
Este es un cuento proveniente de la India, que no ha perdido valor en nuestros días. Espero que lo entiendan y le den valor a su significado porque pasa en las películas, pasa en la vida, y, ¡si!, pasa también en TNT...
Era una ciudad pequeña de la India. En su templo principal había una caja para depositar los donativos. Los benefactores del templo se hacían cargo de esta caja, a la par que había otra para los devotos comunes. Tenían por costumbre echar una moneda de oro a la semana.
Kamal era el nombre de uno de los benefactores. Se dijo: "Todas las semanas los benefactores echamos a la caja un buen numero de monedas de oro. Por una vez que yo eche una de cobre, poco se va a notar en la suma total y, además, ¿quién va a saber que soy yo?".
Asi que Kamal, sin darle más vueltas al tema, cogió una moneda de cobre y la echó en la caja de donativos.
Llegó el domingo. Como era habitual, los benefactores se reunieron para hacer el culto y luego procedieron a abrir la caja de los donativos. ¡sorpresa y bochorno! Todas las monedas eran de cobre, porque todos los benefactores habían tenido el ávido pensamiento de Kamal.
El maestro dice: "Como el óxido se adhiere al metal y el musgo a la piedra, la avidez se adhiere a la mente humana. Pero si te aferras a la moneda de oro, estás haciendo el peor de los negocios: estás dejando de contemplar y conocer tu naturaleza original".
Cuento proveniente de la India, recopilado por Ramiro Calle en su libro "Antología de Cuentos de la India y Tibet"