Saturday, November 24, 2007

Encuentros

¡Hola a todos! Aquí estoy de nuevo, comprobando que han estado por aquí, como siempre, trayendo su buena vibra.

Como ya les expliqué en el post anterior, estoy cargado de trabajo, por lo cual se me hace un poco difícil “bloguear” durante la semana. Pero he aquí, que Dios nos regaló el fin de semana, el cual aprovecho para hacer otras actividades que me permiten desahogar mi mente de los problemas típicos de la ingeniería.

A pesar de la gran cantidad de trabajo pendiente, las dos últimas semanas me han dejado una gran alegría y satisfacción, porque pude encontrarme con tres grandes amigos, con los cuales no me reunía desde hace quince años, en el caso de dos de ellos, y con el otro tenía como unos cuatro años sin vernos y hablar. Es impresionante saber como, a pesar de la distancia y el tiempo, las amistades bien cultivadas se mantienen con los años.

Uno de ellos siempre me hablaba de su pequeñita de seis años, de la forma cómo la consentía a diario, los cuentos de la espera al lado de la puerta, los abrazos y el compartir los dulces y caramelos con ella. Pues la niña ya tiene 21 años, y hasta novio tiene. ¡Cómo pasa el tiempo!

Con el otro, la última vez que nos habíamos encontrado, el estaba dirigiendo la construcción de un puente, mientras que yo coordinaba la construcción de una tubería, un acueducto. Recuerdo que nos encontramos en un sitio, en medio de la nada, donde se podía comer con algo de decencia. Allí, comiendo aprisa para volver a los compromisos de trabajo, nos encontramos, nos sentamos en la misma mesa y compartimos una larga conversa. Ayer nos abrazamos como hermanos, como grandes amigos, pude conocer a su familia, muy bonita, e intercambiamos teléfonos para cuadrar futuros encuentros, prometiendo no dejar pasar tanto para el próximo encuentro, que, con seguridad, será familiar.

El tercer amigo lo fui a buscar directamente a su casa, después de muchos intentos por comunicarme con él a través de su teléfono residencial. Qué de cosas pueden pasar en cuatro años. Me encontré con la noticia de la muerte de su madre, oriunda de Cataluña, que como era común en aquellos tiempos fungía también de madre de todos nosotros, los compañeros universitarios, como mi madre, que aún recuerda a mis compañeros como hijos suyos. Recordé en ese momento aquella canción que dice:

“Murió mi madre, yo estaba ausente,
yo ausente estaba, yo no la ví,
pero dijo mi padre que en su agonía de muerte
alzó su mano, y me bendijo a mi.”


Resulta que mi amigo, antes de ser ingeniero, era carpintero, afición que desarrolló con un amigo de su padre, que tenía una carpintería, y le enseñó a trabajar la madera. El alumno terminó aventajando al maestro, y, a pesar de haberse graduado de ingeniero, decidió ejercer la primera de sus pasiones.

Tuve la dicha de contemplar sus obras, cocinas empotradas maravillosas, creadas en conjunto entre él y los propietarios, quienes quedaban muy satisfechos con el trabajo. Cuando fui a verlo, me enteré con tristeza, de que padece de cáncer, enfermedad con la que batalla exitosamente, con la misma entereza que le he conocido siempre, con la que, a partir de un montón de madera apilada, pudo hacer obras maestras de cocinas, bibliotecas, puertas y tantas obras de calidad insuperable. Fuimos juntos a tomar un café al prestigioso Vómero, que queda cerca de su casa, y aprovechamos para visitar la biblioteca del colegio “Francia”, obra suya que me deslumbró y que mostraré próximamente en un reportaje fotográfico.

La amistad verdadera es una bendición, algo que permanece intacto, a pesar de los años y los acontecimientos, y que proporciona una gran satisfacción, aquella que sólo sabe quien la ha vivido.

*La fotografía: mi biblioteca, obra de mi amigo carpintero, José María Planas.

Saturday, November 17, 2007

Monólogo


Ausencia es la palabra que me caracteriza en estos días en los que la escena política hierve. Hay un país en la calle, luchando, jugándose el futuro. Todo lo que está sucediendo es historia contemporánea, estamos como testigos principales, asistiendo a las páginas de la historia.

Hay que orar mucho para evitar que corra la sangre por las luchas entre hermanos, entre amigos, entre tantas familias divididas por la política. Amo mi país y deseo lo mejor para él, porque aquí me quedaré, con él y en él. Nunca podremos decir “de esta agua no beberé” pero no hay lugar en el mundo donde me sienta mejor que en Venezuela, mi querido país.

Adoro este blog, cargado de la buena vibra que ustedes y yo hemos puesto en él, por eso me duele cuando me alejo un poco de aquí. Pero sucede que mi otro yo, el ingeniero, está requiriendo bastante de mi tiempo. Muchas cosas que revisar, organizar, desarrollar, culminar. Y mientras eso sucede, mi yo el escritor se ausenta, espera, medita, cavila, piensa.

Cada quién reclama su espacio, pero el tiempo es único e implacable.
Pensando en otras cosas, Liz me pide que escriba tres consejos para los bloggers que recién comienzan. Eso es difícil, porque, entre otras cosas, el blog es el reflejo de la vida de su autor, y siendo todos tan diferentes, y tan variados los motivos para tener una bitácora, aquello que se me ocurra pudiese caer un pozo sin fin.

Sin embargo, me voy a permitir plasmar algunas cosas que me guían cuando escribo algo en esta bitácora.

En primer lugar, pienso que se debe escribir teniendo mucho respeto y consideración por aquel que nos lee, el mismo respeto que creemos merecer para nosotros.

Segundo, se deben evitar los errores ortográficos, que, en mi parecer, dan mala impresión de la persona que escribe. El idioma es muy rico, muy bonito, nos permite infinitas formas de expresarnos, y, siendo la vía que nos permite comunicarnos, relacionarnos, debemos cuidarlo y rendirle homenaje.

Tercero, el blog debe tener un toque característico de originalidad. Nunca debe dejar la impresión de haber copiado, así sin más, una noticia, o un artículo, bien sea de otro blog o de un periódico, revista, en fin, lo que caracteriza a un buen blog es el toque particular que se le da a una entrada, tema o suceso cotidiano. Como diría el genial Mario Moreno “Cantinflas”, -ahí está el detalle…
*La foto del post fue tomada por mi querida Naky.

Sunday, November 11, 2007

Pensamientos en el país del sol naciente...



Son muchos los recuerdos que me atan al Japón. Tantas vivencias, tantos caminos recorridos, palabras intercambiadas, conocimientos nuevos, en fin, un mundo de experiencias que, definitivamente, han cambiado mi modo de ver la vida.

Siempre he tratado de mantener esa llama viva. De mantenerme cerca de Japón y su cultura tan amplia y milenaria. Lo hago de cualquier forma, bien sea asistiendo a exposiciones, leyendo libros, acudiendo a encuentros con personas ligadas a ese país.

La literatura es una de las formas de mantener ese recuerdo vivo. Autores como Kawabata, Tanizaki, Murakami y otros, me conectan con ese mundo tan distante y a la vez tan cercano.

Acercarse a Japón a través de la literatura es una tarea que implica el sumergirse también en su historia, en su cultura como pueblo, en su idiosincrasia, sin lo cual el lector pudiera fácilmente extraviarse sin poder llegar a entender lo que está sucediendo o la motivación del autor para describir muchas situaciones. Entender la literatura japonesa es, al mismo tiempo, entender el país, su gente, su historia.

Uno de mis propósitos de estos tiempos es incrementar ese acercamiento, a través de la historia, de la literatura del país del sol naciente.

El haiku, que tanto admira y escribe Gilberto Padrón en su blog, representa una forma de conocer al Japón desde una perspectiva interior.

¿y, qué es el haiku? Es poesía corta, japonesa en esencia, que consta de tres versos estructurados en 5, 7 y 5 sílabas, y que tratan sobre la naturaleza, la vida cotidiana, la sencillez de las cosas, entre otros temas.

Podrían imaginarse ustedes un día de calor intenso, típico de mayo en Venezuela. El cielo azul se oculta de repente en nubes grises, los truenos, y la lluvia que no tarda en precipitarse, intensa y fugaz al mismo tiempo. Una hora después ya ha escampado, y todo vuelve a la normalidad; la gente sale de sus casas y camina por las aceras que aún están húmedas, evitando uno que otro pozo que ha quedado en la calle. En ese momento, cuando el calor arrecia de nuevo, comienza el canto de las chicharras (cigarras) en los árboles cercanos. ¿Les parece familiar la escena?

Un poeta japonés, Masaoka Shiki, resume la escena anterior de esta simple manera:

El trueno se apaga.
Sol de la tarde sobre un árbol.
El canto de una cigarra.


*Fotografía: ukiyo-e (un retrato del mundo flotante) perteneciente al artista Hokusai. "e" significa cuadro o retrato, mientras que "ukiyo", es mundo flotante, una connotación que los japoneses dan para querer transmitir lo efímero o transitorio que puede llegar a ser el mundo material.

*Bibliografía interesante sobre Haiku, que leo actualmente:

  • “Haiku en la montaña” de Carlos y Oceanía Oráa, editorial OWNL, Caracas, 2002.
  • “Sendas de Oku” de Matsuo Basho, en versión castellana de Octavio Paz y Eikichi Hayashiya. Fondo de Cultura Económica, México, 2005.
  • “Haiku. Poemas y meditaciones sobre la naturaleza y la belleza” de Tom Lowenstein, editorial Blume, Barcelona, 2007.