Saturday, February 08, 2014

Matrimonio por interés...


Hola queridos amigos y amigas. Aún no he salido del atolladero en que estoy metido por culpa de mi trabajo, pero ahí vamos y creo que la semana que viene bajará la presión y la carga de trabajo.

Para aliviar el stress he recurrido a la lectura. Y aunque el cansancio me ha limitado un poco, es bastante lo que he podido leer.

Como es mi costumbre. No voy a quedarme sin compartir lo bueno que llega a mis manos. Hay varios, pero uno que resalta.


Se trata de un librito que compró mi esposa y que yo ya había visto en los anaqueles pero aún no había comprado. Bastó verlo en la casa para que me antojara. Y valió la pena. Son cuentos, varios cuentos, muy actuales, a pesar de haber sido escritos entre los años 20 y 50 del siglo pasado. ¿El autor? Mijail Zóschenko. ¿Y cómo se llama el libro? “Matrimonio por interés y otros relatos” (Acantilado, 2005). ¿De qué va? Pues son hechos cotidianos en los que el autor disimula sus críticas al régimen estalinista a través de la sátira. A pesar de haber transcurrido casi un siglo desde la escritura de estos relatos, los mismos gozan de una frescura y una actualidad increíble. Muy bien podrían funcionar de haber sido escritos en esta época. Y me he reído muchísimo leyéndolos. Los he disfrutado muchísimo. 

Todos, absolutamente todos son buenos. Y todos me han hecho reír a carcajadas. No sé si a esto ha ayudado la buenísima traducción al español de Ricardo San Vicente. Con sus “dale que te pego”, “mira tú por donde”, “la madre que te parió”, “qué paquetito ni niño tuerto” y otras genuinas expresiones españolas le ha puesto lo suyo a la comicidad del original para hacer de este un libro imprescindible para los que, como yo, buscan de algún modo evadir la cruel realidad a través de la lectura de relatos de ficción. Y como nota adicional o valor agregado, parafraseando el slogan de un programa cómico de la televisión venezolana: “¡Y se divertirán!”.

Saturday, February 01, 2014

Tiempo sin escribir...


Hola a todos. Tiempo sin escribir. Pero aquí voy de nuevo. La vorágine de los acontecimientos técnicos me tiene virtualmente secuestrado de las letras. Aunque me resisto a ello, y he seguido leyendo algunos libros en este frio mes de enero en Caracas.

Les cuento que, de vez en cuando, uno tiene que renovarse desde el punto de vista técnico, so pena de quedar fuera de carrera frente a una juventud cada vez más tecnológica que nos va empujando a quedar como simples asesores mientras ellos ejecutan todo el trabajo. Te consultan aspectos complicados como quien acude a un “help” o ayuda virtual de un programa: “¿Cómo hago cuando esto sucede?”, “¿Qué material utilizo en estos casos?”. Pero del resto permaneces en una especie de aislamiento del proceso que se efectúa, que en ingeniería conocemos como diseño. Y si te dejas, por falta de uso, te vas quedando postrado y sumido en la obsolescencia. Más aún cuando los programas o software poco a poco te van sustituyendo con un “help” más profundo y ambicioso, lo que va llevando a las nuevas generaciones a reducir sus consultas personales a la mínima expresión, hasta un punto en que sinceramente ya no eres necesario en el proceso de creación de la ingeniería.

Es la misma cadena que ocurre, por poner un ejemplo, en los bancos. Ahora cuando vas a las agencias bancarias (si es que no lo haces de forma electrónica vía internet, desde tu casa), ya no intercambias palabras con los cajeros. En muchas ni siquiera están presentes. Si quieres hacer un depósito o retiro de dinero encuentras disponibles los cajeros electrónicos, unos artefactos que pueden hacer cualquier transacción y están fabricados a prueba de torpes. Te van diciendo cada uno de los pasos del proceso de realización de, digamos, un depósito, con voz e imágenes incluidas. Nunca nada fue tan fácil. Y el material humano ya no hace falta. Es más, ya no está en los bancos. Ni que decir de las ensambladoras de autos y un sinfín  de procesos que ya están totalmente automatizados.

De manera tal que este año he decidido actualizarme en el manejo de todos los programas electrónicos relacionados con mi carrera de ingeniería. Gracias a Dios conozco el funcionamiento de algunos y el proceso es el mismo, solo que ahora son más amigables, están cargados de imágenes y tienen un banco de datos que uno jamás podría reunir (libros, normas de cálculo, detalles típicos, entre otros). Y en esas ando.


Me he prometido escribir más a partir de este mes así que ya les iré contando acerca de los maravillosos libros que he leído últimamente, los viajes, la cotidianidad y otras cosas. Gracias por permanecer. Los quiero mucho.