No
se sabe cuando comenzó todo. Poco a poco nos fuimos dando cuenta de que algo
malo estaba pasando. La naturaleza siempre avisa. La sequía comenzó a poner
toda la vegetación amarilla. Hubo incendios aquí y allá. Según el pronóstico,
las lluvias vendrían pronto y la hierba comenzaría a reverdecer.
Hay
una gran desazón en el ambiente. Tan grande que si la lluvia cayera ahora mismo
le costaría mucho amainar.
Cuando
era un niño, en los campos de béisbol, había días en que nos daba por hacer
trampa en una decisión del árbitro, que no era otro que nosotros mismos. En ese
momento alguien (del bando de los agraviados por la decisión) saltaba y gritaba,
para acabar con la discusión que paralizaba el juego: “¡Está bien, déjenlo así
que ´tramposería sale´!
En
el transcurso, algo ocurría a favor de los perjudicados por la trampa. Era como
un designio de Dios, una ley. De tal modo que al final, nadie dudaba que cuando
alguien había dicho ´tramposería sale´ algo inevitable pasaría más adelante para
revertir la trampa.
Como
resultado de ello, cada vez las trampas eran menos. Aprendimos que si la
hacíamos, más temprano que tarde la pagaríamos por algún designio del cielo.
En
momentos como los que vivimos no dejo de recordarlo, y de saber
que en algún momento las cosas tomarán el rumbo correcto, sin que podamos hacer nada para evitarlo. En el ínterin
podremos ver movimientos que en nada cambiarán el curso de los acontecimientos.
Simples pataleos de ahogado. El designio del cielo volverá a imponerse. Como
era en el principio, ahora y siempre…
Nota
del autor: “Tramposería” tiene un equivalente en el diccionario de la RAE:
trampería.
*Imagen: www.prensalibre.com
Me encantó!!
ReplyDeleteHola Susie! Gracias! Las leyes naturales siempre terminan por cumplirse. Un beso grande!
ReplyDeleteCiertamente que es asi! Muy bueno. Besos
ReplyDeleteHa sido una dura lucha RosaMaría, seguro de que quien a Dios tiene nada le falta. Un beso grande!
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