Sunday, December 02, 2012

Black Coffee



I'm feeling mighty lonesome

Haven't slept a wink


I walk the floor and watch the door


And in between I drink



Caminando por el parque con las manos en los bolsillos, a veces mirando las puntas de los zapatos, otras veces mirando al frente sin ver a nada ni nadie en particular.


Y de repente unos ojos, que llevados en dirección contraria, te someten, te poseen por instantes, antes de salir de tu campo visual.


Te niegas a voltear. Esos ojos son parte del pasado. Son historia. Aunque en el fondo sabes que te han matado.



Black coffee


Love's a hand me down brew


I'll never know a Sunday


In this weekday room



Miras la hilera de palmeras que se yerguen en el horizonte, jugando con la luz y el viento, tratando de opacar el majestuoso cerro que se oculta en vano al fondo. Las palmeras son hermosas y están ubicadas en un punto preciso en el espacio. Desde allí son protagonistas de todas las miradas. Desde allí lo observan todo.



I'm talking to the shadows


1 o'clock to 4


And Lord, how slow the moments go


When all I do is pour



Al continuar, inmerso en tus pensamientos, con la vista puesta en el horizonte, vas cerrando el ángulo visual al mismo tiempo que aparecen esos ojos que ya dejaste atrás. Se repite el fenómeno, vuelves a quedar en vilo. No sabes que hacer con esa mirada que te remueve el espíritu. Sales del inconsciente y entras en el consciente buscando la causa del desmadre de sentimientos. Son esos ojos que viste antes y que ahora son parte de tus pensamientos, de una mente que los ha logrado revivir para ti.



Black coffee


Since the blues caught my eye


I'm hanging out on Monday


My Sunday dream's too dry



Ya no están las palmeras en el horizonte. Ya el cerro es dueño del paisaje. Buscas inspiración entre los tonos del verde. Juegas con ellos. Creas formas. Concatenas. Buscas la nube que contrasta la luz y crea el tono preciso. Y caminas. No paras.


Now a man is born to go a lovin'


A woman's born to weep and fret


To stay at home and tend her oven


And drown her past regrets


In coffee and cigarettes



Una ráfaga de aire fresco acaricia tu cara. Olor a tierra mojada producto de una lluvia reciente. Ruidos de voces a lo lejos, que no alcanzas a entender. Un ligero silbido que haces al romper la trayectoria del aire que viene de frente hacia ti. Un ave ruidosa que se posa en los árboles cercanos y canta de felicidad, agradeciendo la vida que trae la lluvia. Y tú sigues. Nadie te espera. A nadie esperas.



I'm moody all the morning


Mourning all the night


And in between it's nicotine


And not much hard to fight



Aligeras el paso al entrar en la bajada. Te sientes más cómodo así. Continúas cortando el aire que se empeña en llevarte la contraria. En el horizonte aparecen unas casas. No sabes si hay alguien en ellas. No hay ruido. Nadie se asoma. Una antena maltrecha se yergue en un techo, y sobre la antena un zamuro que te observa, impertérrito, en silencio, parece parte de la estructura. Pero no es de metal. Es un plumaje negro y brilloso. Un corazón late dentro, con pulsaciones que ni se sienten.



Black coffee


Feelin' low as the ground


It's driving me crazy just waiting for my baby


To maybe come around



Dejas la antigua y horrorosa escena. Y en tu continuo andar percibes a lo lejos una figura femenina. Puede que sea la portadora de esos ojos que te han hecho daño. Lo intuyes. Mientras caminas aguzas la visión. Desde el espacio se observan dos figures que se acercan. Un hombre y una mujer. El hombre eres tú. Se te ve algo ansioso.


La mujer es desconocida. Es alta. Espigada. Atlética. Su cabello parece danzar con el viento que esta vez te viene de atrás. Desde el aire, las dos figuras a punto de converger. Cuando la tienes a tiro de piedra, la detallas y tropiezas con esos ojos. La sacudida no se hace esperar.



My nerves have gone to pieces

My hair is turning gray


All I do is drink black coffee


Since my man's gone away



Esta vez volteas a verla. Qué magnetismo el de esos ojazos. Quieres más, mucho más. La joven no ha dejado de mirarte. No te lo crees. Pero es lo que está ocurriendo ahora mismo. Pupilas que se encuentran. Corrientes que sacuden. En tu Ipod ha sonado Ella Fitzgerald en “Black Coffee”. Tú ya no eres el mismo.

2 comments:

Benedetto said...


Guaglione,


No importa cuan ruín o paupérrima sea la escena. La luz y el garbo no son accesorios con los que los humanos nos decoramos, no.

Son aptitudes internas que salen a relucir en los momentos y en los escenarios menos esperados.

En la cola del cine; en la fila del supermercado; en la estación de gasolina, en el momento de cortejar a alguien.

Todos tenemos nuestra escena; la que nos describes eclipsa los sentidos!

Si le agrego a esa narración una temperatura de 25 C°; una brisa húmeda, y la sensación de que me esperan en casa con pasión y ovación es muy seguro que el relato sea más que inveroscímil, sublime.


Un abrazo!

Oswaldo Aiffil said...

Hola Beny! Son escenas, flashes que se presentan con una secuencia, y que unidos llevan dentro de sí una historia, de entre miles que se suscitan en el mismo escenario.
Allí queda plasmada. Gracias. Un abrazo amigo!