Thursday, August 20, 2009

Volver a los inicios

De nuevo en el pueblo. Tantas memorias reviven en mi mente cuando veo las caras que me reconocen de inmediato, como yo a ellos. Poca gente alrededor sabe que estuve viviendo allí durante seis inolvidables meses. En esos días pude hacer algunos amigos y amigas. Compartimos lo indecible. Yo, forastero, venido de la ciudad, disfruté muchísimo la posibilidad manifiesta de respirar aire puro todos los días, nada artificial, nada contaminado, algo que ellos consideraban muy común, nada extraordinario.

Los amigos y amigas, que teníamos distintos oficios y orígenes, distintas metas en la vida, pero que nos unía el simple hecho de pasarla bien luego del arduo día de trabajo.

Dadas nuestras diferencias, nuestros temas de conversación inicial se centraban en las rutinas comunes en nuestro día a día. Todas diferentes.

Aprendí mucho de todo lo vivido. Aprendí que la gente de Maracaibo toma café para mitigar el calor y que la gente del pueblo toma cerveza fría para mitigar el frio. El mismo principio aplicado en climas diferentes. Aprendí que la exposición diaria al smog daña poco a poco nuestra piel. Aprendí que se disfruta y se vive plenamente a partir de las cosas más sencillas. Y que una sonrisa de agradecimiento es algo que nunca tendrá precio.

Hoy volví por los mismos senderos de hace 23 años y supe que algunos habían muerto (uno siempre postergando un encuentro que ahora nunca se podrá dar), que otros se han perdido en el espacio infinito que nos rodea, sin dar muestras de vida, que algunos han permanecido en el lugar y están siempre a la espera del reencuentro. Que mirarse de nuevo y reconocerse después de tantos años nos saca lágrimas de felicidad. El sentimiento no se puede explicar, una mezcla más bien. Que un abrazo con los cómplices de tanta ventura y compartir con ellos nos eleva de nuevo y nos hace dar gracias a la vida.

Tantas cosas por contar. Los viajes, las vivencias afuera y adentro, la tristeza de la partida de los que ya no están, el saber que se está vivo y que se tendrá que vivir con el dolor de la ausencia, que nunca pasa pero que se puede mitigar en la medida de lo posible. La política (la de antes y la de ahora). Las fiestas de aquellos días, con sus momentos “kodak”, vívidos ahora como entonces. Las lágrimas. Las risas. La confianza, que jamás se pierde, como un sello en la piel. Las voces (las de ahora y las de entonces). Los abrazos muy sentidos. El pasar de uno por la vida, y no de la vida por uno. Los votos por que los encuentros futuros no demoren tanto esta vez. Los secretos (los de aquel momento y los de ahora). Nada de despedidas, porque a decir de Gibrán, existen sólo los encuentros. La belleza de la solidaridad. Un mundo diferente, ojalá pudiera multiplicarse…

7 comments:

Waiting for Godot said...

Que bello eres Oswaldo. Muy tierno. Besos.

Oswaldo Aiffil said...

Hola tierna Waiting. Así soy yo, aunque habrá quien me vea diferente, siempre es según el cristal, jejeje. Gracias y un beso!

Pansy said...

Hermosa foto, y escribiste algo que me llego muy adentro, que me estremecio: "... supe que algunos habían muerto (uno siempre postergando un encuentro que ahora nunca se podrá dar)...)
Nada mas cierto, despues nos quejamos...
Ese sitio es para mi magico!, recuerdo que el viaje por carretera a mi me encantaba y aun me encanta pero si manejo yo! tambien estuve trabajando cierta epoca alli y tengo hermosos recuerdos!
Espero que estes muy bien!

Antonieta H. said...

¿existe alguien que no te vea así de tierno como te vemos nosotros? dime quien es para darle un cocotazo :P.

Saluditos Oswaldo un abrazo margariteño :)

Oswaldo Aiffil said...

Hola Pansy! Gracias! El sitio es mágico, se siente en el ambiente. Y si además tienes el privilegio de vivir allí, entonces no se puede pedir más. Gracias por tu buena vibra. Un beso!

Hola Bluesoul! Claro que debe haberlas. Uno no es moneda de oro para que todas lo quieran, ¿cierto? Sin embargo me siento querido :) Un beso Bluesoul!

Gustavo Pérez said...

Simpre he soñado e imaginado, como será la experiencia de volver a esos lugares donde he dejado personas especiales y algunos amigos, y reencontrarme con ellos, conocer que ha sido de su vida, observar como los años han pasado por ellos y tratar de contarles también sobre mis logros, éxitos y pesares.

Creo que sería un buen momento lleno de alegría y nostalgia.

Saludos

Oswaldo Aiffil said...

Hola Guso! La experiencia es única y muy enriquecedora. Uno quisiera que no terminase jamás. Pero el tiempo, siempre implacable. Un gran abrazo!