Saturday, January 30, 2010

Llueve esta mañana...

Sin mucho tiempo para escribir últimamente. Se imponen otros ámbitos de mi vida. Sin embargo me encuentro a cada rato pensando en el hecho de escribir en el blog mis experiencias recientes, citas que leo, o escucho, melodías que me transportan y que quiero compartir. Una simple divagación o una historia interesante, de esas que de vez en cuando recalan en mi mente, como queriendo salir, ser de nuevo protagonistas. Pero no hay tiempo de sobra. Las ideas quedan en la punta de los dedos, esperando una nueva oportunidad para quedar plasmadas. No sé si a otros les pasa, pero estoy haciendo pocos manuscritos. Cuando quiero escribir ya no busco la libreta, no busco las hojas blancas; pienso solamente en teclear, y teclear ya, de una buena vez, antes de que se vaya la idea. Por eso a veces me levanto, cuando todos duermen, y enciendo el ordenador. Solo me acompaño con el ruido de la noche, coches que pasan, de vez en cuando un zumbido de algún bicho nocturno, las voces de un recuerdo, el rocío de la madrugada y la música, que nunca me abandona, cual pista sin final de un soundtrack que es mi propia vida.

Cuando el sol alumbra y me asomo por la ventana, siento las quejas mudas de otros seres que quiero mucho y también me necesitan. Son las plantas, que necesitan más tierra y más turba, más cariño; ellas también sienten mi ausencia. Apenas aparezco para regarlas, como si aquello fuese un deber, y nunca un placer. ¿Saben? Hay una plaga de babosas en la tierra. Me tienen verde porque no pueden ver una planta bonita con tallo jugoso, porque en menos de una semana la reducen a escombros. Y todo subterráneo, sin asomarse a la superficie. Las descubrí porque cuando inundo la tierra, salen de su oscuridad subterránea y se suben a las paredes, mientras pasa el temporal (l´acquazzone, diría mi profesora de italiano). Veremos que improvisa José, el amigo portugués de la jardinería, para eliminarlas y no dañar a las plantas que sobrevivan. El (José), sin saberlo, es su médico personal, su curandero. Yo le planteo mi queja, que es la de ellas (las plantas) y el procede a mezclar uno que otro químico, lo embotella, me indica la dosis y me la entrega con seguridad, la misma seguridad con que yo administro el tratamiento en el jardín. ¿Habrá días con más de 24 horas alguna vez?

Hoy la mañana está nublada en mi ciudad. Aunque no es temporada de lluvias, algo de agua se nos ha venido. Le va bien a unos cuantos seres que llegue la lluvia. “Foggy day in London town” revolotea en mi mente musical. La ciudad se ve tranquila luego de una larga noche de celebración. ¿Trasnocho quizás? Vuelve la lluvia. Tras una semana de incendios forestales, la montaña y los seres que en ella moran lo agradecen. “Si la lluvia quisiera caer, la cosecha se puede salvar. Ay, si la lluvia quisiera caer, tendremos sustento…canta, coro, canta, canta y repite mi ruego, lluvia de tu cielo, aguacero de mayo ven cae en febrero, lluvia de tu cielo, eeeh, pa´ que a la siembra no le pase naaa”. Sigue el soundtrack… y tambien la llovizna...
*La imagen es de "Satrapía: Antares. Líneas de Ocasión", el blog de Fernanda Pérez, desde México.

Saturday, January 23, 2010

Los gansos...


"Los gansos salvajes no se proponen reflejarse en el agua; el agua no piensa recibir su imagen"
Poema Zen
*Imagen: Finca "La Paquita". Mercedes. Argentina

Sunday, January 17, 2010

Lecturas recientes

¡Hola queridos amigos y amigas!
Hoy he querido compartir con ustedes mis lecturas más recientes.
Todas me han parecido interesantes a su manera.
Como saben, mi favoritismo se inclina hacia los autores japoneses, pero estoy mezclando con otras nacionalidades para no hacerlo monótono. Mis amigos libreros y bloggers me ayudan en la elección. Ahí les dejo la lista:

“El nido de la serpiente, memorias del hijo del heladero”. Pedro Juan Gutiérrez.
“Una oración por la lluvia. Memorias de Afganistán”. Wojciech Jagielski.
“Penélope”. Ignacio Castillo Cottin.
“La maravillosa vida breve de Oscar Wao”. Junot Díaz.
“Sputnik, mi amor”. Haruki Murakami.
“El arte de escuchar los latidos del corazón”. Jan-Philipp Sendker.
“Sueño Profundo”. Banana Yoshimoto.
“Job”. Joseph Roth.
“Soldados de Salamina”. Javier Cercas.
“Gomorra”. Roberto Saviano.
“Crónica del Pájaro que da cuerda al mundo”. Haruki Murakami.
“After dark”. Haruki Murakami.
“Profesora: ¿Cómo se escribe futuro?”. Margret Greiner.
“Kokoro”. Natsume Soseki.
“La leyenda del santo bebedor”. Joseph Roth.
“La otra isla”. Francisco Suniaga.
“Los Boys”. Junot Díaz.
“Antes del fin”. Ernesto Sabato.
“A los pies del Maestro”. Krishnamurti.
“La sombra del viento”. Carlos Ruiz Zafón.

Sunday, January 10, 2010

Divagación de domingo de enero

Un domingo como cualquier otro. Ando en modo nostálgico y pensativo. He tratado de permanecer alejado de la realidad, quizás como una resaca de diciembre y la Navidad, pero poco a poco los acontecimientos se vuelcan sobre nosotros, cual ola gigantesca y lo cubren todo de lodo. Una devaluación que convierte nuestro dinero en cenizas, que hace trizas nuestro poder adquisitivo, que incrementa enormemente los precios de mil rubros necesarios para la vida, y que trae nefastas consecuencias en un país como el nuestro, azotado por lo que los economistas llaman “estanflación” (mezcla de estancamiento económico con inflación). No puedo evitar pensar en la gran ola de Hokusai, en un mar picado sobre el cual navegaremos este año 2010. Si se fijan bien en la obra, verán a unos navegantes que se aferran a sus barcas tratando de conjurar la fiereza del mar. Así transcurrirá el 2010 para nosotros, los navegantes que buscamos, ante la fiereza de la tormenta, un puerto seguro donde atracar nuestro barco.

Ayer terminé de leer “La sombra del viento” de Carlos Ruiz Zafón (Editorial Planeta, 2008), una excelente recomendación de mi querida Mariale, que he disfrutado línea por línea sus casi 600 páginas de aventuras, suspenso, intriga, misterio, ternura, pasión, tristeza y todos los sentimientos que se puedan imaginar. Ambientada en una Barcelona de primera mitad del siglo XX, viendo transcurrir la Guerra Civil con sus estragos y miseria humana, no leía una historia con tantos personajes con vida propia y tanta creatividad desde “100 años de soledad” del Gabriel García Márquez. Difícil mantener la mente alejada de tanta conjura, tanto misterio, aventura y suspenso como la que se esconde en las líneas de Ruiz Zafón. Altamente recomendable. Me considero un afortunado al recibir tan buenas recomendaciones de mis amigos bloggers o libreros. La literatura ha encontrado su tiempo en mi persona, a pesar de las ocupaciones, y eso es algo que me gusta muchísimo.

Leo también un post sobre los viandantes, que ha escrito mi amiga Lore, y que me ha llevado a recordar ese tiempo en que podía permitirme caminar por las calles del centro de Caracas, por San Jacinto y su reloj de sol (con 200 años de historia), la casa natal de Simón Bolívar, visitar a unos amigos judíos que vendían ropa frente a la casa de Bolívar y que eran como unos tíos queridos para mi, las visitas a las librerías de La Gran Avenida de Sabana Grande, los paseos a pie por San Bernardino, Los Chaguaramos, Santa Mónica y más recientemente por el Boulevard de Sabana Grande (un sitio con mil y un historias). Le comento a Lore que yo solía escoger una casa que me gustara mucho, contemplada durante esos paseos, y la convertía en “mí casa”, y al pasar frente a ella, mientras la observaba, al mismo tiempo me permitía crear muchas historias que ocurrían en ella, conmigo como protagonista. Entre ellas estaba la quinta “Mi Banquito” en Los Chaguaramos, que luego fue vendida y transformada en comercio, por lo cual “hube de mudarme” a otra hermosa casa ubicada en Campo Alegre, como salida de cuentos de hadas, la famosa Casa de La Atalaya (fotografía del post), recientemente derruida sin importar para nada la memoria de la ciudad. Hoy en su lugar se yergue, con altivez e indiferencia, un moderno edificio.
La conclusión es que los días pasan, y las cosas no vuelven a ser las mismas de antes. Y no es precisamente para bien…

*Fotografía de la Casa Atalaya obtenida de Flickr Photostream de Fundación de la Memoria Urbana (Arquitecto Hannia Gómez)

Tuesday, January 05, 2010

Peter, la incomunicación y yo

El chino Peter y yo compartimos espacio en la misma oficina durante casi un año. Formábamos parte de un equipo de cinco personas, cada uno de diferente nacionalidad (un escocés, dos venezolanos, un estadounidense y él), lo que constituye un caso típico hoy en día en las oficinas de Estados Unidos.

Era un ambiente de trabajo interesante, tanto por la parte técnica del trabajo como por el evidente intercambio cultural que ocurría a diario. A manera de ejemplo, recibíamos clases vespertinas de expresiones comunes en el escocés de Glasgow, que tiene algunas variantes con el hablado en otras áreas del país. Todos los días había aprendizaje de algún aspecto de otras culturas, fuera esto de comidas, costumbres o de simples expresiones comunes.
Lo cumbre del caso era la comunicación en inglés (idioma común de intercambio) que se efectuaba en la oficina. ¿Se imaginan? Dos con acento latino, uno sin acento, uno con acento escocés y él con acento chino.

Importante aspecto a tomar en cuenta para la diaria convivencia.

Los primeros días fueron de adaptación auditiva, y a medida que pasaba el tiempo ya nos íbamos entendiendo poco a poco entre todos. Menos con él.

Me costaba un mundo entenderle algo de lo que intentaba comunicarme. Siempre teníamos que recurrir al “body language”, a los juegos de imágenes y otras cosas porque en lo que respecta al lenguaje hablado, nada que ver, nada que entender.

Pero (siempre hay un pero) a Peter le encantaba “conversar” conmigo. A pesar de que yo nada le entendía; a él poco le importaba, me esperaba a la hora de salir al almuerzo para soltar de forma incontinente todo lo que había mantenido represado para conversar conmigo en la mañana. Y yo haciendo esfuerzos para captar algo, casi nada, pero él igual hablaba y gesticulaba, como si yo le estuviese entendiendo todo.

A mi me daba mucha pena, y sonreía mientras el se expresaba, y dependiendo de la cara que tuviese yo asentía o negaba, sonreía o lo miraba preocupado, intrigado, o absorto, o lo que fuese. A veces me sorprendía, en medio de su charla, con una pregunta inesperada, y me descubría en las nubes, pero poco le importaba, como dije antes, el mismo se respondía y seguía con su perorata, que continuaría al regresar del almuerzo, con el mismo ímpetu.
A mi la situación me preocupaba (¿entristecía?); hacía grandes esfuerzos por entenderle; pero nada; o muy poco; muy poquito.

Al final, como la situación me causaba un poco de incomodidad y angustia, fingía estar ocupado para que no me abordara. Lo miraba de reojo y lo veía acechándome, esperando el momento adecuado para abordarme, ligando a que yo mirara hacia su escritorio, cosa que yo jamás hacía para evitar el mal rato de mi incomprensión.

Y así pasaban los días, mejor dicho, los meses. Cada vez se interesaba más por charlar conmigo. Lo captaba en la extensión de sus peroratas matutinas y en las de la tarde. La excepción la constituía la hora de salida de la oficina, cuando inesperadamente hacía mutis, y no perdía mucho tiempo en marcharse. Parecía que tenía el tiempo contado, partiendo raudo y veloz, apenas balanceando su mano abierta, en gesto de despedida.

Un buen día, entre señas y palabras me preguntó si yo bebía, a lo que contesté que no, que muy poco, cosa que no era verdad, pero que dije tras brevemente imaginar la pesadilla que representaría sentarme con Peter en la barra de un bar a “conversar” (¡No, Dios!) durante horas, sin entender nada, “animadamente”.

No, definitivamente no era capaz de soportar esa forma de incomunicación o de comunicación a medias. Y mantuve mi palabra de que no bebía.
A la semana de su ofrecimiento me enteré que Peter anunció su renuncia al trabajo. Lo hizo un martes y el viernes ya había recogido sus cajas y se marchó. Sólo entonces entendí su intención de ir al bar. Intentaba despedirse de su amigo de la oficina. Y no se pudo. El lenguaje lo impidió. Supe que marchó a trabajar con un colega chino. Quizás éste no tenga impedimento en aceptarle, un día cualquiera, una cerveza ofrecida cuando Peter desee drenar el stress de la oficina. Yo, esa vez, no pude hacerlo.

*Imagen: Símbolo kanji que significa "hablar"

Friday, January 01, 2010

Nuevos aires

Nuevos aires y nuevas energías soplan en el 2010. He ido a por ellas en Los Andes venezolanos. Son escenarios que te dejan mudo. Es gente bonita, amable, ajena a cualquier disputa, gente que vive en paz con la naturaleza, con la vida. Gente linda y buena. Mucho calor venezolano. Paisajes de antología. Como dice el slogan de Colombia, el riesgo es que te quieras quedar…


















Friday, December 25, 2009

Cocinando el alma...


"El mundo es una gran olla. El corazón es una cuchara. Dependiendo de cómo la remuevas, la comida te saldrá bien o mal."




Proverbio Zen


Saturday, December 19, 2009

2010

La paz duradera es premisa y requisito para el ejercicio de todos los derechos y deberes humanos. No la paz del silencio, de los hombres y mujeres silenciosos, silenciados. La paz de la libertad - y por tanto de leyes justas -, de la alegría, de la igualdad, de la solidaridad, donde todos los ciudadanos cuentan, conviven, comparten (…) Fragmento de “El derecho humano a la paz", declaración del Director General de la UNESCO, Federico Mayor, en Paris, 1997.

2010, un año que se aproxima vertiginosamente. Los acontecimientos no se detienen en su intento de quitarnos esa paz espiritual que todos deseamos y que muchas veces no encontramos; esa paz que se nos pierde, que desaparece, que nos esquiva.

La paz es el más irrespetado de todos los derechos humanos. Hoy más que nunca debemos seguir en su búsqueda. La necesitamos para vivir con tranquilidad, para equilibrarnos, para ser felices.

Dentro de pocos días estaremos en el 2010. Y ya va siendo hora de ir pidiendo nuestros deseos. Escribirlos. Meditarlos. Desearlos. Ir en pro de ellos. Va a ser un año de cambios fuertes. De un antes y un después. Debemos estar preparados, en lo personal, en lo profesional, en todos los aspectos de nuestra vida.

En lo espiritual es aconsejable revisarse por completo (prometo hacerlo), limpiar la casa interna, modificar lo que haya que modificar, virar, deshacerse, medirse, repensar, trabajar fuertemente en pro de lo que queremos para nosotros mismos, liberar, y liberarse de lo que nos molesta sin importar lo que cueste; hacer lo que nos guste y no cejar en el empeño de lograrlo, no importa qué obstáculos encontremos en el camino. Persistir. Respirar, pero una respiración profunda, de limpieza, de renovación, de aspirar aire puro en el ambiente apropiado, mantenerlo en los pulmones el mayor tiempo posible, mientras nos mentalizamos en que saldrá con las impurezas que encuentre, visibles o invisibles, y luego espirar usando el abdomen, hasta expulsarlo todo, aire más impurezas, y repetir varias veces, mentalizando que uno se está sanando.

Hay gente que se siente herida por cosas que uno hace, directa o indirectamente, y uno se siente herido por cosas que la gente hace, a propósito o sin quererlo. La energía vital del Universo no se detiene, sigue. Su tendencia es a armonizar, pero se encuentra con ondas que coliden, y se producen desencuentros, turbulencias. Quiero limpiar mi espíritu de esas ondas negativas. Mi mente y mi corazón están puestos en ello.

Hay cosas que cambian. Mutan. Se transforman. Y otras que permanecen. La esencia de uno permanece. Como un sello.

Deseo que todos alcancen esa buena energía, esa buena vibración que está dentro de nosotros mismos (no hay que ir muy lejos sino mirar hacia adentro). Que sean auténticos. Que no olviden que alrededor hay personas que sufren, que necesitan de uno en mil formas. Tiendan una mano. Regalen una sonrisa, un abrazo, una mirada. A veces solo basta con eso.

Eso sí: no cambien su esencia. Sepan que dentro de la superficialidad imperante en estos días, hay gente capaz de ir a la esencia, y mirarla con nitidez, desnuda, mostrando lo que son ustedes. Lo que somos, me incluyo. Y que esa misma esencia sea la locomotora del tren de sus vidas, de donde algunos se bajan, otros se suben, y unos cuantos elegidos permanecen el trayecto completo, esos, los indispensables.

Mi regalo para ustedes, este haiku:

Kudakete mo / kudakete mo ari / mizu no tsuki.
Rota una vez / rota otra vez, y ahí sigue / la luna en el agua.

¡Buena vibra para todos en el 2010!

*Imagen: La gran ola en las costas de Kanagawa, Hokusai (esta imagen habla por si misma).

Saturday, December 12, 2009

Hacer lo que nos dicte el corazón

Hace un tiempo leí una entrevista al asesor de la cava de vinos del restaurante “Le Gourmet” del hotel Tamanaco de Caracas, Ettore Perin, donde dijo, con respecto a la escogencia de los vinos: “hay que tener un sacacorchos y ganas de probar, lo mejor es no quedarse con un mismo vino y una misma marca”.

Actualmente estoy terminando de leer la novela autobiográfica de Ernesto Sábato, “Antes del fin”. En un pasaje de la misma, cuando le preguntan sobre qué libros hay que leer, responde: “Lean lo que les apasione, será lo único que les ayudará a soportar la existencia”.

Concluyo que, definitivamente, hay que dejarse guiar por el corazón, por la intuición, por los instintos, por el sexto sentido. Nada pertenece a la casualidad. Hay siempre un mensaje que debemos descifrar, dentro de la hermosa melodía que escuchamos al latir nuestro corazón. Haz una pausa, relájate y escucha a tu propio corazón. Allí está la clave de muchas cosas…

Imagen: creación de www.donitaworld.com

Sunday, December 06, 2009

Twitter colapsado, conmoción general

Twitter colapsado... desesperación en la comunidad.

Estoy en el grupo que aún no tiene su cuenta en twitter, (servicio de microblogging que causa furor en internet). ¿La excusa? Falta de tiempo para dedicarle, como realmente se merece. Sin embargo lo sigo muy de cerca.

Es interesante el crecimiento vertiginoso de la red social twitter. Tal es la magnitud que ha puesto a Facebook contra las cuerdas y amenaza con convertirlo en un dinosaurio digital, como parece haber hecho con otras redes (myspace y otras).

¿La razón principal? La inmediatez. En segundos puedes saber lo que alguien a quien consideras “interesante” está haciendo,diciendo o compartiendo.

La multiplicidad de aplicaciones lo hacen aún más interesante (twitpics, tweetdeck, tweetphoto, twittonary, twenglish, y un largo etcétera), y puedes hacer prácticamente lo que quieras, cuando quieras y como quieras. Puedes enterarte aquí de algunas aplicaciones.

El crecimiento exponencial de la plataforma (como su valor en el mercado) luce imparable y sorprende incluso a sus propios creadores, quienes desde ya planifican y ponen en circulación innovaciones y mejoras en el servicio.

Cuando tengo el tiempo “#yoconfieso” que visito unas cuantas cuentas públicas que, en mi concepto, tienen algo interesante que decir. Hay vidas que definitivamente son divertidas, y su actitud me enseña a ver la misma cosa desde una óptica diferente; quizás su punto de vista es más optimista o inteligente que el mío sobre el mismo tema. Las aristas pudieran ser muchísimas más de las que imaginé.

Como toda red social, hay de todo, desde el famoso “know-it-all” o “sabelotodo, hasta el fastidioso, egocéntrico, la niña tierna e inocente, el lobo con piel de oveja, el que lo toma como un “chat” (hey! “#tweeternoesunchat”) y todos y cada uno de los variopintos elementos que conforman nuestra sociedad.

Me sorprende la velocidad de transmisión de la información (ya no tienes que esperar al telediario para enterarte del último acontecimiento político): te enteras ¡ya!, muchas veces de la mano del propio protagonista, desde el lugar de los hechos, sea en Cuba o en Irán, Australia o Afganistán.

Los noticieros y diarios se han convertido en auténticos “congeladores” de noticias. Un “Extra” del telediario en la TV ya genera la típica reacción: “ah, sí, lo vi en el tweeter de fulano, entra, hay fotos y todo”.

Cuando tweeter colapsa por el alto tráfico de usuarios, la comunidad realmente se desespera, a tal punto que el tráfico, lejos de disminuir, se incrementa mucho más. Conmoción general en los usuarios.

Definitivamente, y por los vientos que soplan, es Twitter quien traerá la verdadera revolución (sin la connotación actual de la palabra) informativa.

Tuesday, December 01, 2009

Bluesoul y "La Otra Isla"


Antonieta Hernández Gil (Bluesoul), amiga blogger de la isla de Margarita, Venezuela, me ha recomendado la lectura de un maravilloso libro, “La Otra Isla”, de Francisco Suniaga (Oscar Todtmann Editores, sexta edición, enero 2009). La presentación del libro es muy bonita, lo cual, aunque no parezca, hace más agradable su lectura.


Paso a contar las peripecias e impresiones alrededor de la lectura de este gran libro:
Cuando Bluesoul me recomienda el libro, como cosa extraña, estaba inmerso en otra hermosa lectura, representada por “La Leyenda del Santo Bebedor” de Joseph Roth (Anagrama, sexta edición, febrero 2009), y acababa de terminar “Kokoro” de Natsume Soseki (Editorial Gredos, 2009). Ambas novelas son extraordinarias para los sentidos y como es de comprenderse, la literatura, siendo para mí una vía de escape a la ingeniería, se presentaba como un hermoso oasis sensorial, sentimental, con prosas hermosísimas como las de Roth y Soseki.


Cada vez que termino de leer un libro, viene el mismo dilema acerca de cuál será el próximo de la lista, una lista que a veces es larga, pero cada libro tiene como un momento para su lectura, y el asunto difícil es descubrir cuál es ése momento.


Ya muchos saben que soy un eterno visitante de librerías, ante cuyos anaqueles paseo y me detengo, sólo cuando un libro me llama. Si, se siente el llamado a la lectura, a veces hasta sin mirar el anaquel. Cuando atiendes el llamado, solo atinas a alcanzar el ejemplar, mirarlo de portada y ponerlo bajo el brazo. Es amor a primera vista. El problema es saber cuándo comenzarlo, que en algunos la respuesta ha sido inmediata, incluso en la misma librería, pero no todos corren con la misma suerte.


Con “La Otra Isla” no fue diferente el proceso. Estaba indeciso entre tres libros: “Los Boys” de Junot Díaz (Mondadori, 1996), “Antes del fin” de Ernesto Sábato (Seix Barral, 2002) y “La Otra Isla”. Al no poder decidirme, comencé a leerlos todos al mismo tiempo, pero las historias son diferentes, y no podía mantener la atención sobre ninguno, hasta que decidí darle paso a “Los Boys”, de Díaz, más por influencia de su otro libro, “La Maravillosa Vida Breve de Oscar Wao” (Mondadori, 2008). Ningún libro se parece a otro, así que la impresión no fue la misma con “Los Boys” (eso es parte de otro post). A pesar de que Sábato es uno de mis autores favoritos, continué con “La Otra Isla” (que confieso haber leído simultáneamente con “Antes del fin”, sólo que con ésta última no he terminado).


La novela, querida Bluesoul, también es un homenaje a los sentidos, principalmente cuando describe las emociones de Wolfgang Kreutzer con los gallos de pelea. Que prosa tan hermosa la de Suniaga, qué dominio de las palabras tiene ese señor, de qué manera mantiene el interés del lector a lo largo de todo el libro, ha sido todo un descubrimiento para mí.


Y esa es una de las maravillas del blog, que te conecta con gente hermosa que es capaz de darte muy buenas recomendaciones literarias, como ésta, sin duda alguna.


Suniaga narra, con maestría, un suceso donde una persona cuenta que una creación literaria no es suya, sino que le ha sido dictada en los sueños (otra confesión onírica). Y uno a veces, cuando escribe (porque aunque todavía incipiente, yo también escribo literatura), de verdad siente que no está creando, sino que eso que escribe le está siendo dictado por alguien desde alguna parte. Me ha pasado, y le ha pasado a muchos otros.


Me vi reflejado allí, como también en el “…mañana, mañana!”, que no es sino una forma que tienen algunos de salir del atolladero cuando les pides la fecha de culminación de algo (lo vivo en mi campo de trabajo, sobre todo cuando de construcción se trata, cuando los tiempos son claves en el costo). Genial la descripción de que “para comprender el significado pleno de “mañana” antes había que saber que allí, el tiempo es de una magnitud distinta, condicionada por un tejido infinito de contingencias personales contra lo que nada ni nadie puede luchar”. Te juro que, por experiencia propia, eso no es exclusivo de la isla.


La novela, entre otras cosas (celebro haber descubierto a Suniaga) me llevó hasta esa Margarita que conocí de la mano de mi madre, por allá por los años 70, cuando la acompañaba a comprar mercancía para vender en Caracas. A esa Margarita oculta, que pocos conocen, y que se desenvuelve en poblaciones como la Fuentidueño de Marbelis Malaver, San Juan Bautista, El Maco, La Asunción, Tacarigua, es decir, donde las marejadas turísticas no se aproximan mucho. Una Margarita atractiva e ingenua al mismo tiempo. Llena de verde y de montañas. De casas de cuentos de Miguel Otero Silva y carreteras que parecen de otra parte. Justamente, esa es “la otra isla”.


¿La trama? A grandes rasgos cuenta la historia creada alrededor de la muerte de un alemán en la isla, cuya madre viaja desde Alemania a dilucidar las grandes dudas que le surgen a raíz del fallecimiento por inmersión de su hijo. Un abogado devenido en investigador decide llegar hasta el fondo del asunto, a solicitud de la madre de la víctima. El resto de la historia lo componen situaciones que se viven y que uno va observando de la mano del abogado, quien lo lleva a uno a las verdaderas entrañas de Margarita, y, entre otras cosas, a percibir la naturaleza de la gente que vive en una isla que no es la que conoce el común de los turistas que, por oleadas, la visitan cada año.

Saturday, November 28, 2009

El Jazz y Jacques Braunstein (In memoriam)


Se nos fue el Maestro Jacques Braunstein. Una gran pérdida para todos los que amamos el Jazz.
Aprendí muchas cosas de tan sólo escuchar sus programas en las emisoras 95.5FM y 97.7FM de Caracas. Gracias a él tengo la costumbre de escuchar cada tema, y luego leer completamente la reseña que trae el CD sobre el mismo, indagar acerca de cada ejecutante de instrumentos, sobre la atmósfera que envolvía la sesión de grabación, las anécdotas, lo que estaba sucediendo en ese momento en la escena jazzística norteamericana.

Con él aprendí sobre lo que es la sección rítmica, la sección de metales, la síncopa; conocí a través de su programa a grandes músicos, como Johnny Hodges, saxo alto de la orquesta del Duke Ellington, y Russell Procope, clarinetista de la misma.

El Maestro Braunstein fue una auténtica enciclopedia, teniendo como base una modestia a prueba de todo. Gran promotor del jazz en Venezuela, muchos músicos lo extrañarán por siempre.

Lo vi por última vez en el Concierto del pianista Leo Blanco en el auditorio de Corp Group en Caracas. Muy querido por músicos y asistentes al concierto, su vida, interesantísima, tuvo al jazz como una brújula, a través de la cual se movió durante más de cincuenta años.

Cuando pienso en la gente que más me ha enseñado en materia de jazz, no puedo evitar recordarlo, junto a Federico Pacaníns, Gregorio Montiel Cupello y Alejandro Tovar (de Allums, Centro Plaza).

Sus memorias, con mucha fortuna, han quedado plasmadas en el libro de Jacqueline Goldberg: “En Idioma de Jazz. Memorias Provisorias de Jacques Braunstein” (Fundación para la Cultura Urbana, 2004). Recomiendo ampliamente su lectura, especialmente para aquellos que, como yo, aman al Jazz.
A su alma...paz y jazz!!!

Saturday, November 21, 2009

Leonardo, tan sabio siempre...


Una imagen vale más que mil palabras...

*Imagen extraída del menú de la Trattoria "Da Vinci" en Maracaibo, Venezuela

Saturday, November 14, 2009

Confesiones Oníricas II

Los sueños… Bastante se ha escrito acerca de ellos y son muchas las horas que se han dedicado a estudiarlos, investigarlos, y a tratar de descifrarlos. Los hay húmedos, trágicos, misteriosos y reveladores, entre tantos otros adjetivos.

También se sueña despierto, como le sucedió, con terribles resultados a la bella Keiko, cuando, compartiendo emociones íntimas con el joven Oki, se desplazó sin querer al terreno de lo onírico y entonces pronunció lo inesperado, como relata magistralmente el laureado escritor japonés Yasunari Kawabata en el cuento “Un cielo cargado de lluvia”, parte del hermosísimo y ampliamente recomendado libro “Lo bello y lo triste” (Emecé Editores, 2007):

“La muchacha asintió con la cabeza y se dirigió al cuarto de baño. No se oyeron chapoteos, pero cuando regresó se la veía fresca y renovada. Se sentó al tocador y abrió su bolso.

Oki se aproximó por detrás.

–Me he lavado la cabeza en la ducha, pero no encontré más que crema fijadora, y no me gusta su olor.

–Póngase un poco de mi perfume –dijo Keiko, y le tendió un frasquito.

Oki lo olió.

–¿Qué hago? ¿me lo echo encima de la crema fijadora?

–¡Una gotita! –dijo ella sonriendo.

Él le tomó la mano.

–Keiko, no te maquilles.

–¡Me hace daño! –protestó ella y se volvió para mirarlo. Es usted es malo, ¿eh?

–Me gustas tal como eres. Tienes unos dientes y unas cejas tan bonitos.

Tocó con los labios las mejillas ardientes de Keiko. Ella lanzó un gritito cuando su silla se tumbó y la arrastró en la caída. Ahora, los labios de Oki estaban sobre los de ella.

Fue un beso muy largo.

Oki echó la cabeza para atrás para recobrar aliento.

–No, no. No te detengas –susurró Keiko y lo apretó contra sí.

El trató de bromear para ocultar su sorpresa.

–Ni los pescadores de perlas resisten tanto tiempo sin respirar. Te desmayarás.

–Haz que me desmaye…

–Ya sé que las mujeres tienes más energías…

Una vez más la beso largamente. Cuando quedó sin aliento la levantó en vilo y la depositó sobre la cama. Ella se ovilló.

No ofreció resistencia, pero a Oki le resultó difícil lograr que distendiera las piernas. No tardó en comprobar que no era virgen. Comenzó a embestirla con más rudeza.

En ese momento Keiko gimió bajo él:

–¡Ay!...¡Otoko, Otoko!

–¿Qué?

Oki creyó que pronunciaría su nombre, pero su vigor cedió al advertir que nombraba a Otoko.

–¿Qué has dicho? ¡Otoko! –Su tono era frio.

Ella se hizo a un lado sin responder.”

*Imagen: "Osaka", bello personaje del manga "Azumanga Deioh", soñando despierta...

Saturday, November 07, 2009

Confesiones oníricas

Sucedió hace mucho tiempo, pero el recuerdo de las escenas permanece en mí, como tinta indeleble.

Recostaba mi cabeza sobre sus piernas para descansar un poco, luego de un arduo día de trabajo. Sucedía lo mismo cada vez. Terminaba en los brazos de Morfeo. Tardaría unos diez minutos. Reparador para mí. Automático. Posar mi cabeza y perder el sentido.

En esos diez minutos hablaba en sueños. Coherente. Perfectamente audible. Como pasar un fragmento de la película de mi vida. Confesión involuntaria. Al despertar, ella preguntaba por nombres, situaciones en las que, a todas luces, no había estado presente. “¿Cómo sabes?”, sorprendido, inquiría yo. “Lo has dicho todo hace poco, mientras dormías”, me respondía ella. Nunca supe la causa de la alquimia del momento, pero, apoyada mi cabeza sobre esas hermosas piernas, confesaba, en cortas escenas, diversos aspectos de mi pasado. Hechos recientes y no tan recientes. Nunca supe todo lo que dije. Tenía que limitarme a lo que ella me relatara. No recordaba haber soñado con nadie, de nada.

Y no era común que yo hablara dormido. Nunca nadie me comentó sobre eso. Ni mi hermano, ni mi madre. Pero sobre esas piernas entraba en trance. Un trance divino. Como perder el sentido. Completamente reparador. Diez minutos quizá. Suficiente para contar una historia, o un episodio de la misma, con lujo de detalles, y nombres de personajes y lugares. Recuerdo que el cuerpo estaba horizontal a excepción de la cabeza, que reposaba inclinada sobre las preciosas piernas. Muchas veces abría los ojos y podía ver que me miraba con atención, como escuchando. Yo no tenía idea del tema sobre el cual hablaba, ni siquiera del hecho de que, segundos antes conversaba espontáneamente, trasladado en el tiempo, con otra persona, en otro lugar, y en otra situación.

Cuando me preguntaban, por los nombres de las personas y los lugares, podía rememorar el hecho acontecido, y cuando volvía a relatarlo, esta vez en plenas facultades sensoriales, ella, asintiendo, me decía: “eso es justo lo que acabas de decir mientras dormías”.
La situación se repitió muchas veces. Y hablé sobre muchas cosas. Pude haber dicho algo inapropiado alguna vez, pero nunca me lo dijo. Ni pareció molesta, al despertar. Más bien, y eso puedo recordarlo claramente, parecía sorprendida de la misteriosa situación, yo hablando, contando, conversando con alguien que no estaba presente allí, y al mismo tiempo, corporalmente entregado a los brazos de Morfeo. Confesiones oníricas…

*Imagen de www.oddee.com

Sunday, November 01, 2009

¡Brilla el sol!


Acabo de retornar de una visita fugaz a la linda ciudad de Maracaibo (occidente de Venezuela). Es lo que llamamos en Venezuela un “toque técnico”, por razones familiares.

Allá asistí a la graduación de uno de mis hijos (tengo cuatro, dos biológicos y dos adoptados en mi corazón). La historia del muchacho es digna de reseñarse para aquellos que con excusas no logran nada en la vida. Su madre y su padre se divorciaron hace unos años, cuando el comenzaba a cursar la secundaria. Confieso que temí lo peor, ya que el divorcio fue traumático. Eso y una fiebre enorme por ese juego de video llamado “Counterstrike”, que lo hacía dejar de hacer las tareas escolares por correr al centro de videojuegos más cercano a su casa y pasar allí horas y horas sin que nadie pudiese hacer nada me hicieron pensar muchas cosas. Lo llamaba semanalmente por teléfono y conversaba mucho con él, y debo reconocer que no me sentía escuchado. Por las cosas que me comentaba y el tono de su voz lo sentía incomprendido. El videojuego se convirtió en su válvula de escape, su forma de aislarse un poco de la realidad circundante. De poco valieron entonces los consejos de su madre para que bajara el ímpetu por el juego. Se hizo un experto en “Counterstrike”, al punto que otros niños lo buscaban par hacer equipo; tal era su maestría.

Lo sorprendente de todo eran las notas tan buenas que obtenía, excelentes calificaciones. Cuando su madre se mudó de casa lo cambió de escuela, y las notas continuaron altas. Hasta que llegó la Universidad. Le dimos todo el apoyo y la solidaridad del caso; lo alentamos a presentar la batalla; total, sabíamos que era muy joven aún para ese reto, y nada se perdía con probar.

La dificultad principal fue que tuvo que aprender a vivir fuera de casa, puesto que consiguió cupo en una Universidad de otra ciudad, a donde tuvo que ir a hospedarse, y aprender a cocinar, a hacer sus deberes de la casa, como lavar y limpiar la habitación. Se lo tomó en serio, y el “Counterstrike” pasó a ser historia, siendo sustituido por las materias universitarias. Excelentes notas rubricaron su pasantía por la Universidad. En la etapa final de su carrera fue elegido Presidente del Centro de Estudiantes, cargo que mantuvo hasta el final de su carrera universitaria. Ayer lo vi graduarse con honores, siendo el estudiante de mejores calificaciones de su promoción, que integraban 110 alumnos.

Cuando miro hacia atrás, y veo que un estudiante de pocos recursos como él, con las desventajas económicas y emocionales que tuvo, ha logrado laurearse con honores, recobro la confianza en que la patria es, ni más ni menos, lo que es cada uno de los individuos que la formamos. Y si cada uno de nosotros da pasos como los que mi hijo de corazón acaba de dar, tendremos un país decente, un país donde se pueda vivir en paz y prosperidad.

Hay siempre un millón de excusas disponibles cuando no se quiere hacer algo. Sobran siempre motivos para culpar a otros de nuestro propio fracaso. Levantemos nuestra mirada hacia el sol radiante, y entendamos de una buena vez que no podemos ocultarlo con un dedo. Y que nuestro futuro es tan brillante como lo queramos imaginar.

Saturday, October 24, 2009

Los tiempos de la Uni


El mundo gira. La vida pasa sin parar. Lejos está ya la época en que como estudiantes universitarios, veíamos que el mundo giraba en torno a nuestra rebeldía juvenil, aquella que nos impedía quedarnos en la casa los fines de semana, y nos impulsaba a salir con las chicas que se atrevían a acompañarnos a interminables rondas de música, alcohol y conversaciones variopintas, que tenían como temas la solución a todos los problemas del mundo moderno, rivalizando con los taxistas y los barberos, aunque (es lo que pensábamos) nuestras ideas eran más atrevidas, más novedosas, más audaces, menos acartonadas, más revolucionarias (sin la acepción política que dicha palabra tiene actualmente).

Un día de alguna de nuestras infinitas salidas podía comenzar en un café de la universidad, cambiar de ambiente y pasar de improviso a una tasca (taberna) de Sabana Grande, hasta la madrugada, y terminar en una playa del litoral central, lavándonos la cara con agua de mar y disfrutando de la fresca brisa marina de la mañana.

En esos días no existía el teléfono celular, y me había ganado la confianza de mis padres, quienes nunca (hasta donde yo se) se angustiaron de mi desaparición de fin de semana, que muchas veces alcanzaba desde el viernes en la mañana, cuando partía a las clases, hasta el día domingo por la tarde, cuando regresaba pleno de felicidad y nuevas experiencias y cuentos por contar, “mucha tela para recortar” como diría mi madre en ese entonces.

Fue en la universidad cuando por primera vez sentí lo que significaba la independencia, establecer mi propio horario de hacer las cosas, el ser libre, poder moverme a mis anchas por el mundo, por el pequeño mundo que yo mismo me había construido, y tallado justo a mi medida.
Fueron cinco años fabulosos, donde aprendí tantas cosas de la mano de profesores magníficos unos, huraños otros, unos simpáticos, otros muy serios, o amigables, pero siempre dispuestos a incrementar nuestros conocimientos técnicos, con uno que otro “tip” sobre cosas de la vida que teníamos por delante, y que nos encontraba en plena etapa de madurez.

El día que me gradué, estuve extrañamente silencioso, nostálgico, un poco ausente. Luego de los abrazos y fotografías de rigor, para luego eternizar el momento, fuimos a cenar, mis padres, algunos amigos y yo. Bueno, no se si yo estuve allí, porque me sentía ausente, invadido por pensamientos y sentimientos encontrados. Era como ver la película de esos cinco años pasando por mi mente sin parar. Flashes de imágenes aparecían por todos los rincones de mi mente, y producían en mí sonrisas furtivas, lágrimas, momentos de seriedad, angustias vívidas, y sobre todo, unas ganas inmensas de salir corriendo a parar el mundo, rebelde aún, y volver a esos tiempos que se escapaban de mis manos sin que yo pudiese hacer nada.

Al día siguiente volví a la universidad, caminé por los pasillos, miraba los edificios e instalaciones, y ya no era lo mismo, y nunca más ha vuelto a serlo.

En alguna parte quedó esa magia que viví por tanto tiempo (nunca me senté a pensar en que algún día terminaría, dicha sea la verdad) y que me hizo sentir la vida a plenitud. Mis días de estudiante, que intento revivir cada vez que vuelvo a la universidad y camino por sus anchos pasillos, inmensos, que aún me susurran tantas anécdotas ocurridas en éste o aquel lugar y me alborotan los recuerdos.
*Fotografía del Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela, con los famosos platos de Alexander Calder, via photobucket.com

Thursday, October 15, 2009

Mariale y el Blog Action Day 2009


Querida Mariale: siento haber tardado tanto en responder pero es que en los últimos días las horas no me alcanzan para hacer todo lo que quiero hacer. Las 24 que me han dado me han demostrado ser insuficientes para un solo día. Propongo un fin de semana de tres días, en vez del actual de dos. Y no creas que me domina la pereza, faltaba más. Lo que sí es cierto, es que cuando uno es perezoso puede ir a trabajar los cinco o seis días actuales, pero la producción demuestra que no hicimos el equivalente a dos, mucho menos tres.

Me pides que me una al Blog Action Day (cosa que hago con el mayor cariño a partir de tu iniciativa), cuyo motivo de este año es el cambio climático. Pues todos los días del mundo ha habido y habrá cambio climático. Ayer hizo mucho calor aquí en Caracas, hoy amenazó con llover, mañana ¿quién sabe? Dado lo anterior, me voy a referir al calentamiento global, que es ese fenómeno que está haciendo, entre otras menudencias, que el hielo en los polos se derrita como nunca antes. Hay un descontrol evidente a nivel climático. ¿Será que llueve al sur de California?

Mi hermana es hidrometeorólogo, y yo a veces la llamo y le pregunto cosas que se hablan en la TV, y yo no alcanzo a entender bien, como el daño a la capa de ozono y sus consecuencias, el fenómeno de “El Niño”, o el de “La Niña”. Ella me dice que el año 2010 va a haber sequia en Caracas y alrededores, por efectos de “El Niño” mientras que en la región andina va a haber mucha precipitación (lluvias). El Ministro de Ambiente dice que la sequía ya comenzó, y que viene un racionamiento del servicio de agua potable (para los que no lo sufren constantemente). Y yo me quedo pensando que ese “Niño” y esa “Niña” son traviesos y nos pondrán a sufrir con la sequía y el racionamiento, mientras que la gente de Los Andes tendrá que tomar precauciones, por aquello de las crecidas de los ríos y todo aquello. ¿Será que esos "niños" no tienen madre que los llame al botón?

Me hiciste leer sobre el tema, y encontré algo en mi “Agenda Verde”, muy interesante para compartir contigo y con todos:

“Si observamos al planeta en toda su magnitud, notaremos que tiene la mayor cantidad de vegetación al norte del hemisferio, es decir, arriba de la línea ecuatorial. Por lo tanto, cuando el hemisferio norte está inclinado hacia el Sol, como en primavera y verano en Norteamérica, los árboles producen hojas que absorben el dióxido de carbono, y por ende, la cantidad de éste disminuye en la atmósfera.
Cuando el hemisferio norte se inclina lejos del Sol, como en otoño e invierno, las hojas caen y emiten dióxido de carbono, y la cantidad de éste en la atmósfera vuelve a aumentar. Es como si la Tierra inhalara y exhalara una vez al año.
Este proceso natural mantiene en equilibrio la temperatura del planeta, y estabiliza el clima benéfico para la vida durante miles de años; pero la disminución de bosques y la emisión de gases cada vez en mayor cantidad ha hecho que este equilibrio se rompa, con la consecuencia que ya todos conocemos: el calentamiento global”.

Gracias Mariale por centrar mi atención en este tema tan importante para la humanidad. Pocos son los que le prestan la debida atención a las alarmas que hace tiempo suenan y no traen buenos augurios. Esas alarmas, suenan y resuenan en la Amazonia, lugar de gran diversidad biológica, que actualmente sufre la devastación de los depredadores humanos. Mi “Agenda Verde” dice que “al ritmo actual, el proceso de destrucción de la Amazonia podría ser irreversible en diez años, y toda la selva desaparecería en unos 40 años, según informes del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. ¡Esa alarma tiene que escucharse! Uno de los mayores pulmones del planeta está en peligro de muerte…
*Imagen de www.blueplanet26.wordpress.com

Sunday, October 11, 2009

Lo grande del cielo y lo inmenso del mar



"Cuando un pez nada, sigue nadando y el agua no se acaba.


Cuando un pájaro vuela, sigue volando y el cielo no se acaba.


Desde las épocas más remotas, jamás un pez se salió del agua nadando, ni un pájaro del cielo volando...


Sin embargo, si hubiese un pájaro que quisiese examinar primero el tamaño del cielo, o un pez que primero quisiera examinar la extensión del agua, y luego tratara de volar (el uno) o de nadar (el otro), nunca podrían moverse, ni el uno en el aire, ni el otro en el agua.

Doogen (1200-1253), Maestro Zen

Saturday, October 03, 2009

Amistad


Llegué temprano en la mañana al taller con el propósito de hacer una pequeña reparación a mi vehículo. Como sabía que tardaría al menos una hora en comenzar sus labores, fui preparado, llevando en mis manos una obra de Joseph Roth, “La Leyenda del Santo Bebedor”, excelente recomendación de mi amigo Andrés Boersner.

Y la vida, como siempre, cambiando el libreto original de las cosas. Al lado, mostrándose entre las rejas del garaje de una casa, una hermosa perra me dio la bienvenida, a través de amistosos ladridos que no tardaron en ser correspondidos.

Su mirada me inspiraba a consentirla, y eso, sin más preámbulos, fue lo que hice. Noté que tenía hambre y que se acababa de despertar. Me había llevado dos barras de granola para soportar el apetito mientras culminaba la reparación, pero he aquí que al instante me encontraba compartiendo la granola con ella, mi nueva amiga canina. Y de verdad tenía hambre, porque tuvimos que ir a medias con nuestra comida, como debe ser cuando se trata de amigos, aunque fuesen recientes, como en nuestro caso.

La perra probó la granola con curiosidad al principio, y terminó encantándole. La novedad, cuando gusta, trae alegría consigo. Mi amiga es grande, robusta y bastante cariñosa. Cuando me encuentro con esos perros así, tan amistosos y cariñosos me provoca tener una casa y llevármelos a vivir conmigo. Ellos siempre tan fieles y tan leales.

Pude notar también, durante mi espera, que la generosidad es un don que no ha desaparecido. Vi pasar a dos obreros, que se detuvieron a darle sus caricias matutinas, que ella, ni tonta ni perezosa, no dudaba en recibir (quizás es costumbre). Y además compartieron con ella parte de su desayuno, que llevaban en pequeños contenedores, camino a su trabajo. Por muy humilde que se sea, existe la solidaridad, y la naturalidad de la misma no dejó de llamarme la atención.

El hecho en sí es que casi no dediqué tiempo a la lectura del libro de Roth, sino a mi nueva amiga perruna. Pienso que volveré a verla y a llevarle su barra de granola. Me cautivó con sus ojos grandes, cuya mirada, entre melancólica y tierna, y esa simpatía que le brota por los poros, no voy a olvidar en mucho tiempo.

Ahora vuelvo con Roth, y con la sonrisa a flor de labios…
*Imagen: simbología kanji japonesa para "perro fiel".