Chiyo-Ni, famosa poetisa japonesa (1703-1775), discípula del Gran Maestro Matsuo Basho, es la autora de esta preciosidad de Haiku. Lo inspiró su único hijo, que solía perderse en medio de los campos floridos persiguiendo libélulas. El haiku fue escrito en su homenaje, luego de que éste muriera a los cinco años de edad…
Tonbo tsuri / kyoo wa doko made / itta yara
El cazador de libélulas
¿Hasta qué región
se me habrá ido hoy?
*Imagen: Alê Abreu (excelente ilustrador y escritor brasileño).
Tan breve y tan infinito a la vez. Hermoso.
ReplyDeleteLa ilustración es un primor, verdaderamente hermosa.
ReplyDeletela historia es demasiado triste..
un besote
Dulce tristeza, O.
ReplyDeleteInfinitamente hermoso.
Un beso!
(Ya volví...últimamente estoy intermitente...en todo...aunque poco a poco, me regulo).
Que bello! como con tan pocas palabras puede expresarse tanto.
ReplyDeleteBesos.
Silvia
Bienvenida la gente de la Fundación Ethérnithas! Esta es su casa virtual. Muchas gracias por regarla con tan buena vibra!
ReplyDeleteEsa es la esencia del haiku, brevedad e infinitud. Un gran abrazo!
Hola Zeucita! La ilustración es un primor. Que gran artista es Alê Abreu, sin lugar a dudas. La huella plasmada por Chiyo Ni es muy profunda, como sólo una madre ha podido hacerlo. Un beso preciosa!
Hola Lena bella! Tú como madre del PezFruta puedes percibir la completa dimensión del poema. Buenísimo que hayas vuelto, siempre haces falta. Un beso inmenso!
Hola querida Silvia! Así es el haiku, te hace ver y pensar en la escena que lo motiva. Y todo en pocas palabras, las necesarias simplemente. Un beso grande mi Silvia!