Saturday, February 05, 2011

Fauna de librerías


Hay de todo en la viña lectora del Señor. Gente a la que le gusta la lectura como un bonito hábito, entre tantos que hay, y le saca provecho al asunto, y gente que simplemente no le gusta (no entiende, no comprende lo que lee, y un largo etcétera), pero es esnob, y lucha por confundirse con los del primer grupo que menciono.

Cuando voy a las librerías, a hojear uno que otro libro, me encuentro con gente que, a la calladita, conoce de literatura; y lo notas cuando le haces algún comentario o pregunta sobre alguna lectura reciente. Te enteras que aquel ciudadano, que antes permanecía muy callado mirando aquí y allá, se convierte en todo un erudito, conoce al autor, su estilo o sus cambios de estilo en el tiempo, sabe curiosas anécdotas de sus novelas y cuentos.

A veces simplemente han leído la misma obra que tú y le encuentran otros matices interesantes que tú mismo no notaste cuando leíste, o interpretan pasajes del libro de una manera distinta a la tuya pero perfectamente válida y que le dan otra visión a la trama.

Hay en esas mismas librerías, otra fauna, y es aquella de los fanfarrones que, sin preguntarles o sin abrir un diálogo, te ven tocar un libro y comienzan a comentar o pontificar, con cierta incontinencia, y no pocos gazapos, sobre la obra que ven en tus manos. En su perorata confunden nombres, nacionalidades y atributos del autor. ¿Te has encontrado con uno de ellos? Son fácilmente reconocibles. Sus propios movimientos los delatan.

¡Ah! Qué alegría es encontrarse con uno de los primeros, siempre tan silenciosos, tan curiosos, mirando aquí y allá, buscando alguna novedad. Cuando hablan, su labor no puede ser catalogada de otra cosa sino de pedagógica, y aprendes mucho de ellos, más cuando se identifican pasiones literarias comunes.

¡Oh! Qué difícil es, en cambio, soportar a los del segundo grupo. Cuando se disparan, no hay quien los detenga. La catarata verbal es incontenible, y en ella se mezclan hechos ciertos, fábula, falsedades, encuentros con el autor que nunca existieron, pero contados con lujo de detalles y anécdotas que más bien realzan al sujeto de marras por encima del autor famoso.

Asombra verlos dirigirse a la caja con una exagerada cantidad de volúmenes, con los cuales, antes, se han paseado por todos los pasillos, muy campantes, cual carroza en carnaval, con su torre de libros en las manos, en su afán de no pasar desapercibidos ante los presentes. ¡Nadie debe perderse el espectáculo!

Te surgen entonces muchas preguntas. ¿Qué hace con esos libros? ¿Leerá alguno? ¿Pasarán acaso a ser depósitos de polvo en alguna biblioteca? ¿Leerá los resúmenes en internet?

Triste destino el de esos libros, que pasan del anaquel de la librería, donde al menos eran hojeados por los clientes, a otro anaquel, mucho más frio y triste, donde su únicos acompañantes pasarán a ser los ácaros, las polillas y el polvo. Eso si no se les destina a otra función o utilidad, tal como, por decir algo, rellenar el espacio para evitar el bamboleo de una mesa mal construida.

Definitivamente, para los libros, el matrimonio con los lectores es una lotería.


*La fotografía es del maravilloso Fotolog "Mundo de Gea", http://www.alchata.es/

5 comments:

  1. Me encanto tu post y me dio mucha risa porque hace unos meses atrás leí en una revista que las librerías son excelentes lugares para buscar pareja…y me imagine que las lectoras de tal consejo serian tu tipo del segundo grupo…todavía me rio!!
    Besos

    Silvia

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  2. Hola mi querida Silvia! Jajajaja, me he reído mucho con tu comentario. La fauna de librerías tiene muchas formas de ser clasificada. Esta es sólo una, y claro que los que indicas puede que pertenezcan al segundo grupo jajajaja. Un beso grande!

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  3. Que cómico este post, muy típico encontrarse a cualquiera de estos dos tipos de personajes,yo creo que no soy de ninguno de los dos tipos, voy calladita viendo los libros y a menos que me pidan opinión la doy.

    Besos y abrazos negrito :)

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  4. Hola Bluesoul! Yo tampoco me veo en ambos grupos sino en el de los que entran y despues hay que sacarlos de ella jejejeje. "Atascapasillos" como una vez me llamó Delokos, un amigo blogger de España. Un beso mi bella!

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  5. Anonymous9:55 AM

    Yo también estoy en la categoría de "atascapasillos".

    Por lo general no entablo mayor comunicación con los primeros ni con los segundos, porque, como buena misántropa-asocial que no quiere que le saquen conversación, llevo música muy alta, de modo que aun si me hablan, yo puedo fingir que no escuché.

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