Sunday, May 04, 2014

La brevedad de un amor que no cesa


El día se me ha hecho largo hoy. He quedado para salir pero un malentendido ha hecho que la cita se haya ido al traste. Ha fallado la comunicación.

Y es que uno se abruma con tantas noticias que la perspectiva entre lo real y lo irreal se termina perdiendo.

Mi hija y yo conversamos hoy por teléfono. Ella está lejos. Sin embargo la línea nos acerca, luego de vencer más de un obstáculo. El amor lo puede todo.

Estamos todos tristes porque un angelito que llegó a nuestras vidas se nos fue esta semana. 

Se llamaba Tequila, un yorkshire terrier hermosísimo por fuera y por dentro. Nuestro último encuentro ocurrió hace apenas dos semanas porque luego del divorcio ella fue de los que se quedaron en la otra casa…

Hace algún tiempo hice un ejercicio literario sobre un perro. No sé de donde me salió porque nunca había tenido uno en casa y teníamos la regla de no tenerlo porque consideramos que para un perro no es el ambiente adecuado tenerlo en un apartamento. Pero igual me gustó y quizás correspondió a un deseo oculto que no sabía cómo manejar (pueden leerlo aquí, si gustan).

Menos de un año después de haber hecho el ejercicio llegó mi hija una noche a casa con un perro debajo del brazo (la historia, también si gustan, la pueden leer aquí). Viviría con nosotros. Temporalmente, porque en mi caso (previo al divorcio) ya se había acordado que me iría a vivir a otra parte. Mejor dicho, ya me lo habían pedido. Y con el tiempo en contra yo sabía de antemano que mi permanencia en esa casa no sería lo suficientemente larga como para disfrutar a la nueva vecina.

Demás está decir que fue amor a primera vista. Pero amor del bueno. Al día siguiente ya nos necesitábamos. Ya nos extrañábamos. Y se fue incrementando con el pasar de los días. Hasta llegar a lo que fue siempre, un amor que superó las distancias (cuando me mudé) y el tiempo de contacto (cuando nos veíamos teníamos que darnos un tiempo para el abrazo prolongado).

Todos los días pensaba en ella, en la próxima visita, en el próximo contacto, y a veces pasaban días, semanas sin poderla ver. Pero el amor permanecía intacto, por parte de los dos.

El sentimiento mutuo es una cosa en la que no bastan las palabras para describirlo porque ya lo he intentado y nunca he podido hacerlo. Yo creo que a eso le llaman amor y es el único vínculo que nos unió desde siempre.

Y utilizo el verbo unir en pasado porque Tequila se ha ido. Ha muerto el 29 de abril, tres años después de haber venido a nuestras vidas.


Fue un tiempo muy breve, muy corto, pero que estuvo lleno de momentos inolvidables para mí. Todos, absolutamente todos los encuentros fueron momentos de extrema felicidad. Nunca los olvidaré y los llevaré conmigo adonde vaya. Porque Tequila, allá mismo donde estés, tienes un pedazo de mi corazón, como yo tengo uno del tuyo, para siempre…

4 comments:

  1. Estimado Oswaldo, cuánta tristeza encierran estos momentos!!!
    Lo importante es que Tequila fue amada y respetada mientras estuvo con ustedes. Le dieron una vida llena de alegrías y luego partió acompañada por aquellos que más la querían. Siempre estará contigo, cada vez que la recuerdes. Porque las mascotas son ángeles de cuatro patas que vienen a recordarnos lo que es el amor sin palabras. Abrazo desde Argentina!

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  2. Muchas gracias por tus nobles palabras Occy. La verdad es que la echamos muchísimo de menos. Su presencia es y será siempre insustituible. Un abrazo enorme desde Caracas.

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  3. Tu historia sobre Tequila me hizo llorar, por lo visto falleció joven lo cual sólo le agrega más tristeza al asunto.

    Yo (por lo visto al igual que tu hija), dejé atrás a Venezuela y con ella mis grandes amores, perros incluidos. He llorado la separación de Romeo más que a cualquier ex y uno de mis mayores temores (vistos sus 12 años y mis pocas intenciones de volver) es que se vaya sin que yo pueda volverlo a ver, sin que yo pueda acompañarlo en el final.

    Besos Oz! Un placer volver a leerte

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  4. Hola Liz! No, mi hija no ha dejado el país aún. Ella estudia Medicina y está haciendo el rural en La Gran Sabana. Vino de visita unos días y volvió a marcharse. Semana y media después Tequila murió. ¿Quién sabe si de tristeza? Se de tu amor por Romeo, desde hace tiempo que lo leí en tu blog. Esos seres nos marcan en el corazón para siempre. Un abrazo y un beso mi querida Liz!

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