poesia em lugar do homem
homem em lugar de poesia
nomear é dar o nome
nomeio o nome
nomeio a fome
Haroldo de Campos, poeta brasileño (1922-2003)
*Foto del post: ideograma que significa Paz.
"Dicen que las personas abren su corazón cuando están frente al mar". N.P. Banana Yoshimoto
Hace poco fui sacudido por una noticia que me dejó sin capacidad de reacción, no sólo por lo que ello implica, que ya es bastante, sino por la fortaleza mostrada en esas letras tan bonitas que escribió para enterarnos de su mal.
“Tengo cáncer”.
Inmediatamente le escribí, y al día siguiente ya estábamos conversando.
Me dejó más sorprendido aún por su madurez espiritual. Me confieso estupefacto ante tanta alegría por la vida, tanto amor para dar en un solo ser.
Luego vino lo de rigor, exámenes por aquí, exámenes por allá, costosos, porque me consta que lo son, y dolorosos también, pero necesarios. Una intervención quirúrgica.
Ella lo asumió con una valentía poco común. Y no es que no tuviese miedo, porque todos, en mayor o menor grado, tenemos miedo, mucho más cuando se trata de nuestra salud, o es nuestra vida lo que está en riesgo.
Me imagino que exteriorizó muchas emociones, tristeza, alegría, llanto, desesperación, esperanza, y por sobre todas las cosas, un espíritu indomable, característico de los grandes guerreros samurai.
Ella es así, mientras más la voy conociendo, más voy quedando sorprendido por todo lo que encierra un ser humano dentro de sí.
Llegué a ella a través de la red, no se cómo ni porqué, pero un buen día estaba leyendo su blog. Tiene una forma muy sui generis de dejarnos un mensaje constructivo en todo lo que escribe. Admito que es difícil, a partir de sus escritos, desvelar el extraordinario ser humano que hay allí. Leí con fruición post tras post. Me tomé mi tiempo porque ella escribe desde el 2004. Es madura como ella sola. Mordaz. Aguda. Sagaz. Inteligente. Solo hay que desvelarla, y allí está, con toda su ternura, con toda su alegría, sus ganas de dar, de vivir.
Este año, finalmente, nos pudimos conocer. Nos lo habíamos prometido, pero con lo metido que está cada uno en sus actividades no se había podido cuadrar el encuentro. Miguel vino de Holanda y decidimos tomarnos un café para conversar. Allí me dio la buena noticia. “Cereza viene” dijo, sin inmutarse. Y a pesar de que traté de no expresarme no pude disimular mi alegría. Y apareció. Toda ella. Desparramando alegría, sonrisas y carcajadas, cuentos, de los cuales tiene un arsenal. Reímos a más no poder. Y pude al fin confirmar, una vez más, que las letras no mienten, y nos muestran tal como somos si nos saben leer entre líneas.
Las cosas van por buen camino. Lo constaté por su sonrisa, que permanece intacta.
Querida Cereza, no estás sola en esto, tus amigos estamos allí cuando quieras, sólo tienes que llamar, y como dice James Taylor, o Carol King: “…and I´ll be there, you´ve got a friend…”
El Shinkansen cubre, entre otras, la ruta entre Tokyo y la antigua ciudad imperial de Kyoto, declarada por la UNESCO patrimonio mundial de la humanidad (510 km) en 150 minutos, unas dos horas y media, a una velocidad promedio de 210 kilómetros por hora. El costo del boleto (pasaje) en aquella oportunidad rondaba los 110 dólares estadounidenses en un sólo sentido (one-way ticket), mucho más costoso que los trenes corrientes, que cubren el mismo trayecto haciendo varios transbordos en unas ocho horas. La experiencia es única, tanto por la tecnología empleada, la velocidad imprimida a los trenes, como también por los paisajes que se pueden ver en la ruta, hermosísimos. Uno de ellos es una vista de postal del maravilloso monte Fuji, cerca de Nagoya.
Un dato importantísimo que me dió un amigo japonés es identificar bien el tipo de servicio, pues hay tres: el Nozomi, el Hikari y el Kodama. El Kodama se detiene en todas las estaciones que existen en el trayecto Tokyo-Kyoto, lo cual puede representar el cubrir la ruta (que Nozomi e Hikari hacen en 2 horas y media) en unas cuatro horas. Para no equivocarse hay que preguntar antes de abordar, el empleado de JR (Japan Railways, la compañía operadora) le indicará amablemente si usted está en el tren correcto. No importa que usted no hable japonés, sólo debe decirle "¿Hikari?" o "¿Nozomi?" y si responde "Hai" usted está en en indicado.
Inaugurado en 1964, es el servicio más seguro del mundo, no habiéndose producido ningún accidente fatal en 43 años de operación.
*Fotografías: Japan Railways (JR).