"Yo
tengo un mundo mío, y voy a compartirlo con alguien como yo, sueños de amor y
fantasía serán las normas mías para regir mi vida, mi mundo es complicado,
difícil de explorarlo, difícil de vivir, pero es mio, es el mundo mío, lleno de
triunfos y fracasos, virtudes y pecados, y en él no cabes tú".
Esta
vez llego a Margarita por helicóptero. Es extraño llegar así. El vuelo es muy
ruidoso. Salí del barco por la parte más alta, que es donde se halla el
helipuerto. Subí a un asiento incómodo, donde no me cabían las piernas, y
volamos durante hora y media hasta el Aeropuerto de Margarita.
Apenas
salir quise besar el suelo, como hace el Papa, pero me dio pena hacerlo de esa
forma. Lo que hice fue bajar la mano disimuladamente, tocar la tierra y besar
mi mano a continuación.
Estaba
cansado luego de 22 días de trabajo en altamar. Llegué a la playa más cercana
al aeropuerto, El Yaque, por primera vez.
El
Yaque es una playa donde sopla bastante el viento, y por lo tanto es ideal para
la práctica del windsurf y el kitesurf. Es emocionante y contagioso ver a las
personas lanzarse a la mar con su tabla y sus velas, o llevados del parapente
surcando las olas. Fue hermoso estar allí unos días.
Claro
que visité a mis playas favoritas de la isla, “El Agua” y “Zaragoza”, y me
detuve a disfrutar de ese turquesa único que tiene el mar en “Manzanillo”.
“El
Agua” no estuvo en su mejor día pues el oleaje era intenso, así como también la
resaca, lo que no me permitió disfrutar de nadar entre sus olas energizantes.
No obstante la hermosa vista al archipiélago de Los Frailes y sus hileras de
palmeras lograron relajarme completamente.
En
“Zaragoza” me di cuenta que en enero y febrero el agua es helada, tanto que
pocos nos aventuramos en sus olas por mucho tiempo. Gocé la caminata hasta la
Punta Zaragoza, donde hay un hermoso faro en blanco y rojo.
La
mayor parte de los días el sol estuvo muy radiante, y entre las cocadas y la
cerveza me ayudaron a sobrellevarlo.
Finalmente
visité “Punta Arenas”, en el extremo oeste de la Península de Macanao, una
playa que muchos consideran la mejor de la isla por sus características de
aguas transparentes, arena blanca y mar azul. Como no era temporada de
vacaciones la pude disfrutar mucho más, con caminatas extensas a lo largo de la
orilla, con las olas rompiendo y mojándome los pies, haciendo ruido de
burbujas, tan solo interrumpido por la voz de Anna, mi bella compañera de
viaje. No se puede pedir más.
Es
Margarita, una isla cautivadora, llena de parajes de ensueño, de esos que se te
quedan pegados en la mente por mucho tiempo. Azules que son más azules en el
mar, degradados en tonos turquesa y verde, combinados con un cielo despejado y
una arena blanquísima, tan bonito a los ojos que cuesta creer que se está
despierto contemplando el paisaje. Es mi isla bonita, amor total, mi mundo...
4 comments:
Aja, con que paseando con una tocaya por la isla? Me voy a poner celosa :)
Besos, mi viejo bello!
Naaaaaaaaaaaaanyyyyyy beeeeeeellaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!! Gusto de saberte por estos lares de Dios! Anna es una bella compañía, me imagino que así eres tú. Saliendo diez containers de besos via Miami, Fla.
Laisla tambièn es un sitio hermoso para mi! Especial y ùnico... una delicia tu escrito, maravilloso!
Hola Lore! Gracias! Yo amo a Margarita! Un besazo!
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