Ya hacen
dos semanas que papá se fue. El luto se va viviendo poco a poco. Va cambiando
lentamente con el tiempo. Escenas infinitas que no paran.
Al
principio revives mucho el final. Es como una película que se repite una y otra
vez. Agonía. Angustia. Lloras mucho. Te haces preguntas. Acusas. Caes en
cuenta. Reflexionas. Vuelves a acusar. Te calmas. Hasta que llega el momento en
que ya no quieres (o no puedes) revivir más esos momentos.
Entonces,
sin que te des cuenta, el luto transmuta. Como cuando sales de ver una película
y entras en otra diferente. En ésta, las escenas recrean momentos a lo largo de
la vida juntos. Los buenos. Los malos. Los neutros. Las escenas se suceden una
tras otra. Algunas se repiten. Como en el cine continuado de mi adolescencia.
Pasan los días y las escenas allí.
He
salido para distraerme. Quise ver montañas. Fui a verlas. Disfruté el verde y
el azul del cielo. Las escenas no se han ido. Van y vienen. Entre montañas.
Entre riachuelos. Están allí.
No sé
cuantas etapas me faltan por vivir de este luto. Las cosas van pasando y voy
aprendiendo de todo. Porque en verdad es todo un aprendizaje. Muchas cosas
salen a la luz. Muchas caras se muestran. Todo se ve con total diafanidad. Y el
tiempo no se detiene.
Conocí
muchas personas que han vivido el luto. Creía saber muchas cosas. Pero es muy
distinto vivirlo en primera persona. Es otra cosa.
Sé que
tengo que dejar ser. Dejar pasar. En mi mente se escuchan fuertes las palabras
del Maestro Budista Ajahn Chah: “Si dejas ir un poco, tendrás un poco de paz.
Si dejas ir mucho, tendrás mucha paz. Si dejas ir completamente, tendrás la paz
completa”.
Me voy
ahora, meditando mucho la profundidad de este poema:
Aún más que la vista
de las hojas carmesí
volando a merced del viento,
en realidad es la vida
la que pasa efímera.
Oe no Chisato
4 comments:
El duelo... es diferente en cada persona, pero si pasa por varias etapas, unas mas largas que otras, y si, efectivamente llega un momento que como que las lagrimas se secan y ya no salen mas al exterior, pero uno sabe que el corazón sigue llorando, aunque los demás no nos vean llorar ¡, la realidad es que uno sigue llorando.
El tiempo pasa y se van curando las heridas, pero no hay un manual que diga cuanto tiempo debe pasar para que eso suceda...
Yo cada día de mi vida lamento y lloro no haber estado al lado de mi mamita cuando murió, esta es una herida profunda que tardará mucho en cerrarse.
Tienes que vivir tu duelo y no permitas que nadie te diga como vivirlo, se tu, permítete tu llorar todo lo que necesites llorar... Un abrazo en la distancia de alguien que sabe muy bien por lo que estás pasando
Muchísimas gracias por tus palabras de aliento Pansy. Se que también transitas esta misma senda. Un abrazo solidario!
Tenia mucho tiempo sin entrar a mi blog y no he leído nada, lo primero que leo y me encontré esta noticia.
Solo se me ocurre enviarte un abrazo muy fuerte, las palabras sobran. Recíbelo te lo envío con mi corazón.
Hola Gloru! Muchas gracias. Un fuerte abrazo y un beso.
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