Y llegué a los 49, antesala de los famosos 50.
No puedo explicar lo que se siente ser maduro a esta edad, aunque no falta quien piensa que uno no es lo suficientemente maduro a ninguna edad. Siento que se está más pendiente de la salud, uno recuerda bien hasta las citas con el urólogo, obligatorio a esta edad y que nadie nunca dijo que fuese agradable. También el odontólogo te espera con sus dosis de tortura. Tampoco nadie dijo que fuese algo especial.
Pues a esta edad se está muy pendiente de todo lo que tiene que ver con salud. Los ejercicios físicos. Uno sabe que el sedentarismo lo afecta directamente y entonces decide caminar, trotar, correr, remar, subir la montaña, todo ello consciente de que así eliminas toxinas, tonificas los músculos y aumentas la capacidad respiratoria oxigenando el cuerpo.
Estas, en mucho, pendiente de lo que comes, y sabes qué cosas te conviene comer y qué otras no te conviene. Evitas las grasas y prefieres las ensaladas. Comes poca carne y mucho más pescado y vegetales. Sabes que al fin y al cabo todo ello se revierte en más salud.
También tu forma de pensar y de ver la vida sufre una revolución, un cambio verdadero. Yo soy de los que piensa que cada siete años tu propia vida sufre cambios importantes. No eres el mismo del nacimiento a los 7, que de los 8 a los 14 (pre-adolescente), que de los 15 a los 21 y así sucesivamente. A veces el cambio comienza un poco antes, que decir, en vez de a los 28 comienza a los 26 porque nada es tan exacto, pero son ciclos de 7 años en los que dejas de ser una persona para convertirte en otra, quedando intactos solamente tus atributos esenciales, es decir, los que te marcan como persona. Y esta edad que cumplo hoy es múltiplo de 7, y el cambio comienza a sentirse.
¿Qué espero? Que la suma de experiencias obtenidas en mi vida así como también lo aprendido de la experiencia de otras personas a las que admiro, por su estilo de vida, me sirvan para lograr un mejor vivir en lo que resta, que nunca sabemos cuánto es, pero que deseamos sean los mejores años de nuestra existencia.
Lo que sí es bastante cierto es que la óptica con la que ahora ves la vida es mucho mejor y cometes muchos menos errores, te apresuras menos, te preparas mejor y pisas mucho más firme. A eso algunos le llaman experiencia.