Saturday, March 15, 2014

El presente y el pasado


Estos días pasan a marcha forzada. No veo gente concentrada en el trabajo. Todos, un poco más, un poco menos, están sumidos en sus pensamientos.

La calle está que arde. Bombas molotov por los aires y luego el ruido de los vidrios y de la llamarada que recobra fuerza al estrellarse en el piso. Acto seguido viene la receta: perdigones, granadas de aturdimiento y gases lacrimógenos vencidos entran en el cóctel represivo. Como guindas del pastel tenemos palos, golpes, puños y empujones como cantaba Ismael Miranda en la Galera Tres.

Siendo ese el menú principal en las redes sociales (la TV local sigue como si nada estuviera sucediendo), la angustia y la zozobra siguen reinando en cada uno de los seres que puebla este país petrolero llamado por Américo Vespucci “Venezuela”, por la semejanza con la Venecia que dejaba atrás.

Me preocupan mis hijos, que están en la Universidad, y son protagonistas de la situación, como todos los estudiantes del país. Me angustian sus sueños y sus esperanzas de vivir en un país más tranquilo. Me duele verlos en cada estudiante torturado, detenido, amarrado, vejado y humillado por las "fuerzas del orden".

Como no vivo con ellos desde que me divorcié, los invito a cenar y mientras los espero en el área de estacionamiento de un restaurante, voy a preguntarle al empleado la hora de cierre del mismo, para que nada nos sorprenda.

“¿Hasta qué hora estarán abiertos?” le pregunto y me responde: “¿Cómo estás Aiffil?”. Me quedo de piedra, mirándolo de pies a cabeza en la penumbra, sin reconocerlo aún y me insiste: “Soy Bolívar, ¿no te acuerdas?”

Como Aiffil (mi apellido) solo me llaman aquellas personas con las que he estudiado en la Escuela Secundaria y la Primaria, y Bolívar es de la Primaria. Por lo menos 40 años sin  verlo ni hablarle, pero su memoria es mejor que la mía y me ha reconocido al apenas verme. Qué pena.

Me vino a la mente una fotografía de grupo que nos tomamos cuando estábamos en la mitad del sexto grado de Primaria, allá por 1974. Éramos unos treinta. Cada vez que la veo me pregunto sobre el destino de casi todos, porque somos pocos los que aún tenemos contacto.

Los imagino en otros países, en otras ciudades de Venezuela, con hijos, algunos con nietos. ¿Les pasará igual que a mí, que de vez en cuando los recuerdo y me pregunto de su destino? ¿O lo habrán olvidado todo, conscientes de que lo pasado es pasado y es un esfuerzo inútil empeñarse en revivirlo? ¿O tal vez tendrán recuerdos nítidos y fotográficos, como Bolívar? 
Quién sabe.


*Imagen del restaurante y el estacionamiento: www.alcaldiadebaruta.gob.ve

2 comments:

Silmariat, "El Antiguo Hechicero" said...

Don Clave de Fa.

A todos nos pasa igual..., el tiempo pasa y a todos nos pasa igual.

Todo lo mejor para Usted.

Oswaldo Aiffil said...

Hola Silma san! "El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos..." Un abrazo grande!