Saturday, September 20, 2008

El autobús negro

Recuerdo que cuando apenas tenía cinco años, murió una vecina en la cuadra contigua del vecindario. El velatorio se realizó en la propia residencia de la misma y mi madre no quería dejarnos solos, así que en el último momento nos llevó a dar el último adiós a la finada.

Cuando llegamos, justo al frente de la casa estaba la carroza fúnebre. Era grande, de color negro, con una especie de parrilla plateada en la parte posterior, donde se colocaba la urna.

La imagen me impactó, al punto de que 41 años después permanece nítida en mi memoria. Desarrollé una especie de fobia a los vehículos fúnebres. Recuerdo haber ido en mi adolescencia a ver una película de terror llamada “La mansión tenebrosa” y luego tuve pesadillas durante varios días, asociadas a la imagen del protagonista, quien precisamente se paseaba en una carroza fúnebre.

Ni siquiera hoy en día he perdido el temor a esos automóviles funerarios, que ahora los hay grises y de otros colores que, en mi opinión, buscan minimizar el impacto visual.

Hace unos siete meses me encontraba en la librería del amigo Andrés Boersner y me puse a leer un poemario de un autor polaco. Lo abrí, como suelo hacer, en una página cualquiera, y justo allí encontré una poesía relacionada con el tema de este post. Estuve a punto de cerrar el libro, por las razones antes expuestas, pero en cambio quedé maravillado del tratamiento que el poeta le dio al asunto. Lo comenté con Andrés. Me pareció fascinante, a pesar de mi fobia.
Hoy volví a la librería, y le pregunté por el libro, cuyo autor no venía a memoria, pero él no recordaba bien el episodio. El caso es que fui directamente a donde estaba expuesto aquella vez y me encontré, en el mismo punto, con un libro parecido, también de autor polaco, vaya coincidencia. Al revisarlo minuciosamente volví a encontrarme con el poema, que había permanecido todo ese tiempo en mi memoria. Y me traje el poemario. Es hermoso. Se llama “Siempre fragmentos. Poemas selectos”. El poeta es Tadeusz Rózewicz (Selección, traducción y nota de Gerardo Beltrán y Abel Murcia. Bid & Co. editor). Altamente recomendable.


El autobús negro

Este autobús negro
es distinto de ese rebaño de color rojo
que hierve como un cazo
al fuego.

En su interior un solo pasajero
paciente y alargado
con su abrigo de madera
vestido a la última
bajará en la última parada.

Nadie se apresura a coger ese autobús
caiga quien caiga
más bien al contrario.

Pintemos todos los autobuses
de negro con una raya blanca.
Su aspecto melancólico
hará que las personas
sean más amables
al subir
y al bajar.

Tadeusz Rózewics
Poeta polaco.
UPDATE: "Descubrí que a la gente de hoy se le enseña a negar la muerte, y se les enseña que no significa otra cosa que aniquilación y pérdida. Eso quiere decir que la mayor parte del mundo vive, o bien negando la muerte o bien aterrorizado por ella. El mero hecho de hablar sobre la muerte se considera morboso, y muchas personas creen que el solo hecho de mencionarla es correr el riesgo de atraérsela." Sogyal Rimpoché, maestro tibetano de meditación budista.

4 comments:

  1. Aceptar la muerte, me ha tocado duro en los últimos meses, con la muerte de mi tío de un Cáncer que nos entristeció el alma a todos a quienes le amabamos tanto, fue muy duro, lo pasamos y cuando murió nos costó aceptarlo porque él era muy joven y sabes, duele, pero es parte de la vida, nacemos con la unica certeza bajo el brazo, la de que algun dia moriremos y solo cuando aceptemos que eso pasara, podremos entender la muerte desde otro punto de vista, pero cuesta, Dios, como cuesta. Besos Oswaldo, se te quiere mucho.

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  2. Estoy totalmente de acuerdo con el poeta.
    La muerte es algo de lo que hablo y me planteo amenudo, a veces me tachan de insensible y otras de "morbosa". Sin embargo, aceptar la muerte como parte misma de la vida, me ha ayudado a vivir mejor. Con la conciencia de muerte, se añade calidad a la vida, no sólo porque se asume una responsabilidad real con todo lo que te rodea, minimizando lo altamente contaminante, sino que y principalmente, te conviertes en el dueño y señor de tu propio camino, sin culpar a nadie y sin que lo que otros digan sea más importante que tus propias decisiones.
    La muerte es una transformación más, un paso más. NO es necesario ser creyente de esto o de aquello, el simple hecho de saber que cada segundo es una nueva oportunidad de ser, alimenta la belleza de estar vivos.
    Cuando muera, quiero estar despierta para verme marchar y si es posible, poder elegir que dirección tomar...
    Otra cosa, cuando alguien se encuentra en este trance lo frecuente es que nadie quiera oirles decir: "me estoy muriendo"; la costumbre nos lleva a "animarlos" diciendo: "ANDA!!! QUË VÄ... Si te vas a poner Bien!!!" Me gustaria que reflexionen sobre esto. Pónganse en el lugar del enfermo y diganme si no preferirían una compañía de verdad en esos momentos... alguien que les escuche con el corazón, les apriete la mano, les bese en la frente y les permita decir con toda sinceridad lo que están sintiendo. Seguramente sea miedo, amor, deseos... los mismos sentimientos que nos acompañan y que queremos compartir con nuestros amigos. La muerte tambien necesita ser compartida.

    Un beso Oswaldo, ya sabes, eres mi preferido...!!!!!!

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  3. Tan cierto...tan escondido...el miedo paraliza, y el so ser nos anula tanto ya antes de llegar que creo que eso condiciona determinadas concepciones sobre lo importante ahora para cuando llegue. Pensaremos en eso, Oswaldo...

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  4. Hola Waiting! Ella, la muerte, está allí, en cada paso que damos, en cada olor que percibimos. Hay que tener conciencia de ello. Para uno el occidental eso es tarea dificil cuando ni siquiera queremos pensar en ella. Hay que madurar esos aspectos de nuestra existencia. Un beso preciosa!

    Hola mi querida Sarsillo! Muy buena tu reflexión. Para leerla varias veces. No hay nada malo con el tema de la muerte. Hay que aceptar que ella está siempre allí, al acecho, como nuestra sombra. Gracias por tus conceptos. solo tu puedes saber lo mucho que te quiero! Un besazo!

    Hola querida Zel! Hay un libro llamado "El libro tibetano de la vida y de la muerte", cuya lectura es imprescindible, al menos para darnos cuenta de unas cuantas cosas que nos bloquean la relación con la muerte. Beso enorme cosa bella!

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