Sucedió hace mucho tiempo, pero el recuerdo de las escenas permanece en mí, como tinta indeleble.
Recostaba mi cabeza sobre sus piernas para descansar un poco, luego de un arduo día de trabajo. Sucedía lo mismo cada vez. Terminaba en los brazos de Morfeo. Tardaría unos diez minutos. Reparador para mí. Automático. Posar mi cabeza y perder el sentido.
En esos diez minutos hablaba en sueños. Coherente. Perfectamente audible. Como pasar un fragmento de la película de mi vida. Confesión involuntaria. Al despertar, ella preguntaba por nombres, situaciones en las que, a todas luces, no había estado presente. “¿Cómo sabes?”, sorprendido, inquiría yo. “Lo has dicho todo hace poco, mientras dormías”, me respondía ella. Nunca supe la causa de la alquimia del momento, pero, apoyada mi cabeza sobre esas hermosas piernas, confesaba, en cortas escenas, diversos aspectos de mi pasado. Hechos recientes y no tan recientes. Nunca supe todo lo que dije. Tenía que limitarme a lo que ella me relatara. No recordaba haber soñado con nadie, de nada.
Y no era común que yo hablara dormido. Nunca nadie me comentó sobre eso. Ni mi hermano, ni mi madre. Pero sobre esas piernas entraba en trance. Un trance divino. Como perder el sentido. Completamente reparador. Diez minutos quizá. Suficiente para contar una historia, o un episodio de la misma, con lujo de detalles, y nombres de personajes y lugares. Recuerdo que el cuerpo estaba horizontal a excepción de la cabeza, que reposaba inclinada sobre las preciosas piernas. Muchas veces abría los ojos y podía ver que me miraba con atención, como escuchando. Yo no tenía idea del tema sobre el cual hablaba, ni siquiera del hecho de que, segundos antes conversaba espontáneamente, trasladado en el tiempo, con otra persona, en otro lugar, y en otra situación.
Cuando me preguntaban, por los nombres de las personas y los lugares, podía rememorar el hecho acontecido, y cuando volvía a relatarlo, esta vez en plenas facultades sensoriales, ella, asintiendo, me decía: “eso es justo lo que acabas de decir mientras dormías”.
La situación se repitió muchas veces. Y hablé sobre muchas cosas. Pude haber dicho algo inapropiado alguna vez, pero nunca me lo dijo. Ni pareció molesta, al despertar. Más bien, y eso puedo recordarlo claramente, parecía sorprendida de la misteriosa situación, yo hablando, contando, conversando con alguien que no estaba presente allí, y al mismo tiempo, corporalmente entregado a los brazos de Morfeo. Confesiones oníricas…
*Imagen de www.oddee.com
Menos mal que no dijiste nada que no debías decir...
ReplyDeletejajaja yo hablo dormida y todo el mundo me lo ha dicho, puedo abrir puertas formar rollos en la madrugada y no acordarme al otro día jajaja por mas que me lo cuenten, siempre son tonterías espero no decía algo inapropiado un día de estos.
ReplyDeleteBesitos negrito :P ¿leíste la otra isla por fin?
Hola Mariale! bueno, nunca supe qué cosas dije sino las que me contaron. No hubo reacción negativa aunque suelo ser muy sincero. El tiempo ha pasado y las cosas han cambiado mucho desde aquella vez. Un beso flaca bella!
ReplyDeleteHola Bluesoul! Muchos tenemos la costumbre de hablar dormidos, muchas veces incoherencias. No es lo mismo. En aquella oportunidad, se trataba de un descanso tipo flash, diez minutos tal vez, y no hablaba incoherencias, a juzgar por lo contado por ella. Fenómeno de estudio. "La otra isla", ya la comencé. Te confieso que estaba leyendo tres libros al mismo tiempo. Avancé más rápido con uno de ellos, "Los Boys" de Junot Díaz, el mismo autor de "La maravillosa vida de Oscar Wao". Nada que ver con aquel, no me gustó para nada "Los Boys" al contrario de "Oscar Wao", que es estupenda. Ahora leo "La otra isla" junto a "Antes del fin", las memorias de uno de mis autores favoritos, Ernesto Sábato. Voy lento por razones laborales pero ya te contaré mis impresiones. Gracias por la recomendación. Un beso morena linda!
Muy interesante. Creo que es increible la energia que algunas personas tienen y el efecto que puede tener en nosotros - negativo o positivo.
ReplyDeleteSiempre me ha parecido super interesante el mundo onirico, el significado que puede tener cada sueño y las experiencias q ahi vivimos, cercanas a la realidad.
Saludos.
Supongo que una limpia conciencia te permitia seguir apoyando tu cabeza en aquellas piernas..
ReplyDeleteun abrazote
Hola J.R.Nunca he podido descifrar el porqué, colocado en esa posición, comenzaba a revivir hechos pasados con gran nitidez, a juzgar por mis palabras, repetidas por mi amiga. Todo un misterio. Un abrazo blogger!
ReplyDeleteMi Zeucita! ¿Limpia o aceptada? Jejejeje! A mi me encantaba hacerlo, sin importar las consecuencias. "No regrets". Un beso mi bella!