Sunday, September 15, 2013

Sarin, el asesino invisible


Hace poco leí un libro de Haruki Murakami, “Underground” (Vintage Books, 2001) donde realiza una serie de entrevistas a las víctimas y victimarios del ataque con gas Sarin efectuado en varias estaciones del Metro de Tokio el 20 de marzo de 1995 por integrantes de la Secta Aum Shinrikyo.

Los testimonios recogidos por Murakami dan cuenta de los terribles y nocivos efectos que produce el gas Sarin cuando es inhalado por un ser humano.

Los efectos por inhalación del gas, relata Murakami, varían considerablemente, según  la exposición de la persona al gas. Daños simples (como una simple jaqueca, nariz tupida, vómitos o la pérdida momentánea de la visión) hasta la muerte por colapso generado por la paralización del mecanismo mediante el cual el sistema nervioso envía mensajes a los órganos del cuerpo.

Los sobrevivientes deben enfrentarse a una serie de problemas que van desde el estrés postraumático, fallas permanentes de la visión, migrañas y problemas respiratorios permanentes.

Cuando en 1995 los médicos en Tokio detectaron intoxicación por inhalación de sustancias organofosforadas, debido principalmente a la contracción de las pupilas, fue cuando se logró dar el tratamiento apropiado a las víctimas que llegaban a los hospitales. Ya en ese momento trece personas habían muerto y alrededor de cincuenta presentaban fuertes convulsiones.

Había un antecedente clave para dar con la causa, y era un ataque previo perpetrado por la misma Secta en junio de 1994, cuando una nube de gas Sarin mató a 7 personas y dejó 500 heridos en Matsumoto, Japón. El doctor Nobuo Yanagisawa, de la Universidad de Shinsu logró amarrar ambos incidentes por lo parecido de los síntomas  y fue la persona que llamó a los principales hospitales de Tokio para ordenar el tratamiento adecuado de antitoxinas.

¿Y qué es el Sarin? Es un compuesto organofosforado descubierto por científicos alemanes en 1939 cuando investigaban sobre pesticidas. Su poder letal es 26 veces mayor que el cianuro. Una sola gota de Sarin del tamaño de la cabeza de un alfiler puede matar un adulto. Se presenta en forma de líquido pero se evapora fácilmente y se propaga en el ambiente.

La ONU clasifica al Sarin como arma de destrucción masiva y su producción y almacenamiento está prohibido por la Convención sobre Armas Químicas de 1993. Este Tratado no ha sido firmado por solo cinco países: Angola, Corea del Sur, Sudán, Egipto y Siria.

El Sarin cobró una triste fama como arma química en la masacre de Halabja, al norte de Irak, cuando aviones enviados por Saddam Hussein bombardearon esa localidad de mayoría kurda, matando a 5.000 personas y dejando heridas a 65.000.

Actualmente se desarrolla en Siria una Guerra Civil y las tropas gubernamentales al mando del Presidente Bashar al-Assad acaban de perpetrar uno de los mayores ataques con gas Sarín, ocurrido una madrugada de agosto (que en principio negaron pero al verse amenazados por Estados Unidos de bombardeo finalmente admitieron). Se habla de 1.300 víctimas que incluyen población civil, ya que el gas evidentemente no discrimina.


Ahora, con el apoyo de Rusia, se dice que Siria finalmente firmará el tratado y se deshará de más de mil toneladas del químico almacenado. Pero el daño está hecho. Un gran ataque con gas Sarin ha sido perpetrado nuevamente ante los ojos del mundo. Lo más triste es que, de nuevo, lo ha ordenado un Presidente contra su propio pueblo. Genocidio lo llaman. Y como el de Saddam, no debe quedar en la impunidad.

*Infografía: valenciainforma.wordpress.com

No comments: