Mi
amigo me dice que va a editar un libro, que se ha lanzado de cabeza al negocio
editorial en un país donde emprender en estos tiempos es entrar confiado en un
mar infestado de tiburones es el mejor concepto de fe que he recibido en los
últimos tiempos.
Hay
gente valiosa aquí adentro, gente que cree en un mejor futuro y está trabajando
desde ahora en eso. Gente que no tiene miedo. Gente que cree en la libertad.
Gente que cree en el poder de la literatura.
Lo
vi por casualidad, ya que la ubicación de su trabajo está fuera de mi ruta
diaria. Por eso lo encuentro espaciado en el tiempo. Por eso me gustan
tanto las conversaciones con él.
Los
temas nuestros giran principalmente en torno a los libros. Las opiniones
divergen a veces. Otras tantas convergen. Y se enriquece la tertulia.
Las
personas llegan, interrumpen, el hace su trabajo y yo veo libros, luego
volvemos, hablamos, hasta la siguiente interrupción, y así y todo vamos hilando
una conversa profunda y bonita.
Gracias
a gente como él voy tejiendo poco a poco el lienzo donde espero ver dibujado a
mi país. A pesar de los malos augurios, hay gente bonita allí adentro que lucha
por tener el país que queremos. Es buena vibra en su máxima esencia. No todo
está perdido. Mientras adentro haya esperanza, y se tejan vínculos de libertad,
de conciencia, espiritualidad, amor, camaradería y de urbanidad.
*Foto AP de un mensaje enviado por los 33 mineros chilenos mucho antes de ser rescatados.