Saturday, April 09, 2011

Un día cualquiera

Un día cualquiera decidimos seguir el rumbo de la felicidad. Deambulamos del timbo al tambo, buscando algo que está dentro de nosotros mismos. Hasta que un buen día miramos hacia adentro y voilà, allí está.

Esa felicidad está asociada generalmente a un estado de ánimo, a un estado de las cosas tal que ahuyenta las preocupaciones (así sea momentáneamente), todo se ve como más nítido, se escucha más bonito, huele más rico, y algunas veces incluso se deja de escuchar el exterior (por más ruido que haga) y escuchamos nuestra voz interior (esa a la que siempre tenemos que hacer caso pero no siempre lo hacemos).





A veces tendemos a asociar la felicidad a cosas, a una imagen, a un paisaje, a una melodía, y eso no es más que una repetición en flash de un instante previo de felicidad que nos quedó marcado como huella indeleble, en la forma de un olor, un sabor, un color, un paisaje, un rostro, o un conjunto de los anteriores.



Yo, por ejemplo, tiendo a asociar la primera imagen del post con la felicidad, y claro, eso tiene sus razones. Algunas me las reservo, pero otras las puedo compartir: era la primera vez que veía unas flores rojas de Aloe Vera. Son realmente hermosas y simbólicas para mí.


Otras veces, la misma felicidad puede estar asociada a una melodía, y esa melodía asociada puede cambiar con el clima, con el estado de ánimo del momento, con la persona que te acompaña, y entonces la asociación a la felicidad se convierte en varias melodías.
Dependiendo del instante que se vive viene una a la mente (una a la vez), vívida, nítida, con un sonido limpio, como nunca lo habías escuchado antes, ni en el mejor de los sonidos estereofónicos. Nada se compara a lo que escuchas en tu mente, y nada reproduce mejor tu felicidad que esa sonrisa espontánea que descubres al mundo, no importa que nadie sepa a qué se debe. Lo sabes tú y es lo que importa.


Una vez, hubo una melodía asociada a un momento sublime. Se llama “My funny Valentine”. Quedó grabada en ese compartimiento de la mente reservado a momentos especiales. Después ha venido otras veces, proveniente de grabaciones de Ella Fitzgerald, Chet Baker y Miles Davis.

Ayer volvió, saliendo armónicamente del saxo tenor de Víctor Cuica, la guitarra de Roberto Jirón y el bajo de Gerardo Chacón, improvisada, a pedido mío. No se puede adornar, engalanar mejor un momento de felicidad. Gracias muchachos, nunca los voy a olvidar, ni a ustedes, ni al momento…

 
(Con Víctor Cuica)




7 comments:

Capochoblog said...

Lo bonito de las sorpresas de un día cualquiera... es que suceden en cualquier momento y eso no tiene precio.

Bellas las fotos!

Un besote grande y espero poder verte antes de partir :)

Oswaldo Aiffil said...

Solo dime cuando y dónde mi Capochita bella! My email es ozzieaiffil@gmail. Bacione bella!

Tamyka33 said...

Querido Oswaldo, la alegría viene de todas las formas, muchas veces inesperadas. Victor Cuica es un graaan músico, qué emoción que lo conociste. Te mando muchos saludos y todos los abrazos acumulados por el tiempo que me ausenté de tu hermoso blog.

Tamara

Yolanda Fernández G. said...

Bello, te saludo con la seguridad de que tú eres un hombre feliz y seguirás siéndolo porque la felicidad está dentro de ti.
Un abrazo.

Oswaldo Aiffil said...

Taaaaaaamyyyyyyyyy!!! Tanto tiempo!
Gracias por la buena vibra! Si que Victor es grande y con trayectoria!
Un beso grande y no te pierdas mi bella!

Hola mi querida Yolanda! Muchas gracias por tus conceptos. Estás en lo cierto,, hay que mirar hacia dentro. Un beso grande!

Teresa said...

Una vez lei una frase que me llego y la guardo. "LA FELICIDAD ES ESE MOMENTO EN EL QUE EL DOLOR DESAPARECE"

Oswaldo Aiffil said...

Hola Teresa! Bienvenida eres a esta casa virtual que te recibe de brazos abiertos! Puedes degustar una infusión o un tecito si prefieres. Me gusta esa frase y si me permites me la guardo también. Un beso grande!