Friday, February 27, 2009

Cibelle...belleza!


Se llama Cibelle. Es una cantante brasileña, estupenda, bellísima voz y mucho sentimiento. Me deslumbran su sencillez y su desenfado. ¿La canción? “Esplendor”, compuesta por Moraes Moreira y Ari Moraes. La letra, igual que la cantante, me mata, se las dejo en español:


Caía una lluvia fina
en forma de confesión,
y yo, soledad.
Soy como una hoja de otoño
que, sin dueño,
navegando llega aquí


Para decirte que el abandono
va llegando a su fin,
y yo, soledad.
Solo falta ahora tu sonrisa,
un aviso
de que la luz del sol está por venir.


Y si me vieras vagando
sin razón,
no vayas a pensar que el desengaño
vive en mi corazón.
Hace mucho tiempo que se fue,
y la estación que viene después
muestra todo su esplendor

Saturday, February 21, 2009

En estos días...


Estos días me descubren con bastante ocupación profesional, plenos de estudio, de mucha dedicación. El tiempo se hace corto para todo. Pero se trata de hacer lo mejor que se pueda dentro del tiempo disponible. Me gusta un poco la situación porque me distrae de tantos acontecimientos que ocurren allá afuera. No siempre todo sale como uno desearía. Sin embargo hay algo que nunca olvido, y es que nunca es más oscuro que cuando va a amanecer.

Estoy haciendo mucho ejercicio, después de casi dos años sin hacerlo como rutina, luego de lesionarme un ligamento durante un ascenso al pico Oriental en Caracas. Mi rutina consiste en andar unos 20 km semanales. Al principio me sentí algo agotado luego de las sesiones pero ya todo va tomando su ritmo y me estoy sintiendo cada vez mejor. La actividad física mejora el estado de ánimo, y tiene efectos orgánicos muy buenos. No tengo planes cercanos de entrar en competencias atléticas este año, pero si el de mantener la rutina aeróbica. Luego, ya veremos.

Como novedad musical les cuento que me siento fascinado de haber estado presente en los conciertos de una estrella naciente llamada Hana Kobayashi, quien canta el bossa nova y el jazz de manera impecable. Hana es una linda persona a quien tengo el privilegio de conocer y ver actuar muy de cerca en el Boston Bakery. Ojalá tengan la oportunidad de verla en algún momento, lo van a disfrutar muchísimo.

En lo que a lectura respecta, me encuentro embebido en “La maravillosa vida breve de Oscar Wao” (Editorial Mondadori, 2008), libro ganador del Premio Pulitzer 2008, cuyo autor es el escritor dominicano Junot Diaz. La novela, que relata la vida de un adolescente dominicano que emigra a New Jersey, junto a su madre y hermana me pasea, al mismo tiempo que me relata la vida azarosa de Oscar, por la historia política reciente de la RD, especialmente en el período dictatorial de Rafael Leónidas Trujillo (1930-1961). La trama refleja la cruda realidad de la vida de un inmigrante latinoamericano pobre en Estados Unidos, con una buena dosis de humor caribeño. Es una buena recomendación que me permito hacerles. Ya en Houston la había visto y me sentí atraído a leerla, pero fue en Caracas cuando por fin la compré, y ha valido la pena. Divertidísimo y muy ameno relato.

Gracias a todos los que a bien tienen acercarse a esta casa virtual, que también es de ustedes. Se les agradece enormemente su buena vibra y sepan que son siempre bienvenidos por estos lares de Dios.

Saturday, February 14, 2009

Y así van las cosas...




Hoy es el día de San Valentín. No ha sido el mejor día. Nada que ver con el amor. Se trata de cosas que tienen que ver con la permanencia, o mejor dicho, con la impermanencia. Esta tarde, cuando regresaba a casa, escuchaba esta canción. Apropiadísima para el momento, por el dejo de tristeza que tiene, y también por el día, porque se trata del amor. Les dejo la letra traducida, y el video. Vendrán días mejores…



Y así van las cosas

En cada corazón hay una habitación,
un santuario seguro y fuerte
para curar las heridas de pasados amores,
hasta que venga uno nuevo.
Te hablé de forma prudente,
me respondiste sin ostentación.
Y todavía siento que dije demasiado.
Mi silencio es mi autodefensa.
Y cada vez que cogía una rosa
parece que sólo sentía las espinas.
Y así van las cosas, así van las cosas
Y supongo que pronto también te irás así.
Si mi silencio te hizo ir
ese sería mi peor error.
Así que compartiré esta habitación contigo,
y puedes romper este corazón.
Y esta es la razón de que mis ojos estén tan cerrados.
Es también por todo lo que he visto.
Y así van las cosas, así van las cosas,
y eres la única que lo sabe.
Así que yo elegiría estar contigo,
Si fuese yo quien tuviese que elegir.
Pero tú también puedes tomar decisiones.
Y puedes romper éste corazón.
Y así van las cosas. así van las cosas,
y tú eres la única que lo sabe.


Post data: la palabra impermanencia no aparece en el Diccionario de la Real Academia, sin embargo tiene mucho uso en temas espirituales. Tiene que ver con la temporalidad de nuestro paso por la vida. Se explica muy bien en el capítulo 2 del “Libro Tibetano de la Vida y de la Muerte” de Sogyal Rimpoché, editorial Urano.
Video: “And so it goes” de Billy Joel, en www.metacafe.com
Billy Joel - And So It Goes (Official Music Video) - Watch the top videos of the week here

Thursday, February 05, 2009

Gente de la selva

Dice Juan Luis Guerra que en los campos de República Dominicana el arcoíris bebe agua en el río y los campesinos ordeñan la noche. Es verdad. Esa gente que no sabe de preocupaciones de la vida moderna, que convive de cerca con la naturaleza y se nutre directamente de ella. Es esa gente que en las noches se acerca a la bodega del pueblo a mirar un aparato de televisión, el único en la aldea. Yo estoy allí. Los miro mientras ellos dirigen sus miradas a la TV. La ven como hipnotizados. Se ríen de casi todo lo que ven. Les causa una gracia inocente que yo, acostumbrado a verla en mi ciudad, no encuentro por ninguna parte.

Lo que ellos ven en la TV es como si no perteneciera a este mundo. Es una caja de fantasía, de cosas que no ocurren en su entorno, o que ellos no han visto nunca. Algunos se atreven a preguntarme si en realidad esas cosas ocurren en la gran ciudad, o si es sólo en la TV. Cuando les digo que si ocurren se ríen incrédulos. Algunos, porque también hay miradas que me dicen que quisieran ir conmigo a ver esas cosas que, por el momento, están limitadas a la TV.

Cuando yo hablo, todos se dan cuenta, si es que no lo habían hecho ya, que soy un forastero. No son sus palabras, aunque pensamos que hablamos el mismo idioma. No son sus gestos, no es su modulación, no es su acento. Unos niños me miran y se preguntan quién soy. Los que saben de dónde vengo aclaran la duda en voz baja. Yo escucho el cuchicheo, pero no los miro para evitar perturbarlos.

Las mujeres del pueblo son lindas, de hermosa mirada y mejor sonrisa. Espléndidas con el visitante, no escatiman en ofrecer un buen café. El café sabe distinto, tiene amor como ingrediente, ni muy dulce ni muy soso. Un poco fuerte, tinto, muy caliente, eso sí. Comparto los sorbos con las sonrisas de agradecimiento. Ellas las corresponden con otras muy bonitas que guardo para siempre en mis recuerdos.

En las tardes, cuando el calor arrecia, me invitan a caminar hasta el río, donde todos se zambullen en sus aguas. Nadie usa traje de baño pero todos se internan en las frescas aguas. Yo también lo hago. El calor obliga a hacerlo. Observo el río hacia el horizonte. El paisaje de la selva me deja mudo. Ese verde tan profundo. El cantar de múltiples aves que no logro identificar. La selva es imponente, sin lugar a dudas. El olor del río es también especial. No puedo describirlo bien, sin comparación posible.

Al final de la tarde regresamos con la ropa húmeda. El olor del rio permanece. Al llegar a la casa ya la ropa está completamente seca. El río tiene una magia que hace que todos volvamos más felices. A esperar la noche. Y a los mosquitos implacables. A ellos, los lugareños, parecen no molestarles cuando llegan en oleadas a picar al forastero. Sangre nueva. Gracias a Dios he traído repelente. No me gusta usarlo pero no tengo remedio. Se enciende una fogata. El humo los espanta por momentos. La brisa se muestra poco colaboradora. Aún así me encanta estar aquí, escuchando los cuentos de los viejos de la aldea, cuentos de fantasmas, de hombres que se han perdido en la selva y nunca fueron encontrados, de jaguares escuchados mas nunca vistos, de anacondas, de amores y de los que ya no están, pero que no han sido olvidados. Miro al cielo, las estrellas todas, respiro profundo el aire denso y puro de la selva en la oscura noche…
*Imagen: www.venezuelatuya.com