2011 es un año en el que me ha tocado vivir de cerca la crisis de las librerías, no sólo en Venezuela sino también en Estados Unidos.
La famosa cadena de mega-librerías Borders está cerrando.
Así como presencié la muerte súbita de la Centro Plaza, en Caracas, he sido testigo ahora de la lenta agonía de Borders en Houston. Hoy estuve en una de sus grandes tiendas y me encontré con unos letreros gigantes que hablaban del cierre inminente.
Caminé por sus pasillos viendo infinidades de títulos en oferta, en rebajas de cierre de tienda, y muchas personas buscando en la inmensidad algún título que llevarse con un 10, 20 30 y hasta 40% de descuento.
Yo me paseaba y me preguntaba sobre el destino de tanto título interesante expuesto en los anaqueles. ¿Qué pasará con los que no se vendan? ¿A dónde irán a parar? ¿Terminarán vendidos como papel de reciclaje?
También me hice preguntas acerca de las razones de la quiebra económica, que nadie las sabe a ciencia cierta, y surgen muchas especulaciones. La mayoría de las culpas, aquí en Estados Unidos, recaen en el libro electrónico, o “e-book”, como lo llaman por estos lares de Dios.
Yo no estoy seguro de que una persona, que normalmente no tiene el hábito de la lectura, que no ama ni le apasiona la literatura, le aparezcan de repente, gracias a la magia de un adminículo electrónico, llámese como se llame, tenga el tamaño que tenga, unas ganas interminables de sentarse a leer, qué les digo, a Mario Vargas Llosa, por ejemplo.
No me los imagino leyendo un libro de 200 páginas llenas de oraciones escritas en perfecta ortografía, así sea en una pantalla de 12 mil megapíxeles, con efectos especiales (visuales y de audio) de pasar las páginas o poner las letras del tamaño más cómodo que se quiera. No sé, cosas que piensa un lector apasionado de 49 años de edad, que quizá se ha quedado atrás con la tecnología y el verdadero sentido de la inmediatez de las cosas. Me consta que J.K.Rowlings ha puesto a leer a un gentío, iniciándolos con la saga de Harry Potter, pero eso es otra cosa.
Antes de salir de Borders, escondiéndome las lágrimas, pensando en lo concurrida que la encontré en el año 2008, cuando escribí un post sobre las librerías de Houston, me topé con uno de los empleados. Nos miramos a los ojos sin saber qué decir, y yo abrí fuego preguntándole acerca de cuándo cerraban definitivamente. El empleado, cabizbajo, me respondió que hasta donde él sabía, no abrirían más en algún momento de septiembre. “Que tristeza se siente, ¿no?”, le dije. “It sucks!” fue su respuesta mientras continuaba su camino. Prefiero no traducir.
Hola, mi viejo bello!
ReplyDeleteEntre Borders y B&N, yo siempre me incline por la segunda y al menos en Miami, Borders no tenía tanto público como B&N, quizás sus precios o no lo se (el ambiente tiene que ver), pero aunque el resto del mundo piense que los americanos no leen, la afluencia de gente es tan impresionante en sus librerias y en sus bibliotecas, que a uno, acostumbrado a leer hasta debajo de una mata de semeruco, le dan ganas de leer el doble cuando las visita.
Es una lástima e igual que tú, no creo que sea por los ebook, yo leo en cualquier formato y he leído libros en pdf que luego he ido a comprar en papel.
Es una lástima que se cierren librerias y no armerias, que te puedo decir?
Besos y espero que hayas podido hacer un buen supermercado de libros interesantes.
Naaaaaaaaaaanyyyyyyyyyyy beeeeeeeeeeeeeellaaaaaaaaaaaaaaaa!! ¡Que sorpresa! Pues sí, que tristeza cuando se cierra una librería, una puerta al saber, una ventana a la cultura. Lo que nos espera no es cosa muy buena por el camino que vamos. Un beso grande mi bella! TQM!!!
ReplyDelete