Nada, nada en absoluto nace.
Ni muere.
Ni muere.
Lo dice la concha una y otra vez
desde las profundidades del vacío.
Su cuerpo, barrido por la marea, ¿qué importa?
Durmiéndose en la arena,
secándose al sol,
bañándose a la luz de la luna.
Nada que ver con el mar,
o cualquier otra cosa.
Desaparece una y otra vez
con las olas que revientan en la playa.
Shinkichi Takahashi, poeta japonés.
Hermoso poema, Oswaldo....
ReplyDeleteEl mar contiene las respuestas.
Un abrazo muy fuerte!
Hola mi querida Lena! Si, bonito de verdad. ¿Te ha pasado? Que caminas por la arena en la noche, y al día siguiente, muy temprano, cuando baja la marea, aparecen muchas conchas que ayer no estaban, y que mañana no estarán...¿o si? A ellas no parece importarles mucho, si están allí, o en otra parte. Saben que no está en ellas decidir, y se limitan a vivir el día a día...¿el secreto? Un beso enorme Lena bella!
ReplyDeleteEn la prehistoria, algunas especies eran consideradas objetos sagrados. En la edad media, la vieira se convirtió en el gran símbolo de la cristiandad, y fue utilizada por los cruzados y peregrinos como señas de su ideología.
ReplyDeleteA mi siempre me han parecido fascinantes, algo así como un objeto mágico, como un imán, algo que siempre me ha atraido por su gran belleza.
Un beso
Hola Mirentxu! A mi siempre me han llamado la atención, al igual que tu. Incluso han sido inmortalizadas en el símbolo de la compañía Shell. Lo más importante es descifrar el gran mensaje dentro del poema. Un beso enorme mi querida Miren!!
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