En un mes ya
tendré un año viviendo en España. Casi que no me lo creo. Un año desde el día
en que aquella funcionaria en el Aeropuerto de Barajas me dijo, luego de sellar
mi pasaporte: “¡Bienvenido a España!”, con una amable
sonrisa.
Nunca podré
olvidar ese momento. Tampoco la sonrisa de mi hija, que me esperaba en las
afueras, ni el abrazo de mi esposa al llegar a la estación Sevilla Santa Justa,
un día después.
Han pasado
tantas cosas desde entonces. Me matriculé en la Universidad e hice una Maestría
de la cual tengo pendiente aún terminar la tesis. Volver a la Universidad me
permitió, entre otras cosas, aplacar la ansiedad que traía desde Caracas, con
todos los problemas de la pandemia. Pude al fin volver a pensar en cosas
académicas, en compartir un café con mis colegas de estudio, conocer personas
de diferentes países y formas de pensar, estudiar muchísimo y salir bien en los
exámenes, en fin, pude volver a ser yo mismo.
Ahora
trabajo, y esa es otra experiencia de vida. Aquí las cosas son diferentes a las
de América. No son mejores ni peores, simplemente son distintas y me ha tocado
aprender bastante. La receptividad de mis compañeros ha ayudado mucho en el
proceso, cosa que agradeceré siempre.
Terminar de
cursar las asignaturas del Máster coincidió con la obtención de mis documentos
de residencia, lo que me permitió comenzar la búsqueda de trabajo. Pensamos, mi
esposa y yo, que iba a ser largo el proceso, pero fue justo lo contrario. Me
decanté por un trabajo en la misma región donde vivo, Andalucía. Es grande esta
región, y la gente en general es muy agradable al trato. Como cosa curiosa, mi
tesis universitaria está ambientada en Cádiz y fue en esta misma ciudad donde
conseguí el trabajo. Y así fue como me vine atraído a vivir en Cádiz, donde estoy
durante la semana. No sé decir aún qué cosa me gusta más de esta ciudad. El mar
que la rodea, los edificios antiguos y bien cuidados que existen en ella, los
parques y plazas, la gente, la calidad de vida, la paz contagiosa, todo me
gusta de aquí.
Y así van
pasando los días y voy escribiendo esta historia bonita de vivir en España. En
poco tiempo ha marcado mi vida. Mi lienzo tiene ya unas pinceladas muy bonitas.
Disfruto mucho aquí, pasear por sus ciudades y pueblos, conocer gente nueva,
volver a entrar en librerías, aunque no esté leyendo como acostumbraba, aún.
Vamos paso a paso. Les seguiré contando. Los quiero.