Finalmente llegó septiembre. No puedo
ver aquella gama de ocres que dibujan las hojas secas en las calles de algunos
lugares. En el trópico las estaciones son imperceptibles.
Aún así, hay algo en el ambiente que
cambia cuando llega septiembre. Hay un anuncio invisible, inaudible, pero
sensible que lo indica.
Es ahora cuando miramos al retrovisor
de nuestras vidas, a ver qué hemos hecho desde aquel abrazo de año nuevo, qué
metas nos habíamos planteado y qué cosas hemos hecho o estamos haciendo para
lograrlas.
Viene diciembre a paso muy veloz, y a
pesar de saber que ya mañana estaremos escuchando música de Navidad, sé también
que muchas cosas van a cambiar de aquí a allá.
El ritmo de vida en una ciudad como
Caracas es vertiginoso. Todos los días pasan miles de cosas que nos alteran la
rutina. Y da la impresión de que todos los días salimos a enterarnos, cuando no
somos protagonistas, de lo que pasa alrededor.
Aunque sigamos la misma ruta, aunque
abastezcamos combustible en la misma estación, subamos a la oficina en el mismo
elevador y nos encontremos casi siempre con las mismas personas, hay cosas, en
principio leves, que nos anuncian que algo ha cambiado.
Buenas noticias y malas noticias van
cayendo como las hojas de los árboles de los países que están en otoño. Algunas
no provocan reacciones pero otras nos paralizan. La niña lucha por su vida. Neil Armstrong ya no está. El niño se graduó. La mujer se fue de vacaciones. El amigo
se cortó el cabello. La dama se divorcia. ¿Quién mandó a podar el árbol? No hay
agua en las tuberías. El portón se dañó. El tráfico en la ruta secreta está
atascado. Mi jefe ya no lo es. Amanecí con diarrea. Qué bello es éste hotel. Robaron
en la cuadra. Terminaron los juegos olímpicos. Apple ganó la demanda. Lewis
Hamilton muere por las Haribo. Explosión en la Refinería. Se cayó un puente.
Hay problemas en el ferry. Rubén Limardo gana el oro. La nieta está embarazada.
Me voy a Nueva York. Tiroteo en el Empire State. Mi amiga deja el trabajo. Su
esposo se va del país. Mañana lloverá de nuevo. Comienzan las clases. Maickel
Melamed va a correr los 5 Majors. Destruí un hormiguero. Las hormigas están
furiosas. Coco se exhibe y le toman fotografías (¡Sí!). Obama lee a Franzen. El
calentador no funciona. El cura ya no manda en Paraguay. La radiactividad cubre
de nuevo a Japón. La luna está redonda como una arepa. Me dio hambre. Llueve
mucho en Cumanacoa. Las FARC quieren la paz.
Todo ocurre bajo el leve manto de la
rutina. Porque aparentemente nada pasa. Y todo pasa. La rutina esconde el
vértigo con el que pasan las cosas. Pero hay cambios. Perceptibles o no. Importantes
o no. Los hay. Y los habrá. ¡Atención!
*Imagen: Kari Andresen "Mantén tu cabeza en las nubes y los pies en la tierra" en www.smashingmagazine.com
No comments:
Post a Comment