"Dicen que las personas abren su corazón cuando están frente al mar". N.P. Banana Yoshimoto
Friday, April 28, 2006
Amores del siglo XXI
En estos días de píldoras de repotenciación sexual, de muñecas inflables que satisfacen el deseo, de sexo virtual vía internet, de matrimonios que duran minutos, y a veces hasta segundos, en estos mismos días sobrevive el amor.
Son historias de todos los días, con protagonistas de carne y hueso que nos pasan por el lado mientras caminamos por las calles de nuestras ciudades, sin que tengamos el mas ligero pálpito de lo que ocurre en su interior.
Ella trabaja en una prestigiosa cadena de tiendas de la ciudad. Muy linda, preciosa, ya entrados sus cincuenta, con sus hijos profesionales, ya casados, viviendo sus vidas independientes. Mucha gente va a la tienda no sólo por comprar sino por hablar con ella. Ella habla con todos. Derrocha simpatía, a raudales. Comparte con todos. Los quiere como su familia, y ellos le retribuyen.
Vive con su esposo, quien está hastiado ya de la vida en matrimonio. Busca cualquier excusa para no estar en casa, sobre todo cuando ella más lo necesita. Los fines de semana se marcha hacia la casa de campo que ambos comparten en las afueras de la ciudad. Allí se pierde entre el follaje, la plantación, las cervezas, los amigos. Nada quiere saber de su casa. La misma donde ella lo espera infructuosamente. Prefiere estar allí a sus anchas, sin deberes, sin reproches, sin ella, por que no decirlo.
Mientras, y para no quedarse sola en casa, ella toma guardias adicionales en su trabajo. Va los fines de semana y de verdad que la pasa muy bien, porque todos la conocen y la consienten. Son felices de verla allí durante el fin de semana. Ajenos a su triste realidad. Una realidad que ella no refleja en su amplia sonrisa y en sus bellos ojos.
Uno de esos dias, estaba atareada como de costumbre, cuando de pronto se tropezaron las miradas. Fue algo inusitado. Algo decían esas miradas. Algo muy particular. No era un cliente más. No se sabe cuando tiempo duró la mutua contemplación. Quizás segundos. Quizás minutos. Y luego todo continuó como de costumbre. Pero ya no volvería a ser igual para ninguno de los dos.
El tardó varios días en volver. Quizás atormentado por sus pensamientos. Sabía en el fondo que días atrás no había visto a alguien más. En su mente la escena se repetía infinidad de veces. No resistió y regresó. No iba sólo esa vez. Iba de la mano con su esposa. A medida que avanzaban dentro de la tienda, su corazón latía cada vez más fuerte. Su esposa no lo notaba, distraída como andaba mirando los perfumes y las cremas. Las miradas se volvieron a encontrar.
Ella no pudo evitar que de sus ojos brotara una lágrima. Como pudo la disimuló. El no estaba sólo. Era evidente. Su esposa era incisiva. Miraba los perfumes y lo miraba de vez en cuando. Le preguntaba cosas. El respondía con monosílabos. Su mente no estaba allí. Estaba en esos ojos a los que había vuelto, según el sin proponérselo.
Ella se sentía triste porque una vez mas el destino le había dicho que no tendría oportunidad. Pero el regresó de nuevo, esta vez sólo. Y hablaron. En pocos minutos parecía que se hubiesen conocido de toda la vida. Y ambos sentían algo. Algo diferente. Mariposas en el estómago, por decir algo. Se citaron. Salieron a cenar en un restaurante y buscaron un rincón muy discreto para platicar. Pocas palabras bastaron para decir lo que ya se sabía. Era amor. Hubo flores de por medio. Mucho cariño. Hablaron de sus destinos. Sabían que la sociedad los condenaría. Pero ninguno de los dos quiso dar un paso atrás. De nuevo era amor. Lo que a ambos les había sido negado en sus respectivos hogares. ¿Serían almas gemelas según Brian Weiss? Quien sabe.
Desde ese día volvieron a verse muchas veces. Unas a escondidas y otras no tanto. La felicidad había venido para quedarse.
Los clientes de la tienda notaron un brillo extraño en sus ojos, mas luminosos que de costumbre. Pero como amigos que eran no se atrevieron a preguntar. Tan sólo la halagaban con cumplidos que ella recibía alegremente. Ella era feliz como pocas veces en su vida. Estaba viviendo su segundo debut. O puede ser que nunca había recibido amor de verdad. Estaba viviendo.
Un buen día, después de una exquisita cena, durante la sobremesa, vino lo inesperado. El se llevó las manos a la cabeza. No atinaba a decir palabra alguna. Se quejaba débilmente. Ella lloraba y lloraba sin saber que hacer. Ni mucho menos que decir. ¡Terror! Vinieron los paramédicos y lo llevaron con urgencia a una clínica. Había perdido el conocimiento.
Después vino el vía crucis. Ella temía ir a verlo. Sabía que no debía. Allá lo rodeaban sus familiares, su esposa, sus hijos. ¿Quién era ella para ellos? A través de una enfermera supo que estaba internado en terapia intensiva, en estado muy grave. Accidente cerebro-vascular fue el diagnóstico. Al borde de la muerte.
Y lloró muchísimo en su soledad. Los días se hicieron interminables. Las horas muy pesadas. Trató infructuosamente de comunicarse con la clínica pero todas las llamadas terminaban en un ¿Quién es usted? Lloró lo inimaginable. El cuento de hadas había terminado de la manera menos esperada.
Su mirada volvió a ser triste. Supo por un amigo común que su adorado había superado lo mas difícil. Sobrevivió. Pero había perdido el habla y la movilidad de algunos miembros de su cuerpo. Se hallaba postrado en una silla de ruedas y no podía articular palabras. Se comunicaba por señas.
Nunca más lo volvería a ver de nuevo. Era lo lógico de pensar. La vida había sido muy dura con ella. Tan difícil que es encontrar el amor verdadero y tan fácil y repentino que fue dejarlo ir. ¿Será que no era su momento? ¿Qué no era su alma gemela?
Esta mañana se levantó como de costumbre. Tomó su auto y se dirigió hasta la tienda. Día normal. Sin vicisitudes a la vista. Los clientes. Los empleados. Lo de siempre. Un día extrañamente agitado en la tienda. Mucha gente vino. Todos esmerados en atender, en servir. Dentro de todo este agite se acerca alguien en silla de ruedas. Es costumbre ver gente así en la tienda pues hay un centro de rehabilitación en la misma cuadra. ¡Lo imposible! ¡Era él!
¿Cómo llegaste aquí? ¿Cómo has estado todo este tiempo? Tantas preguntas acumuladas. Sin respuesta. Sólo señas. El no puede hablar. Lo acompaña una enfermera, quien cuenta que llegaron allí guiados por el, quien señalaba en una revista el logotipo de la tienda. Al preguntársele si quería ir hasta allí asintió. Y estaba allí de nuevo. En su silla de ruedas, sin poder articular palabras pero estaba allí. Es el amor que todo lo puede. Con las miradas se dijeron todo. Queda pendiente su restablecimiento. De nuevo el amor, que todo lo puede. Son amores del siglo XXI…
Las enseñanzas de Gandhi
Esta es una anécdota importante sobre las enseñanzas del Mahatma Gandhi:
El Dr. Arun Gandhi, nieto de Mahatma
Gandhi y el fundador del Instituto M.K. Gandhi
para la vida sin violencia, en una de sus
conferencias, compartió la siguiente historia como un
ejemplo
de la vida sin violencia en el arte de educar de
sus padres:
Yo tenía 16 años y estaba viviendo con
mis padres en el instituto que mi abuelo había fundado
a 18 millas en las afueras de la ciudad de Durban, en Sudáfrica, en medio de plantaciones de azúcar. Estábamos bien adentro del país y no teníamos vecinos, así que a mis dos hermanas y a mí siempre nos entusiasmaba el poder ir a la ciudad a visitar amigos o ir al cine.
Un día mi padre me pidió que le llevara a la ciudad a
asistir a una conferencia que duraba el día entero.
Como iba a la ciudad, mi madre me dio una lista de
cosas del mercado que necesitaba y mi padre me pidió
que me hiciera cargo de algunas cosas pendientes como
llevar el auto al taller.
Cuando me despedí de mi padre, él me dijo:
- Nos vemos aquí a las 5 p.m. y volvemos a la casa
juntos. Después de completar todos los encargos, me
fui hasta el cine más cercano, y me enfoqué tanto con
la película, (una película de John Wayne), que me
olvidé del tiempo. Eran las 5:30 p. m. cuando me
acordé.
Corrí al taller, conseguí el auto y me apuré hasta
donde mi padre me estaba esperando. Eran casi las 6
p.m. Él me preguntó con ansiedad: - ¿Por qué llegas
tarde?
Me sentía mal por eso y no le podía decir que estaba
viendo una película de John Wayne. Entonces le dije
que el auto no estaba listo y tuve que esperar. Esto
lo dije sin
saber que mi padre ya había llamado al taller.
Cuando se dio cuenta que había mentido, me dijo:
- Algo no anda bien en la manera que te he criado,
pues no te he dado la confianza de decirme la verdad.
Voy a reflexionar qué es lo que hice mal contigo. Voy
a caminar las 18 millas a la casa y pensaré sobre
esto.
Así que vestido con su traje y sus zapatos elegantes,
empezó a caminar hasta la casa por caminos que ni
estaban cementados ni iluminados. No lo podía dejar
solo,así que yo manejé 5 horas y media detrás de él.
Viendo a mi padre sufrir la agonía de una mentira
estúpida que yo había dicho, decidí desde ahí que
nunca más iba a mentir.
Muchas veces me acuerdo de este episodio y pienso: ¿si
me hubiese castigado de la manera que generalmente se
castiga a los hijos, hubiese aprendido la lección? No
lo creo. Hubiese sufrido el castigo y hubiese seguido
haciendo lo mismo, pero esta acción de no violencia
fue tan fuerte que la tengo impresa en la memoria como
si fuera ayer. Esto es el poder de la vida sin
violencia.
Monday, April 24, 2006
Los nietos de Lennon
Ayer estuve en una fiesta infantil a la cual fuimos invitados.
Normalidad total para ese tipo de eventos a no ser por un acontecimiento muy particular, que me trajo a la memoria un artículo publicado hace varios años en la revista brasileña “Veja” de Sao Paulo.
El hecho en si es que pude observar como un infante de corta edad, alrededor de los 7 años, gritaba airadamente a su madre por cualquier incomodidad que tuviese en la fiestecita, la amenazaba delante de todos y la apuntaba con su dedo índice acusador. La progenitora soportaba estoica y calladamente el castigo. Momentos después el jovencito estalló en cólera y golpeó repetidas veces con furia a su mamá.
Algunos de los invitados pudimos presenciar el hecho pero verdaderamente es difícil intervenir cuando se trata de madre e hijo. ¡Ni pensar en reprender al nené! ¡Mucho menos tocarlo! Puedes terminar siendo aplastado por ambos seres por entrometido o algo similar como mínimo. Quedé atónito y sólo pensaba en el porqué de la actitud pasiva de la madre, lo cual para mi era el peor ejemplo de educación que ella le transmitía a su pequeño hijo. ¿Qué será de el en el futuro?
Volviendo al artículo de la revista “Veja”, escrito por Walcyr Carrasco, me permito traducirlo del portugués y ofrecérselos a ustedes. Quizás puedan ver a algunos seres reflejados allí, así como yo vi al niño de la fiesta de ayer.
Se titula “Los Nietos de Lennon. Casos de Angelitos que Jamás oyeron un no”:
“Nada como unas buenas vacaciones para sufrir una crisis histérica con los niños. No con todos, claro. Me refiero a un tipo especial de angelito, cada vez mas frecuente en las ciudades.
Sus padres, tíos y abuelos amaban a Los Beatles y a los Rolling Stones. Frutos de una ensalada de teorías libertarias (y leyes protectoras), las criaturitas lo pueden todo –y atormentan a todos.
Hace tres semanas, una pareja fue a almorzar en mi casa, con la hija.
Serví macarrones con salsa pesto. La “señorita”, del alto de sus siete años, lo probó, torció la nariz y declaró a gritos:
-¡¡Está horrible, horrible!!
Me hice el desentendido, pensando que la madre debía estar muerta de la vergüenza.
Pues no. Estaba feliz, y hasta orgullosa:
-Mi hija es muy auténtica.
La auténtica comenzó a golpear el plato con la cucharilla, esparciendo la salsa pesto por el fino mantel.
Apreté los labios, tenso.
El padre sonrió: -Creo que no estuvo feliz la elección del menú. Ella prefiere helado. Tiene la manía de mezclar helado con tocineta (bacon).
Prometí para mis adentros servir bofe (intestino de res) con azúcar quemada si alguna otra vez me volvía a encontrar de nuevo con ellos. Mi madre me obligaba a comerlo y a fingir que me gustaba. Ahora, en tanto debo continuar con mi apariencia gentil mientras la joven `gourmande` me lanza una tira de spaghetti en los lentes.
Recientemente, en una librería, vi a un niño agarrar un rollo de papel de una de las maquinitas de calcular de la librería. Mientras la pobre empleada intentaba salvar sus cuentas, la madre observaba plácidamente la escena.
Conozco otro muchachito que, apenas llegado a casa ajena, se lanza con los zapatos sucios sobre el sofá, tira las almohadas y agarra los ceniceros de vidrio sin escuchar apenas un ¡ah! de la madre, que a su vez mantiene la expresión extasiada porque el es “muy experto”.
Estuve cerca de un ataque cardíaco cierta vez que decidí llevarlo a pasear a un Centro Comercial (mall). Correr detrás de él por las tiendas fue equivalente a entrenar para un maratón. El simplemente parecía incapaz de percibir el sentido de la palabra “no”.
Para los espíritus aventureros, el ideal es ir los fines de semana a los Centros Comerciales (malls) y convivir con la nueva generación de `Lucies in the sky`.
Son centenas de niños agitados como abejas y dispuestos a picar en las piernas ajenas, como si los adultos fuesen un estorbo.
Lo peor: el espíritu anti-represor de la educación parece dar como resultado a pequeñas personalidades autoritarias.
-¡Papá, quiero pizza!
-Pero...
-¡Ya, papá. Ahora mismo!
Algunos tienen manías que me sorprenden.
Me llevé un susto en el restaurant japonés. Una niña, de unos ocho años, llegó con sus padres. Pidió, muy sofisticada:
-Sushi. Pero sólo de atún, con poca mostaza. Cuidado. La otra vez exageró. Y rápido, que tengo hambre.
El empleado del restaurant se le quedó mirando, casi en shock, con la cara erguida. Cerré los ojos para no ver más. Cuando los abrí, ella comía ágilmente, con los palitos japoneses.
Ya había visto escenas semejantes en tiendas.
Como la de un muchacho:
-¡¡Estos zapatos deportivos jamás, nunca jamás!!
El papá, tímidamente:
-Pero hijo, es igual al otro y hasta más barato...
-¡¡Yo sólo uso los de mi marca!!
Muchos niños conocen los logotipos de las marcas, los perfumes, son expertos en computación, ninguno resiste a un videogame.
Hacen que los padres les compren lo que quieren, y por este motivo, los dueños y empleados de las tiendas los reciben con amplia sonrisa y más de un suspiro de picardía.
Perdí a una gran amiga por causa de su retoño.
Había resistido a todo: mordidas en las almohadas, libros destrozados.
Hasta el día en que olvidé que dejé la puerta abierta de mi casa.
El entró, corrió y se colgó de la baranda del balcón de un sexto piso.
Asustado, grité: -¡Sal de alli! ¡Te vas a caer!
El angelito sonrió, con una de sus piernas balanceándose en el vacío.
Miré para los lados y vi a la madre.
Ella leía una revista con toda su calma.
Me sentí el propio Indiana Jones. Di tres saltos, me lancé de cabeza, lo agarré como pude y lo tiré al piso.
La madre vino furiosa:
-Tu no tienes derecho. Dejaste al niño fuera de si. Le impediste tener la experiencia integralmente. ¿Como va a reaccionar su cabecita?
-¿Caer del sexto piso es una experiencia integral?
Muchas veces, me dan ganas de darles un tremendo pellizco, a la antigua, a algunos de esos nietos de Lennon. Pero me contengo. La culpa, al final, no es de ellos, sino de una generación de país con horror a la palabra “no”. Y un buen “no”, sinceramente, no le hace mal a nadie”.
Friday, April 21, 2006
Kamikazes
En estos tiempos escuchamos casi todos los meses de los atentados que efectúan los hombres de las brigadas Al-aqsa en Israel. Los así llamados mártires se forran el cuerpo con explosivos y penetran en territorio israelí para hacerse estallar en sitios públicos donde puedan causar el mayor numero de bajas posibles.
Se dice que lo hacen con mucha alegría porque con ello tienen ganado el cielo.
Todos recordamos también los atentados del 11 de septiembre. Las grabaciones de las cajas negras de los aviones estrellados y los videos obtenidos de las cámaras de seguridad de los aeropuertos muestran a unos hombres muy felices mientras se dirigían a ejecutar el atentado suicida.
¿De donde viene esa tendencia a luchar mediante la entrega voluntaria de la propia vida por obtener una causa?
Se ha hablado de que la aviación rusa, durante la invasión alemana, tenía instrucciones de estrellar en algunos casos sus aviones contra los bombarderos de la Luftwaffe para evitar daños mayores durante los bombardeos a Moscú, pero los más famosos evidentemente son los aviadores japoneses conocidos mundialmente como “kamikazes”.
La palabra proviene de unas tormentas que arrasaron la flota invasora de los mongoles en su intento de invadir a Japón en el siglo XIII. Los japoneses las llamaron Kami Kaze o “Vientos Divinos”.
Hace poco terminé de leer el libro de Albert Axell e Hideaki Kase (ver fotografía) con el mismo título del post.
Impresionante y estremecedor.
El Cuerpo de Ataque Especial, Tokkotai o Kamikaze, se creó en octubre de 1944 como una forma de dar vuelta a lo que parecía ser una derrota inminente de Japón dada la superioridad tecnológica y numérica (en hombres, aviones, barcos y armamentos) de las fuerzas aliadas en el Pacífico Sur. Fue creado por el Almirante Takijiro Onishi, de la armada japonesa.
El numero de voluntarios para las misiones suicidas era tres veces superior al numero de aviones disponibles para el ataque. Pertenecer al grupo era considerado una cuestión de honor y lealtad al país y al Emperador.
El capitán del primer ataque especial, como fueron llamados, fue el Teniente Yukio Seki. Fue el 26 de octubre de 1944 contra el buque norteamericano “Saint Lo”. Participaron 26 aviones de los cuales la mitad iba de escolta y la otra mitad en acción suicida.
Muchos de los pilotos voluntarios tenían edades comprendidas entre los 17 y 20 años. La mayoría lo hacía por extremo patriotismo. También se les decía que morir así era vivir para siempre porque inmediatamente se convertirían en dioses que serían venerados en el templo Yasukuni de Tokio.
No se requería gran experiencia de vuelo y el entrenamiento por lo general tomaba muy poco tiempo. Eso si, los pilotos instructores eran por lo general expertos pilotos de combate con muchas horas de vuelo a sus espaldas. Se comprende el poco tiempo del entrenamiento cuando se observa que los noveles pilotos ni siquiera tenían que aprender a aterrizar porque simplemente no era necesario.
Entre octubre de 1944 y enero de 1945 los aviones kamikaze hundieron 16 barcos aliados y causaron daños a mas de 90. En ese lapso los japoneses perdieron 1200 pilotos (700 del ala aérea del Ejercito Imperial al mando del General Tominaga y 500 de la armada, al mando del Almirante Onishi).
Nada mas en la batalla de Okinawa hubo mas de 900 ataques aéreos contra los aliados, cayeron mas de 4000 aviones japoneses de los cuales 1900 eran vuelos kamikazes. Se cuenta que el aspecto mas terrorífico y espectacular de esa batalla fue la intensidad de los ataques kamikazes contra la flota aliada, que en algunos días rebasaron las 10 horas continuas de ataque, el infierno mismo pues. Se dice también que eran espectaculares las muestras de valentía de los soldados aliados en las naves de combate ante un enemigo que caía sobre ellos como un enjambre de abejas desde todas las direcciones posibles.
Los ataques kamikazes sembraron de horror y destrucción el Pacífico pero no pudieron cambiar el curso de la guerra, que culminó como sabemos con la rendición incondicional de Japón y aunque causaron enormes daños nunca llegaron a hundir a ningún portaaviones grande.
Son famosas las cartas de los pilotos antes de despegar. Muchas se encuentran en museos en Kyushu y otras partes de Japón como testimonio de lo que fueron estos pilotos. He aquí un fragmento de una de ellas, escrita por el Teniente Isao Mazuo, en vísperas de despegar hacia la muerte:
“Queridos padres. Felicítenme. Me han ofrecido una espléndida oportunidad para morir. Este es mi último día. El destino de nuestra patria depende de la batalla decisiva en los mares del sur, donde caeré como lo hacen las flores de los cerezos lozanos. Seré un escudo para Su Majestad y moriré limpiamente con el jefe de mi escuadrón y otros amigos. Me gustaría poder nacer siete veces para poder castigar al enemigo en cada una de ellas. ¡Cuánto aprecio esta oportunidad que se me ofrece para morir como un hombre! (…) Seremos 16 guerreros cayendo sobre el objetivo. Nuestra muerte será rápida y limpia como el cristal que se hace añicos”
Sunday, April 16, 2006
Mi encuentro con María, en Cúcuta, Colombia
Fue en noviembre de 1993. Recuerdo que fuimos a una ciudad llamada San Cristobal por asuntos de trabajo. Eramos tres personas y teníamos una agenda repleta. Me pareció bastante dificil poder cubrir todos esos puntos en un sólo dia pero asi salimos.
Tomamos un avión que nos trasladó a la fronteriza ciudad de San Antonio del Táchira, desde donde en minutos te pones en el vecino pais de Colombia. Despues de aterrizar tomamos un taxi que nos trasladó durante una hora hasta San Cristobal donde rápidamente comenzamos nuestra reunión. Como dije antes eran muchos puntos por cubrir y yo había estimado que ibamos a dormir esa noche alli para poder terminar la agenda al dia siguiente, pero mis colegas aceleraron la dinámica de la reunión en lo posible. Al mediodia nos invitaron cordialmente a almorzar y la pasamos muy bien alli. La gente de esa ciudad es muy atenta y cordial asi que pasamos mas tiempo del que teníamos estimado, aunque no me quejaría porque fue muy grato y la comida estuvo excelente. De nuevo en la oficina apuramos la agenda en lo posible porque nuestro vuelo despegaba a las 5pm del aeropuerto de San Antonio. Por mas que nos apuramos con la agenda, terminamos a las 4:15pm, hora en la cual salimos raudos hacia el aeropuerto pero no contábamos con que había mucho tráfico de vuelta y a pesar del esfuerzo del chofer del taxi cuando por fin arribamos al aeropuerto tuvimos que contemplar inermes nuestro avión despegando de la pista, siendo el único vuelo de retorno a Caracas ese dia.
¡La torta!
Perdimos el único vuelo. ¿Que hacer? Mi opción fue volver a San Cristobal porque tenía temor de quedarme a dormir en San Antonio, peligrosa ciudad fronteriza donde todo lo que leía en los periódicos de Caracas tenía que ver con secuestros y narcotráfico. Pero mis dos colegas tenían un plan diferente: quedarse en San Antonio e ir a cenar a Cúcuta, Colombia (en la foto del post)!!
Por mas que supliqué que nos devolvieramos a San Cristobal se decidió por mayoría de 2 contra 1 cenar en Colombia. Lo acepté pero confieso que estaba aterrorizado por lo que nos pudiera pasar. Llamé a mi casa e informé que habíamos perdido el vuelo y que regresaríamos al dia siguiente, sin informar de nuestro destino para no sembrar la alarma. Luego de registrarnos en un hotel de San Antonio, donde aspirabamos a pasar la noche despues de cenar en Colombia, partimos hacia Cúcuta. Nunca antes había estado en Colombia. Rodamos alrededor de 40 minutos hasta llegar a Cúcuta. Uno de mis colegas ya había estado alli por lo que nos sirvió de guía. Cenamos en un restaurante de allá y luego salimos a dar unas vueltas y, ¿por que no? por unas cervezas tambien. La ciudad es bonita, grande, la cruza un río llamado Pamplonita. Tomamos algunas cervezas en un bar del centro y pedimos detalles acerca de donde pasar un buen rato y nos indicaron que en el boulevard del Pamplonita. Un sitio donde hay muchísimos árboles y puestos ambulantes que venden hamburguesas y cervezas.
Alli conocí a María, una colombiana muy hermosa y simpática que atendía uno de los puestos donde expendían cervezas. Era linda, quizas rondaba los 40 años de edad pero tenía un porte muy juvenil. Por supuesto que nos quedamos a tomar las cervezas alli y de inmediato comencé a conversar con ella porque además hicimos buena química, al punto que cuando llegó la hora de irnos, la cual previamente convinimos a las 9pm yo mismo pedí que nos quedaramos mas tiempo. Ahora es que empezaba a ponerse buena nuestra conversa. Mis amigos tuvieron que resignarse a petición mia, muy sorprendidos por el cambio de actitud.
Hablamos de todo, de lo humano y lo divino, de nuestra vida, nuestros estudios, nuestras ciudades y hasta de nuestros matrimonios. Yo tenía en ese entonces tres años de casado y María diez. Platicamos de las bondades y los bemoles de vivir en Caracas y en Cúcuta contrastando las diferencias y similitudes. Le dije que me había llamado mucho la atención que los negocios abrían hasta pasadas las diez de la noche sin problemas aparentes, cosa que en Caracas no se estila por la misma peligrosidad de la noche.
Hablamos de lo bueno y lo malo de estar casados. Sin tapujos nos confesamos lo que pensabamos de la unión matrimonial. Es como si nos conociésemos de toda la vida. Me encantó conversar con ella durante mas de seis horas. Maria decidió no atender personalmente a nadie esa noche, aparte de mi (que privilegio) y yo tuve que pagar todas las cervezas que mis amigos se bebieran durante todo el tiempo adicional que nos quedaramos para que no pusieran objeción alguna en quedarse, mesa aparte, por supuesto.
Entonces la noche quedó para los dos. Son esos encuentros que yo llamo mágicos porque ni siquiera te lo propones y de repente ocurren. Yo sabía lo dificil que era para mi volver a Cúcuta y para María ir a Caracas asi que disfrutamos a nuestras anchas de la conversa improvisada. Como a las 3:30am del dia siguiente decidimos partir, en parte porque muchos de los negocios alrededor estaban cerrando y temiamos quedarnos sólos alli hasta amanecer, aunque a mi no me hubiese costado nada.
Hubiese dado todo por alargar esas magnificas horas. Es que cuando haces química espontánea con alguien asi el tiempo se hace corto, demasiado corto. Al final salimos en plena madrugada hacia San Antonio, en Venezuela. Yo, el que no quería ir, había estado por voluntad propia hasta casi las 4am en Colombia, disfrutando de la mas amena de las conversaciones con María, una hermosísima colombiana que no olvidaré jamás.
Nunca mas tuvimos contacto porque María me confesó de los celos de su marido, por lo que decidimos no intercambiar teléfonos. No se de la suerte de María. De ella sólo me quedó un momento mágico, de esos que se viven sólo una vez en la vida.
Dios te guarde María, donde quiera que estes.
Thursday, April 13, 2006
En manos del destino (cuento zen sobre Oda Nobunaga)
Un gran guerrero japonés llamado Nobunaga decidió atacar al enemigo aunque tenía solamente una décima parte del numero de hombres que la oposición tenía.
Sabía que ganaría pero sus soldados se mostraban dudosos.
En el camino se detuvo en un santuario Shinto y le dijo a sus hombres: “Después de visitar el santuario arrojaré al aire una moneda. Si sale cara, ganaremos; si sale sello, perderemos. El destino nos tiene en sus manos”.
Nobunaga entró al santuario y ofreció una plegaria silenciosa. Salió y arrojó al aire una moneda. Salió cara. Sus soldados estaban tan ansiosos de combatir que ganaron fácilmente la batalla.
“Nadie puede cambiar la mano del destino”, le dijo su asistente después de la batalla.
“Claro que no”, dijo Nobunaga, mostrándole una moneda que tenía caras por ambos lados.
Sunday, April 09, 2006
El Tao Te King
El Tao Te King es un libro filosófico que, junto con el Lie Tse y el Chuang Tse representan la trilogía más famosa de libros taoístas.
Originalmente fue dedicado a todos los hombres sabios y a los jefes de gobierno que buscaban la gracia y la ecuanimidad en sus acciones.
Significa el libro (King) de cómo (Tao) funcionan u ocurren las cosas (Te). Lo lees una vez y crees encontrarle un sentido. Lo dejas un tiempo y cuando vuelves a él le encuentras otros matices. A veces da la impresión de estarse leyendo por primera vez. Hay también quien no le encuentra sentido.
Cuenta una leyenda que el libro fue escrito en palillos de bambú. Un buen día esos mismos palillos escritos ordenadamente cayeron al piso accidentalmente y el libro se desordenó. Desde ese día el libro es leído desordenadamente y esto se aduce como una de las razones de su difícil interpretación o entendimiento. Según la misma leyenda, sólo los sabios son capaces, al leerlo, de ordenarlo correctamente.
A pesar de este hecho se trata de un libro único y de gran belleza.
Se ha escrito muchísimo sobre el Tao Te King. Ha sido traducido infinidad de veces en más de cincuenta idiomas pero aún así se considera "intraducible". Es interesante por ejemplo revisar tres diferentes traducciones al español y notar que existen sutiles diferencias entre si, y a veces no tan sutiles. Los que han intentado traducirlo literalmente se han encontrado con un libro al que no se le encuentra sentido ni significado alguno. Algunos autores se han tenido que adentrar profundamente en el taoísmo para poderlo “entender” y “traducir”.
El libro (en eso coincide la mayoría) fue escrito hacia los siglos III o IV antes de Cristo por Lao Tse, personaje del cual muy poco se sabe. Lao Tse significa literalmente “niño viejo”. Cuentan que nació canoso y arrugado y por ello lo llamaron asi. Fue contemporáneo con Confucio e incluso tuvo un encuentro con el.
En la época en que se escribió el libro, el idioma chino estaba en formación, lo que ha incidido en la dificultad de traducirlo, más aun a idiomas occidentales.
No es un libro religioso, ¿o si?, es mas bien filosófico, ¿o no?, ¿es de poesía? pareciera quizás por su belleza, pero... personalmente pienso que es un libro que trata sobre la filosofía del comportamiento humano ante las cosas mas sencillas de la vida, que al final vienen a ser como el origen de todo lo que nos rodea.
¿Qué es el Tao? Según Lao Tse: “El Tao que puede explicarse no es el Tao eterno. El nombre que puede nombrarse no es el nombre eterno. Lo innombrable es la realidad eterna. El nombre es el origen de todas las cosas. Al liberarse del deseo se comprende el misterio. Retenidos en el deseo sólo se ven las manifestaciones”.
El ideograma del Tao (en la foto del post) está compuesto de dos caracteres. Uno de ellos significa “cabeza” y el otro “caminar”, "avanzar" o "andar". La palabra ha sido traducida desde el chino de diversas maneras que a la vez son una sola. Significa el camino, el arte, el método, la vía. El Tao es el origen y la fuente de todo, es el movimiento armónico de las cosas siguiendo una Ley Natural, fluyendo como el agua.
Fíjense en los siguientes pasajes del libro y traten de asociarlos con cosas que les suceden a ustedes en su vida diaria o las que suceden en nuestro convulsionado mundo de hoy. Quizás allí encuentren alguna respuesta...
“Quienes saben no hablan.
Quienes hablan no saben”
“El Maestro actúa sin hacer nada
y enseña sin decir nada.
Las cosas aparecen y el las deja venir;
las cosas desaparecen y él las deja ir”
“Cuando creen conocer las respuestas,
las personas son difíciles de guiar.
Cuando saben que no saben,
las personas descubren su propio camino”
“La razón de que el Cielo y la Tierra
resistan y duren largo tiempo
es porque no viven para si mismos.
Por lo tanto pueden perdurar”
“Nada hay en el mundo
más blando y flexible que el agua.
Empero, para disolver lo duro
e inflexible,
nada hay que la sobrepase”
“Si quieres que algo se contraiga
primero debes dejar que se dilate.
Si quieres deshacerte de algo,
primero debes dejar que florezca.
Si quieres tomar algo,
primero debes dejar que te sea dado.
Esto se llama la sutil percepción
de la forma en que son las cosas”
“Los objetos preciosos desvían
al hombre.
Por eso el sabio se guía por lo que
siente y no por lo que ve.
El rechaza esto y elige aquello”
“Cuando la confianza es insuficiente,
no habrá confianza en retribución”
“Gobernar un gran país
es como freír un pececillo.
Se arruina si se le revuelve
demasiado”
“Por esto, el excesivo amor por
alguna cosa te saldrá muy caro
a la larga.
El acaparar demasiados bienes acarreará
una dura pérdida.
Saber cuando se tiene suficiente es
hacerse inmune a la desgracia.
Saber cuando detenerse es prevenir
muchos peligros.
Sólo así puedes durar largo tiempo”
Wednesday, April 05, 2006
VENEZUELA LLORA A SUS NIÑOS...
Venezuela amaneció muy triste hoy.
Nos enteramos que ayer en la tarde, en una población cercana a Caracas, aparecieron cuatro cuerpos inertes. Era lo que nadie quería que ocurriese. Eran ellos. Hace ya 40 días fueron secuestrados los hermanos Faddoul Diab. Bryan, de 17, Kevin de 13 y Jason de 11, quienes se dirigían a su colegio en Caracas cuando fueron súbitamente secuestrados junto al chofer de la familia, Miguel Rivas.
He leído que Albert Einstein le explicó una vez a un profesor que no existe el frío sino la ausencia de calor, que no existe la oscuridad sino la ausencia de luz y que tampoco existe el mal, porque es tan sólo la ausencia de Dios en nuestros corazones.
Hoy mas que nunca recordamos al poeta venezolano Andrés Eloy Blanco en “Los hijos infinitos” cuando escribió:
"Cuando se tiene un hijo,
se tiene al hijo de la casa
y al de la calle entera,
se tiene al que cabalga en el cuadril de la mendiga
y al del coche que empuja la institutriz inglesa
y al niño gringo que carga la criolla
y al niño blanco que carga la negra
y al niño indio que carga la india
y al niño negro que carga la tierra.
Cuando se tiene un hijo,
se tienen tantos niños
que la calle se llena
y la plaza y el puente
y el mercado y la iglesia
y es nuestro cualquier niño cuando cruza la calle
y el coche lo atropella
y cuando se asoma al balcón
y cuando se arrima a la alberca;
y cuando un niño grita,
no sabemos si lo nuestro es el grito o es el niño,
y si le sangran y se queja,
por el momento no sabríamos
si el ¡ay! es suyo o si la sangre es nuestra.
Cuando se tiene un hijo,
es nuestro el niño que acompaña a la ciega
y las Meninas y la misma enana
y el Príncipe de Francia y su Princesa
y el que tiene San Antonio en los brazos
y el que tiene la Coromoto en las piernas.
Cuando se tiene un hijo,
toda risa nos cala,
todo llanto nos crispa,
venga de donde venga.
Cuando se tiene un hijo,
se tiene el mundo adentro
y el corazón afuera.
Y cuando se tienen dos hijos
se tienen todos los hijos de la tierra,
los millones de hijos con que las tierras lloran,
con que las madres ríen,
con que los mundos sueñan,
los que Paul Fort quería con las manos unidas
para que el mundo fuera la canción de una rueda,
los que el Hombre de Estado,
que tiene un lindo niño,
quiere con Dios adentro y las tripas afuera,
los que escaparon de Herodes
para caer en Hiroshima entreabiertos los ojos,
como los niños de la guerra,
porque basta para que salga toda la luz de un niño
una rendija china o una mirada japonesa.
Cuando se tienen dos hijos
se tiene todo el miedo del planeta,
todo el miedo a los hombres luminosos
que quieren asesinar la luz y arriar las velas
y ensangrentar las pelotas de goma
y zambullir en llanto ferrocarriles de cuerda.
Cuando se tienen dos hijos se tiene la alegría y el ¡ay! del mundo en dos cabezas,
toda la angustia y toda la esperanza,
la luz y el llanto,
a ver cuál es el que nos llega,
si el modo de llorar del universo el modo de alumbrar de las estrellas.
Es verdad, todo en la vida cambia de sentido cuando se tienen hijos…
Hace unos días su madre escribió una carta a los secuestradores. La reproduzco porque no deja más nada que decir:
"Ustedes no se imaginan el daño tan grande que produce un secuestro en una familia, y, por ende, en una sociedad tan hermosa como la de Venezuela.
Bajo el nombre de Dios y con el nombre de miles de madres en todo el mundo, les quiero decir: los perdono.
No soy nadie en este mundo. Todos somos extranjeros en la Tierra de Dios. Sólo Dios y los representantes de El, perdonan.
Pero yo soy el mundo para Bryan, Kevin y Jason, y tengo la suficiente autoridad de perdonarlos.
No sé quiénes son y no sé dónde están o en qué trabajan, cómo viven o cuál su religión, pero sí sé que ustedes tienen padres, hermanos, familia o hijos... bajo esta relación familiar que cada uno de ustedes tienen con sus seres queridos, les imploro misericordia.
Les imploro misericordia por Bryan, que como ustedes deben saber es un muchacho excepcional y buen alumno; excelente hermano mayor y un buen hijo. Aparte de todo, se va a graduar dentro de poco con sus amigos del alma.
Misericordia por Kevin que nació tristemente con una cruz, que con todo el dinero del mundo no pudimos eliminar la parálisis de su vida, pero con mucho amor, fe en Dios, pudimos compartir su carga y hacerla más liviana.
Misericordia por Jason, quien fue un enviado por Dios para ayudarnos con la fuerte labor de Kevin y créanme que sí nos está ayudando muchísimo desde que nació. Misericordia por Miguel que es un excelente amigo y gran padre de dos hermosas criaturas, luchador día a día...
No estoy destruida como muchos lo piensan. No he tomado ningún tipo de calmante. Sólo he tomado el calmante de la oración y de la fe. Ahora es que tengo suficientes fuerzas para sacar adelante a esas criaturas que hasta ahora no se preguntan por qué fueron arrancadas de nuestras vidas camino a su colegio...
Ya ustedes señores secuestradores conocen a mis hijos. Saben que no son malos y saben que nacieron para no ser negociados... Si Dios los escogió para finalizar con la misión de esas criaturas, no puedo hacer nada para evitarlo. No soy nadie delante de ustedes ni delante de Dios. Sólo les suplico que lo hagan rápido y mientras ellos duermen, les suplico que le den una foto de cualquier santo para que no se sientan solos. Lo único que puedo yo hacer de mi parte es rezarle a sus ángeles para que la subida al cielo, sea rápida y hermosa..."
Subscribe to:
Posts (Atom)