Saturday, July 17, 2021

Pensamientos I

 


Van 6 meses que no escribo nada en esta bitácora. Solamente leer literatura y trabajar en un proyecto a futuro, porque todavía sigo pensando en proyectos, cosas que quiero hacer en mi profesión antes de colgar los guantes, cosas que quiero hacer con la literatura, para lo cual me aconsejan Salvador Fleján y Carlos Sandoval que no debo dejar la lectura por nada del mundo.


Y bueno, no la he dejado. La literatura técnica me ha quitado tiempo ficcional. Aprender cosas nuevas es más difícil conforme van pasando los años. Se nota que el esfuerzo es mayor, quizás hay menos neuronas o quién sabe qué.


Trabajo mi cerebro para que no se amodorre. Aprendo idiomas, mejor dicho, insisto en aprender cosas nuevas de idiomas que ya manejo. Y esas cosas nuevas me devuelven la actividad perdida, la versatilidad, la resiliencia mental. Hay que mantenerse haciendo gimnasia mental, todo el tiempo, porque no es fácil recuperar la actividad de un cerebro que ya se acostumbra a no hacer nada. Cuesta mucho prenderlo, y no digamos echarlo a andar…


Trabajo con ahínco en mis planes. Diagramo mis pasos a seguir, programo actividades. Pero claro, estando en casa se hace un poco cuesta arriba, bien porque la nevera está cerca, bien porque la cama también lo está. Y también estoy solo. No tengo ahorita a nadie que me diga “esto está bien”, “esto está mal”, “está mejor así”, y bueno, si quiero dormir, duermo, si quiero salir a ejercitar lo hago, si quiero leer todo el día también está bien. También hago algunas actividades que me generan un poco de ingresos y que no me quitan tanto tiempo. Trabajo de transporte a personas, doy clases de cosas que sé, y preparar la logística de eso también consume tiempo, pero no es tanto como cuando trabajaba en la oficina. En aquel momento sabía cuando salía de la casa, pero nunca la hora en que regresaba. Ya esos tiempos pasaron, por lo menos en este país donde aún vivo. La empresa ya no existe, la cerraron. Y así otras por el estilo donde pude haber recalado. La actividad donde me desenvolvía profesionalmente, petróleo y gas, ya en sí misma no es actividad. La industria trabaja a niveles mínimos históricos, y las empresas de servicios, que eran muchas, motivadas por la demanda, ahora pasaron a ser muy pocas y con otro tipo de actividades. Lo que era ya no es.


Dicho esto, mis días transcurren como en un retiro. Ya no hay la prisa diaria, ya no hay el correr, la entrega, la firma, ya no. Ahora hay paz, tiempo para repensar el futuro, o por lo menos para esquematizarlo. Ya sabemos que no siempre pasa lo que se piensa. La vida te va moldeando, y en el principio eres masa, y luego serás pizza o arepa o torta, de acuerdo a los ingredientes y la preparación.


Una nueva etapa está por comenzar. Y estoy expectante. “Algo bueno tiene que pasar” (Yordano’s dixit).