Los
tiempos cambian vertiginosamente. Recuerdo que cuando era un niño, la ropa para
lavar en tintorería la venían a buscar a la casa, te dejaban un recibo
indicando cuando la traerían y el costo. Nunca llegó a perderse una pieza.
Eran
tiempos en los que la leche y el pan los dejaban muy temprano en la puerta y nunca se los robaban. Era una alegría levantarse temprano, abrir la puerta y dejar que la bolsa de pan cayese, porque
estaba apoyada. Luego recogerla y disfrutar el olor a pan
recién horneado.
Evidentemente
otros tiempos. Tiempos en los que las amas de casa tenían sus productos de
confianza y los nombres de los mismos pasaban a ser, como genéricos, los de la marca líder en el
mercado. Tal era el caso de Toddy, una bebida achocolatada tan buena que pasó a distinguir las bebidas de ese tipo. O el “Corn Flakes”, hasta el sol de hoy.
Claro
que había competencia, pero de la sana, como la que había entre las leches
líquidas “Silsa” y “Mamá Carabobo”. Había un 50% de amas de casa que tenían dos
mil razones para comprar “Mamá Carabobo”, y el otro 50% tenía dos mil razones
más para comprar la “Silsa”. A mí personalmente me gustaba más la “Silsa”. A
pesar de tener menor presencia en los comerciales de radio, TV y prensa, su
sabor era único, más espesa y con muy buen olor.
Otra
buena competencia era la que había entre Pepsicola y Cocacola. Cada una
arrastraba su segmento de público que la defendía a capa y espada. Y así como
defendían a una lanzaban su artillería contra la otra. Calificativos como “muy
dulce” o “sabe a cartón” volaban por el espacio. Creo que en ese entonces
Venezuela era uno de los pocos países del mundo donde la Pepsicola lideraba el
mercado sobre Cocacola. Sin embargo los “bartenders” preferían a Cocacola para
preparar sus cocteles.
Eran
tiempos en los que los niños como yo jugábamos con las cartulinas sobrantes de
las elecciones para presidente, y la parte seria de aquel asunto pertenecía a los
adultos. Total, ganadores y perdedores seguirían conviviendo y siendo amigos al
final de todo.
Otros
tiempos…
Pues sí que eran "otros" tiempos. Yo fanática del Tody, no conocí esas leches, pero sí la que el lechero traía a casa por las mañanas... en cuanto a las gaseosas, nada, mi papá nos compraba Malta que dice que hacía mejor, lo bueno era que a mi me encantaba. Qué tiempos aquellos en los que se jugaba en la vereda y los cumpleaños se festejaban en casa con toda la familia...
ReplyDeleteGracias por el recuerdo. Besos.
Hola RosaMaría bella! No hace tanto que eso pasaba. Pero ciertamente eramos mas cercanos, había menos tecnología y más contacto y calor humano. Un beso enorme RosaMaría!
ReplyDeleteDefinitivamente otros tiempos, sin embargo tengo fe de que la esencia de lo bueno aún nos acompaña por dentro y no nos abandona.
ReplyDeleteHola Kira! Mucha razón en tus palabras. La esencia es como el ADN y la huella digital. Va con nosotros a todas partes. Lo que si estoy seguro es que algo se ha perdido en el camino. Como pueblo hay cosas que se han perdido. Un beso grande mi bella!
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