“A ese infierno yo no vuelvo” se llama uno de los últimos libros que leí, escrito por Patricia Clarembaux y publicado por Ediciones Puntocero (2009). Se trata de un impresionante reportaje investigativo que Clarembaux hizo sobre la aplastante realidad de las cárceles en Venezuela.
Leerlo, aparte de hacerme poner en autos sobre la terrible realidad que vivimos, y de la que estamos rodeados, me hizo recordar otros libros del mismo tema que leí en los años 80, tales como “Soy un delincuente” de Ramón Antonio Brizuela y “Retén de Catia” de Juan Sebastián Aldana.
La cárcel en Venezuela es sinónimo de infierno, perdición, olvido, humillación, soledad, castigo, condiciones infrahumanas, impunidad, pobreza, violaciones a los más elementales derechos humanos y deseo ansioso de salir en libertad.
Y pensar que nadie está exento de ir a parar con sus huesos a una de ellas en cualquier resbalón de la vida, porque, citando brevemente a Francisco Suniaga en su libro “El pasajero de Truman” (Random House Mondadori, 2010): “Es innegable que los hombres, incluso los más normales, estamos poseídos por algún demonio. Y si a ese demonio, cualquiera sea el que nos toque llevar adentro, se le abre una rendija en el lugar en el que está arrinconado, escapa y termina condenándonos.”
Las experiencias vividas en prisión han sido fuente de inspiración de muchas canciones, que luego los presos toman como su himno de vida, el soundtrack de su estadía entre rejas. De ellas destaco las siguientes:
“La cárcel” de Carlos “Tabaco” Quintana y su Sexteto Juventud:
"Qué malo es estar, estar en la cárcel,
y qué soledad, qué soledad se siente,
cuando se desea la bonita libertad, oye,
cuando se desea mami, la bonita libertad."
“Las Tumbas”, especialmente compuesta por Bobby Capó para Ismael Rivera durante su estadía entre rejas:
"De las Tumbas quiero irme
no sé cuando pasará
las tumbas son pa' los muertos
y de muerto no tengo na.
Cuando yo saldré, de ésta prision
que me tortura, me tortura mi corazón
si sigo aqui, enloqueceré. Suelta!
Ya las tumbas son crucifixión
monotonía, monotonía, cruel dolor
si sigo aqui, enloqueceré."
“Auditorio Azul” de Tite Curet Alonso, cantada por Marvin Santiago:
"Uniforme azul,
verde la esperanza
de partir un día
para no volver.
El tiempo que pase,
con su viejo ritmo,
va el hombre cambiando,
y ya no es el mismo.
Y no será ni en grillos ni en cadenas
en lo que tú penarás
sino que será en una triste soledad
que parece que en el mundo
eres el único que estas ahí."
El famosísimo bolero “El Preso” de Daniel Santos:
"Preso estoy ya estoy cumpliendo mi condena,
la condena que me da la sociedad,
me acongojo, me avergüenzo y me da pena,
pero tengo que cumplirla en soledad."
“Galera Tres” de Tite Curet Alonso, cantada por Ismael Miranda:
"Están dando palos
golpes, bofetones
puños y empujones,
allá en la galera tres.
Aquí dentro es otro mundo
porque no existe el derecho
y abusan cada segundo
si tú eres de pelo en pecho.
Es la injusticia de la justicia,
es el martirio del ser humano.
Es corrección lo que necesitan,
y lo atropellan de palo en mano.
Allá en la galera tres,
galera tres, galera tres."
"Cuando estábanos tranquilos pagamos cana 8 meses,
volvimos a trompezarnos y ahora con los dos pieses.
La papa la compartía yo con toditos mis panas,
y me bebía encaletao el jugo de guanabana.
Tábanos tomando culda, lo veía todo negro,
y era que tenía unos cuantos anises en el celebro.
Ahora estemos encanaos, ahora estemos encanaos,
si no fuera por Aleisi no nos fueran agarrao.
Si no fueranos venio,
no nos fueran agarrao,
y eso que te lo dijieron
ahora estemos encanaos."