contexto inesperado?

Una de las conclusiones de esta experiencia, podría ser la siguiente: Si no tenemos un instante para detenernos a escuchar a uno de los mejores músicos interpretar la mejor música escrita, ¿de qué otras cosas nos estaremos perdiendo?”
* Correo enviado por Jesús Eduardo Lorenzo

Saturday, January 10, 2009

¿Quién eres?


Te vi llegar y tuve la sensación de que ya sabía que venías. Me miraste y esa mirada quedó grabada para siempre en mis pupilas. No era una mirada como cualquier otra. Era tu mirada. La mirada. Cesó la búsqueda. Eras tú. Apareciste de la nada. Y yo te esperaba, te buscaba en el laberinto que era mi vida.

A partir de allí los días se hicieron diferentes. Tomaron otro brillo. No pude explicarlo, ni convencer a nadie de que era así. Se multiplicaron las veces en las que miraba al cielo azul en el día, y a las estrellas en las noches. Allí me quedaba absorto. Y cuando fijaba la mirada en ese cielo iluminado por las estrellas, allí estaban tus ojos, mirándome de nuevo, cuidándome, como protegiéndome, porque si, desde ese día me siento protegido, resguardado, cobijado y muy contento de saber que existes.

Hay una especie de déjà vu cuando te miro. Un sentir que ya te conocía de antes y por eso te buscaba, buscaba tu preciosa mirada en muchos ojos que pasaron frente a mí, y que yo sabía que no eran los tuyos, no los reconocía en los míos.

Tu sonrisa celestial es reflejo de tu dulzura, de tu carisma, de lo que estás hecha. Sin ella no soy nada, la necesito como un elíxir vital, como el viento a las copas de los árboles cuando desea dejarnos su melodía, su sonido ininteligible. Y en eso eres espléndida, son millones de veces en que esa sonrisa me ha dado calor de hogar, y en cada uno de esos momentos vuelvo a tener la certeza de que es todo lo que deseo para estar feliz.

No sabes cuánto te soñé cuando no habías llegado, cuánto te pensé, cuánto te reflejé en las tibias aguas del mar, en el cielo hermoso de Caracas en diciembre, en las hermosas montañas de Aragua, que parecen sábanas al viento con un verdor de manzanas, en la expresión ingenua de una niña del páramo de los Andes venezolanos, en un mango multicolor de Maracay en temporada, en un ramillete de hortensias cubiertas de rocío en el Avila.

Y el destino me tenía reservada una sorpresa. Me acerqué. Me miraste. Y eso fue todo. Una mirada bastó para saber que la vida si tiene sentido.

Muchos años después me sigues regalando tus miradas. Y no me queda más que dar gracias a la vida. Y el déja vú. Ese que me hace preguntarme ¿quién eres? cuando me reflejo en tu preciosa mirada, tan familiar ahora como entonces...
Imagen: www.photoshoptalent.com

Sunday, January 04, 2009

Una paz que no llega

Continuando con la fila de libros que pienso leer en el 2009, voy a comenzar con uno titulado “Profesora, ¿Cómo se escribe futuro?“. Se trata de un relato escrito por una profesora alemana, Margret Greiner, que vivió en Israel y daba clases en un colegio palestino de Jerusalén Este. Allí nos narra sus experiencias sobre sus vivencias entre dos grupos que no se admiten, dos formas de ver el mundo separados por un profundo abismo, en un lugar en guerra desde hace miles de años. Siento gran expectativa al leerlo porque el tema está actualmente en el tapete por la invasión militar israelí a la franja de Gaza.

Sigo con gran interés los acontecimientos. Me preocupan los efectos que tan desproporcionada ofensiva surtirá sobre la población civil, en muchos casos ajena a Hamas y a otros grupos en conflicto, y cuyo único pecado es haber nacido palestinos y vivir en ese ghetto en tiempos modernos, llamado Gaza.

Repudio desde esta humilde tribuna el ataque realizado por la Armada israelí, y del cual fue objeto el buque “Dignidad”, que planeaba atracar en costas de Gaza con un cargamento de más de tres toneladas de medicamentos y médicos a bordo para atender a una población totalmente bloqueada y desasistida.

¿Por qué le es tan difícil al Consejo de Seguridad de la ONU negociar un alto al fuego que evite un innecesario derramamiento de sangre a la población civil?

Recordad la fruta caída,
las hojas y la rama,
recordad las duras espinas,
que eran suaves y verdes en la primavera.
Recordad también –y no olvidéis- el puño,
que una vez fue mano abierta.

Jehuda Amichai, poeta israelí.

Friday, January 02, 2009

La penumbra y la sombra

La Penumbra preguntó a la Sombra: “Hace un rato te movías. Ahora estas quieta. En otro instante estabas sentada y luego te levantaste. ¿Cómo es eso que no tengas un sitio particular para estar, ni nada en particular que hacer?”

“Yo dependo -respondió la Sombra -de otro que me lleva de aquí para allá. Y ese otro a su vez depende de algo que lo obliga a moverse o a quedarse estático. Como los anillos de la serpiente, o las alas de la cigarra, que no se arrastran ni vuelan por voluntad propia, así soy yo. ¿Cómo puedo saber porqué es así o porqué no es así?”
Fuente: "Chuang Tzu"
Update: Imagen: NASA, Edwin "Buzz" Aldrin, segundo hombre en pisar la superficie de la Luna.

Wednesday, December 31, 2008

Corta divagación de fin de año


Se va en pocas horas el 2008, año convulso, como los años recientes.

En el aspecto internacional, llega Obama, se va Bush y la gente ve una ventana de esperanza en el cambio.

Mi linda Cereza, excelente amiga y blogger, se ha curado de un cáncer que osó atacar a semejante generador de energía positiva, craso error. También allí muchos tienen una esperanza de que sí se puede luchar.

Los “quereres” están muy bien y eso me hace sentir agradecido con el Universo. Uno que otro inconveniente superable pero a fin de cuentas hay mucha esperanza.

El 2009 se ve venir con nubarrones, especialmente en lo concerniente a la parte económica, lo que pone en peligro la estabilidad de muchos empleos, pero nunca pierdan la esperanza de que la cosa va a mejorar, a pesar del comienzo incierto, especialmente porque dicen que nunca es tan oscuro como cuando va a amanecer.

El año 2008, en lo que a mí concierne, estuvo bastante más movido de lo que supuse a comienzos del mismo. Mucha experiencia positiva en lo personal y en lo profesional, cosa que agradezco infinitamente a Dios.

El año también ha estado marcado por las guerras de corta duración, pero que dejan muchas bajas en la población civil, muchas víctimas inocentes, el lado oscuro del ser humano. No soy juez de las razones, si es que se pueden llamar así, pero creo que el ser humano tiene la capacidad de dialogar y poder entenderse, y no la está usando como debe ser. Se está imponiendo la fuerza sobre la conciencia. Hay que trabajar mucho en ese aspecto de la convivencia humana. No hemos logrado avanzar mucho al respecto últimamente y por ello tenemos conflictos como los de Israel con sus vecinos de Palestina y Líbano, muy volátiles por cierto, lo que pudiera extender la llamar de la guerra a otros países del área, con las consabidas consecuencias en la población civil. Las heridas luego quedan, como pude comprobar al conversar con gente del Líbano en la isla de Margarita, los cuales perdieron hermanos, hijos y familiares cercanos en el conflicto con Israel. Tenemos que pararnos firmes frente al fantasma de la guerra.

Finalmente quiero dejarles un regalo de fin de año, palabras sabias de Facundo Cabral. Por favor, tómense el tiempo para leerlas, no importa lo largas que puedan ser, yo creo que a todos nos hace bien. Lo pueden hacer en este link, son píldoras de sabiduría.

Se les quiere mucho por estos lares de Dios!
Imagen: www.townofbeloit.org

Saturday, December 27, 2008

Betty

Conocí a Betty por casualidad. Sucede que un día me encuentro con un amigo de la infancia, uno de mis compañeros de la escuela primaria, quien me dijo ser barbero, y me invitó a conocer el sitio donde trabajaba. De eso hacen unos veinte años.

Rojas Henao, que así se llamaba el amigo barbero, trabajaba como empleado de unos señores italianos que regentan la Barbería Rex, un establecimiento de esos tradicionales, con más de cuarenta años en el ramo, donde se han afeitado varias generaciones de una misma familia. El señor Antonio y la señora Damiana, inmigrantes italianos, bien podrían recitar fragmentos importantes de la historia contemporánea de Venezuela.

Un día cualquiera, Rojas Henao decidió abrirse brecha y partió hacia otros rumbos. Uno, poco a poco, se va acostumbrando a los lugares y yo volví al sitio en cuestión para encontrarme, en el lugar de Rojas, una morena preciosa, de cabello ensortijado, una de esas hijas de esta tierra que enamoran de sólo mirarla.

Y así, de un tris, terminó la lealtad con Rojas Henao. Y comenzó la amistad con Betty. La especial, la consentidora, la crítica de mi estética, la que me escucha cuando quiero ser escuchado, la que me da su opinión de cualquier aspecto de la vida, mi confidente, mi amiga, la que me llama “moreno” y suena como música en mis oídos, la que soporta que a veces llegue mudo, sin ganas de hablar, estresado o con sueño a afeitarme.

Fueron doce años de amistad, de ir cada dos o tres meses a rebajar el peso de mi cabellera ensortijada y encanecida, de recibir masajes con tricófero, de recortar mis incipientes bigotes y los vellos de las orejas, de conversar muchísimo de tantas cosas, de mi trabajo, de mi vida, de mis viajes, de cómo veo yo las cosas allá afuera y luego compararlas con Venezuela, de muchas cosas.

Apenas llegué de viaje fui a verla, a rebajar la masa capilar, y encontré su silla vacía. Ni un mensaje. Ni sus objetos personales, nada. Estuve seis meses fuera y fue suficiente para perder a Betty. Nadie me sabe decir dónde está. Ni porqué se ha ido así, sin avisar.

¿A dónde te has ido querida Betty?

Thursday, December 25, 2008

El jazz, como la cerveza...

Tengo en mis manos un descubrimiento extraordinario. Se trata del CD “Day Trip” del guitarrista Pat Metheny, junto al bajista Christian McBride y el baterista Antonio Sánchez. Simplemente maravilloso. No sólo se trata de las melodías de Metheny y de su notable ejecución de la guitarra, sino también del virtuosismo de McBride y de Antonio Sánchez, un baterista genial, con sonido propio. El Jazz…

La primera vez que tuve la ocasión de probar una cerveza, hace ya unos cuantos años, recuerdo que primero la observaba, burbujeante y con las gotas de rocío en la superficie, tan provocativa. Su olor me desagradaba enormemente, mi olfato estaba cerrado a ella. Al probarla, la sensación fue de desaprobación, amarga como ella sola. ¿Cómo alguien podía osar a probar ese líquido espumante de sabor tan desagradable?

El tiempo se encargaría de presentármela poco a poco. En la playa, en momentos de gran calor y sed, la veía, cubierta de rocío en la botella, vestida de novia. Fui acercándome, asociando su sabor, su color y su frescura a esos momentos de playa, y la fui probando hasta que comencé a tomarle el gusto. Fui abriendo los sentidos a ella, a su sabor, color y aroma, y ella a mí, como dos enamorados. Hoy en día puedo decir que me encanta la cerveza fría y me sorprende el hecho de que he podido comprobar que se hace muy buena cerveza en casi todo el mundo.

De la misma forma sucedió con el jazz. Mi oído estaba cerrado a las primeras audiciones. No me gustaba, para nada. Acostumbrado como estaba al tum-tum de la música pop o el disco-music de los años 80, no podía asimilar ese paseo entre compases, eso de que cada músico interpretara sus solos, en los cuales parecían estar jugando y desvirtuando la melodía original. Poco a poco comencé a comprenderlo, lo fui entendiendo, me fui adentrando en ese mundo. Fui estudiando, fui aprendiendo, fui leyendo, me fui cultivando, adaptando mi oído, rebelde inicialmente, luego ya no tanto.

Comencé a adoptar algunas tendencias, algunos movimientos, como el swing se fueron asociando a mis favoritos. Conocí a las grandes cantantes a través del disco, el video y la lectura. Aprendí a degustar los temas, el toque personal, el fraseo, el saber que cada cantante tiene una forma particular de cantar una misma melodía.

Supe que, dependiendo de nuestro estado de ánimo al momento de escuchar, una misma melodía nos guste o nos desagrade. Que en otro momento, de otro ánimo, la misma melodía nos puede llegar hasta los huesos, directo al corazón, lo que se conoce en el argot jazzístico como estar “in the mood” para escuchar un tema.

Aprendí a disfrutar de la ejecución de los diferentes instrumentos musicales, a escuchar a los diversos ejecutantes y me fui familiarizando con algunos artistas en cada instrumento, como en el saxofón, por poner un ejemplo, en cualquiera de sus variables, saxo alto, barítono o tenor, Gerry Mulligan, Ben Webster, Joe Lovano, Sonny Rollins, Sonny Stitt, Kenny G, Lester Young, Charlie Parker, John Coltrane.

Soy de los que piensan que, por su misma forma de ser, con el jazz, como cuando se pinta una obra de arte, se expande tu capacidad mental, éste modifica tu forma de ver las cosas y por lo tanto, facilita el razonamiento en otros campos del saber y de la vida. En síntesis, el jazz es una medicina.

Wednesday, December 24, 2008

¡Feliz Navidad!

¡Hola a todos! Antes que nada, disculpen la larga ausencia. Muchos motivos. El retorno a casa desde Houston, mis nuevas labores en Caracas, la readaptación a la vida de Caracas. Aún así no he dejado de pensarlos, de visitarlos, aunque muchas veces no tenga el tiempo de comentar como se debe. Pero aquí estoy, de nuevo con ustedes.

Es víspera de Navidad, un tiempo en el que solemos reunirnos en familia y amigos, un tiempo de reflexión y de creación de nuevos planes, nuevas metas, un tiempo en el que la espiritualidad debe llenar nuestros corazones.

Es un tiempo en el que, como reza en el post anterior, debemos mirar hacia adentro, buscar la verdad, saber que alrededor hay necesidad, y que nosotros podemos ayudar a aliviar esa necesidad de otros seres con tan sólo abrir nuestro corazón hacia ellos. Eso es algo que debemos practicar siempre, más allá de la Navidad. Hay muchas formas de ayudar, de colaborar, no es necesario que las cite. Todo queda de parte de nuestro corazón. Dejemos de pensar en nosotros mismos y planteémonos objetivos que permitan una mejor vida a nuestros semejantes. Un niño que reciba educación, alimentación y amor en el presente es un delincuente menos en el futuro, así que sepamos que el bienestar de los demás redunda, definitivamente, en el bienestar de nosotros mismos.

Muchas cosas que contar, poco a poco irán saliendo en sucesivos posts, ello unido a mi ejercicio literario, que hago cada vez con mayor gusto. Sigo leyendo mucha literatura, aprendiendo, disfrutando de cada momento de solaz.

A ustedes, los pienso bastante, los quiero, extraño a algunos que no se sienten en el presente pero espero de veras que se encuentren bien y sepan que se les quiere mucho por estos lares de Dios. Gustosísimo de haber conocido a dos bloggers amigos de compartir letras en el ciberespacio. Euchy, vaya sorpresa, y mi caro amico Beny, con quien había pactado este encuentro desde hace mucho tiempo. El blog, una vez más, mostrando ser una herramienta de conocimiento mutuo, de conciliación, de atar puntos comunes y construir amistades duraderas.

No quiero irme sin desearles unas felices fiestas y sin dejarles un par de regalos, que espero los puedan disfrutar en el momento de reflexión que quieran darse:

“Entrada” : una vez un monje visitó al Maestro Gensha para saber dónde estaba la entrada al camino de la verdad. Gensha le preguntó: -¿Oyes el murmullo del arroyo? –Si, lo oigo –respondió el monje. –Pues allí está la entrada –le dijo el Maestro. Tradicional Zen

“El arte de vivir” : un maestro en el arte de vivir no establece ninguna distinción entre su trabajo y el juego, entre el oficio y el ocio; su mente y su cuerpo; su educación y su recreación. De hecho, apenas sabe qué es qué. Simplemente trata de hacer de manera óptima aquello a lo que está dedicado, y deja que los demás juzguen si está trabajando o jugando. Para sí mismo, él siempre parece estar haciendo ambas cosas. Chateaubriand
Ambos regalos han sido extraídos del libro "365 Zen, una iluminación para cada día". Editorial Océano Ambar.

Saturday, December 13, 2008

La verdad está dentro de ti...


...leyendo a Elizabeth Gilbert en su libro " Come, reza y ama", en la etapa de su viaje espiritual a la India, me encuentro con lo siguiente:


"No se cuantas veces mi gurú me ha repetido hasta la saciedad: Dios vive dentro de ti, como tú".


Nada más cierto.


Dicho en palabras de Paul Brunton, místico y filósofo británico:


"A menudo me preguntan cuál es, en mi opinión, el secreto de la sonrisa de Buda. Yo creo -solo puede ser eso- que ríe para sus adentros por haber buscado (fuera) durante tantos años algo que ya poseía"

*Imagen: www.aynaku.net

Sunday, December 07, 2008

Las librerías de Houston


Una de las mejores cualidades que encontré en Houston es la existencia de grandes librerías.
Gran parte de mi tiempo libre (horas, muchas horas) transcurre frente a los anaqueles de “Borders”, “Barnes and Noble” y “Books-a-Million”.

Diferente es en Caracas, donde mis librerías favoritas son más bien pequeñas, como la “Noctua”, “Templo Interno”, “Educación” y VDL Books. En ellas se encuentra la figura del librero, aquel señor muy culto, de atención personalizada, que te asesora y entiende tus gustos literarios, lo que hace tus visitas mucho más placenteras.

Lo que hace a esas grandes librerías de Houston agradables y atractivas son varias cosas que paso a mencionar a continuación:

Los precios. Es increíble la diferencia de precios comparados con los de Caracas. Me he topado con libros que en Caracas cuestan 200 BsF (93 US$) por tan solo US$ 10 (21.5 BsF), sin mencionar la cantidad impresionante de libros interesantes que cuestan menos de 30 US$ (64.5 BsF).

La atención al cliente. Buscas un libro y no lo consigues. Preguntas a un empleado muy ocupado limpiando y arreglando anaqueles, e inmediatamente deja lo que está haciendo hasta que, agotados todos (léase bien, TODOS) sus esfuerzos, da con el mencionado ejemplar o te sugiere una fecha cierta para que pases por la librería a entregártelo, sin costos adicionales ni malas caras.

La variedad. Tú escoges el tema, porque están muy bien clasificados por áreas, y te sumerges en esos anaqueles, donde encontrarás desde diferentes ediciones de un mismo libro hasta muchos que ya dabas por perdidos. Son cantidades de ejemplares del tema escogido, tantas que te hacen difícil la elección de lo que vas a comprar.

Cafetería interna. Puedes sacar un libro de los anaqueles y hojearlo mientras consumes un rico cappucino y conversas con un amigo u otro cliente. Al final, si no te gusta, una vez consumido tu cafecito, vuelves y lo colocas en el anaquel.

La membresía. Al principio estaba receloso, por aquello del spam y esas cosas. En cuanto constatan que eres cliente de verdad, por las compras que haces, comienzan a llegarte una serie de cupones de descuentos que, en mi caso, llegaron al 40% sobre el precio de exhibición, fui y constaté que se trataba del mismo de hace dos semanas, o sea que sobre este precio pagas solo el 60%. Traducido en precios, un libro de US$ 25 te sale en $15, así, sin anestesia. Y las ofertas son realmente interesantes. Hubo una que me enviaron por email, dos CD de mi elección por el precio de uno. Eso, en una variedad como la que ofrecen, me hizo volar a la tienda. Cero sorpresas y aumentos de último minuto, los mismos precios de siempre, tomas dos y pagas uno.

En fin que ha resultado para mi una bendición la existencia de esas grandes librerías, enormes, a veces de dos niveles de exhibición donde dar rienda suelta a una de mis pasiones, la lectura.
* Fotografía de Librería Borders por www.pinnycohen.com

Sunday, November 30, 2008

El pájaro y el hombrecillo



Difícil de entender la naturaleza humana. Ayer estuvieron por aquí, como hordas, haciendo largas filas desde antes de amanecer.

Esta vez nos despertaron ellos a nosotros. Por lo general es al revés.

Se notaban ansiosos. Las filas eran largas. Reclamaban furiosamente si alguien osaba acercarse a las entradas.

Bien raros que son estos humanos.
Tan raros que algunos son capaces de entender que yo puedo hablarles.

A uno de esos me acerqué a preguntar qué pasaba.

“Viernes Negro” respondió parcamente, mientras dejaba caer parte de su sándwich de madrugada, lo cual yo aprovechaba para desayunar antes de la hora, claro, si estaba despierto y en la fila, siempre movido por mi curiosidad.

Todos en el árbol nos levantamos temprano, movidos por el ruido. Hacía mucho frío esa noche. A esta hora en que reina el silencio en días normales, hoy había ruido. Como yo puedo hablar con los humanos, fui el único que salió del árbol y se acercó. Los demás quedaron despiertos, en las ramas, un poco confundidos por el ruido y la falta de luz.

Insistí con el humano que entiende que hay un pájaro que habla: “¿Y a cuenta de qué este ´Viernes Negro´?.
“Bueno, es día de ofertas, todo más barato, así podemos ahorrarnos algo en las compras”.
“¿Y que vienes a comprar?” insistí, tratando de parecerle simpático.
“No lo se” respondió el humano. “Nos dijeron que habían buenas ofertas y aquí estamos”.

A medida que transcurrían los minutos la fila se hacía más larga, y la ansiedad aumentaba, ya tirando hacia el nerviosismo. No se veía ningún empleado de la tienda en el exterior. Ni una luz desde el interior. Tan solo un anuncio que indicaba que abrirían a las seis, cuando ya la fila tendría, en el caso del amigo que entiende que hay un pájaro que habla, tres largas horas.

Detrás había una familia completa. La madre, el padre y los niños que dormían en sus brazos. El padre no dejaba de bostezar cada minuto, con cara de enfado. La madre hacía lo mismo, pero con cara de angustia, y así podría ir describiendo los sentimientos de los humanos de la fila.
La madre, de la familia de atrás, balbuceaba de vez en cuando al padre: “¿cuando diablos irán a abrir esto?”, a lo que el respondía entre dientes. “es a las seis, faltan dos horas todavía”. “Es que la beba me pesa demasiado y se me están durmiendo los brazos”. “Pues siéntate en el piso, no hay nada que pueda hacer” respondía entre dientes el padre con el otro bebé en brazos.

Y así fue pasando el tiempo en este inusual “Viernes Negro”, hasta que a falta de poco para las seis comenzaron a encenderse las luces internas, y yo comenzaba a preguntarme si los empleados habían dormido dentro del local, porque nunca ví a nadie acercarse con uniforme de la tienda.

A medida que esas luces internas se encendían crecía el ruido afuera, y el nerviosismo, y la angustia, y la desesperación no tardó en aparecer.

El hombre que habla con los pájaros ya había terminado su sándwich y conversaba con los de la fila, ignorándome, no se si a propósito: “Ya pronto van a abrir, espero encontrar algo que valga la pena”, les decía. Y yo me metí en la conversación, claro que sólo él podía entenderme: “¿Qué crees que vas a encontrar allí adentro?”, pregunté. “No se, cosas, una cámara, aunque yo tengo una muy buena, pero puede ser que encuentre una a buen precio, y no lo pienso desaprovechar”. Y el humano de atrás, el de la familia y el niño en brazos respondió, quizás sintiéndose aludido por la afirmación del único que me entiende: “las ofertas hay que aprovecharlas porque no son todo el tiempo, aquí estoy con toda mi familia desde las tres, como tú, y no se que voy a comprar allí adentro, pero hay que sacar provecho de las rebajas”.

Finalmente hubo ruidos en la puerta de acceso, se abrió exacto a las seis, y la fila comenzó a entrar desesperadamente, furiosamente, en busca de las ansiadas ofertas de “Viernes Negro”. Hubo un gran tumulto en la puerta, casi la rompen por tratar de entrar varios al mismo tiempo, nada de orden, nada de disciplina, solo las ofertas importaban.
Adentro se diseminaban como hormigas, en busca de los objetos del deseo.

Yo no entré. Se que allí corro peligro. Tan solo me limité a esperar al hombre que habla con los pájaros. Volé a un árbol cercano, desde donde observaba la puerta.

Luego de varias horas de espera, lo vi caminar hasta su auto, con el carrito de compras, que no llevaba muchas bolsas para el tiempo que se había pasado allá adentro.

Volé hasta él, y me posé en el carrito de las compras: “¿Y bien? ¿Has tenido buena pesca?” intenté una vez más ser simpático con el. “Nada, todo caro, pocas rebajas en cosas que no me interesaban. Llevo una cámara buena, como la mía. Quizás venda la vieja y me quede con ésta. Mejor vuelvo en diciembre” dijo mientras abría el baúl de su auto y metía las pocas cosas que había comprado.

“Encárgate de él” dijo en tono de burla mientras se marchaba, dejándome en el carrito de las compras, atravesado en el aparcamiento. El sabe que yo no podría mover el carrito, pero igual partió raudo, y yo me he quedado de una pieza, posado sobre el carrito, pensando en lo extraño que es a veces el espíritu humano.

Saturday, November 22, 2008

Magdalena

Ella tiene una de las sonrisas más hermosas que mis ojos han visto jamás. Una sonrisa que envuelve, que hipnotiza, que transporta, que es completamente espontánea, y que no puedo disimular lo mucho que me gusta.

Una voz, melódica, aterciopelada, que provoca quedársela para siempre y sacarla sólo en momentos de tristeza o melancolía, como un remedio celestial para curarse definitivamente.

Para completar el alud, tiene unos ojazos pardos, que “¡mare mía!”. Son grandes, vivaces, esperanzadores, revitalizadores del espíritu, y, ¿por qué no?, del cuerpo; un color de piel avasallante, como bronceada, a ver, más bien diferente, si, es acaramelada, como de arequipe, es toda dulce ella, hasta de piel.
Ya quisiera yo que se patentara la fórmula mágica que envuelve la belleza de espíritu con la belleza física, ésa que no permite que se sepa dónde termina una y dónde comienza la otra, para que todas la tuvieran, pero no, cada ser humano es único e irrepetible, así tengamos hábitos en común, siempre hay un conjunto de cualidades que nos diferencian de los demás, que nos hace únicos.

No puedo evitar preguntarle de dónde viene. Tengo que saber de dónde vienen unas mujeres tan hermosas, tan llenas de vida, cuyas sonrisas son capaces de devolverle la alegría a quien ya ha perdido toda esperanza.

Me dice que nació en Uganda, aunque su familia viene de la India. Puedo ver la diversidad en su rostro, la fórmula perfecta, de la unidad indivisible, de la mezcla única de ingredientes.

Cada vez que voy a su negocio, en el camino voy pidiendo a Dios que me permita verla una vez más. Que no lleguen más clientes en ese momento para poder disfrutar de esos instantes de alegría del espíritu, de esos pequeños flashes de felicidad. Y Dios es bueno, porque muchas veces me lo ha permitido.

Como soy algo observador, puedo ver detrás de esa mirada, que me mata, un halo de tristeza, un leve halo, difícil de distinguir, más aún cuando te encuentras envuelto en esa magia que ella misma inspira, en esos ojos, en esa sonrisa tan bonita, en ese color de piel.

Esa tristeza está allí, muy adentro, pero lo está. Quiero saber que puede causarle tristeza a un ser de luz como éste, pero no puedo ahora. No se ha establecido la confianza, no es el lugar, no es el momento, pero la duda me asalta y permanece conmigo.

Hace poco supe que está casada con un hombre malo. Que maltrata a sus empleadas, que las humilla, que las veja cada vez que puede, que tiene malos sentimientos. Y até los cabos sueltos de la tristeza, de ese halo que brilla levemente dentro de esa mirada tan hermosa y sublime.

Esa tristeza tenía que tener un origen, y ese origen está allí. Por eso cuando voy, ella despliega lo más bonito que tiene dentro de sí hacia mí, porque, sin querer evitarlo, soy su fugaz momento de felicidad.

Pienso que ella está plenamente consciente de ello. Es prisionera de su propio destino, ése que la amarra a tan detestable ser, pero sabe que dentro de ella hay cosas bonitas para compartir, que había soñado que alguien, en algún confín del mundo sería capaz de encontrarlas y valorarlas, disfrutarlas, y ese alguien, momentáneamente, fugazmente, por ráfagas, por minutos, por instantes que quizás serán interminables en su vida por cada vez que los reviva, y ese alguien soy yo.
*La fotografía es de Judi Bailey y se llama "Pretty brown eyes"

Thursday, November 20, 2008

Los pájaros...

…de Alfred Hitchcock!












*Fotografías tomadas en Katy, Texas.