Juan
Carlos Onetti fue un escritor uruguayo nacido en 1909 y fallecido en 1994.
Descubrí
a Onetti mediante la lectura de un maravilloso ensayo escrito por el Premio
Nobel Mario Vargas Llosa, titulado “El viaje a la ficción: el mundo de Juan
Carlos Onetti” (Alfaguara, 2008).
En
ese libro, Vargas Llosa nos muestra la intensa e interesante personalidad de
Onetti a través de un paseo por sus obras narrativas, entre las cuales
sobresale “El Astillero”, “Juntacadáveres”, “El pozo” y “La vida breve”.
Vargas
Llosa define la ficción en su ensayo como “esa otra realidad inventada por el
ser humano a partir de su experiencia de lo vivido, y amasada con la levadura
de sus deseos insatisfechos y su imaginación”.
La
ficción en Onetti es la propia vida, tanto que más de uno ha estado
escudriñando en Uruguay para ver si encuentra, aunque sea con otro nombre, el
ficticio pueblo de Santa María, donde Onetti ambienta algunas de sus novelas
como “El Astillero” y “La vida breve”.
Onetti
le aseguró a un amigo escritor que inventó Santa María luego de un viaje que
hizo a la provincia argentina de Entre Ríos, donde “tuve una sensación de
felicidad. Sólo fui una vez, ni un día completo y en pleno verano. Pero aún
recuerdo el aire, los árboles frente al hotel, la placidez con que se
desplazaba y abordó la balsa, así como la sencillez de los habitantes, que no
tienen nada que ver con los porteños”.
Después
de leer con fruición la obra de Vargas Llosa sobre Onetti en 2010, quedó en mí
impregnado el gusanito de la curiosidad por leer sus novelas y cuentos, cosa
que no había hecho hasta este año de 2012, cuando por fin empecé con “El pozo”
(Punto de Lectura, 2007). Fue grande la felicidad de conocerlo a través de
ésta, su primera novela (1939). La curiosidad se hizo aún mayor, y no tardé en
encontrar “El Astillero” (1961), quizás la más deseada, luego de haber leído el
ensayo de Vargas Llosa.
“El
Astillero” (Punto de Lectura, 2007) es una novela maravillosa. Conocí a través de ella el famoso pueblo
de Santa María, y a personajes tan enigmáticos como Larsen, alias “Juntacadáveres”.
Las razones de ese alias están quizás reveladas en “La vida breve” o “Juntacadáveres”,
pero no me pienso adelantar al misterio.
La
prosa de Onetti enamora al que le gusta la narrativa. Es fina, precisa, rica en
imágenes. Los personajes de Onetti son sacados de la vida misma, con su carga
de miserias y de virtudes. Son personajes que terminas viendo muchos días
después de haber terminado la lectura, pues se quedan en tu mente y revolotean
a diario, hasta hacer que vuelvas a leer extractos de la novela en los que tal
vez descubras facetas que a la primera pasaron inadvertidas.
El
sábado pasado fui a conocer una nueva librería (nueva para mí). Se llama “Sopa
de Letras” y está ubicada en terrenos de una hacienda antigua llamada “La
Trinidad”, aquí en Caracas. Además de disfrutar las imágenes retro de la casa
de la Hacienda y descubrir lo que había en la “Sopa”, encontré sobre una mesa
unos libros usados, ofrecidos en remate, apilados. Entre ellos pude rescatar, a
un módico precio, la “Antología del Cuento Triste” de Augusto Monterroso y
Bárbara Jacobs (Suma de Letras, 2004). Dentro del libro encontré un cuento de
Onetti titulado “Un sueño realizado” (1951). Mi admiración por el autor creció
exponencialmente por la maestría de este cuento.
Ahora
espero por “La Vida Breve” para seguir disfrutando la dura y hermosa prosa de
este gran maestro de la narrativa, que es Onetti. Los invito a descubrirlo.
Me entró el gusanillos, veré si leo alguno. Saludos
ReplyDeleteHola RosaMaría querida!
ReplyDeleteOnetti escribe como los dioses. Ya lo verás. Un besazo!