Mirando
alrededor del restaurant nos damos cuenta que en todas las mesas, sin
excepción, hay una persona sin articular palabras, mientras concentra toda su
atención en la pantalla de un teléfono celular. Peor aún, hay algunas mesas donde
las cuatro personas que las conforman están mirando la pantalla de sus
celulares y apenas si se cruzan palabras entre sí.
¿Cuánto
ha cambiado el mundo desde que internet y los dispositivos tecnológicos
irrumpieron con fuerza en nuestra vida cotidiana?
Si
bien sentimos que nos ha acercado la información hasta niveles indecibles e
impensables hace apenas décadas, también sentimos que nos ha alejado en lo que
se refiere a nuestras relaciones interpersonales.
El
acercamiento de la información no necesariamente debe ser visto como una
ventaja. Hoy más que nunca es difícil monitorear la formación de nuestros hijos
porque hay un nuevo amigo en la vecindad, un amigo invisible pero efectivo, que
dice lo que debe y lo que no debe, con una profundidad visual y capacidad de
captación nunca antes vista, sin dejar nada para la duda, sin controles de
ningún tipo, y con un alcance que se pierde de vista.
Una
información sobre cualquier tópico, considerada inadecuada, es descubierta en una
madrugada insomne y al momento compartida con decenas, que a su vez se
transforman en centenas, y dependiendo de la noticia, de su impacto y de la
capacidad de penetración de “las repetidoras” puede llegar a miles, millones en
muy corto tiempo.
Para
el momento en que alguien note el impacto negativo de la nota, el alcance de la
misma se ha expandido tanto que ya es imposible recogerla, corregirla,
explicarla con la pedagogía requerida y con las palabras adecuadas a la edad
del receptor.
La
capacidad investigativa de los infantes también ha llegado a niveles muy bajos.
Ya no es común que un niño pida a sus padres que lo lleve a una biblioteca indagar
o pesquisar sobre una materia escolar, cualquiera que ésta sea, o verlo
indagando en enciclopedias o libros de texto para realizar una tarea solicitada
por la maestra. Medios como Google o Wikipedia se encargan de poner al alcance
de los niños información que muchas veces no está comprobada científicamente, y
con eso hacen tareas de manera automática, obteniendo la calificación
correspondiente con suma facilidad.
Eso
por una parte. Por la otra los aleja de la necesaria socialización, de
compartir cara a cara con amigos con ideas y modos de ser diferentes o
parecidos. Es común que se hable de tener 500 “amigos” a los que nunca le han
visto la cara, de “trending topics”o tendencias de Twitter, de “buzzs”
(cuchicheos) de Facebook. Es triste saber que esos jóvenes con 500 “amigos”
apenas si intercambian palabras cuando llegan a sus casas con su madre, padre,
hermanos, nana, cachorrito o cualquier ser vivo que ose atravesarse en su
camino desde la puerta hasta el ordenador. Apenas se escucha “ción”, “…la”, “…ién”
antes del portazo de su habitación, de donde habrá que sacarlo a la fuerza para
que cene con la familia, con ojos enrojecidos y la mente en todas partes menos
en la mesa del comedor, mientras que en su cuarto todos los canales de
comunicación están en modo de pausa, esperando para engullirlo entre sus
tentáculos hasta bien entrada la madrugada.
Sin
lugar a dudas queda abierto un debate acerca de cómo establecer canales
eficaces de comunicación con los niños y adolescentes en esta era de la
información al alcance de un click en
el ordenador o el teléfono celular.
Hijos
con muchos más amigos virtuales que en el mundo real podrían ser el indicio de
que algo anda mal en sus vidas, y en nuestras vidas…
*Imagen de www.chiquitrulis.blogspot.com
2 comments:
Yo pienso q' muchas cosas buenas en el mundo tecnológico, nos hace retroceder como una sociedad en ves de avanzar verdaderamente :(
Muchos hablan de avances tecnológicos que traen cosas positivas al mundo, pero definitivamente nos alejan de ese contacto humano q' tu describes aqui en tu post.
Es triste de verdad ver como sales a compartir con amistades y lo menos q' haces es compartir con ellas. Ese ejemplo q' describes tu de las personas en la mesa me pasó a mi hace unos meses atrás. Habia salido como con 4 personas a comer pizza. Mientras esperabamos la pizza, traté de entablar una conversa amena con todos y casi nadie me prestó atención por estas pegados a sus blackberrys. Tuve q' pegarles un grito para q' me prestaran atención. Mi comentario en el momento fue: ¿y vinimos a compartir para ignorarnos? Y todos se apenaron y guardaron sus teléfonos...por 5mins :-/
Pero bueno, alveces muchas cosas buenas pueden llevar a algo malo. Espero q' esta onda medio-antisocial pase de moda ya para así poder tener ese contacto humano verdadero.
Saludos ;)
Hola Marole! De acuerdo con esto último, sobre todo para rescatar a tanto muchacho ajeno a la realidad, pegado a la pantallita. Muchos besos mi linda!
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