Aaaah. Por fin la paz que dan unas
vacaciones. Una pausa grande en el trabajo. Y a leer. Sí. Vacaciones para la
lectura. Que está atrasada. Tantas veces postergada por las tareas técnicas
pendientes. Una pausa. Ha llegado.
¿Qué tengo pendiente? Revelaré lo que
estoy leyendo. No lo que he leído ya este año. Por primera vez “Rayuela” de
Cortázar. Incluyeron retazos en la temporada de julio del Club de Lectura y me
propuse, por fin, leerla de cabo a rabo. Como lo indica el segundo modo, es
decir, comenzando en el Capítulo 73.
Leyendo así esta obra, y tal como estoy
acostumbrado a leer, en realidad nunca se cuánto del libro he leído. Voy por el
Capítulo 28 y podría ser que fuese por la mitad. Podría ser, tratándose de que
el primer modo de leerla son los primeros 56 Capítulos. Quizás.
Ayer estaba en una librería y una
mujer suspiraba por “Rayuela”. Decía que la buscaba con vehemencia. En la
librería le dijeron que ayer anduvo un ejemplar por los anaqueles. Pero fue
descubierto y adiós. Era la edición de Biblioteca Ayacucho.
Yo tengo la de Alfaguara, la
conmemorativa del 50 aniversario. La compré en 2013 y en la librería habían
muchas. Ahora no hay ninguna, en ninguna librería de Caracas. Probablemente del
país, ¿quién sabe? La crisis ha pegado hasta en las librerías. Hay poca oferta
y muchísima demanda de algunos títulos (hablo de ficción, no de best sellers).
Y “Rayuela” es una novela que ya
cumplió 50 años y la gente la sigue buscando, la sigue leyendo, la sigue
comentando, la sigue criticando, para bien o para mal. Yo no se si Cortázar se
imaginó que esto iba a suceder tanto tiempo después.
La novela es una historia loca de
amor. Pero a la vez es muchas otras cosas. Cada quien le encuentra un filón del
cual sacarle material. A mí hay días que me gusta mucho. Hay otros que no la
quiero ver porque me aburre. La dejo descansar y luego voy corriendo a buscarla
porque hay cosas que me hacen falta. Y pensando que voy por la mitad ya la
empiezo a extrañar porque no quisiera que terminara. Quisiera tenerla allí, a
mi alcance, por mucho tiempo. Y aburrirme de ella, y volverla a buscar. Así son
las buenas lecturas.
Aparte de “Rayuela” he comenzado, que
no terminado, unas cuantas novelas. Tantas como nunca antes en mi vida. Las hay
que han adelantado y las he terminado. A esas no me voy a referir. Sino a las
que van a la par, adelante y atrás de “Rayuela”. Son diferentes, y al ser
diferentes hacen que no me pierda en las tramas.
Es una cantidad tal que alcanza para
copar todo este año de lecturas. Lo que no es seguro es que sean esas las que
termine leyendo, porque sigo yendo a librerías, y encontrando cosas que me
enamoran, y que terminan adelantándose a las de la fila.
De ficción están los cuentos de
Augusto Monterroso, de Haruki Murakami, de Horacio Quiroga, los “Diez cuentos”
de Guillermo Meneses, “Sobre la belleza” de Zadie Smith (me encanta leerla por
partes), “Los Subterráneos” de Jack Kerouac, “Diario de un emigrante” de Miguel
Delibes, “El gran Gatsby” de Francis Scott Fitzgerald, “Contigo en la distancia”
de Eduardo Liendo.
Una antología de cuentistas
canadienses (25) que incluye, entre otros autores, a Alice Munro, Alistair
McLeod, Bárbara Gowdy, Austin Clarke, Margaret Atwood… Muy buenos los que he
leído. Un gusto de lectura esta compilación.
Hay una novela grande, del autor
chino Ma Jian, que se llama “Pekin en coma”. Es larga, más de 600 páginas, y
esa sí creo que hay que leerla solita, porque la trama se presta para ello. Un
estudiante chino que manifestaba en la plaza de Tiananmen y es herido de bala
en la cabeza, dejándolo en coma. A partir de allí, el joven se hace prisionero
de su cuerpo inmóvil, más sus recuerdos permanecen, y él los revive: las
mujeres que amó, su padre, los libros que despertaron su pasión literaria. Ya
ven que no es para interrumpirla.
Y si me doy una vuelta por la
biblioteca voy a ir encontrando unos cuantos libros sin leer que darían para un
año más.
Así transcurren mis días. La
literatura es una pasión que nunca termina. Y nos enseña tantas cosas a la vez.
Un abrazo a los que aún permanecen por estos lares de Dios.
Como te entiendo hermano... se vuelve uno como un niño con muchas golosinas... quiere uno atragantarse... tengo a "Rayuela" y no se ha dejado leer, debo agarrarla con calma cuando tenga mas tiempo...saludos
ReplyDeleteHola Vitto! Bienvenido eres a esta casa virtual que también es tuya. Me gusta esa analogía que haces. Así se siente. Sucede que el tiempo es implacable y no alcanza para lo que se quisiera. Pero ahí vamos. Un gran abrazo.
ReplyDelete