Tuesday, April 08, 2008

¡¡El avión jefe!!

Al subirse a una cabina de un avión se activan en cada ser humano una serie de comandos y de comportamientos que muchos ni se imaginan.

La tipología de seres que se suben a los aviones es infinita. Hay desde el “valiente” que sube y se sienta a mirar a todo el que está embarcando con cara de “me he montado millones de veces en aviones, para mi es una costumbre, y no le tengo miedo a volar, soy un experto”. Con tan solo bajar la mirada, y ver el movimiento armónico simple y repetitivo al infinito de sus piernas ya uno se da cuenta de que es sólo una máscara la supuesta actitud de sobrado; hasta la señorita que no quiere que nadie la vea, ni la toque, ni le hable, dado su nerviosismo y miedo a volar. Basta que la aeronave caiga en un vacío de aire y pierda un poco de altura para que la susodicha deje escapar un suspiro/quejido profundo, casi un grito reprimido de terror, el cual pretende cubrir después con una cara de muy pocos amigos, habida cuenta de que todos los pasajeros en el avión escucharon el suspirito.

Volar es toda una experiencia. A mi me parece que es maravilloso viajar en aviones. Claro que mi comportamiento es también parte de las tipologías antes mencionadas.

Partiendo del hecho de que considero a los aviones como parte integrante del sexo femenino. Antes de subir la cabina les doy su sobadita, sus palmaditas al fuselaje, y les pido que se comporten bien durante el vuelo, todo ello (por supuesto) tratando de evitar que mucha gente lo perciba, cosa que no logro del todo. Las sonrisas y miradas de picardía de quienes me siguen al abordar me lo dicen todo.

Me encanta ver el cielo y las nubes desde ocho mil metros de altura. Por eso odio los aviones cuyas ventanillas están rayadas. Dentro de la cabina me gusta mucho mirar a la cabina del piloto, con sus miles de instrumentos de todos colores y sabores, lo que, unido a la expresión de confianza y el muy pulcro uniforme que siempre visten los pilotos me produce una sensación de satisfacción y seguridad.

A veces las filas de asientos están muy pegadas entre si, y a pesar de la incomodidad, el solo hecho de sentir la velocidad y la vibración mínima del fuselaje cuando corta el viento me libran de cualquier falta de confort. El ruido de los aviones grandes también me gusta mucho. Es el sonido que asocio a la alta tecnología.

Claro que también me produce miedo volar, porque también vienen a mi mente las tragedias aéreas que han ocurrido, donde he perdido incluso amigos, y me pregunto a veces si saldré vivo de la cabina, o cómo será la experiencia de los momentos previos al accidente. Espeluznante, inimaginable. Confieso que lo pienso, y solo me tranquiliza el saber que nuestra suerte está en manos de Dios, o del destino, como quieran pensarlo. Si está escrito que no vas a morir allí, no morirás allí por más veces que se repita la experiencia. Eso me calma, me da paz.

Hoy experimenté un viaje en avión más en mi vida, y la curiosidad principal fue que saqué un libro titulado “Sauce ciego, mujer dormida” de Murakami. Son 24 cuentos, de los cuales había leído tres. Tenía un marca-libros en la página donde quedé hacía unos días, y al abrirla me encontré con el cuarto de los cuentos, cuyo título era “Avión…o cómo hablaba él a solas como si recitara un poema”. No quiero referirme a la trama del cuento sino brevemente a explicar que se trata de un individuo que tenía la rara costumbre de hablar solo, y una muchacha que lo observaba llegó a hacérselo notar, y no sólo eso, sino que le escribió lo que hablaba en una oportunidad, que parecía (o es) poesía:


El avión
Vuela el avión
Yo en el avión
Vuela
El avión
Pero aunque vuele
¿Es el cielo
El avión?


Esta lectura ocurrió en pleno vuelo, yo sentado, leyendo esto, en la cabina de un avión, y justo me tocaba ese cuento, que no sabía que tenía al avión como tema involucrado. ¡Yo en el avión leyendo "Yo en el avión"! Vaya coincidencia…

18 comments:

Capochoblog said...

Pues tu mejor que nadie sabes que las coincidencias no existen, por tanto...te dieron un mantra perfecto para volar tranquilo.
A mi me da apremio toda la algarabia del pre y el post vuelo, pero ya en el aire, me olvido de todo.
Es donde mas cerca estoy del cielo... y considerando mi caracter... jajaja.. es una bendicion :))))
Beso mi viejo bello!

Nerim said...

Esas sensaciones las vivimos todos cuando nos subimos a un avión, los mismos miedos, las mismas reflexiones y cada quien encuentra el cielo o el infierno que se imagina.

Mi hermano es un piloto experimentado y siempre me dice que los aviones es el medio de transporte más seguro que hay.

De todas formas me pasa lo mismo que a ti, me calma pensar que lo que tenga que pasar pasará me preocupe o no.

Un fuerte abrazo

Silvia said...

En los aviones me ocurre lo que quisiera sentir en el mar, no pienso mucho donde estoy, ni lo que hay debajo, ni en nada, me persigno justo cuando arrancan los motores y antes de aterrizar, el resto pasa entre las paginas de un libro...

Cariños

Silvia.

Anonymous said...

También me gusta volar, no siento miedo.
Claro que estoy consciente de que existe un riesgo, pero no llega a producirme gran temor.

El Trimardito said...

Bueno, amigo que te puedo decir, que últimamente yo me he montado en más aviones que en autos.
Quizás está vez te tocó, eso que denominan causalidad, al estar en el avión y leer con referencia a uno.

Saludos!!

Waiting for Godot said...

Totalmente de acuerdo con la nany. Nada es por casualidad. Besos.

Silmariat, "El Antiguo Hechicero" said...

Podría escribirte algunas cosas sobre aviones, aeropuertos, gentes, pasajeros y maletas…
Tan sólo respiro profundo, mientras sonrío…

Todo lo mejor para ti.

dariela said...

Este escrito me ha dado ganas de sentarme a leer en un avión, cosa que nunca he hecho. Debe ser supremo el sentir que estas tan alto y sigues haciendo casas que haces tan pegado a la tierra.
cariños para ti,

Gilberto said...

hace tanto tiempo que no me monto en un avión que me sería difícil describir ciertas cosas. La primera vez fué un viaje corto, tendría yo como 8 años cuando viaje con mis abuelos maternos y mi única tía a Bonaire. El avión tuvo contratiempos y hubo de dar algunas vueltas a la isla antes de aterrizar. Recuerdo claramente la cara de susto de la gente mientras yo simplemente veía por la ventanilla lo hermosa que es esa pequeña isla desde el aire, vainas de niños.

Gilberto said...

¿Cuales coincidencias Oswaldo? Todo está ligado, la vida es un eterno fluir y todo ocurre por una razón. Ahora, es la capacidad de sorprendernos lo que nos hace mantenernos alertas a los cambios. Un abrazo.

Benedetto said...

Caro amico!

Tempo fà che non ci sentiamo, vero?

Llegando de leer mis rincones favoritos, y me tropiezo este post sobre ... aviones !

Y es que, cuando se trata de estas hermosas màquinas, mil suspiros, mis comentarios, mil reflexiones, y mil latidos me asaltan; desde todas las òpticas posibles!

Tu comentas que acaricias el fuselaje al momento del abordaje; yo saludo de manera marcial a la tripulaciòn cuando atravieso la compuerta principal.

El plexiglass sin rayas; la vibraciòn del cuerpo cuando estamos taxeando; el empuje de las turbinas con la carrera de despegue; y ese melodioso y armonioso estado alpha; que deja volar la imaginaciòn, y hace perder la visiòn entre copos enormes de algodòn...

Como dije hace poco en el espacio de IMAGINA; " Una sensaciòn de salud espiritual tremenda; una comuniòn con àngeles y santos que no nos merecemos" ...

Todo eso allà arriba, no a 8.000, a 30.000 pìes...


Un abbraccio caro amico; siempre retornando a casa!







Beny.

Miguel Pinto said...

Che ti posso dire caro amico!

A me mi piace moltissimo volare, perche nel volare ce sempre colegato if fatto di andare e conoscere luogi diversi, eppure ritrovarci con le persone che vogliamo bene e non sono vicino.

Volare e sempre bello!

Oggi, che ció un po di tempo, ti voglio lasciare un saluto speciale, e anche i miei desideri de pace e bene.

Oswaldo Aiffil said...

Hooolaaaa Naaanyyyyy beellaaaa! Claro que no existen las casualidades sino, como dice Bexza, las causalidades. Me asombró que ese fuese el cuento que me tocaba, y créeme que se sintió diferente leerlo allá arriba. Hay una conexión que tengo con Haruki Murakami. Mientras más lo leo más la percibo. Tenemos las mismas dudas, tememos a los mismos misterios, me asombra y me hace adicto a sus libros. Un beso enorme cosa bella!

Hola querida Nerim! Ciertamente es un mundo de emociones lo que se suscita en la cabina de un avión. Tan solo los niños en su mundo de juegos y fantasía se lo toman de lo más natural. El resto del pasaje está en trance, cada uno a su manera. Hay incluso personas que lo miran a uno, y con los ojos le preguntan si todo está bien. Al sonreírles, se les nota demasiado la tranquilidad que uno le inspira. Tengo amigos pilotos y son seres con un alto nivel de stress laboral, no cabe duda. Son muy supersticiosos, y tienes cerros de anécdotas que, gracias a Dios, los pasajeros ni nos enteramos que suceden en pleno vuelo. De todas maneras, volar es un hermoso placer, y lo demás queda en manos de Dios, o del destino...un beso Nerim!

Hola Silvia! Se te va el vuelo en leer. Yo también leo, y dependiendo de la duración canto, duermo a pierna suelta, camino en los pasillos. Hay una sensación emocionante cuando caminas por el pasillo y ves las caras de los pasajeros, cada uno en su trance. Un beso grande Silvia!

Hola Mariale! Que bueno que no sientes temor. Tengo un amigo que me cuenta que en la escuela de pilotos, durante una clase, les pusieron grabaciones de las cajas negras de aviones estrellados, y más de la mitad de la clase abandonó el curso. Cuando se está consciente del riesgo es cuando vienen los temores, o la audacia, depende. Un beso Mariale!

Hola Trimar! Un beso a mi niña bella antes que nada. Me imagino que tu tienes unas cuantas horas de vuelo transoceánico. Y unas cuantas anécdotas vividas en pleno vuelo, eso es seguro. Lo de la causalidad es verídico. Es un mensaje. Es un nexo con el autor del libro, de eso estoy seguro. Un abrazo amigo!

Hola querida Waiting! Como dice Bexza, y también J-Oda, las casualidades no existen, sino las causalidades. Puede que haya recibido un mensaje que he tardado en descifrar. Un beso preciosa!

Konnichiwa Silma san! Vaya, estoy seguro que usted podría escribir una saga sobre este tema. De hecho, ya en su blog ha deslizado uno que otro capítulo. Avíseme cuando escriba el próximo capítulo de la saga. Son buenísimos, y de eso usted sabe un montón. Un abrazo!

Hola mi querida Dariela! Es toda una experiencia, que lo mío del avión al leer sobre avión es coincidencia, ¿eh? Y mientras más se prolongue el vuelo, vas a encontrarte haciendo cosas más terrenales allá arriba. Lo mejor que te puede suceder en un vuelo prolongado es conseguirte con un compañero de vuelo que sea afín a ti. Se pasa de maravilla. Y sucede que, a veces, no lo(la) vuelves a ver más, por lo que te quedas con el momento, y la vida no es más que eso, momentos que se suceden como una película, uno tras otro. Un beso Dariela!

Hola Gilberto! El momento llegará cuando tenga que llegar, ni antes ni después, tu lo sabes bien. Los niños, como tú en aquel vuelo, lo viven de maravilla, como si estuvieran soñando, todo natural. De adultos y maduros la cosa cambia un poco, y hasta puede uno volver a la niñez a traves de la ventanilla, mientras juega con las nubes, ¿no lo crees? Un abrazo Gilberto!

Beny! Caro amico, ¿come ti trovi? Ohh, tienes razón son ocho mil metros (25000 pies) la altura promedio, vaya gazapo, lo corregiré en el texto, gracias.
Veo que también entras en trance, se abren los sentidos, se incrementan las sensaciones. Se recuerdan los momentos vividos con la gente que dejas en el aeropuerto, se recuerda a la gente que te espera, imagenes que pasan por tu mente a mil por hora mientras taxea el avión. Y luego el vuelo, que es otra aventura más.
Grazie per venire, sei sempre benvenuto a casa caro amico! Un abbraccio!

Michele, caro amico, ¿come stai? Volare, oh oh oh oh...tanti grazie per il tuo saluto, aspetto il giorno che tu mi dica che ritorni a casa, per compartire la crepe di nutella, possiamo invitare a Beny anche, momento glorioso, un sogno caro amico, ma puodarsi, in bocca al lupo! Saluti anche alla famiglia!

Muchas gracias a toda la gente bonita que me viene a leer y a dejar toda su buena vibra por estos lares de Dios. Tiempos de cambio soplan por mi vida en estos días, mucho trabajo, con salud gracias a Dios,y con toda la energía que, apuntalada por la buena vibra de ustedes, me mantiene en esta casita virtual, que también es de ustedes. Gracias por ser consecuentes, todos, los que escriben y los que sólo leen, gracias desde mi corazón!

Ricky del Norte said...

Muy buena tu anecdota Oswaldo..., siempre existe un temor al subirse a un avión, pero creo que la experiencia vale la pena.
Saludos.

IMAGINA said...

¿Dónde estaba yo que me perdí esta maravillosa historia al momento de ser escrita?
:(
Creo que en otro post, cuando hablaste de una casualidad, te dije -y si no lo hice lo hago ahora- que no creo en las casualidades. Ni por un instante. Creo con absoluta convicción en la causalidad.
Y ese hombre que hablaba solo me recuerda a mi hijo que también habla muchísimo solo y que sueña con ser piloto.
Delira por los aviones.

Oswaldo Aiffil said...

Hola Rick! Verdaderamente, para mi la experiencia es fantástica también, eso si, hay que controlar esos nervios. Gracias por lo que me corresponde. Un abrazo!

Mon cherie Rosalie, tienes un piloto en ciernes. Rienda suelta a esa pasión, es mi humilde consejo. Un beso preciosa!

Angelica said...

El hecho de viajar en avión para mi es un placer y por eso me gusta tomar varios vuelos por año. Cuando tengo la oportunidad de conseguir Pasajes a Buenos Aires desde Bahía Blanca no lo dudo y voy a visitar a mi familia

Oswaldo Aiffil said...

Hola Angélica! Volar es un placer indescriptible. Que bueno saber que tienes esa gran oportunidad. Gracias por venir y comentar. Un beso grande!!