Me encontraba una vez saliendo de casa, y al mirar a un jardín, pude captar una hermosa ranita, mimetizada en las hojas de un naranjo, inmóvil, atenta a mis movimientos. Me encantó esa imagen, espectacular imagen, y quise volver por mi cámara, ¿por qué será que uno no sale siempre con su cámara a cuestas?, pero al final desistí, y me quedé a mirar unos instantes a la ranita, minutos tal vez.
Ella permaneció inmóvil, impertérrita, mirándome y pensando quién sabe qué cosas; ¿qué pensarán los insectos y animalitos de las acciones de los humanos, siendo muchas veces tan antagónicos, con tantas fobias entre si y para con ellos?
Me fui pensando en la ranita hermosa, y otras tantas veces he pasado por el mismo naranjo, pero nada que aparece, o al menos no se deja ver por mi. Ya me la imagino, dentro del follaje, susurrándole a otras ranitas, entre risas: “allí va el que perdió su única oportunidad de fotografiarme”.
Otro día salí de la oficina a despejar la mente, a cobijarme en un buen café y apareció, frente a mis ojos, un escarabajo verde. Lo miré, como quien mira a un extraño más, y seguí adelante. Pero su intenso color verde nubló mi vista, y me hizo retroceder.
El me esperaba, intuía que volvería sobre mis pasos, se sabía de antemano el centro de la atención. “Nadie puede ser indiferente a mi elegancia, a mi hermoso traje verde de domingo”, pensaría.
Ella permaneció inmóvil, impertérrita, mirándome y pensando quién sabe qué cosas; ¿qué pensarán los insectos y animalitos de las acciones de los humanos, siendo muchas veces tan antagónicos, con tantas fobias entre si y para con ellos?
Me fui pensando en la ranita hermosa, y otras tantas veces he pasado por el mismo naranjo, pero nada que aparece, o al menos no se deja ver por mi. Ya me la imagino, dentro del follaje, susurrándole a otras ranitas, entre risas: “allí va el que perdió su única oportunidad de fotografiarme”.
Otro día salí de la oficina a despejar la mente, a cobijarme en un buen café y apareció, frente a mis ojos, un escarabajo verde. Lo miré, como quien mira a un extraño más, y seguí adelante. Pero su intenso color verde nubló mi vista, y me hizo retroceder.
El me esperaba, intuía que volvería sobre mis pasos, se sabía de antemano el centro de la atención. “Nadie puede ser indiferente a mi elegancia, a mi hermoso traje verde de domingo”, pensaría.
Desafiante, permaneció posado sobre la verja blanca, que, en complicidad con el sol, hacía relucir más su espectacular traje verde.
De nuevo estaba sin mi cámara. La había dejado en la oficina. Pensé en volver por ella, pero intuí que este señor de los insectos no me iba a esperar. Lo miré. Me miró. Le pedí esperarme. Sonrió maliciosamente. Mi sexto sentido me dijo que, de alejarme, no volveríamos a vernos nunca más, como la ranita del naranjo.
No, esta vez no, miré a mi alrededor, nadie conocido; mi teléfono celular vino a salvar el momento. Acerqué la cámara, no mucho para no perturbarlo. Pero el sabía de mis intenciones, o al menos eso creí. Ni siquiera atinó a moverse. Lo fotografié. Permaneció con la misma indiferencia, todo orondo, envuelto en su llamativo traje verde, quizás pensando en la estupidez humana, que le ha dado su nombre a un vehículo que nada tiene, a su real saber y entender, que ver con el, que ha prestado, sin su consentimiento, por supuesto, su sobrenombre mas famoso, “el coco”, a un objeto de miedo para obligar a los niños de su especie a comerse la tan odiada sopa.
“¡Bah!”, habrá pensado, “¿Qué pretenderá este humano al engañarme, como si me fuese a pasar una llamada, ¡habráse visto!, engañar a un tipo tan elegantemente trajeado como yo y luego tomarme, sin mi permiso ni consentimiento, una instantánea?”. “Seguro que lo hace con uno de su especie y tendría serios problemas”.
No se por cuanto tiempo permanecí contemplando la singular escena, hasta que recordé la razón por la cual había abandonado la oficina, y seguí mi senda hasta el café de la esquina.
Al volver la vista atrás puede notar que se mantuvo en su puesto de vigía, contemplando mi partida, murmurando quién sabe qué cosas. Volví mi vista y fingí ignorarlo. Digo que fingí porque mientras caminaba, no dejaba de pensar en él. Me lo imaginé divagando: “No me importa lo que haya hecho este señor, yo soy un tipo elegante y refinado, y por nada del mundo perderé la compostura ante un humano. Nada puede hacerme perder el glamour. Total, no todos los días sale un humano a la calle y se encuentra a un singular escarabajo como yo, vestido con un llamativo y elegante traje verde de domingo”.
Me alejé a paso lento, seguí pensando en cómo habría ido a parar sobre esa verja blanca, habiendo tantos árboles alrededor. Y justo cruzarse en mi camino. Y yo sin mi cámara, pero con mi celular salvador, gracias a Dios.
Demás está decir que al volver de la cafetería el ya se había marchado, molesto quizás por mi osadía de fotografiarlo, volando elegantemente con su hermosísimo traje verde, en su afán de descubrir nuevos lugares de la jungla de concreto.
Yo he pasado miles de veces por el mismo lugar, al igual que por el naranjo aquel del jardín, pero tanto la ranita como el escarabajo verde, muy esquivos, no han querido volver a posar.
Por lo visto odian las fotografías, o tal vez mi atrevimiento de querer llevármelos en imágenes, en vez de disfrutarlos así mismo como los encontré, al natural…
Hola amigo, muy buen post la verdad que me ha gustado mucho la forma en que lo llevaste incluyendo esas imaginarias de lo que pensarían o dirían tales animales ante tu observación detenida de ellos.
ReplyDeleteSaludos
Caro amico!
ReplyDeletePor post`s como estos es que siempre regreso a leerte!
En una simplicidad tan natural; tan neutra, es imposible aburrirse; es imposible no detenerse un àttimo a reflexionar.
Es imposible no sentirse "bendecido"; de tener vista para disfrutar tan sencillos placeres; como distinguir visualmente un insecto, una flor, un paisaje...
Gracias por tus letras; por la sencillez con que envuelves estos regalos llamados "post`s", y por el sentido del humor - vaya que si - para hacer de un instante simple, todo un "snap shoot".
Dai!, un abbraccio.
Ay Oswaldo! ¿Qué carrizos te desayunaste en esa cafetería, mi buen amigo? JAJAJAJAJAJAJAJA!
ReplyDeleteEste post me hace reir y me recuerda a esos japoneses de los que tú tanto hablas, que se pierden con los ojitos que Dios les dió lo que captan con sus innovadores lentes y sus muchos píxeles.
Las mejoras imágenes de la vida las llevamos impresas en el alma. Y no hay foto que sustituya una narración. Porque en la foto está el escarabajo tal cual es pero en tu narración está lo que sentiste, lo que significó, lo que te causó.
Me alegra que hayas salido sin la cámara.
♥
Jejeje menos mal que no pasó ningún policia por ahí o salió el cuidadro del jardín y lo vieron tomando la foto porque no creo que el cuento de la ranita y la espera los hubiese convencido jajaja... Excelente como todo lo que se consigue en este blog... Eso es lo que usted piensa, ya yo lo dije jeje Saludos...
ReplyDeleteHola Javi! Lo de los animales e insectos...¿ficción? ¿realidad? ¿quién sabe? Gracias por lo que me corresponde. Un abrazo amigo!
ReplyDeleteHola Beny! Caro amico! Tanti grazie! Dependiendo de cómo se la mire, la caida de una hoja seca de un árbol puede ser un acontecimiento importante, o ser portadora de buenos deseos, nunca se sabe. Un abbraccio caro amico!
Rosalie! Mon cherie! Qué bueno saberte presente por estos lares de Dios :-)
Como le escribí a Beny, la caída de una hoja seca, la alfombra que constituyen al pie del árbol, plena de todos los ocres posibles, ¿no es eso algo bonito? Y tantas veces pasa desapercibido ante los ojos de los viandantes. El mismo cielo, que nos cubre...la vida está allí para vivirla, la opción es nuestra. Te quiero mucho y me haces falta! Un beso!
Hola El Más! Ya lo extrañaba por estos lares de Dios! ¡Y quien me dice que el cuidador del jardín no era ese mismo señor trajeado de verde? Aaaaah, no lo habías pensado! Gracias por tus conceptos, y es así, yo lo pienso y tú me dices. Un abrazo!
El escarabajo no refunfuñaba... solo te decia: - Acercate que tengo un recado para ti Sr. Hombre, Nany le manda muchos besos que como vera yo no le puedo dar, pero si puedo pasarle el mensaje sin problemas, así que cada vez que vea un escarabajo no tan majo como yo o alguna ranita verde, ya sabe de que color son los besos que le envia su amiga, capici? - y por eso luego movio la pata asi como vistes...
ReplyDeleteUffff... estos humanitos que no entienden el lengua de los otros...
Muackkkkkkkkkkkkkkkkk!!!
Lenguaje... sorry...
ReplyDelete:D
Verde que te quiero verde..
ReplyDeleteGracias por seguir estando...
Un abrazo enorme
Sarsillo
Verde que te quiero verde..
ReplyDeleteGracias por seguir estando...
Un abrazo enorme
Sarsillo
Hola Oswaldo,
ReplyDeleteMe encanta como escribes de forma tan sensible tu visión con lo que te rodea. La naturaleza jamás deja de sorprendernos y hacernos reflexionar en las cosas más sencillas.
Te quería agradecer tu comentario tan genial en mi último post y decirte que seguro algún día podermos reunirnos a tomar ún café de los que describes o un té y hablar horas de libros y anotar todos aquellos que nos recomendaremos mutuamente.
Por lo pronto te cuento que leí "La bicicleta de Sunji".-Amos OZ.- interesante este escritor y estoy buscando el último que me comentaste de Murakami.
Un gran beso
Saludos Oswaldo, todavia ando un poco perdido por el trabajo, pero siempre paso a leerte, saludos
ReplyDeleteY es que el momento... sea el que fuere, no debe dejarse pasar... peroooooo...
ReplyDeleteY esas fotos del escarabajo???, que estaba segurísima de que nos las regalarías al final ;)
....y lo sabroso de esas hojas que caen es pisar sobre ellas y escuchar cómo suenan♪
ReplyDeleteEso tampoco es "fotografiable", pero está allí, como un alfombra mágica ante nuestros pies.
Quien todavía no ha escuchado ese sonido se pierde un poco la dicha de vivir.
Yo también te quiero.
sorry, ya no se que idioma hablo.. viste que escribi capisci sin la s... ? jo! sorry.
ReplyDeletejaja... asi es la naturaleza amigo...
ReplyDeletesaludos violetas...
A ti te parece genial que yo capte momentos asi en un 5-7-5, pero tu narrativa es espectacular. Me hiciste recordar el cuento aquel del maestro zen que veia la mariposas y llego a dudar de si él era la mariposa. Genial hermano, genial. un fuerte abrazo.
ReplyDeleteHooooola Naaaanyyyyy! Claro que capisco bene! Muack! Qué amor tan bonito el tuyo!
ReplyDeleteHooola mi querida Sarsillo! Tanto tiempo! Gusto enorme de saber de ti. Es muy bueno saber que estás allí. Se te quiere muchísimo por estos lares de Dios! Un beso grande!
Hola Waipu Carolina! Muchas gracias por tus conceptos, que recibo con humildad y gran cariño. Yo también estoy buscando tu recomendación (El rumor del oleaje). Por lo pronto estoy leyendo tres libros a la vez: "Crónica del pájaro que da cuerda al mundo" de Murakami, "La perla y otros cuentos" de Yukio Mishima, y acabo de terminar el último que compré, "Seda" de Alessandro Baricco. Después escribiré algo sobre éste último y las causalidades. Un beso Waipu!
Hola Chepo! Gran amigo! Se que andas ocupadísimo, yo también, pero tiempo hay para leernos y seguir bloggeando. Un abrazo amigo!
Hola Mía querída! Nooo, dejarlo pasar, jamás. Y la foto del escarabajo encabeza el post. Tienes que hacer click sobre ella y mirar bien sobre la verja, allí está el gran señor de los insectos, para la posteridad. Un beso!
Mon cherie Rosalie! Que de cierto lo que dices, una sensación especial, una caricia a los sentidos es pisar la alfombra de hojas secas, con melodía incluída. Eres un amor. Un beso!
Naaanyyy, non ti preocupare, siamo tutti a posto! Dos besos preciosísima!
Hola Bexza querída! Así mismo es, llena de instantes maravillosos, si se aguzan los sentidos. Un beso grande!
Hola Gilberto! Gracias por lo que me corresponde. Si, el Maestro nunca supo si era un hombre soñando que era una mariposa, o una mariposa soñando que era un hombre. Excelente koan! Un abrazo amigo!
hOLA!! Que observador eres! Me encanto tu post, me gusto mucho que repares en cosas tan pequeñas, cosas que pasan desapercibidas en medio de la prisa y tantas otras cosas del dia a dia...
ReplyDeleteUn abrazo
Y todo mi cariño
Silvia
Un buen cuento casi real, pero encontrarás más ranitas, escarabajos y bestias varias...Besos!
ReplyDeleteHola Silvia! En las cosas sencillas es donde se encuentran las respuestas a las cosas más importantes. Ellas están siempre allí, para quien quiera verlas. Gracias por tu cariño, un beso enorme!
ReplyDeleteHola querida Zel! Gracias! ¿Casi real? Mmmmmm, pudiera ser muy real, ja ja ja ja! Un besazo preciosa!
Y ME LO DICES HOY?????? YO TENIA MUCHAS GANAS DE CONOCERTE Y ME VOY MAÑANA!!!! :(
ReplyDeleteNOS VEMOS EN MI PROXIMA VISITA!
besos!
ReplyDeleteWaiting!! Pero... :´(
ReplyDeleteA veces se quiere pero el universo no conspira para que uno pueda verse. ¿Será que va a ser en Amsterdam?
Sólo Dios sabe, no reduzco un ápice de lo mucho que te quiero.
Un beso!
Que bello como puedes convertir una situación rutinaria, del día a día, en un cuento que te engancha de principio a fin.
ReplyDeleteBesos,
Hola Cho! Muchas gracias. Son los dones que Dios nos da. Un beso!
ReplyDeleteHola, sabes soy nueva en esto de blogs pero leyedote me inspire, eres el prototipo del líder para los lectores y escritores. qué tal sí me visitas mi blog se llama cantares.
ReplyDeleteHola. soy nueva en los blogs pero leyendote me inspire,
ReplyDeleteHolasoy nueva pero me inspiras a escribir ya tengo un blog ¿ me visitas?
ReplyDeleteHola Dariela! Bienvenida a esta casa virtual que te recibe con los brazos abiertos. Gracias por lo que me corresponde. Se te agradece también haber traído tu buena vibra hasta estos lares de Dios. Bienvenidda al mundo del blog y muy buena suerte! Un beso!
ReplyDeleteEs mejor dejarlos ser... sea rana o escarabajo, lagartija o mariposa...
ReplyDeleteNo estar�an con su d�a de ser retractados.
Muy buen post.
Te dejo un abrazo.
Alicia
Hola Alicia María! Bienvenida a esta casa virtual que te recibe con los brazos abiertos y te agradece la buena vibra que has dejado en este espacio, en esta casa que es tu casa al mismo tiempo.
ReplyDeleteA ellos quizá no les gusta posar para la imagen, pero si no es así, mucha gente no tendría idea de muchas cosas que no pueden ir a ver en su hábitat natural. Todo, pero todo es sgún el cristal con que se mire. Un beso Alicia, y bienvenida de nuevo!