Ayer
Hoy
Hoy
las cosas son muy diferentes a las de ayer. Hablo de un ayer que puede ser la
semana pasada, el año pasado, hace una hora o un lustro.
Recuerdo
muy bien cuando mi mamá me llevaba a la Tienda de electrodomésticos de General
Electric que estaba en Sabana Grande (Caracas). La atendía siempre el mismo
vendedor (Alejo Peña), que se aseguraba de darle a mamá lo mejor que tenía con
el dinero que ella podía pagar, o arreglarle una muy convincente fórmula de
pago en el tiempo. Luego de la venta, aparecía por la casa a verificar si el
aparato fue correctamente instalado y si estaba completamente satisfecha con el
producto. Terminaba siendo amigo de la familia y sosteniendo conversaciones de
béisbol conmigo, que apenas comenzaba a practicarlo, dándome sus valiosos
consejos.
Hoy
en día vas a una Tienda y muchas veces no consigues a los mismos vendedores de
la semana pasada, cuando fuiste a ver un aparato eléctrico. Nadie te da razón
del vendedor que te atendió. Los otros vendedores no se identifican ni con la
tienda ni con el producto y al final no te quedan ganas de comprar nada.
Vivimos
días donde la gente va una Tienda, ve el producto que quiere y se fija bien en
el código y el precio. Cuando llega a casa entra en Amazon o algún otro portal
de internet y busca el producto en el catálogo. Aún con las limitaciones para
el cambio de moneda extranjera que existen en el país hace la compra del
artículo, paga el envío y sumando todos los gastos invierte a lo sumo el 10%
del precio del mismo artículo en la Tienda. Es el usuario común convertido en
importador de bienes, obligado por los altos precios de la oferta de las
Tiendas con vendedores que no son sus amigos, no le garantizan servicio de post-venta y mucho menos quieren compartir con ellos sus gustos o resolver una forma
de pago.
¿Cómo
sobreviven las Tiendas ante una realidad como esa? Creo que de alguna forma se
benefician del hecho de que un porcentaje importante de la población aún no tiene acceso o no sabe navegar en internet. Es una población cautiva que no tiene otra opción que
la de caminar de Tienda en Tienda a ver dónde consigue el menor precio por el
artículo, y aún así paga 10 veces su precio en el portal de compras.
Ya
el público no se intimida con aquello de que para extender servicio y garantía
tienes que haber comprado el producto en la red de Tiendas de Venezuela. No. La
brecha de precios justifica el riesgo tomado. El consumidor se vuelve más
estricto al momento de escoger las marcas que le garantizan calidad y
durabilidad. Se guía por las opiniones de otros usuarios de internet y de
consumidores vecinos. El margen de error se hace más pequeño y reduce el
riesgo.
Las
empresas que traen los pedidos internacionales han crecido. En muchas de ellas
hay que hacer colas para retirar el producto comprado. Y se ve gente de todos
los niveles en las mismas. El consumidor venezolano ha incrementado su abanico
de opciones. La compra ha perdido personalidad y ha ganado en variedad, calidad
y costo. A punta de "clicks" nos llega el producto a casa, leemos las
instrucciones y nos convertimos en nuestros propios instaladores, con ayuda
on-line si es necesario.
Son
otros tiempos, definitivamente.
* Imagenes de www.noticierodigital.com (Tienda GE) y www.marketingdirecto.com (Amazon).
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