Wednesday, December 31, 2008

Corta divagación de fin de año


Se va en pocas horas el 2008, año convulso, como los años recientes.

En el aspecto internacional, llega Obama, se va Bush y la gente ve una ventana de esperanza en el cambio.

Mi linda Cereza, excelente amiga y blogger, se ha curado de un cáncer que osó atacar a semejante generador de energía positiva, craso error. También allí muchos tienen una esperanza de que sí se puede luchar.

Los “quereres” están muy bien y eso me hace sentir agradecido con el Universo. Uno que otro inconveniente superable pero a fin de cuentas hay mucha esperanza.

El 2009 se ve venir con nubarrones, especialmente en lo concerniente a la parte económica, lo que pone en peligro la estabilidad de muchos empleos, pero nunca pierdan la esperanza de que la cosa va a mejorar, a pesar del comienzo incierto, especialmente porque dicen que nunca es tan oscuro como cuando va a amanecer.

El año 2008, en lo que a mí concierne, estuvo bastante más movido de lo que supuse a comienzos del mismo. Mucha experiencia positiva en lo personal y en lo profesional, cosa que agradezco infinitamente a Dios.

El año también ha estado marcado por las guerras de corta duración, pero que dejan muchas bajas en la población civil, muchas víctimas inocentes, el lado oscuro del ser humano. No soy juez de las razones, si es que se pueden llamar así, pero creo que el ser humano tiene la capacidad de dialogar y poder entenderse, y no la está usando como debe ser. Se está imponiendo la fuerza sobre la conciencia. Hay que trabajar mucho en ese aspecto de la convivencia humana. No hemos logrado avanzar mucho al respecto últimamente y por ello tenemos conflictos como los de Israel con sus vecinos de Palestina y Líbano, muy volátiles por cierto, lo que pudiera extender la llamar de la guerra a otros países del área, con las consabidas consecuencias en la población civil. Las heridas luego quedan, como pude comprobar al conversar con gente del Líbano en la isla de Margarita, los cuales perdieron hermanos, hijos y familiares cercanos en el conflicto con Israel. Tenemos que pararnos firmes frente al fantasma de la guerra.

Finalmente quiero dejarles un regalo de fin de año, palabras sabias de Facundo Cabral. Por favor, tómense el tiempo para leerlas, no importa lo largas que puedan ser, yo creo que a todos nos hace bien. Lo pueden hacer en este link, son píldoras de sabiduría.

Se les quiere mucho por estos lares de Dios!
Imagen: www.townofbeloit.org

Saturday, December 27, 2008

Betty

Conocí a Betty por casualidad. Sucede que un día me encuentro con un amigo de la infancia, uno de mis compañeros de la escuela primaria, quien me dijo ser barbero, y me invitó a conocer el sitio donde trabajaba. De eso hacen unos veinte años.

Rojas Henao, que así se llamaba el amigo barbero, trabajaba como empleado de unos señores italianos que regentan la Barbería Rex, un establecimiento de esos tradicionales, con más de cuarenta años en el ramo, donde se han afeitado varias generaciones de una misma familia. El señor Antonio y la señora Damiana, inmigrantes italianos, bien podrían recitar fragmentos importantes de la historia contemporánea de Venezuela.

Un día cualquiera, Rojas Henao decidió abrirse brecha y partió hacia otros rumbos. Uno, poco a poco, se va acostumbrando a los lugares y yo volví al sitio en cuestión para encontrarme, en el lugar de Rojas, una morena preciosa, de cabello ensortijado, una de esas hijas de esta tierra que enamoran de sólo mirarla.

Y así, de un tris, terminó la lealtad con Rojas Henao. Y comenzó la amistad con Betty. La especial, la consentidora, la crítica de mi estética, la que me escucha cuando quiero ser escuchado, la que me da su opinión de cualquier aspecto de la vida, mi confidente, mi amiga, la que me llama “moreno” y suena como música en mis oídos, la que soporta que a veces llegue mudo, sin ganas de hablar, estresado o con sueño a afeitarme.

Fueron doce años de amistad, de ir cada dos o tres meses a rebajar el peso de mi cabellera ensortijada y encanecida, de recibir masajes con tricófero, de recortar mis incipientes bigotes y los vellos de las orejas, de conversar muchísimo de tantas cosas, de mi trabajo, de mi vida, de mis viajes, de cómo veo yo las cosas allá afuera y luego compararlas con Venezuela, de muchas cosas.

Apenas llegué de viaje fui a verla, a rebajar la masa capilar, y encontré su silla vacía. Ni un mensaje. Ni sus objetos personales, nada. Estuve seis meses fuera y fue suficiente para perder a Betty. Nadie me sabe decir dónde está. Ni porqué se ha ido así, sin avisar.

¿A dónde te has ido querida Betty?

Thursday, December 25, 2008

El jazz, como la cerveza...

Tengo en mis manos un descubrimiento extraordinario. Se trata del CD “Day Trip” del guitarrista Pat Metheny, junto al bajista Christian McBride y el baterista Antonio Sánchez. Simplemente maravilloso. No sólo se trata de las melodías de Metheny y de su notable ejecución de la guitarra, sino también del virtuosismo de McBride y de Antonio Sánchez, un baterista genial, con sonido propio. El Jazz…

La primera vez que tuve la ocasión de probar una cerveza, hace ya unos cuantos años, recuerdo que primero la observaba, burbujeante y con las gotas de rocío en la superficie, tan provocativa. Su olor me desagradaba enormemente, mi olfato estaba cerrado a ella. Al probarla, la sensación fue de desaprobación, amarga como ella sola. ¿Cómo alguien podía osar a probar ese líquido espumante de sabor tan desagradable?

El tiempo se encargaría de presentármela poco a poco. En la playa, en momentos de gran calor y sed, la veía, cubierta de rocío en la botella, vestida de novia. Fui acercándome, asociando su sabor, su color y su frescura a esos momentos de playa, y la fui probando hasta que comencé a tomarle el gusto. Fui abriendo los sentidos a ella, a su sabor, color y aroma, y ella a mí, como dos enamorados. Hoy en día puedo decir que me encanta la cerveza fría y me sorprende el hecho de que he podido comprobar que se hace muy buena cerveza en casi todo el mundo.

De la misma forma sucedió con el jazz. Mi oído estaba cerrado a las primeras audiciones. No me gustaba, para nada. Acostumbrado como estaba al tum-tum de la música pop o el disco-music de los años 80, no podía asimilar ese paseo entre compases, eso de que cada músico interpretara sus solos, en los cuales parecían estar jugando y desvirtuando la melodía original. Poco a poco comencé a comprenderlo, lo fui entendiendo, me fui adentrando en ese mundo. Fui estudiando, fui aprendiendo, fui leyendo, me fui cultivando, adaptando mi oído, rebelde inicialmente, luego ya no tanto.

Comencé a adoptar algunas tendencias, algunos movimientos, como el swing se fueron asociando a mis favoritos. Conocí a las grandes cantantes a través del disco, el video y la lectura. Aprendí a degustar los temas, el toque personal, el fraseo, el saber que cada cantante tiene una forma particular de cantar una misma melodía.

Supe que, dependiendo de nuestro estado de ánimo al momento de escuchar, una misma melodía nos guste o nos desagrade. Que en otro momento, de otro ánimo, la misma melodía nos puede llegar hasta los huesos, directo al corazón, lo que se conoce en el argot jazzístico como estar “in the mood” para escuchar un tema.

Aprendí a disfrutar de la ejecución de los diferentes instrumentos musicales, a escuchar a los diversos ejecutantes y me fui familiarizando con algunos artistas en cada instrumento, como en el saxofón, por poner un ejemplo, en cualquiera de sus variables, saxo alto, barítono o tenor, Gerry Mulligan, Ben Webster, Joe Lovano, Sonny Rollins, Sonny Stitt, Kenny G, Lester Young, Charlie Parker, John Coltrane.

Soy de los que piensan que, por su misma forma de ser, con el jazz, como cuando se pinta una obra de arte, se expande tu capacidad mental, éste modifica tu forma de ver las cosas y por lo tanto, facilita el razonamiento en otros campos del saber y de la vida. En síntesis, el jazz es una medicina.

Wednesday, December 24, 2008

¡Feliz Navidad!

¡Hola a todos! Antes que nada, disculpen la larga ausencia. Muchos motivos. El retorno a casa desde Houston, mis nuevas labores en Caracas, la readaptación a la vida de Caracas. Aún así no he dejado de pensarlos, de visitarlos, aunque muchas veces no tenga el tiempo de comentar como se debe. Pero aquí estoy, de nuevo con ustedes.

Es víspera de Navidad, un tiempo en el que solemos reunirnos en familia y amigos, un tiempo de reflexión y de creación de nuevos planes, nuevas metas, un tiempo en el que la espiritualidad debe llenar nuestros corazones.

Es un tiempo en el que, como reza en el post anterior, debemos mirar hacia adentro, buscar la verdad, saber que alrededor hay necesidad, y que nosotros podemos ayudar a aliviar esa necesidad de otros seres con tan sólo abrir nuestro corazón hacia ellos. Eso es algo que debemos practicar siempre, más allá de la Navidad. Hay muchas formas de ayudar, de colaborar, no es necesario que las cite. Todo queda de parte de nuestro corazón. Dejemos de pensar en nosotros mismos y planteémonos objetivos que permitan una mejor vida a nuestros semejantes. Un niño que reciba educación, alimentación y amor en el presente es un delincuente menos en el futuro, así que sepamos que el bienestar de los demás redunda, definitivamente, en el bienestar de nosotros mismos.

Muchas cosas que contar, poco a poco irán saliendo en sucesivos posts, ello unido a mi ejercicio literario, que hago cada vez con mayor gusto. Sigo leyendo mucha literatura, aprendiendo, disfrutando de cada momento de solaz.

A ustedes, los pienso bastante, los quiero, extraño a algunos que no se sienten en el presente pero espero de veras que se encuentren bien y sepan que se les quiere mucho por estos lares de Dios. Gustosísimo de haber conocido a dos bloggers amigos de compartir letras en el ciberespacio. Euchy, vaya sorpresa, y mi caro amico Beny, con quien había pactado este encuentro desde hace mucho tiempo. El blog, una vez más, mostrando ser una herramienta de conocimiento mutuo, de conciliación, de atar puntos comunes y construir amistades duraderas.

No quiero irme sin desearles unas felices fiestas y sin dejarles un par de regalos, que espero los puedan disfrutar en el momento de reflexión que quieran darse:

“Entrada” : una vez un monje visitó al Maestro Gensha para saber dónde estaba la entrada al camino de la verdad. Gensha le preguntó: -¿Oyes el murmullo del arroyo? –Si, lo oigo –respondió el monje. –Pues allí está la entrada –le dijo el Maestro. Tradicional Zen

“El arte de vivir” : un maestro en el arte de vivir no establece ninguna distinción entre su trabajo y el juego, entre el oficio y el ocio; su mente y su cuerpo; su educación y su recreación. De hecho, apenas sabe qué es qué. Simplemente trata de hacer de manera óptima aquello a lo que está dedicado, y deja que los demás juzguen si está trabajando o jugando. Para sí mismo, él siempre parece estar haciendo ambas cosas. Chateaubriand
Ambos regalos han sido extraídos del libro "365 Zen, una iluminación para cada día". Editorial Océano Ambar.

Saturday, December 13, 2008

La verdad está dentro de ti...


...leyendo a Elizabeth Gilbert en su libro " Come, reza y ama", en la etapa de su viaje espiritual a la India, me encuentro con lo siguiente:


"No se cuantas veces mi gurú me ha repetido hasta la saciedad: Dios vive dentro de ti, como tú".


Nada más cierto.


Dicho en palabras de Paul Brunton, místico y filósofo británico:


"A menudo me preguntan cuál es, en mi opinión, el secreto de la sonrisa de Buda. Yo creo -solo puede ser eso- que ríe para sus adentros por haber buscado (fuera) durante tantos años algo que ya poseía"

*Imagen: www.aynaku.net

Sunday, December 07, 2008

Las librerías de Houston


Una de las mejores cualidades que encontré en Houston es la existencia de grandes librerías.
Gran parte de mi tiempo libre (horas, muchas horas) transcurre frente a los anaqueles de “Borders”, “Barnes and Noble” y “Books-a-Million”.

Diferente es en Caracas, donde mis librerías favoritas son más bien pequeñas, como la “Noctua”, “Templo Interno”, “Educación” y VDL Books. En ellas se encuentra la figura del librero, aquel señor muy culto, de atención personalizada, que te asesora y entiende tus gustos literarios, lo que hace tus visitas mucho más placenteras.

Lo que hace a esas grandes librerías de Houston agradables y atractivas son varias cosas que paso a mencionar a continuación:

Los precios. Es increíble la diferencia de precios comparados con los de Caracas. Me he topado con libros que en Caracas cuestan 200 BsF (93 US$) por tan solo US$ 10 (21.5 BsF), sin mencionar la cantidad impresionante de libros interesantes que cuestan menos de 30 US$ (64.5 BsF).

La atención al cliente. Buscas un libro y no lo consigues. Preguntas a un empleado muy ocupado limpiando y arreglando anaqueles, e inmediatamente deja lo que está haciendo hasta que, agotados todos (léase bien, TODOS) sus esfuerzos, da con el mencionado ejemplar o te sugiere una fecha cierta para que pases por la librería a entregártelo, sin costos adicionales ni malas caras.

La variedad. Tú escoges el tema, porque están muy bien clasificados por áreas, y te sumerges en esos anaqueles, donde encontrarás desde diferentes ediciones de un mismo libro hasta muchos que ya dabas por perdidos. Son cantidades de ejemplares del tema escogido, tantas que te hacen difícil la elección de lo que vas a comprar.

Cafetería interna. Puedes sacar un libro de los anaqueles y hojearlo mientras consumes un rico cappucino y conversas con un amigo u otro cliente. Al final, si no te gusta, una vez consumido tu cafecito, vuelves y lo colocas en el anaquel.

La membresía. Al principio estaba receloso, por aquello del spam y esas cosas. En cuanto constatan que eres cliente de verdad, por las compras que haces, comienzan a llegarte una serie de cupones de descuentos que, en mi caso, llegaron al 40% sobre el precio de exhibición, fui y constaté que se trataba del mismo de hace dos semanas, o sea que sobre este precio pagas solo el 60%. Traducido en precios, un libro de US$ 25 te sale en $15, así, sin anestesia. Y las ofertas son realmente interesantes. Hubo una que me enviaron por email, dos CD de mi elección por el precio de uno. Eso, en una variedad como la que ofrecen, me hizo volar a la tienda. Cero sorpresas y aumentos de último minuto, los mismos precios de siempre, tomas dos y pagas uno.

En fin que ha resultado para mi una bendición la existencia de esas grandes librerías, enormes, a veces de dos niveles de exhibición donde dar rienda suelta a una de mis pasiones, la lectura.
* Fotografía de Librería Borders por www.pinnycohen.com