Hace ya tres años escribí mis primeras letras en esta casa virtual. Y a partir de allí han sucedido muchas cosas, unas reveladas, otras no, pero que verdaderamente han marcado mi vida, y que llevan la tinta indeleble del blogger, para bien o para mal. He cosechado amistades muy hermosas, algunas de las cuales no he visto aún por primera vez pero que se han revelado a través de sus propias letras, he compartido muchas cosas, he reído, he llorado y he escuchado, he hablado, me he molestado y he pedido conversar, he puesto mi hombro. A lo largo de estos tres años, también he dejado muestras de la presencia de las letras del maestro de maestros, el poeta Rubén Blades, en muchos de los escritos. Y es que la vida queda de algún modo reflejada en muchas de sus letras, y es precisamente mi forma de ver la vida lo que principalmente dejo en este lienzo.
Luego de 3 años, las ganas de escribir no cesan, el entusiasmo permanece como el primer día. He notado que, durante estos tres años, ha habido un boom del fenómeno blog, que poco a poco se ha ido extinguiendo, debido, entre otras cosas, al furor que causan otros fenómenos mediáticos, como el facebook, por ejemplo. Eso es una de las causas, aparte de la variedad de razones que la gente tiene en mente a la hora de abrir un blog, y no todo el que lo hace tiene claridad en la idea de la permanencia. Caso aparte es el entendimiento de lo que significa “bloggear” (que me perdonen los puristas de la lengua), el tiempo que hay que dedicarle para que crezca fuerte y sano, como los hijos.
Infinitas gracias a todos los que tienen a bien pasar por estos lares de Dios, esos que han enriquecido mi escritura, a través de un bonito intercambio de energía, de valores, de cariño y amistad. Besos inmensos a todas las mujeres que, con un hermoso corazón por delante, vienen a menudo, a las que dejan sus huellas, y a las que no, a los caballeros que leen mis divagaciones, mis cuentos, mis enseñanzas. Bien lo dijo Toquinho, “el futuro es una acuarela y tu vida un lienzo que coloreas”. En este caso, los colores del lienzo son nuestros, míos, y de ustedes con su buena vibra…
A tu escuela llegué sin entender porque llegaba,
en tus salones encuentro mil caminos y encrucijadas,
y aprendo mucho y no aprendo nada.
Maestra vida camará,
te da, te quita, te quita y te da.
Paso por días de sol, luz y de aguaceros,
paso por noches de tinieblas y de lunas.
Paso afirmando, paso negando, paso con dudas,
entre risas y amarguras,
buscando el porqué y el cuándo.
Maestra vida, de justicias e injusticias,
de bondades y malicias,
aún no alcanzo a comprenderte.
Maestra vida, que ese culpo no perdona,
voy buscando entre tus horas
el espejo de los tiempos para ver tus sentimientos,
y así, comprender tus cosas.
Y vi espinas y vi rosas,
vi morir seres queridos, vi bellezas, fui testigo
de maldades y de guerras.
Vi lo bueno de la tierra,
y vi el hambre y la miseria,
y entre el drama y la comedia
avance entre agua y fuego.
En Dios me acuerdo primero
solo en trance de morirme,
o a veces cuando estoy triste,
mas nunca si estoy contento.
No dura agradecimiento
pa´ aquel que nos da la mano,
tan pronto nos sale el clavo
se olvida to´ el sufrimiento.
Y tengo amigos, conocidos y enemigos,
amores que me han querido,
y rostros que niegan verme.
Me encontré frente a la muerte,
y en sus ojos vi el sentido,
y con el miedo conmigo,
así yo aprendí a quererte.
Y hoy sé que nada es seguro,
ya que todo es pasajero,
la muerte es el mensajero
que con la última hora viene.
Y el tiempo no se detiene,
ni por amor, ni por dinero.
Maestra vida, me voy persiguiendo al tiempo
a ver si encuentro respuestas,
antes de la hora en que yo muera.
Aunque me estoy resignando a esta fatal realidad…
(letra de “Maestra Vida”, de Rubén Blades)