Saturday, January 26, 2008

Los sonidos del silencio...


Me he puesto a investigar sobre el silencio, sobre los sonidos del silencio, y he encontrado tantas respuestas sabias.

Entre otras cosas he descubierto que el silencio absoluto, es decir, la ausencia total de sonido, no existe. El silencio, como titulé mi anterior post, es relativo.

Encontré una historia de un maestro que envía a su pupilo al bosque a escuchar, luego el pupilo viene a contarle que oyó el trinar de los pájaros, el zumbido de las abejas y esas cosas. El maestro lo vuelve a enviar muchas veces hasta que un día el pupilo le cuenta que escuchó “el inaudible sonido de las flores abriéndose, el sonido del sol saliendo y calentando la tierra y el de las hierbas bebiendo el rocío de la noche”. Fue allí cuando el maestro asintió, y dijo: “oír lo inaudible es tener la calma necesaria para convertirse en una gran persona. Recién cuando se aprende a oír el corazón de las personas, sus sentimientos mudos, sus miedos no confesados y sus quejas silenciosas, una persona puede inspirar confianza a su alrededor; entender lo que está errado y atender las reales necesidades de cada uno”.

El Maestro Ramakrishna nos muestra el valor del silencio con estas palabras:


"La abeja revolotea zumbando
hasta tanto no se posa sobre la flor
y liba la dulzura de la miel que hay en ella.
Pero, una vez dentro de la flor,
degusta el néctar silenciosamente.
Mientras el hombre disputa
sobre doctrinas y dogmas,
demuestra que no ha probado
el néctar de la verdad.

Una vez que lo prueba, se torna silencioso."


Por su parte, Simon & Garfunkel nos describen poéticamente el significado de los sonidos del silencio.

Excelente tema, éste del silencio, para reflexionar un poco en estos días…
*Obra del post: "Los sonidos del silencio" de Annrika McCavitt
*El poema de Ramakrishna lo transcribí del blog Alcione, de Chile

Saturday, January 19, 2008

La relatividad del silencio...


¡Hola a todos! La semana pasada estuvo mi amiga virtual Kira en Venezuela. ¿Y pueden creer que no pudimos concretar un encuentro por no haber leído mi correo durante una semana? Cosas de la vida. Cuando me enteré ya se iba del país. He vuelto a la rutina de trabajo, lo cual me impide, a veces, estar en contacto con el mundo real y virtual. Todo se circunscribe a planificaciones, diseños, productos atrasados, contactos telefónicos para solucionar problemas de trabajo, el computador de la oficina está electrónicamente aislado del mundo virtual y sólo permite accesos a nivel laboral e investigativo, quedando vedadas páginas como yahoo, hotmail, gmail y enlaces parecidos.

No se si a ustedes, los que tienen rutinas similares, les pasa, pero a mi la presión de trabajo me aísla, hago mutis, mi mente entra en modo “resolución de problemas” y casi todo el tiempo está buscando la solución a algún entuerto. Apenas para al ir a comer y al final de la jornada, cuando entra en modo “descanso”, descompresión total, una cerveza fría para darme cuenta de que he parado, luego el camino a casa, vía musical de jazz o chill-out en el tráfico caraqueño, y finalmente las conversas nocturnas con mi familia y amigos, para intercambiarnos el resumen del día.

Mi vida virtual se sume en un profundo silencio que mi otro yo, el escritor lamenta y se queja amargamente. A veces, si el sueño no me vence, lo tranquilizo con una amena lectura antes de dormir. Él, el escritor, se sonríe y me entiende, disfruta de la lectura, así sea a sorbos pero lectura al fin y al cabo. Otras veces, cuando me despierto de madrugada porque el modo “resolución de problemas” no ha quedado apagado del todo, me levanto y vuelvo a la biblioteca a buscar, en medio de la noche, la lectura inconclusa, hasta que el sueño vuelve a aparecer y a hacer de las suyas, terminando en el momento en que el despertador musical decrete el comienzo de una nueva jornada, y modificar el modo “descanso” a modo “resolución de problemas” de nuevo.

Y para finalizar el post, y a propósito del silencio virtual, les regalo este viejo cuento zen, precisamente sobre la relatividad de hacer silencio…

En un remoto templo que se ubicaba en las montañas de Japón, cuatro monjes decidieron hacer un retiro que les exigía un absoluto silencio. En la noche, el frío arreció, y una fuerte brisa entró en el templo.

El monje mas joven de todos exclamó: “¡Se ha apagado la vela!”

“¿Porqué hablas?” le dijo el monje de mayor edad. “¡Se supone que estamos en un retiro de silencio!”

“¡Me pregunto porqué están hablando en lugar de mantener el silencio, tal como habíamos acordado!” gritó el tercer monje.

“¡Yo soy el único que no ha abierto la boca!” recriminó el cuarto monje.

Saturday, January 12, 2008

Contando sobre lo que escucho...

¡Hola a todos! Ya inmerso en la rutina de labor, las cosas cambian, nada como unas buenas vacaciones pero, como dice la canción, todo tiene su final.

Muchos acontecimientos noticiosos durante la semana, entre ellos la liberación de dos rehenes de las FARC, la muerte de Sir Edmund Hillary, quién finalmente fue a reunirse con Tenzing en el cielo, y una en exclusiva, que me hizo llegar Allison Goodsall, en nombre de la gente de Imax Corporation, y es que tendremos IMAX en Caracas en el primer trimestre del 2009.

A lo que iba, cuando estoy en etapa rutinaria de trabajo, la presión de finalización de las actividades y las interminables embotellamientos del tráfico de Caracas son causas de enfermedades derivadas del stress. Hay muchas formas de combatirlo, partiendo del hecho de aceptar que está en ti.
Mis rutinas principales son la de los cinco minutos diarios de respiración profunda (inspirar, mantener el aire en los pulmones el mayor tiempo posible y luego dejar salir el aire lentamente hasta expulsarlo por completo, repetido durante cinco minutos) y la terapia musical a la que me someto durante los embotellamientos. Háganlo y verán que rinde sus frutos. Les muestro algunas de las medicinas actuales y los invito, cuando puedan, a que las prueben, les van a gustar. Ya saben que se les quiere mucho por estos lares de Dios!








Sunday, January 06, 2008

La concepción de la piedra


Hola a todos. Disfruté de manera muy especial estas dos semanas de vacaciones que finalizan hoy. Las dediqué principalmente a la continuación de la lectura de autores japoneses.

Nunca antes había dedicado unas vacaciones a la lectura. Me pregunto si será que uno, a medida que va madurando, le va huyendo a las aglomeraciones de festividad, ¿quién sabe?.

Finalicé “Kafka en la Orilla” y “Al sur de la frontera, al oeste del sol”, dos excelentes novelas del genio de Haruki Murakami. Particularmente me gustó más la última de las mencionadas, la cual se parece más a mi favorita, “Tokio Blues. Norwegian Wood”.

Fueron unas vacaciones bastante compartidas con la familia y los amigos, teniendo el relajamiento mental y el descanso la primera prioridad.

A partir de mañana todo cambia, el tiempo es implacable. El escritor vuelve a dar paso al ingeniero; sin embargo, seguirá estando presente, escribiendo de cualquier tema que venga a mi mente en el momento adecuado.

En el post anterior les escribí sobre mi visita a un jardín de contemplación. Hoy les dejaré unas palabras llenas de misticismo, provenientes de un monje Zen llamado Shunmyo Masuno, quien tiene la particularidad de ser un renombrado paisajista, tanto en Japón como a nivel internacional. Sus palabras nos enseñan mucho sobre la concepción que tienen los japoneses de los jardines, y en especial, la que tienen de los denominados karesansui, o jardines sin presencia de agua. Shunmyo Masuno dice:

“Creo que lo más importante en la ejecución de un diseño es hablar a las plantas y a las piedras, y escuchar lo que ellas tienen que decir respecto a donde les gustaría estar situadas”.

“El budismo concede una importancia especial a los jardines, como si éstos fueran la recreación del paraíso de Amida, el Buda de Occidente. Cuando el budismo Zen llegó a Japón, en el siglo XII, lo hizo acompañado de un concepto específico de jardín, que influyó profundamente en los japoneses.

Como monje Zen, encuentro extraño, e incluso inaceptable, ver como el Zen se ha convertido para muchos occidentales en un término utilizado únicamente en el contexto del diseño, como sinónimo de minimalismo. El Zen es mucho más que eso, ya que ha llevado a la formación de nuestra cultura, que es única.

Gran parte de la cultura, del arte en general, y de las artes escénicas características de Japón, como la ceremonia del té, las pinturas de tinta china sumi, el teatro noh, la caligrafía, la cerámica o los jardines son inconcebibles sin el Zen. La capacidad estética de los japoneses, que aman generalmente la simplicidad y una sutileza profunda, personifica en la práctica el espíritu del Zen.

Dado que el Zen era algo incorpóreo, se intentó expresar formalmente a través de las artes. El Zen significa diligencia y purificación, y por ello los monjes construyen jardines cuyo fin es el estudio. Ello se denomina disposición de piedras por parte de un monje (ishidateso), y comprender las piedras es ser capaz de leer su corazón (ishigokoro).

La piedra en el jardín japonés desempeña un papel que no se concibe en Occidente. Las piedras gozan de vida espiritual, al igual que las plantas y los animales, y se convierten en uno de los elementos más importantes en el desarrollo del jardín Zen. En el caso de un monje que diseña un jardín con el fin de alcanzar de la mejor manera la esencia, la cuestión está en simplificar, no en añadir, utilizando para ello materiales simples que expresen las cosas. La clave está, precisamente, en la piedra.”

*Fotografía del jardín del Templo Toufukuji, Kanagawa, Japón (http://www.sonofsoy.com/).

*Fuente de las palabras del monje Masuno: "El Jardín Japonés Moderno" por Michiko Rico Nose, ediciones Gamma, 2002.

Wednesday, January 02, 2008

Jardines de Contemplación


Hoy les escribo sobre los jardines de contemplación, jardines para meditación o relajación. Todo jardín implica en su esencia una relajación del espíritu, pero me quiero referir a uno en específico, considerado por muchos como la expresión visual absoluta del budismo zen, un koan visual, donde cada quién le da la interpretación que desee.

Se encuentra al noroeste de Kyoto, Japón, dentro de los límites del Templo del Dragón Pacífico (Ryoan-ji).

Se trata del famoso jardín seco o karesansui (sin presencia de agua), un seki-tei o jardín de rocas, plasmado en un rectángulo de 10m x 24m y formado por un plano horizontal de arena blanca, rastrillada, semejando un mar tranquilo, dentro del cual se encuentran 15 rocas inmersas, agrupadas o en solitario, algunas cubiertas con musgo verde.

“Sentémonos tranquilamente y contemplemos este hermoso jardín de piedras y arena” dice el folleto que entregan en la entrada. A pesar de ello, si no se llega temprano, hay pocas probabilidades de que esto ocurra, dadas las grandes mareas de turistas y escolares que lo atestan durante el horario de visitas.

Sin embargo, verlo, estar frente a él nos invita a la relajación pura, a la reflexión.

Declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1994, en su larga historia se cuenta que los terrenos donde se alberga fueron adquiridos por el Samurai Hosokawa Katsumoto en 1450, para dedicarlo a la enseñanza del Zen a través de la escuela Rinzai.

No se sabe a ciencia cierta quien fue su verdadero creador, cosa que algunos atribuyen al pintor paisajista Soami (1455-1525), aunque no hay pruebas fehacientes de ello. Tampoco se conoce el objeto de su creación, aunque salta a la vista el propósito de meditación.

Cuando lo ví por primera vez, en 1998, lo que me vino a la mente fue un mar tranquilo, dentro del cual emergían cinco islas hermosísimas.

Ahora se que también nos da la imagen de cinco montañas que emergen de las nubes y hay quien le atribuye la visión de una tigresa cruzando un río, seguida de sus cachorros.

Antes de sentarme a contemplarlo, alguien me preguntó sobre la cantidad de piedras que veía. Conté catorce y así se lo expresé. La persona me dijo que eran quince, y que una vez relajado mentalmente las volviera a contar; así lo hice y al finalizar volví a hacer la cuenta cuidadosamente y en efecto eran quince rocas en total.

Mis mejores deseos para ustedes y que toda la buena energía posible los rodee en sus buenos propósitos, planes y proyectos para el 2008 que ya comenzó.


*Koan es una especie de adivinanza con la que los Maestros Zen ayudaban a sus discípulos a cortar las ataduras de la lógica, y a percibir la realidad directamente.