Wednesday, May 30, 2012

Arroz con mango



Nada como compartir una buena comida, un buen vino y una buena compañía, todo combinado con una excelente conversación, en variedad de temas, comunes y de actualidad.

En eso generalmente se nos pueden ir horas sin darnos cuenta, porque la atención se centra más en los sentidos, la vista, el gusto, el oído, el tacto, el olfato.

El motivo nunca falta y por lo general nos centramos inicialmente en elegir la mejor compañía, la que más se complemente con el momento que deseamos vivir. Lo demás viene por añadidura, la escogencia del sitio, el día y la hora, aunque muchas veces las cosas surgen con espontaneidad.

Los platos a degustar, el vino, todo puede variar. Sin embargo los veo como una parte interesante de la paleta de colores que queremos plasmar en el lienzo, que es el encuentro en sí.

Hoy estoy recordando uno de esos momentos y el plato que escogimos. El mismo me trae a la memoria la sazón de las islas del Caribe y especialmente la de Güiria, ese pueblecito venezolano ubicado en la Península de Paria, extremo este del país, donde la influencia trinitaria se siente sobre todo en el paladar.

Hay un restaurant en El Hatillo (pueblo turístico ubicado en las cercanías de Caracas), “Hajillo´s”, donde sirven un plato que en conjunto pudiera ser considerado la octava maravilla del mundo.

Su nombre es muy simple, y describe lo que al final acontece con el plato: arroz con mango.

¿De qué se trata? Pues de un arroz blanco combinado con un pollo guisado al curry. Si lo pruebas, el sabor te llevará al mismo tiempo a varios lugares, digamos, a Güiria, a la India o Trinidad y Tobago. En cualquiera de estos parajes las especias son parte fundamental de la buena comida.

Hasta allí nada del otro mundo.

Lo mejor de todo es la forma en que sirven ese sencillo y exquisito plato. A su lado colocan una bandejita de madera con 11 pequeños recipientes, conteniendo cada uno un sabor distinto, una textura distinta, un olor distinto, un color distinto. Jalea de mango con jengibre, ají rocoto, célery, piña, pasas, coco rallado, zanahoria, ají dulce, mango verde, maní y pepinillo, todos finamente picaditos y frescos.

La bandeja es en sí un espectáculo aparte, y al combinar los ingredientes con el arroz con pollo el paladar se regodea, bien sea con lo crujiente del maní, el sabor caribe del coco rallado, lo mediterráneo de las pasas, el color de la zanahoria, el sabor picante y peculiar del rocoto, la firmeza y lo jugoso del célery, el cítrico dulzor del mango verde, el acariciante sabor de la jalea de mango con la agudeza del jengibre, lo agrio del pepinillo. Parecen fuegos artificiales dentro de tu boca, un verdadero festival de sabores.

Eso, más (como dijimos al comienzo) un buen vinito, una buena compañía, la calidez del restaurante y una rica conversación nos hace sentir que estamos cerca, muy muy cerca del paraíso.

1 comment:

Oswaldo Aiffil said...

Lo mejor será cuando lo pruebes :)))
Un abrazo!